03/05/2024

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El palacio de los tesoros chinos

26/10/1981
El Museo Nacional de Palacio, en Taipei, es el depositario de los más valiosos tesoros chinos de todos los tiempos. ¿Cómo pudieron protegerse de los estragos de las invasiones y las guerras las miles de obras de arte que hoy se exhiben? ¿Y cómo pudieron trasladarse a Taiwan desde China Cominental? Esta es la increíble pero fascinante historia de uno de los lugares más visitados y discutidos del mundo.

Por Julia Sun Su-ming

"¿Es este el museo más grande de toda Asia... ?"

El funcionario del Museo Nacional de Taipei se mostró confundido con mi pregunta y, entonces, respondió: "No", y cortésmente me corrigió: "es el mejor museo chino del mundo".

Es muy posible que tenga razón. La colección del museo, compuesta de raros e inapreciables tesoros, representa los más notables objetos de arte producidos por los maestros de China a través de los siglos. El valor de las reliquias es inestimable, pero, en el caso Improbable de que fuera ofrecida a la venta, podría alcanzar cientos de millones, tal vez hasta billones, de dólares estadounidenses.

La colección es tal que ha superado su albergue. (Mientras escribo esta nota,) hay pendiente anuncio relacionado con la construcción de un nuevo edificio a un costo de US$14 millones para habilitar al museo con un 30 por ciento más de espacio para exhibición. Esto sigue a dos ampliaciones ya realizadas desde que el museo fue inaugurado en 1965.

Esperando que el nuevo edificio se inicie a finales del año, las autoridades del museo informan que el mismo será utilizado como "bodega" artística y para las oficinas administrativas, lo cual hará posible utilizar la primera planta del edificio principal del museo que, hasta ahora, ha estado ocupada por oficinas.

Es posible que después de la terminación, "dentro de dos o tres años, podamos tener aperturas nocturnas." dice Richard C. T. Wang el conservador "Con el espacio nuevo, sin duda, tendremos que emplear más personal y necesitaremos empleados para horas extras." En la actualidad, el museo tiene 237 empleados.

El año pasado, el museo contó con 1.737.000 visitantes o sea casi 5.000 personas diarias. Según la historia de quince años del museo, más de 16.500.000 personas han admirado los más ricos tesoros del arte chino guardados bajo este techo.

Unos dos tercios de los 3.000 objetos eran exhibidos en forma casi permanente, explica Wang, añadiendo que "la cifra frecuentemente citada de 6.000 era equivocada." Las pinturas, a diferencia del jade o el bronce, porcelana o marfil, son sensibles a la luz y la exposición, por eso se cambia cada tres meses.

En el caso de tener que escoger alguna colección artística como la mejor del museo, entonces tendría que señalar el grupo de las pinturas chinas que tienen más de 1.000 años de historia.

"Lo mejor de China está en Taiwan"

Es de anotar que funcionarios del Museo de Pekín revelaron recientemente que "los mejores artículos antiguos de China están en Taiwan." Las exhibiciones especiales son una característica regular y notable del museo de Taipei. Por ejemplo, desde enero pasado, se puede ver una exposición original de porcelana del emperador de la Dinastía Ming, Hsuan-Te. No obstante hay una diferencia interesante: Las imitaciones de artículos de Hsuan-Te, procedentes de las épocas Ming o Ching fueron expuestos al lado de las piezas realmente valiosas de Hsuan-Te, dando a los visitantes la oportunidad de comprobar su buen ojo comparando y juzgando la autenticidad de las implementos.

Ha sido esta solamente la segunda vez que las imitaciones se exhibieron al lado de los originales en el museo de Taipei, ya que, como manifiesta el conservador." Los museos no hacen esto con frecuencia, porque su deber es mostrar las piezas auténticas." Hace pocos años, en Londres, un vaso grande de color azul y blanco fue vendido en un millon de dólares americanos y el museo de Taipei, actualmente, está exhibiendo uno semejante. Hsuan-Te era el quinto Emperador de la dinastía Ming y durante su reinado, China entró en un período próspero del desarrollo pacífico llamado la Edad Dorada de Ming. También, durante su reinado, los hornos imperiales en Ching Teh Chen, en China central, aumentaron de 23 a 58; tan grande era la demanda de porcelana durante esta época.

El museo de Taipei ha llegado a ser bien conocido por sus extraordinarias exposiciones. Una muestra de 1.200 piezas raras de las dinastías Sung y Yuan de hace 600 a 1.000 años, por ejemplo, atrajeron a especialistas en porcelana de todas partes del mundo. "El número de piezas dispuestas era más grande que todas las porcelanas Sung y Yuan conservadas en el resto del mundo." Manifiesta un funcionario del museo.

Los chinos atribuyen el origen de sus museos al siglo XI. Sin embargo, estos eran para los nobles, hasta octubre de 1925, cuando se estableció el primer museo público en China. Fue cuando la última corte de Manchuria se vio obligada a abandonar la Ciudad Prohibida. Una colección valiosa, originaria del siglo XII se reveló por primera vez al pueblo chino y el resto del mundo.

