01/05/2024

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Literatura: El Fantasma y el Viento Norte

26/10/1976
(Viene del N° 27) "Borracho? Bah! Me falta mucho. Para decir la verdad, me gustaría estar borracho día y noche, borracho perdido, para no tener que ver todas las porquerías de este mundo." Los labios pálidos quedaron entreabiertos y sus ojos de renacuajo echaron una mirada furtiva a su hermana. Su cara expresaba disgusto, como si mirara a algo despreciable. Lee-yueh irguió su cuerpo doblado y su cara se endureció mirandolo fijamente. "Habrá comido hiel de leopardo para atreverse a hablarme de ese modo." "Qué tonterías estás diciendo?" Con energía apoyó sus puños en las caderas. "Qué tienes que meterte si me busco un hombre, un amante? Tú, barro inútil hasta para revocar una pared! Tú necesitas quien te ponga la rienda y te atreves a querer aconsejarme. No necesitas meterte conmingo, sabes? Si temes perder la faz por algo que yo haga, puedes irte! " El viento frió se coló por las hendijas de la puerta, haciendola temblar. La puerta crujía y se sacudía; las sombras de los objetos colgados en la tienda se movían sin cesar. El fuerte olor del vino se había disipado o hecho más suave, pero el fuerte viento norte seguía soplando con más fuerza y más frío. "Me quiere echar", pensó Kwei-fu con amargura. Cómo puede ser? He sufrido diez años vagando afuera; no es bastante? Para qué vivir así? Se sube a la montaña para ver el paisaje; se entra por una puerta para ver los deseos de una persona". Involuntariamente sacudió la cabeza varias veces y cambió ligeramente de posición, todavía apoyado en el armario de vidrio. "Hay que seguir viviendo aungue no tenga sentido". Volvió a moverse y enfrentó a su hermana. "Los antiguos decían bien: cava en suelo blando. Ahora que me ves caído, sin lugar a donde ir, un suelo blando, me puedes tratar así. Me amenazas con echarme, y sin ninguna razón. Por qué? Después de todo, no estoy comiendo tu arroz de valde, ni usando tu dinero sin trabajar ... " Inclinó la cabeza mirando como ofuscado a las escobas apoyadas contra la pared, sin volver los ojos a Lee-yueh que estaba de pie delante de él. "Después de todo, eres mi hermana. Si la gente sabe que una hermana no recibe a su propio hermano, seguramente la criticarán a sus espaldas. Ha, ha!" Su risa fría y sarcástica pareció helarse con el viento invernal, cayendo gota a gota sobre el corazón de Lee-yueh. "Eh, yo no soy importante! Si no tengo qué comer puedo ir a mendigar. Si no tengo dónde dormir, puedo hacerlo en los bancos de la estación. Y si no, siempre es fácil tirarse al mar; así se resuelven todos los problemas, no? Ha, ha! " Otra risotada, fría y lúgubre. Al oirlo, Lee-yueh comenzó a arrepenpentirse. "No debería haberle dicho eso, afligirlo así. Yo no pensaba echarlo, eso se Jo imagina él. Aunque sea tan irrespetuoso, todavía es mi carne y sangre ... " "Yo ya pertenezco a su familia; por qué hacer caso a los rumores? Si tú no lo apruebas y no quieres quedarte, yo no te obligaré. Quédate o vete; eso es cosa tuya." La expresión de Lee-yueh se había suavizado; sus manos habían caído de sus caderas y estaban cruzadas a la espalda, sus ojos fijos sobre el rostro de Kwei-fu. "Dónde lo oíste? " Kwei-fu no la entendió. "Qué? " Sintió de pronto que sus dos piernas eran muy pesadas; parecía que habían echado raíces en el suelo y no las podía levantar. Se reclinó sobre el montón de escobas, medio sentandose sobre ellas. "Recogiste el dinero? "Lee-yueh metió la mano en su chaqueta a la cintura. "Cuándo volviste? " "Volví hace tiempo" "Cuándo? " "No insistas!" Kwei-fu la miró con impaciencia desde el extremo de sus ojos oblícuos. "Qué? No te puedo preguntar? En