05/05/2024

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La magia de la danza: Cuando el oriente se une con el occidente - Por Julia Sun Su-ming

16/08/1981
Los críticos de la danza no cesaban de entusiasmarse. "Fantástico. . . . brillante .... un concierto extraordinario en todo sentido", exclamó la crítica del New York Times Anna Kisselgoff. "El comienzo de una cultura nueva" sostuvo Time Magazine. "Original, fuerte y poderoso." elogió Martha Graham. ¿A quien estaban ellos aplaudiendo? Pues a un grupo de danza procedente de un país conservador de Asia donde la mayoría del pueblo no tiene aún idea de qué es el ballet. El país es Taiwan, la República de China, y el grupo se titula La Compañía de Danza Cloud Cate (Puerta a las Nubes), el primero y único ballet profesional de la isla de Taiwan. El Cloud Cate acababa de concluir una gira turística por las 40 ciudades de los Estados Unidos y presentar lo que su fundador Lin Hwai-Min considera "una mezcla de movimientos del ballet moderno y la ópera de Pekín". Este viaje, en 1979, le había ofrecido a Lin la primera oportunidad para presentar fuera de Taiwan su nuevo estilo de danza. "Cuando empecé el Cloud Gate en el otoño de 1973," dice Lin, "acababa de regresar a Taipei de los Estados Unidos donde estudié con Martha Graham y Merce Cunningham. Entonces, me dí cuenta del gran vacío cultural que existía en Taiwan y la tremenda necesidad de dar una salida artística y un foro para dirigir a los compositores y bailarines jóvenes que no tenían manera de obtener el reconocimiento en nuestra sociedad." Al principio, Lin fue a los Estados Unidos con el fin de estudiar literatura y, de hecho, obtuvo el licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Iowa antes de empezar con el baile. "Realmente, había gastado más tiempo en el estudio de danza en Iowa que en la máquina de escribir." explica sonriendo. "Cuando comencé con el grupo, estaba occidentalizado. Era Joven y lleno de energía para crear una forma nueva del arte chino. Sin embargo, al principio, no podía, necesitaba más tiempo. Los espectadores no entendían lo que pretendía mostrar. No estaban interesados en el abstracto ballet occidental. Entonces me enteré que para llegar a ellos y también para descubrir mis sentimientos interiores, tenía que volver y sumergirme de nuevo en la cultura y la tradición china. Estaba tratando de importar algo occidental y, como otros chinos occidentalmente entrenados, intentaba acercar mi identidad desde una perspectiva extranjera. El resultado no era ni occidental ni chino. "Necesitaba descubrir mis propias raíces," continúa Lin. "y me acordaba de un viejo proverbio de Confucio que dice que si se olvida una ceremonia, hay que buscarla fuera en el campo, entre los campesinos. Nuestro material para Cloud Gate tiene su orígen en este refrán. Queríamos una cosa real y no una imitación. Por eso nos dirigimos a las áreas rurales de Taiwan." En el campo de Taiwan, Lin descubrió que la cultura china era una manera íntegral de la vida y no sólo una muestra de museo o un tema de conversación nostálgica. "Muchos de mis contemporáneos, quienes abrazaban todo lo occidental durante los años 50 y 60, se sienten desconcertados por la vida rural de Taiwan. Consideran que las gentes del pueblo son supersticiosas y atrasadas. Pero para mí, ellos son, trabajadores sencillos, honestos y aplicados que han mantenido viva la cultura china. Por consiguienté, empezamos a tomar nuestra inspiración de nuestras propias leyendas y erudición. Presentamos actuaciones líricas con mensajes heróicos y sacamos las materias primas y el sabor de nuestras danzas de los orígenes de nuestra cultura. Es, entonces, cuando tenemos realmente espectadores." "No quiero considerarme como un artista sino como un trabajador social," expresa Lin, "Mi objetivo es convertir a nuestro grupo tanto en una parte de la vida de nuestro pueblo como lo fue una vez su ópera. Si has visto algunas veces la ópera taiwanesa presentada en un templo de un pueblo pequeño, entenderás por lo que estamos luchando. Existe un elemento de autenticidad allí. Ellos presentan una actuación honesta y orgánica que eleva no solamente a los espectadores sino también a los actores. Todo el mundo se divierte." Debido a su énfasis en ser un grupo del "pueblo". Lin con frecuencia concede actuaciones gratis en pueblos pequeños y barrios pobres. Allí en estos lugares es donde tiene sus admiradores y seguidores, sobre todo entre los jóvenes. En pueblos de veinte o treinta mil personas, tanto como casi seis mil personas salen a ver su actuación, y luego aplauden pidiendo la repetición. En una ciudad del sur, más de diez mil personas aparecieron bajo la lluvia a cántaros para animarle. El Cloud Gate esta compuesto de veinte profesionales a quienes entrenó Lin personalmente mediante un horario agotador. "Mis hijos", así llama a su grupo, "son de casas de campesinos y pescadores, es decir la gente buena del pueblo." Lin entrena su compañía durante 10 horas diarias, y sus lecciones incluyen efectivamente el ir a las afueras para sentir y experimentar los movimientos y procurar desarrollarlos. En un viaje reciente al sur, por ejemplo, ordenó parar el autobus a lo largo de la costa donde en medio de las rocas y olas, mandó a los bailarines que formasen una línea. Bajo la lluvia, con sus manos levantadas hacia arriba, avanzaron por entre las piedras, lo cual fue su "lección" para experimentar el terreno áspero y escabroso y conocer el poder de la cooperación requerida para los pioneros que llegaron a Taiwan. La consecuencia fue convertirlo en una parte de la última creación de Lin "El legado", una danza que tomó a la nación por asalto. Esta lección de la costa fué sólo una de las muchas que utiliza Lin. Cuando "El legado" estaba en su escenario formativo, Lin llevaba al grupo al río Hsintien todos los domingos cargando piedras pesadas, y luego los hacía lanzar las rocas y cantar para así penetrar en los sufrimientos de los primeros establecedores. De este modo, los bailarines eran capaces de mezclar sus sentimientos actuales del momento con el ritmo de la danza, en vez de tratar únicamente de imitar. Así que sus movimientos son más naturales y ordinarios que estilizados y mecanizados. Cuando vino Martha Graham a Taipei en 1974, ella, por supuesto, fue a apreciar la actuación de su alumno. Después de contemplar la representación del Cloud Gate, comentó a los periodistas locales que "ellos eran los mejores bailarines que había visto fuera de los Estados Unidos." Y cuando por sugestión de Martha Graham, el Cloud Gate viajó por Asia -bailando en Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Filipinas- los críticos de la danza no dejaban de entusiasmarse. Los espectadores estaban fascinados por la original combinación de Lin Hwai-min quien une la técnica de la danza moderna y clásica de China con las acrobacias. "Sensacional" escribió el diario Sing Tao de Hong Kong. "Vivo y movido; pertenece mucho a esta época. Usa idiomas modernos para captar la esencia de un pueblo asíatico" resonó The Singapore New Nation. Y, en Tokyo, Sankei Shinbum exclamó: "La más significante compañía de danza que visitó Japón en los recientes meses .... un tour de force para el Sr. Lin." Sin embargo, quizás, entre todas las críticas escritas en el Oriente o el Occidente, la que hace el mejor resumen es la de un periódico pequeño de un pueblo de los Estados Unidos -The Willington News-: "La Compañía de Danza Cloud Gate, donde el oriente se encuentra con el occidente .... lo mejor de ambos mundos."

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