07/05/2024

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Literatura: Se ha concertado un Matrimnio

06/05/1976
(viene del Nº anterior)

Yo no había vuelto a casa por bastante tiempo y quizás debería quedarme algunos días, pero podría decirlo sin causar la impresión de quedarme a esperar el veredicto? No quería exponerme a dar esa impresión; al contrario, quería aparecer sin interés y despreocupada, como realmente me sentía.

"No señor; debo ir a la oficina mañana de mañana, así que deberé irme esta tarde a las tres o las cuatro", respondí. Miré furtivamente a su nieto y lo pesqué con sus ojos fijos en mí.

"Señorita Wang, me permite preguntarle qué hace en los días feriados?"; esta vez fue el padre.

"Suelo leer o escribir algo. A veces voy al cine o a caminar en las montañas vecinas a Taipei". De pronto se me ocurrió que esto era como un exámen oral y comprendí la hostilidad de Mei-hua a ese modo de concertar matrimonios. Porqué debía someterme a esa inquisición y porqué debía responder? Pero el padre me oía atentamente, aprobando con breves movimientos de la cabeza mientras yo hablaba.

El padre y el tío juntaron sus cabezas para cambiar algunas palabras y en ese momento la casamentera me llamó con una seña desde la puerta. Fui al otro cuarto y mamá me dijo que ya era tiempo de cambiarme el vestido y recoger las tazas de té. Qué idea, tener que cambiarse antes de recoger las tazas. Rezongué algo pero me cambié poniéndome un vestido nuevo con bordes rojos. Con la bandeja en la mano me encaminé suavemente hacia el viejo de la barba blanca. El puso una sobre rojo en la taza vacía y después puso la taza en mi bandeja. Repetí el camino anterior y uno a uno, todos los huéspedes ofrecieron su sobre rojo hasta que me encontré frente a mi presunto galán, quien también puso su sobre rojo. Era la bandeja o el sobre que temblaba? No pude saberlo con certeza, pero la bandeja se agitó en mi mano.

Me llevé la bandeja al otro cuarto con sus tazas y sobres. Eso era algo nuevo para mí, pero mamá me explicó que la cantidad de dinero en los sobres indicaría el grado de su aprobación. Cuanto mayor la cantidad, mayor la satisfacción, mamá me dijo. Yo podía ver que el sobre más grueso era el de Fang Yao-tsu, y mamá me dijo que debía ser así, pues el futuro novio debía ser el más generoso.

Poco después se fueron, la casamentera con ellos. Fang Yao-tsu no tuvo oportunidad de conversar ni por un instante conmigo. Habían venido en manada y sólo Dios sabía quién estaba verdaderamente interesado. En mi cuarto me puse mi vestido ordinario y me recosté en la cama. Lo que había tenido lugar tenía todas las características de un sainete y mi papel había sido el más ridículo.

Papá dijo que en su juicio el muchacho parecía muy aceptable, vestido correctamente, de buenos modales y circunspecto en su conversación. Cielos! Acaso había dicho algo? Cómo yo no lo había oído? Papá dijo también que el futuro doctor parecía muy interesado en mí. Al oir eso sentí que me ardía la cara, y los ojos del muchacho, llenos de vigor, danzaron ante mí. Súbitamente sentí un gran deseo de que volviera la casamentera para saber qué habían pensado de mí. Al principio a mi no me preocupaba y había venido sólo por deferencia a mamá. Pero ahora, no sabía porqué, las cosas habían cambiado. Mamá dijo que los abultados sobres rojos mostraban su agrado pero que deberíamos esperar el regresó de la casamentera para saber el veredicto final.

La casamentera vino después del almuerzo, jadeando de agitación. Papá y mamá la asediaran ansiosamente. Yo me quedé en mi cuarto, pero desde allí podía oir muy bien.

"Palabra de honor -exclamó- esa familia es ridícula. En todo el camino no hicieron más que alabar mucho a Hsiu-yi, repitiendo que sería una pareja espléndida. Pero no se imaginan lo que pasó después. Al llegar a su casa la abuela dijo que su espejo de mano se le había caído al peinarse esta mañana y se había roto. También se quejó que hoy se le habían muerto dos gatitos y que el hospital no había tenido pacientes en toda la mañana. El abuelo dijo que todo eso era de mal agüero. Desde luego, los más jóvenes no tienen autoridad en esas cosas porque el viejo es el jefe de la familia.

"Esos viejos son muy molestos; me temo que esa familia no será conveniente para Hsiu-yi. Será mejor dar el asunto por terminado" .

Según eso un espejo roto, unos gatitos muertos y la falta de pacientes en una mañana podían destruir las perspectivas de un matrimonio. Nada podría ser más irracional. Qué cosa más ridícula y anticuada! Y de pronto, inesperadamente, sus ojos, que parecieron querer decirme algo, brillaron ante mí y sentí como una punzada en el corazón. Se me representó como un muchacho muy agradable, pero evidentemente no estábamos destinados uno para el otro.

Papá me llamó desde adentro y yo fuí. "Has oído, Hsiu-yi", me dijo. "Quién los hubiera creído tan supersticiosos? Esa familia sería una desgracia para una chica como tú; afortunadamente nos hemos enterado a tiempo. Hubiera sido una calamidad descubrirlo después del casamiento".

Asentí con un gesto. Una familia anticuada con ideas retrógradas y llena de supersticiones. Sin decir nada fui a mi cuarto a preparar mis cosas; tenía un tren a las cuatro.

Papá y mamá me pidieron que me quedara por algunos días. Me excusé diciendo que no me gustaba pedir permiso. Y salí bajo la llovizna con el cielo cargado.

Un cuarto de hora después llegué a la estación. Un hombre estaba en la plataforma, esperando el mismo tren, un hombre con un traje gris, de anchos hombros y mirada vigorosa. Era Fang Yao-tsu. Me detuve bruscamente, pero enseguida continué hacia él. No quise que me pensara provinciana, pero francamente, yo estaba algo asustada.

"La he esperado tanto tiempo que empecé a temer que ya se hubiera ido" me dijo con una sonrisa, a modo de introducción. Respondí a su sonrisa, pero sin saber porqué me había estado esperando.

"Sé que la Tía Li debe decir lo que mi familia piensa. Y desde luego, no es posible contradecir a los viejos cuando han decidido algo. Pero yo deseo saber lo que usted piensa. Me da alguna esperanza?"

No respondí, simplemente porque no tenía la menor idea de lo que me decía. Me miró fijamente y volvió a hablar, "Probablemente usted está enojada, y tiene toda la razón. Sin embargo, le pido que disculpe a mi familia. Pero el matrimonio, después de todo, es algo entre dos personas; entre nosotros. Yo nunca quise que mi familia decidiera por mí. Por eso le pido que me dé otra oportunidad."

Por primera vez levanté la cabeza para mirarlo directamente. Sus ojos obscuros brillaban de ansias; y eran ojos amables. No parecía el frío médico creado por mi imaginación.

"Me alegro mucho de encontrarte, Yao-tsu", dije mientras estrechaba la mano que él había extendido, al estilo occidental. Y no pude disimular mi sonrisa, porque dije lo que sentía. Nuestro encuentro había sido concertado por él!

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