03/05/2024

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Literatura: El Fantasma y el Viento Norte

06/12/1976
(Viene del N° anterier) "Si quieres que me vaya, me iré! Quién quiere quedarse aquí? Quién quiso que yo viniera al principio? Primero Hsiao Chin fue a llamarme y después tú fuiste a implorarme que viniera, invocando a los espíritus; te has olvidado? Ahora quieres que me vaya!" "Cómo dices que te pedí que vinieras? " Lee-yueh se levantó. "Tu misma lo sabes, por qué me preguntas? " El vapor blanco de la boca de Kwei-fu tenía un ligero olor a vino. No soy ciego ni sordo. Como si no supiera que quieres que me vaya! Y en cuanto yo me vaya tu quedarás libre para tus aventuras, eh? " Los dos oyeron el "dong, dong ..." del reloj en la casa vecina; las doce de la noche. "Qué locuras estás diciendo?" "Qué? Cuando me eches de aquí, ese tipo Chen podrá venir cada día a verte. Podrá jugar con tu mano cada día! Podrá acariciarte el pelo cada día! Eso es lo que digo! " Lee-yueh, muy sorprendida, levantó la mano hacia Kwei-fu "Qué necedades estás diciendo? Qué locuras estás diciendo? " "Pues déjame decirte, nada más fácil. Ese tipo Chen, ya lo hice arrodillarse pidiendo perdón. Nunca se atreverá a volver aquí, me oyes? Tu amante nunca se atreverá a venir aquí! Nunca!" La ira apretó la garganta de Lee-yueh. No pudo hablar, y entonces comenzó a dar bofetadas a su hermano, una y otra vez, cegada por la furia. Kwei-fu, azorado, vió estrellas, y las orejas y mejillas le ardieron. Lee-yueh alzó la voz: "Te vas inmediatamente. Te vas enseguida; ahora mismo! " Tuut...tu-u-u ... tuut. El silbato del tren se dejó oir a la distancia - y el viento frío parecía el lamento de un fantasma. "Después de sacarle los trapos al sol me debería tener miedo. No se animará a echarme. Pero no me imaginé que se enojaría tanto; me ha salido el tiro por la culata! Hace tanto frío, y no tengo dinero. A dónde iré?". Lentamente entró a su cuarto, puso algunas cosas en un atado, y salió con él en la mano. "Ay, Chin Kwei-fu, por las que has pasado! Me asustaré ahora de no encontrar qué comer? Una paja, una gota de rocío, no temo pasar hambre! " Lee-yueh estaba sentada en la silla rota, su cara tensa con las lágrimas sin secar. Al ver a Kwei-fu tiró al suelo un pequeño rollo de dinero. "Llévatelo! " Kwei-fu lo levantó sin decir palabra, se dirigió a la puerta, la abrió, y una bocanada de viento frío penetró. El retrocedió, después pasó el umbral y salió cerrando la puerta de un golpe. Se quedó tiritando, fuera de la puerta, y después de un momento se encaminó hacia la calle principal. "Ay, es la cuarta vez! " La calle estaba obscura y las escasas luces arrojaban una luz amarillenta en medio del viento salvaje. El viento soplaba incesantemente; Kwei-fu encogió su cuello y encorvó la espalda, apretando su atado mientras caminaba lentamente por la calle obscura. Después de recorrer con paso vacilante alguna distancia, levantó de pronto la cabeza y miró alrededor. Se sorprendió mucho." Cómo he venido a Hua Kang Shan? Debo ir a la estación. Quiero tomar el último tren." Su cuerpo estaba tan entumecido con el frío que apenas pudo seguir. "El sufrimiento de diez años no ha sido suficiente? Qué frío! Qué sentido tiene vivir tan miserablemente? Mejor morirse pronto! " Se detuvo en su camino." Debe estar el río, allí enfrente, no lejos. No puede quedar muy lejos! " Hua Kang Shan era una superficie llana y desierta, rodeada por una arboleda muy densa. A la distancia, esos árboles dispersos aquí y allá parecían sombras de fantasmas de diversos tamaños. Un golpe de aire, y las sombras se balanceaban adelante y atrás, a un lado y al otro, con un ruido como de un azote. "Al salir de los árboles", se dijo Kwei-fu, hay una gran extensión y después una llanura barrosa. De allí, cruzando el camino, por el pasto a la costa del río". Se detuvo ante los árboles. "Al llegar a la costa, lo único que debo