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Dichos Populares: FU CHI CH'ING TSUI - Pedir Disculpas con Humildad

16/10/1977
La audacia y astucia de Lin Hsiang-ju habían servido bien a su nativo reino de Chao. El rey Huai-wen ordenó que Lin recibiera una bienvenida triunfal a su regreso del reino de Ch'in, donde había completado con éxito su difícil misión de poner freno a la ambición del rey Tsao Wang de apoderarse del afamado Jade de Ho. Tsao Wang había exigido que Huai-wen le entregara el jade, que pertenecía al rey de Chao, y había prometido a cambio ceder quince de sus ciudades a aquel. Lin Hsiang-ju, en calidad de enviado del rey Huai-wen, se había trasladado a la capital de Ch'in, llevando el jade; pero al comprobar, como ya sospechaba, que Tsao Wang pretendía quedarse con el jade sin entregar las ciudades, se valió de estratagemas y firmeza para frustrar el complot del ambicioso y desleal rey de Ch'in. Ahora Lín Hsiang-ju era primer ministro del reino de Chao, estimado por el rey y respetado por todos, con una excepción. El general Lien P'o se había opuesta antes a la misión de Lin, y ahora simplemente no podía tragar al primer ministro. El veterano guerrero se había distiguido en cien batallas. Su valor indomable había sacado al reino de Chao de muchas situaciones llenas de riesgo. Los servicios personales prestados al rey Huai-wen, a quien había protegido en varias ocasiones aún antes de ascender al trono, habían valido al general Lien una posición de excepción en la corte. Ya entrado en años y habituado a mandar, el general no podía llevarse a aceptar al nuevo primer ministro como superior ni someterse a sus órdenes. Lin era mucho más jóven que el general, un advenedizo en la corte, y para colmo de males, había sido un filósofo ambulante! Eso era algo que irritaba al general hasta cegarlo. Lien P'o declaró abiertamente que no recibiría órdenes de tal persona. "Y que se ande con cuidado. Si lo encuentro fuera del palacio, ya verá en los hechos lo que pienso de él". Lin Hsiang-ju, por su parte, no ambicionaba el poder ni los honores. Sólo el grave aprieto en que se había encontrado el rey lo había traído a la corte y llevado a la capital de Ch'in con la delicada misión. Sólo su patriotismo lo había inducido a aceptar la posición de primer ministro, sabiendo que podría así tener a raya la manía imperial del rey de Ch'in. Ahora, la hostilidad del valiente general le causaba pena y disgusto, pero con toda humildad evitaba que el general Lien pudiera tener pretexto para provocar un incidente cuando se encontraban en el palacio, como era inevitable que se encontraran muchas veces. Fuera del palacio tomaba todas las precauciones posibles para mantenerse a distancia de aquel. Un día se encontraba en la calle con una pequeña comitiva cuando vió de pronto al general Lien cabalgando directamente hacia él. A toda prisa mandó a los suyos que se internaran en una callejuela lateral, para evitar el encuentro. Sus acompañantes se sintieron avergonzados de lo que consideraban un temor degradante, y al regresar a sus habitaciones se lo hicieron saber. "Por qué temer tanto al general Lien? No es usted el primer ministro? " "Mis amigos; ustedes recuerdan que yo no temí al rey Tsao Wang de Ch'in; por qué piensan que temo al general Lien? El general Lien es un guerrero muy valiente y muy experimentado. Si Tsao Wang no nos ha atacado de frente todos estos años, es porque sabe muy bien quién es el general Lien. Si yo permito que rencillas personales creen una situación que obligue a uno de nosotros dos a abandonar la corte, no haría más que hacerle el juego a Tsao Wang. Lo que el general piense de mi no es lo más importante. El reino y su seguridad es lo principal". Las palabras llenas de sinceridad de Lin Hsiang-ju conmovieron a sus seguidores. Imitando al primer ministro, desde ese día todos demostraron gran deferencia al general y sus hombres, comportandose con suma cortesía hacia ellos. Sin embargo, el general lo atribuyó a temor, y se mostró mas rudo y altanero con Lin y los suyos. El rey Huai-wen sabía muy bien lo que ocurría. Al principio albergó la esperanza de que el viejo guerrero se corrigiera después de algún tiempo. Pero pasaron varios meses sin que cesaran los insultos. Por fin, el rey mandó a un oficial apreciado por Lien P'o que hiciera un visita a este. El general lo recibió con el mayor placer, y mandó servir sus mejores vinos mientras conversaban de varias cosas. El oficial, llamado Yü Ching, se ingenió para guiar la conversación hacia el primer ministro. "Ese nombre no se menciona en mi casa", dijo el general procurando contener la ira por deferencia a su huésped. "Ese advenedizo ya parece saber el lugar que le corresponde. Hasta sus seguidores me temen a mi y a los míos". Yü Ching explicó entonces al general la preocupación del rey y la razón dada por Lin Hsiao-ju para evitar todo conflicto con Lien P'o, como también el gran aprecio en que el primer ministro tenía al general. Este no podía salir de su asombro. Su integridad de patriota y guerrero le hizo sentir toda la vergüenza de su conducta. Sin más decidió poner remedio al mal causado. Pidió a Yü Ching que fuera a la casa de Lin Hsiang-ju y esperara allí. A poco de llegar Yü a casa de Lin, alguien anunció a este que el general venía caminando apresuradamente. Sin sombrero y con el torse desnudo, tenía atado a las espaldas un manojo de espinas. Lin salió rápidamente a su encuentro. Un gran grupo de ociosos seguía al general, creyendo que había perdido la razón. Lin quiso quitar el flagelo de las espaldas del viejo guerrero y cubrirlo con su manto, pero este no se lo permitió. Hizo que Lin se sentara en una silla y él se arrodilló en su presencia. "Honorable señor -dijo Lien P'o en medio del silencio reinante- Yü Ching me ha abierto los ojos, y vengo a implorarle su perdón. Desde este momento estoy incondicionalmente a sus órdenes". La voz estentórea del general, tocada por la emoción, se dejó oir a gran distancia. Con lágrimas rodando por sus mejillas, Lin Hsiang-ju no pudo hablar, pero ayudó al general a levantarse, y ambos se estrecharon en un abrazo. Con el primer ministro y el general trabajando unidos por el reino, Chao gozó de un período de paz y prosperidad. El rey de Ch'in debió aplazar sus sueños de imperio hasta mejor oportunidad. FU CHIN CH'ING TSUI se traduce literalmente "pedir perdón con el flagelo a la espalda", significando, como se ha traducido en el título, PEDIR DISCULPAS CON HUMILDAD. El uso corriente de la expresión tiene el sentido de apoyar el pedido de perdón y exhortar al ofendido a disculpar al ofensor, señalando la actitud penitente con que acude. Por ejemplo, se puede decir: es verdad que ayer te insultó, pero ahora FU CHIN CH'ING TSUI.

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