06/05/2024

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Tao Pu Shih I: Uno No Se Apropia Lo Encontrado en la Calle

06/04/1977
Durante el reinado de Ting Kung en el Reino de Lu, Confucio ocupó varias posiciones de importancia. Después de ser magistrado de un pueblo, pasó a ser justicia mayor y primer ministro del reino. El pueblo de Lu gozó entonces de un período de felicidad. Al poco tiempo del gobierno de Confucio, reinó gran estabilidad política y un alto nivel moral se extendió en todo el pueblo. Los comerciantes vendían sus mercaderías a precio justo, aunque eso disminuyera sus ganancias. Hasta los carniceros eran cuidadosos al pesar la carne que vendían, y hasta daban un poco más. La gente caminaba en las calles en forma ordenada, y si alguien tenía prisa y debía pasar a otro, lo hacía sólo después de presentar sus excusas con toda cortesía. Si alguien olvidaba algo o se la caía alguna cosa en las calles o lugares públicas, siempre las recobraba. Porque nadie tomaba para si lo que no le pertenecía. No se habían introducido leyes nuevas. El ejemplo de Confucio inspiraba a todos. No eran necesarios castigos. Y de reinos vecinos muchos venían a Lu para admirar la paz y tranquilidad del reino. Pero reyes vecinos comenzaron a intranquilizarse ante el buen nombre de Lu y la atracción que ejercía sobre mucha gente importante. El Rey de Chi decidió destruir la obra de Confucio. Eligió 80 bellas jóvenes destacadas en el canto y la danza, y 30 espléndidos caballos muy bien adiestrados, y presentó ese obsequio al Rey Ting Kung. Sabía que si este lo aceptaba incurriría en el disgusto de Confucio, quien aborrecía la disipación. Ting Kung no se atrevió a permitir que las jóvenes y los caballos entraran a la capital, pero aceptó el obsequio del Rey de Chi, mandando que quedaran fuera de los muros de la ciudad. Inducido por sus eunucos y cortesanos, fue furtivamente a gozar de la música y danzas de las doncellas y del espectáculo de los caballos, y por tres días no regresó a la corte. Uno de los discípulos de Confucio Urgió al Maestro a abandonar a ese rey disoluto, pero él prefirió dar oportunidad al rey para enmendarse. Sin embargo, eso no ocurrió, y Confucio se fue del Reino de Lu. En poco tiempo, se echó al olvido el hábito de no apropiarse lo encontrado en la calle. El dicho "Tao Pu Shih I" se usa cuando se quiere elogiar el sentido moral de una persona o del pueblo de una región. Con frecuencia se añade "Yeh Pu Pi Hu" que significa "las puertas no se cierran por la noche", indicando el mismo hábito virtuoso de respeto y responsabilidad moral.

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