05/05/2024

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Dichos Populares: KUO HO CH'E CH'IAO: Cruzar el Río y Destruir el Puente

06/12/1977
El rey Chaung-kung de Cheng estaba gravemente enfermo. Sabiendo que sus días estaban contados, llamó al primer ministro Chi Tsu. "Usted sabe que siempre he favorecido a mi segundo hijo, el príncipe Tzu-tu", dijo el monarca moribundo. "Quiero que herede mi trono". "Majestad", replicó Chi Tzu, "Por derecho de sucesión, el primogénito Tsu-hu debe heredar el trono. El príncipe Tzu-hu nunca ha hecho nada que justificara desheredarlo. Mucho me temo, Majestad, que el pueblo lo vería como una injusticia. Tanto la memoria de Su Majestad como la autoridad del príncipe Tsu-tu sufrirían desmedro." El rey aceptó con un suspiro el peso de esos argumentos. Para evitar conflictos a su muerte, mandó que el jóven príncipe Tzu-tu hiciera una prolongada visita al reino de Sung. No mucho después de la partida de su segundo hijo, el rey murió. Su hijo mayor, Tzu-hu, ascendió al trono, adoptando el nombre de Tsao-kung para su reinado. Como era habitual en esas ocasiones, el nuevo rey despachó embajadas a los reinos vecinos para anunciar el comienzo de su monarquía y presentar sus saludos a los reyes amigos. El primer ministro Chi Tsu fue elegido para la embajada a Sung. Pero tan pronto como llegó fue arrojado a un calabozo, sin que se le permitiera ver a ningún alto funcionario, ni al príncipe Tsu-tu. "Soy un enviado del reino de Cheng. Quiero ver al rey. Qué forma es esta de tratar al embajador de un reino amigo?", protestó Chi Tsu, pero todo en vano. Un guardia le dijo: "Pronto sabrá lo que le espera". Y eso fue todo lo que el ministro de Cheng pudo saber por el resto del día. El rey de Sung era un hombre ambicioso y muy artero. Desde la llegada del jóven príncipe de Cheng a su reino había empezado a tramar, buscando la forma de sacar ventaja de la división entre los dos hermanos. La llegada de Chi Tsu le vino como un regalo del cielo. Mandó aprisionar al enviado de Cheng sin darle oportunidad de anunciar el objeto de su visita. Al día siguiente mandó a uno de sus cortesanos a hablar con el prisionero. Aquel se expresó en estos términos: El príncipe Tsu-tu ha venido pidiendo a mi soberano que despache un ejército para ayudarlo a tomar posesión del trono de Cheng. Dice que esa era la voluntad de su padre, el rey, y que fue usted, de acuerdo con su hermano mayor, quien convenció al rey que lo enviara al exilio. Su majestad, mi señor, desea ahora que usted repare el daño causado. Debe regresar a Cheng y destronar al usurpador, declarando la voluntad del rey difunto." El cortesano se detuvo un momento, pero Chi Tsu permaneció en silencio. Aquel añadió: "Le aconsejo que se acomode a la voluntad de mi señor. No le queda otra alternativa. Si usted se niega, se le dará la muerte, y mi señor enviará un general de Sung acompañando al príncipe Tzu-hu a reclamar su trono". Chi Tsu explicó que la decisión final sobre el heredero había sido hecha por el rey y que en todo se había procedido conforme a las leyes y tradiciones del reino, y protestó enérgicamente contra los planes del rey de Sung. El otro lo oyó impasible, y cuando el prisionero concluyó, repitió su exigencia: o acepta el plan del rey o va al cadalso. Chi Tsu comprendió que nada podía ganar con sus argumentos y que, por otra parte, si moría allí no podría prestar ningún servicio a su reino. Por fin aceptó. Entretanto, el malvado rey de Sung había envuelto al jóven príncipe con sus mentiras, diciéndole que Chi Tsu había venido por encargo de su hermano, con orden de llevar la cabeza de Tzu-tu. "Tu hermano, el nuevo rey de Cheng, me ha ofrecido tres ciudades a cambio de tu cabeza. Qué crueldad! Y con su propio hermano! Cómo podría yo hacer tal cosa? " "Majestad", dijo el príncipe Tzu-tu conmovido hasta las lágrimas; "Mi vida está en sus manos. Si Su Majestad me ayuda a suplantar a mi cruel hermano, daré a Su Majestad cualquier cosa que me pida". El malvado rey escondió su sonrisa satisfecha tras sus barbas, y mandó que trajeran al enviado de Cheng, Chi Tsu. Habló entonces en términos conmovedores de la triste suerte del pobre príncipe que había sido enviado al exilio por las argucias de su hermano mayor, y le prometió poner sus ejércitos a su disposición para reconquistar su trono. En medio de sus exaltadas frases de simpatía y amistad, dejó deslizar algunas palabras sobre la conveniencia de poner por escrito lo acordado, para ayudar la memoria si fuera necesario... Y a continuación mandó que se escribiera una lista con las tres ciudades, unos "pi" de puro jade blanco y un obsequio anual de veinte mil "tan" de trigo. "Mejor hacerlo sencillo, para no complicarte tus tareas". El jóven e inexperto príncipe puso su firma al documento y poco después el rey de Sung le permitió emprender el regreso a su reino en compañía de Chi Tsu, vaticinándole todo éxito y felicidad. Su hermano mayor lo recibió con todo afecto, y al enterarse de lo ocurrido en Sung prefirió abandonar el trono antes que provocar una guerra con aquellos feroces guerreros. Tzu-tu fue coronado y tomó el nombre de Li-kung. No habían concluido aún los festejos cuando llegaron emisarios de Sung reclamando las tres ciudades y los otros obsequios. El nuevo rey entendió muy pronto que su pequeño reino no estaba en condiciones de cumplir con lo prometido. Envió una carga de granos y algunos bueyes, reiterando su gratitud a su benefactor y explicando sus dificultades. El rey de Sung se enfureció con eso. Pero temiendo despertar las iras de los otros reyes si invadía abiertamente a Cheng, mandó emisarios a los reinos vecinos para explicar la situación y solicitar su aprobación de las medidas que Sung pudiera adoptar. "Su Majestad ha sido siempre campeón de la justicia", declamaban los emisarios de Sung. "Li-kung, el nuevo rey de Cheng es un ingrato y además no cumple con el pacto firmado. Quiere destruir el puente después de cruzar el río. Esa actitud no se puede tolerar y debe ser castigado". Pero los otros reyes, que no veían con buenos ojos el engrandecimiento de Sung, declararon que era un asunto entre Sung y Cheng, indicando claramente que se dejaran las cosas como estaban. KUO HO CH'E CH'IAO: CRUZAR EL RIO y DESTRUIR EL PUENTE, ha pasado al uso popular para indicar la ingratitud de una persona hacia su bienhechor. Así se dice: Yo lo ayudé a hacerse rico y ahora finge no conocerme; es un KUO HO CH'E CH'IAO.

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