Taiwan Today

20 años pintando y mejorando su estilo a cada pincelada, son la mejor garantía para Chin Che-fu, considerado con sobrada razón uno de los mejores artistas de la República de China. Natural de Shantung, en el Continente, ha llevado a través de su época una vida austera, apartándose de la romántica y bohemia existencia usualmente asociada a las gentes dedicadas al arte. Pero, lo principal de todo, no es esto, por supuesto. Lo que hay que decir es que Chin es el creador de un estilo en el cual se mezcla lo oriental para dar paso a las formas occidentales en sus cuadros. El sostiene, sin embargo, que no tiene ningún estilo en particular y que, perfectamente, puede ir del retrato a la forma abstracta, pasando por el impresionismo. Y, no. Hay que contradecir su parecer para afirmar, sin ambages, que Chin tiene una visión distinta dentro de la pintura y para el arte en general. Prueba de ello es que las ventas de sus telas se elevan en forma notoria, a cada día que pasa, en el ámbito occidental. Su técnica ha alcanzado ese nivel que todos los artistas aspiran, desenvolviéndose en un grato ambiente donde aparece el carácter latino mezclado con el chino y hasta el vikingo. Por ejemplo: si pinta un cuadro de una calle parisiense, no habrá francés que no se sorprenda al saber que tal obra fue hecha por un chino ("es que los chinos pintan diferente", dirá el observador), y si se trata de un amanecer sobre el puente de Londres, no habrá inglés que no vea retratada allí su ciudad, como siempre la imaginó y concibió para sí mismo (y se preguntará, asombrado: "raro que la haya hecho un chino, no?"). Así, con ingenio, amistad, buenos contactos internacionales y contagiante audacia, Chin ha montado varias exposiciones de rango mundial, que más que eso parecen una verdadera moraleja. Y es que él mismo lo sostiene: "El éxito alcanzado por un artista hace adquirir al término "pintura" su más auténtico significado: obra, trabajo". Tiene razón Chin. En esta frase está planteada la responsabilidad, la complejidad y riesgo que envuelve toda relación con la cultura. De ahí, posiblemente, su triunfo ante el mundo.