29/04/2024

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Chao San Mu Ssu: Tres por la Mañana, Cuatro por la Noche

26/07/1977
Cuando se dejaba ver en la calle, los muchachuelos lo seguían cantando "Hombre Mono, Hombre Mono". El se volvía con una fiera mirada, y los chicos escapaban en todas direcciones, como hojas llevadas por el viento. En verdad, no le molestaba que lo llamaran así, pero aborrecía que se burlaran de él. Prefería sus monos a la compañía de los hombres, porque aquellos lo respetaban y le tenían confianza, mientras los hombres, y no sólo los chiquillos, lo perseguían y atormentaban. Salía a la calle por la única razón que necesitaba comprar provisiones; fuera de eso, prefería la compañía de sus monos. Había sido hijo único de una familia acomodada. Su afición a los monos absorbió toda su atención desde jóven. Quedó soltero y descuidó la administración de su fortuna. Con la muerte de sus padres, los monos ocuparon la casa. Sus sirvientes se fueron uno a uno, y él se encontró rodeado de sus monos y desvinculado de todo ser humano. El apodo de "Hombre Mono", que se hizo general en su pueblo, tuvo major justificación con el correr de los años; sus piernas se combaron, su dorso se inclinó hacia adelante, dando a su andar el porte de los simios, y hasta su rostro adquirió una expresión particular, con un interrogante perpétuo en su mirada. Los demás pensaban de él como un solitario, pero en realidad él no se sentía solo; conversaba con los monos y hasta podía de vez en cuando compartir un chiste con ellos. Así pasó los años dilapidando su fortuna hasta que un día descubrió que le sería necesario disminuir los gastos para no quedar sin nada a corto plazo. Quizó discutir el problema financiero con los monos, pero encontró que no conocía tales términos en su lenguaje simiesco. Sin embargo, una cosa era clara; le quedaban cuatro sacos de nueces que deberían durar hasta después del invierno. Resolvió pasar por alto la discusión e informar a los monos de cómo se proponía resolver la cuestión. Sin preámbulos les dijo que desde el día siguiente reduciría la ración de nueces. "Oooo? "; los monos, desagradados, pidieron que se explicara. "Les daré tres nueces por la mañana y cuatro por la noche", dije él, procurando dar un tono persuasivo a sus palabras. "Uuuuu!" chillaron los monos al unísono, mostrandole los dientes con ira. "Bueno, bueno", continuó el con su mejor sonrisa;" si no les gusta, les daré cuatro nueces por la mañana y tres por la noche". "Aaaa! " aprobaron los monos, contentos de saber que recibirían sus cuatro nueces matutinas, sin prestar atención al resto de la solución. El problema quedó resuelto de ese modo, pero él se disgustó de que los monos se dejaran engañar tan fácilmente. "Estúpidos", pensó; pero al fin y al cabo son monos; uno no puede esperar que comprendan las tretas de los hombres". Y comenzó a contar las nueces para el desayuno siguiente. CHAO SAN MU SSU: TRES POR LA MAÑANA, CUATRO POR LA NOCHE, se usa para describir a un hombre variable e inconstante, que dice una cosa y hace otra. Así se aconseja a un amigo: No creas en lo que ese te dice; es un CHAO SAN MU SSU.

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