El traslado de miles de tesoros

Esa primitiva muestra pública en Pekín, no estaba destinada a tener una larga vida; sin embargo, para evitar que los tesoros cayeran en manos de los invasores japoneses, el empleado del museo empacó las mejores piezas y las envió a Nanking en 1931, donde se creía que estarían seguras. Quince mil cajas fueron despachadas y cada una contenía miles de objetos raros, pinturas, figurillas, cerámicas y porcelanas, jade arcaico y nuevo, caligrafías, objetos rituales de budismo, artículos de cloisonne esmaltado huesos de oráculo, y hasta los juegos privados de los emperadores Ching.

Las fuerzas japonesas continuaron hacia el sur, pero precisamente cuando llegaron a Nanking, 13.700 cajas de tesoros fueron trasladadas frenéticamente por tren y luego por coche a Hanchow. A pesar de la gran hazaña de haber transportado la carga preciosa a lo largo del escabroso camino lleno de refugiados, y también de la falta de guardias y el hundimiento del barco, nada valioso se perdió o se destruyó.

Durante los años de guerra, los tesoros fueron escondidos en cuevas, casas antiguas y templos de las provincias de Szechuan y Kueichou y cuando terminó el conflicto, fueron devueltos a Nanking donde no permanecieron por mucho tiempo a causa de la amenaza de la guerra civil. Mucho antés de la caída de Nanking, un funcionario inteligente escogió la flor y nata de la colección y secretamente cargó 4.800 cajas en un barco. El transporte se realizó a primeras horas de la madrugada y continuó por tres semanas seguidas. Luego dos barcos, uno de ellos comercial, navegaron hacia Taiwan, llevando los tesoros.

Se calcula que la colección que llegó a Taiwan contenía 65.811 piezas de arte, las cuales incluyen 4.021 pinturas. El Museo Nacional de Palacio está buscando todavía las antigüedades de gran valor y "ahora debemos tener más de 10.000 tales adquisiciones." Juzga el señor Wang. Por ejemplo, después de la muerte del General Ma Hung-kuei, su viuda regaló numerosas tabletas de jade sin par que habían sido desenterradas en 1928 y obsequiadas al militar. Esas tabletas, usadas en los ritos de sacrificios hace 1.200 años son únicas, ningún ejemplar de su estilo ha sido descubierto posteriomente.

Un regalo inesperado

A principios de 1981, el museo fue el receptor agraciado de un regalo inesperado: la colección de toda una vida de libros raros donados, por un viejo bibliófilo quien alquiló dos barcos para transportar su colección de Shanghai a Keelung hace más de 30 años. Un barco se hundió pero 1.169 volúmenes (cerca de 90 títulos o juegos) se salvaron incluyendo 32 de las primeras ediciones de la Dinastía Sung de hace 1.120 años.

En vez de dar estas colecciones de libros a sus hijos, quienes se refugiaron en los Estados Unidos, el coleccionista regaló su biblioteca completa al Museo Nacional de Palacio que se consideró a sí mismo como el más afortunado. "Los libros han sido uno de nuestros puntos débiles," expresó francamente uno de los funcionarios del museo. Menos de un mes después de que las raras ediciones cambiaron de dueño, el donador falleció.

La triste historia de la porcelana Ju

El museo posee también 23 piezas de una porcelana preciosa conocida como Ju. Fueron hechas por el emperador Hui Tsung de la Dinastía Sung hace más de 800 años. Se cree que existen en el mundo menos de 40 piezas parecidas. Los productos de Ju son de azul brillante, un color extraordinario para la porcelana china. Un relato explica cómo llegó a ser producido y por qué quedaron tan pocas piezas como estas: El Emperador Hui Tsung ya estaba en su edad avanzada cuando la Emperatriz quedó embarazada por primera vez. En el banquete en honor del futuro nacimiento del vástago imperial, miles de platos fueron pedidos de los hornos del emperador. Cuando le preguntaron qué color preferiría, el Emperador contestó: "Como el del cielo después de llover."

Muchas piedras semipreciosas, tales como el ágata, fueron pulverizadas para producir este color raro. Desgraciadamente, la Emperatriz sufrió un aborto y el Emperador, triste, mandó destruir todas las porcelanas del color azul especial, puesto que ellas representaban su mala suerte. El desobedecer al edicto imperial significaba la muerte inmediata, por lo tanto, casi todas las porcelanas de Ju fueron destruídas. De no haber sido por un oficial de la Corte que recogió en secreto algunas piezas y las enterró debajo de su casa, los objetos de Ju habrían desaparecido del mundo.

Esta es la historia melancólica pero interesante sobre los productos de Ju. Algunos expertos del museo la creen mientras otros no. Pero no sólo por esto, sino por todo lo que encierra, el Museo Nacional de Palacio puede ser considerado -y lo es- comó único en el mundo. Un lugar para nunca olvidar.

(Adaptación de un artículo de Joseph J. Nerbonne)

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