hacer es cerrar los ojos, saltar, y así se arreglará todo". Al acercarse a los árboles, con los hombros encorvados, el viento se hizo más violento. El cuerpo pequeño y encogido de Kwei-fu fue agitado por el fuerte viento. Y los grandes, gigantescos árboles bramaron con el viento como una horda de espíritus enfurecidos, gritando mientras arañaban y mordían el aire. Crack! Una rama quebrada por el viento cayó exactamente frente a Kwei-fu. Su corazón se agitó, y él retrocedió unos pasos y se quedó inmóvil. Súbitamente comenzó a llover, una llovizna fina que lo envolvió, adormeciendo sus piernas y brazos como si sus huesos estuvieran empapados en agua helada. Las gotas corrieron sobre su cara; el viento, como un cuchillo, cortó sus orejas. Con su brazo frotó su cara entumecida. Su cabeza se movía con dificultad. Su boca se retorció. Quizás estaba gritando, o tal vez murmurando, pero el bramido del viento norte lo cubría todo. La lluvia cayó con más rapidez y Kwei-fu caminó con dificultad a guarecerse bajo un gran árbol. Las ramas y hojas sobre su cabeza no dejaban de agitarse con violencia. En ese momento, Kwei-fu recordó de pronto la ópera que había visto en el templo unos días antes. La atracción principal de ese día había sido "La substitución del Príncipe por el Gato Salvaje", una de sus historias favoritas. Pero al terminar la ópera inicial, una escena de "Juicio de Kuo Hwai por Pao Kung", decidió que no quería ver más. La historia era así: Pao Kung había inducido a Kuo Hwai a emborracharse. Después fingió que abría el juicio en el infierno. Pao Kung tomó para sí la parte del juez y pidió a Jen Tsung Huang Ti que fingiera ser Yen Lo, el Rey del Infierno mientras otros amigos hacían de sus subordinados, el Diablo Cabeza de Buey, el Espíritu Cara de Caballo y el General Hsieh hacía del Séptimo Señor de largas cejas y lengua y cara blanca, quien tenía las tabletas. Estos se alineaban a ambos lados. El más temible de todos era el General Fan, Octavo señor, quien agitaba sin cesar las cadenas que tenía con las dos manos, dispuesto a encadenar a los pecadores. Kuo Hwai no pudo soportar la tortura del juicio ni el ambiente espectral, por lo que se sometió y admitió sus pecados. Cada vaz que Kwei-fu recordaba esa escena se sentía sofocado. "Si hay montañas, hay agua; si hay santos, hay también diablos; ese dicho era veradero, porque, después de todo, lo bueno era también malo y lo malo bueno. Por qué separar lo bueno y lo malo? Porqué dividir el bien y el mal? Al fin no se podía evitar la muerte. Un Mortal es un mortal; cómo compararse con un dios o con un demonio? Pero también, después de todo, el hombre debe vivir; quién no quiere vivir? Y si uno quiere vivir, cómo fijarse tanto en el bien y el mal, lo bueno y lo malo? " Vió de pronto una sombra negra, no lejos de él, que se le aproximaba paso a paso. Al principio creyó que era una rama que se movía, y no le prestó atención, pero la sombra negra se le acercó más y más. Lenta pero firmemente se le aproximó, con el porte de un alma en pena en el escenario. Kwei-fu aspiró el aire frío, volvió espaldas rápidamente y corrió contra el viento con toda la rapidez que le fue posible, sin detenerse ni a recobrar el aliento. Un remolino de viento frío se levantó a sus pies, envolviendo su cuerpo. El creyó que era el espíritu que lo seguía a pocos pasos, dispuesto a atraparlo. Pronto, rápido! Corrió con todas sus fuerzas, y la lluvia lo empapó por completo. Y no había dónde esconderse. Su corazón latía violentamente. Echó una rápida mirada hacia atrás; allí no había nada. Se animó a volver corriendo al gran árbol que le había servido de amparo un momento antes. Frotó su cara con una mano; y la mano quedó mojada; esa agua helada, era lluvia o sudor? Sacudió la cabeza atontado. Miró ansiosamente alrededor. La sombra que lo había seguido, había desaparecido. (Continuará)

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