09/05/2024

Taiwan Today

Noticias de Taiwán

"La vida comienza a los 70": La abuela que resolvió hacerse artista

16/09/1981
En los últunos años, muchos artistas que se han formado a sí mismos han alcanzdo prominencia en la República de China. Su estilo espontáneo y primitivo ha atraído la atención y el elogio de todos los sectores del mundo del arte. Quizás, el ejemplo más remarcable sea el de Wu Lee Yu-ke, una señora de 82 años de edad que sólo se dedicó a la pintura al alcanzar los 60. Antes, Wu se ganaba la vida mediante labores de costura. Su interés por la pintura surgió cuando trató de persuadir a su hijo a emprender esa carrera. Durante los últimos 20 años, Wu ha realizado 1.000 obras, y ha sido invitada a celebrar exposiciones tanto en Taiwan como en el extranjero. Según un viejo refrán chino, la vida comienza a los 70. La gente mayor utiliza la experiencia que ha adquirido a lo largo de toda su vida para crearse un nuevo mundo. La ausencia de formación académica da a las obras de estos artistas una honestidad y sencillez que refresca el alma del espectador. Las pinturas de la abuelita Wu muestran su instinto maternal. En su colorido mundo, las flores siempre están florecientes y los frutos son siempre dulces. Los niños cogen las frutas libremente y se sientan sobre los troncos de los árboles para comerlas hasta hartarse. Las gallinas con sus polluelos parecen intercambiar saludos, y los rebaños de búfalos avanzan en una forma amigable. Todos los temas de sus pinturas están llenos de color -árboles, frutas, cosechas, gallinas, patos, ganado, cabras, caballos y sus crías, e incluso las nubes. Con su cabello plateado y su arrugada piel marrón, Wu es el compendio de todas las abuelas. Habla poco; pero constantemente sonríe y le gusta llevar un ramo de jazmín en su pelo. Su rutina diaria contrasta marcadamente con la agitación de su mundo artístico. Nacida al final de la dinastía Manchú en un pequeño pueblo de la provincia de Fukien, Wu era una típica mujer china, que de niña fue confinada a su hogar y a las labores de costura. Su habilidad y el hecho de que su familia poseía una hilandería y una tintorería, hizo que se convirtiera en una celebridad en las inmediaciones. La abuelita Wu pasó más tarde sus técnicas de costura a sus seis hijas. Su marido falleció cuando el hijo menor contaba cinco años, y para hacer llegar el dinero tuvo que hacer diversos trabajos en el campo. Tras la caída del continente chino en manos comunistas, se trasladó a Taiwan, pero desafortunadamente sólo pudo traer consigo su hijo menor. Aunque sus labores de costura y la confección de chaquetas de algodón sólo les permitían una vida muy exigua, Wu continuaba animando a su hijo a aprender pintura moderna. Incluso cuando sus vecinas se burlaban y señalaban el dinero que ganaban sus hijos, Wu permanecía aferrada a sus ideales. Su hijo, Wu Chao-hsien, recordó: "Sólo le preocupaba el que creciera en un ambiente sano y alegre, y que viviera conforme a mis ideales e intereses." Cuando su hijo encontró un trabajo como decorador de escenarios de un grupo teatral, la fortuna de la familia mejoró. Un día, cuando regresó de su trabajo encontró a su madre pintando con los pinceles que había dejado en casa. Al observar atentamente las vigorosas líneas y los exuberantes colores, imágenes de su pueblo natal vinieron a su mente. Comenzó a percatarse de la nostalgia que sentía su madre y le compró papel y pinturas. Desde que Wu dejó sus labores de costura para tomar los pinceles han transcurrido muy rápidamente 20 añoso La abuelita Wu es una ferviente creyente del concepto del aprendizaje en edades avanzadas. A los 70 años, por ejemplo, aprendió el arte de hacer punto. Para ampliar su carrera como artista, ha probado toda clase de medios, como el lápiz, la acuarela, el óleo y la tinta. Sus obras han aumentado también de tamaño. Hace dos años completó una pintura de 914 cm. de largo por 100 de alto, que tituló "Jardín de la Vida." Esta obra panorámica ganó gran aclamación al ser exhibida en el Japón y Alemania Occidental. Hoy, coleccionistas de sus obras se encuentran en diversos países del extranjero, incluyendo el Japón, los EE.UU., Francia, Suiza y Holanda. Aunque le agradan las visitas de sus amigos de los círculos literarios y artísticos; se siente particularmente contenta en recibir, de tiempo en tiempo, al grupo de amigas que junto con ella vinieron a Taiwan en 1949 desde su pueblo natal. Con su fuerte acento, estas ancianas siempre muestran su admiración por la forma en que las obras de Wu evocan el espíritu de su viejo pueblo. Una de ellas admitió: "Estoy pensando persuadir a mi hija a que me compre pinturas y lienzos para seguir el ejemplo de la abuelita WU. Es realmente fascinante."

Popular

Más reciente