29/04/2024

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Flores a pedir de boca

26/10/1992
Muy pocos dirán que han comido flores, pero estos mismos se alegran de tener coliflores cocidas o una vianda condimentada con azafrán para el primer plato de una comida común en casa. Tampoco se extrañarían de tener que comer un bocado de alcachofas o brécoles.

Sí, a menudo aquello que comemos sin darnos cuenta ni pensar mucho ... son flores.

Para los taiwaneses, degustar flores es una antigua costumbre china que está renaciendo con características novedosas.

Están volviendo a apreciar su valor, no ya utilizando la vista, el olfato o el tacto, sino deleitándose en una ensalada y otras meriendas preparadas con los más variados capullos.

En efecto, son muchísimas las corolas y cálices comestibles, aunque esto parezca muy raro a algunos.

De hecho, los más famosos hoteles de Taipei ya están presentando un verdadero mosaico de colores a sus clientes con la nueva línea de alimentos preparados en base a botones de flores.

Novedades florales

En un festín, usted podría encontrarse sentado ante una mesa con ensalada de lotos, sopa de rosas o crisantemos fritos, quizás filete de pescado con magnolias, albóndigas de langostinos con alelíes y calamares al jazmín.

Los chefs afirman que la mayor parte de los capullos utilizados son importados y han sido obtenidos de plantas criadas mediante cultivo hidropónico, es decir en el agua, y alimentadas con jugos nutrientes. Además, han sido preparados con azúcar para dejarles más sabrosos.

Las coronas y cálices aportan gran colorido a los platos, haciéndolos más atractivos a los ojos. La suave fragancia aumenta la riqueza aromática de las comidas, despertando el apetito de los presentes.Antes, las flores en los restaurantes eran sólo un adorno para el ambiente. Un par de pequeños botones y bastaba. Se habría extrañado muchísimo el garzón si nos hubiera visto comiendo las flores que ponían en una botellita en el centro de la mesa.

Actualmente, los fanáticos de este estilo de cocina hacen todo lo posible por promoverlo. Incluso han organizado exhibiciones culinarias, en las que la gente va aprendiendo a degustar estos bocados delicados y nutritivos.

Se ha dicho que los taiwaneses comen mucho pescado y carnes. Por eso, los platos floríferos se consideran una buena alternativa para una dieta equilibrada.

Si usted desea aventurarse por los jardines de este arte culinario, hágalo con la seguridad de que podrá presentar una variedad de comidas de gran valor alimenticio cuyo impresionante color dará vida a su mesa.

Hay un libro de cocina que contiene más de cien recetas para preparar los más variados entremeses y platos de fondo en base a los pétalos comunes en todas partes.

Sin embargo, al momento de cocinarlos, sólo la propia imaginación es el verdadero límite.

Pero, cuidado, los entendidos previenen que no todas las flores o las partes de ellas son comestibles.

Ciertas plantas, raíces u hojas pueden resultar dañinas. Es el caso de la adelfa rastrera y la poinsettia o corona del inca, que llevan veneno en sus pétalos.

Pasteles perfumados

Entre las recetas de comidas mejor conocidas están las en base a lilas, lirios llamados "flor de la aguja de oro", las amarillas corolas de la calabaza, tulipanes, flores del algodonero, llantén, pensamientos y caléndulas.

Cultive en su propio jardín las flores que usará al cocinar para estar seguro de que las tendrá sanas y sin pesticidas. Así podrán ser comidas tranquilamente, recomiendan los expertos.

Aconsejan, también, que sean lavadas prolijamente antes de cocinar. Como se descoloran y se echan a perder muy rápido, en sus recetas sólo emplee las más frescas. Los capullos tiernos se reconocen por tener sus pétalos gruesos y firmes. Si están delgados y blandos, quiere decir que ya están rancios.

Advierten que nunca use condimentos muy picantes o ajo, por ejemplo, porque deterioran la delicada fragancia de las corolas y cálices, que debe brotar en su estado simple y natural.

También puede usar flores para hacer postres. Una conocida pastelería de Taipei fue la pionera en la preparación de pasteles de rosas, magnolias y osmantos. El éxito alcanzado con los pasteles florales animó a sus dueños para aventurarse en otra línea de la repostería: Los helados de rosa, para dar en el gusto a los amantes de esta modalidad, deseosos de diversidad.

En China continental es muy popular la sopa con flores de calabaza y las tartaletas de wistaria.

Las 24 tribus de las minorías, que viven en las montañas de la provincia de Yunnan, también han alcanzado renombre por su cocina floral que se prolonga desde varios cientos de años.

Peonías y azaleas aparecen comúnmente en las recetas de la comida de esa provincia. Azaleas fritas con huevos de codorniz, azalea con sopa de huevos y patas o manitas de cerdo con peonías, están entre los más sabrosos platos de su cocina.

Las azaleas secas son servidas generalmente fuera de estación, pero también son exportadas a Japón para satisfacer el hambre de entradas económicas de Yunnan.

Comida con historia

En Oriente, los platos floríferos también aparecieron en Japón y en Occidente, se les halló en París. La respuesta al misterio de quién se comió los primeros pétalos, quizá no se llegue nunca a saber. Pero los chinos tienen entre sus más antiguos escritos una mención a sus usos culinarios que guarda relación con este dato.

El Libro de las Odas, compuesto en la Dinastía Chou (1122-255 a.C.) y uno de los más antiguos del mundo, en uno de sus poemas relata que los chinos de esas épocas
recolectaban a comienzos del otoño un botón muy aromático para condimentar sus comidas.

Aparte del sabroso placer de degustar un perfumado alimento, los antiguos chinos creían que las flores tenían poderes curativos y podían prolongar la vida. Muchas de ellas están aún muy bien catalogadas en la medicina china, y se la utiliza con profusión.

Actualmente en Taiwan los floricultores saben que no sólo producen para deleitar la vista, sino también para los paladares. Por eso se afanan en desarrollar su técnica de cultivo.

El resultado del esmero de aquellos es transportado a Taipei y llega a las tres y media de la madrugada al Mercado de Flores Pinchiang, centro de ventas al mayoreo. A esa hora, un grupo formado por comerciantes del ramo se congrega y compra la cosecha de los 1.400 productores de toda la isla.

Dos horas y media después, cada uno de los presentes ha transado más de 600 dólares estadounidenses en flores, cotizándose algunas variedades a un promedio de cuatro dólares las doce unidades.

De allí serán repartidas a todos los puestos de venta y llevadas por las amas de casas a los hogares. Y quién sabe cuántos pétalos terminarán formando parte de algún delicioso bocadillo degustado en familia.

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