29/04/2024

Taiwan Today

Noticias de Taiwán

Literatura: Li Chang-wu (III)

26/06/1975
(Viene del Nº anterior)

El magistrado de Hsiakwei y Chang Yuan-chung dieron un banquete para recibir a Chang-wu, pero el huésped estaba tan desconsolado que apenas pudo beber un poco de vino después de componer un poema para expresar su dolor:

Las aguas nunca corren hacia el oeste,
la luna no es redonda cada noche;
Estoy en este día junto a la antigua muralla
con mi corazón agobiado por el dolor.
Con pena nos separamos al amanecer
Ignorando si algún día nos volveremos a ver!

Chang-wu agradeció a sus amigos y partió a Changan. Mientras cabalgaba, solitario, canturreando el poema que acababa de componer, oyó como un suspiro en el aire. Escuchó con atención y reconoció la voz de su amada fallecida. "Puesto que no puedo volver a salir del otro mundo" -dijo la voz- y esta despedida ha marcado nuestra separación eterna, te he seguido hasta aquí para declararte una vez más mi amor. No temo el castigo que me impondrá el Rey del Mundo Obscuro. Cuídate bien".

La melancolía envolvió a Chang-wu más pesadamente. Al llegar a Changan contó toda su historia a su amigo el filósofo Li Chi, de Lunghsi. Muy impresionado por ese amor tan extraordinario, Li Chi escribió un poema para conmemorar ese hecho:

Ya no se ve la piedra arrojada al gran océano Liau
Sin fin es el cielo que cubre el país de Chu.
El asunto ha concluido, no hay cita para otra reunión,
Un alma solitaria con su corazón partido contempla el atardecer!

Chang-wu encontró entonces otro trabajo en el despacho del Ministro Tung Ping. Un día mostró su piedra Mochia a un artesano de jade para que le hiciera cierto tallado, pero el artesano nunca había visto una piedra semejante y se excusó.

Más tarde, el doloroso amante fue en­ viado a Taliang. Allí mostró su piedra a otro artesano; desconociendo el origen de la piedra, este le dió la forma de una hoja de ciprés. Chang-wu la solía llevar en su bolsillo cuando iba a la capital. Un día, caminando por la calle oriental vió a un monje tártaro que se le aproximó y haciendo una profunda reverencia hasta tocar el suelo con la cabeza le dijo: "Señor, usted lleva un jade precioso en su bolsillo. Me permite verlo?"

Chang-wu lo llevó a un lugar apartado y allí le mostró su jade. El monje lo tocó y dijo: "Esta es una pieza de la tierra de las hadas. No pertenece al mundo de los mortales".

Con eso, felicitó a Chang-wu y se despidió.

En consideración al pedido de su amante, Chang-wu mantuvo una gran amistad con la señora Yang. Cuando iba a Huachou siempre la visitaba, llevándole muchos regalos.

Popular

Más reciente