03/05/2024

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Regreso del "HAI KUNG"

06/04/1977
Después de escribir una nueva y gloriosa página en la historia de la navegación china de ultramar, el buque pesquero y laboratorio "Hai Kung" regresó al puerto de Keelung el 26 de marzo. Fue esta la primera nave construida en China y desplegando el pabellón chino que se aventuró por las peligrosas aguas del mar Antártico, realizando allí tareas pesqueras y de estudios marítimos. Las dimensiones y características del "Hai Kung" despertaron serias dudas en algunos experimentados navegantes de aquellas regiones, cuando la nave china llegó a Ciudad del Cabo, en Africa del Sur, en la primer etapa del largo viaje iniciado en Keelung el 2 de diciembre del año pasado. Con 56,6 metros de largo y 9,1 de ancho, el "Hai Kung" desplaza 711 toneladas. Su tripulación de 24 oficiales y marineros capitaneados por Chen Chang-chiang, fue cuidadosamente seleccionada. Pero ninguno de ellos tenía experiencia de navegación en aquellas regiones. Viajaron también con el "Hai Kung" 10 científicos de varias especializaciones que debían conducir los estudios y la pesca, y proceder al análisis y elaboración de los camarones del Antártico, que eran el fin principal de la expedición. Tres periodistas se unieron a la misma. Después de una navegación por momentos azarosa, desde la ciudad africana, el "Hai Kung" llegó a la zona elegida para operar, vecina a la Tierra de Enderby, y comenzó la pesca el 19 de enero. En 20 días de trabajo se pescaron 135,8 toneladas del pequeño camarón de las aguas antárticas. Otras especies marítimas aumentaron la colección de los hombres de ciencias. Ordenes recibidas de la Oficina de Estudios Marítimos, dependiente del gobierno provincial de Taiwan, obligaron a la tripulación a abandonar el plan original de desembarcar en el polo sur para plantar allí la Bandera Nacional. Las autoridades provinciales juzgaron que los riesgos serían excesivos. El "Hai Kung" completó su viaje de casi cuatro meses sin el menor inconveniente; alguna sección de los laboratorios sufrió desperfectos, pero las tareas fundamentales se realizaron con normalidad. La tripulación también surgió con laureles de la dura prueba. Sólo un marinero sufrió un golpe durante una tormenta, pero sin consecuencias de importancia. Los miembros del equipo científico y los periodistas han regresado con grandes loas para los tripulantes, y especialmente para el capitán Chen Chang-chiang. En las dos regiones tempestuosas que era necesario atravesar para llegar a la zona de operaciones, Chen no sólo se mantuvo constantemente en el puente de mando, sin permitirse descanso, sino también calmó los temores de los viajeros ajenos al quehacer marítimo, quienes por momentos no las tenían todas consigo. Bajo la firme mano del capitán, la nave pasó con toda calma entre los numerosos icebergs. También el cocinero Lai Yun-kai ha recibido elogios especiales. No sólo ofreció un menú variado y apetitoso; durante el período de pesca recibió la penosa noticia de que su esposa había sido hospitalizada con una afeción cancerosa. De regreso a Ciudad del Cabo se le ofreció la oportunidad de regresar antes por avión; pero era el único cocinero capaz de alimentar a todos los viajeros, y sacrificó sus sentimientos personales haciendo el viaje de regreso con el "Hai Kung". La llegada a Keelung dió lugar a una recepción entusiasta y emocionada y se han seguido varias funciones y ceremonias en honor de los tripulantes y demás integrantes de la expedición. Todos los materiales reunidos son objeto de estudio y en estos días se pondrá a la venta buena parte de la pesca, para ver si el público acepta los camarones como comestibles. Los pequeños crustáceos son muy ricos en proteína y su enorme abundancia en las aguas antárticas abriría un nuevo campo de pesca en este mundo tan desarticulado con los reclamos de 200 millas de jurisicción nacional por más y más países.

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