cuanto entraste vi que estabas de mala facha. No te reprendí y por eso te haces más insolente. La forma en que me miras, todo lo que dices, muestran que no tienes el menor respeto por tu hermana". Lee-yueh se irguió y sacando la mano oculta bajo la chaqueta apuntó con un dedo tembloroso a Kwei-fu. "Te finges borracho sólo para asustarme! " Los labios delgados y agitados de Kwei-fu se apretaron. Ella continuó con vehemencia: "Por qué te ha dado por tomarme el pelo?" Su voz temblaba, pero era fuerte y clara. La luna brillante es más fría sobre un río tranquilo en una noche de invierno. Si una piedra cayera sobre la luna flotante, rompiendola en muchos fragmentos, el sonido sería del mismo modo tembloroso y claro. El corazón de Kwei-fu pareció detenerse; ya estaba casi recobrado de su borrachera. "Parece que insistirá en que me vaya. Debo pensar alguna cosa. Oh, qué frío, el viento es como un cuchillo. Qué puedo hacer? Le refregaré su asunto; a ver si todavía se atreve a enojarse conmigo." "Tomarte el pelo? Pues piénsalo". El pesado vapor blanco con olor de vino escapó de su boca pequeña. "Te crees que no sé en las que andas?" Levantó sus densas cejas negras para echar una mirada a Lee-yueh. Ella se levantó de un salto, crujiendole los huesos; el movimiento fue tan abrupto que no llegó a calzarse los zuecos y quedó de pie, descalza sobre el piso; y el frío se coló por los pies llegandole al corazón. Con una mano en la cadera, señaló enérgicamente a Kwei-fu con la otra. "Tú, inútil! Tú me vienes con medias palabras? Ya te he dicho hace mucho tiempo que no te metas en mis cosas. Antes me encontraría con un fantasma que pedirte tu consejo! Si temes que yo te avergüence ... " Lo miró con ferocidad. "Tiene miedo que lo eche, eh? "Eres hombre o mujer? Dando vueltas a las cosas - no puedes diferenciar entre gato y liebre! " Levantó la cabeza, mientras sus ojos apremiaban a Kwei-fu. "Te he preguntado, recogiste el dinero? Lo cobraste? " Kwei-fu ni intentó responderle, ni siquiera un sonido. Se irguió, alisó las arrugas de su sweater y volvió a cruzar los brazos y a recostarse sobre la armazón de madera del armario de vidrio. Inclinó su cabeza lanzando una mirada de odio a Lee-yueh - esta mujer era realmente insoportable. No comprendió por qué en ese momento odió a su hermana. Cuando era chico y lloraba y gritaba sin querer callarse, dejaba de gritar en cuanto Lee-yueh aparecía, aunque ella le llevaba sólo tres años. Lee-yueh siempre le sonreía. "Tendrás siete años después del Año Nuevo! Y todavía llorando! Qué vergüenza; anda a lavarte las manos. Si no las tienes limpias no te dejaré jugar con mi pelo". A él le gustaba tocar el pelo de su hermana. Era blando y suave; cuando lo tomaba entre sus manos se sentía invadido por una misteriosa felicidad. Una tarde abrasadora, cuando él tenía diez años, Lee-yueh se había sentado en una desvencijada silla de mimbre en el corredor junto a la puerta. El estaba detrás y con las dos manos le acariciaba el pelo largo, negro, brillante. Tomó un mechón de pelo y se lo metió en la boca. Después lo sacó y lo olió aspirando profundamente. "Hermana, qué perfumado es tu pelo. Qué aceite usas? Había dejado caer el pelo, y miraba a su hermana con admiración: "Qué lindo es tu pelo!" Lee-yueh no había respondido, sino había continuado canturreando una melodía que nadie sabía qué era. Después de un momento, Kwei-fu tomó nuevamente el pelo de su hermana, estrujandolo entre las palmas de sus manos por algunos minutos. Entonces lo llevó a su cara, frotandose con él, como si el pelo fuera una delicado pañuelo de gasa. "Mama dijo que pronto te casarás. Es verdad? " (Continuará)

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