03/05/2024

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Literatura: El Fantasma y el Viento Norte

16/12/1976
(Viene del Nº anterior)

No mucho después, sin que él se diera cuenta, dejó de llover. Pero Kwei-fu no pudo dejar de temblar, y hasta tenía dificultad en respirar. Levantó la mirada hacia las gotas que caían de las negras ramas, y se sintió atemorizado. Recordó que muchos se habían ahorcado en ese lugar. Y caminantes nocturnos habían sido atacados por espíritus y demonios, hasta quedar medio muertos. También recordó un hecho reciente que había dado lugar a muchos comentarios: un criminal en su huida pasó de noche por esa desolada planicie de Hua Kang Shan. A poco de internarse allí, vió una luz fantasmagórica titilando hacia él con un sonido de campanillas. En ese momento, las hojas de los árboles comenzaron a agitarse. Aterrorizado, empezó a correr, pero la luz sepulcral lo siguió de cerca. Finalmente sus piernas se aflojaron y se desplomó. Se sintió entonces encadenado y al levantar la cabeza con gran temor vió a los Señores Séptimo y Octavo que lo miraban con gran fiereza. Al lado del Séptimo Señor había una mujer cubierta de sangre. El hombre se había desmayado de terror. La mañana siguiente fue apresado. Había asesinado a su esposa.

"Qué frío! Qué obscuro! Qué miedo, qué miedo!" Kwei-fu forzó a sus piernas a seguir avanzando. "Tengo miedo." Y esta humedad, fría como el hielo! Y la lluvia, que me ha empadado! Ya no lo puedo aguantar; tengo miedo!" Comprendió que estaba pensando en voz alta.

Se volvió y caminó de regreso. "Apresúrate, evita los fantasmas, pronto!" A grandes pasos caminó aceleradamente. Se detuvo, la respiración afanosa.

"Ay! Cómo estoy de vuelta aquí, de nuevo en esta puerta? Quería ir a la estación del ferrocarril; yo quería tomar el último tren. Ella me mandó irme lejos de Hualien; cómo he regresado aquí?"

Se aproximó a la puerta y se sentó en cuclillas, tirando a un lado su paquete mojado.

"Este tiempo podría matarlo a uno de frío! En realidad, qué me importa si tiene un amante? Después de todo es una mujer mayor; puedo fingir que no se nada de cualquier asunto turbio que tenga a mis espaldas. Por qué debo hacer una escena? Con tal que me de comida y algún dinero para gastar, para mí ya me es suficiente. Qué más puedo pedir? Ah, quién no quiere vivir? Si yo quiero seguir viviendo, mejor es quedarme aquí. Si no, me moriré de hambre!"

Encogió la nuca, procurando protegerse con el cuello empapado de su saco, y se esforzó por reprimir su temblor. "No temo que se niegue a verme y a hablar conmigo. Se atrevería a eso? Quién sabe? Acaso no quería buscarme una esposa? No me dijo que me quería comprar un par de zapatos nuevos para el Año Nuevo? Mañana le diré que haga lo que quiera con tal de que me deje quedarme aquí. Le diré que no me tenga miedo, que actúe como si yo no estuviera aquí. Seguramente me dejará quedar. Sí! Ese tipo Chen ha prometido no venir más. Qué otra cosa me puede preocupar? Si quiere tener un hombre; que lo tenga! Pero, y si insiste en que me vaya?" Levantó la cabeza. "Ah, mañana de mañana, esta puerta se debe abrir, y en cuanto se abra la puerta... ya me las arreglaré!"

El viento norte seguía soplando por encima; el aire estaba lleno de una fina llovizna. Pronto llovería fuerte nuevamente. Los ojos de Kwei-fu miraron fijamente al frente. Su cuerpo encogido se apoyó contra la puerta, temblando convulsivamente.

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