08/05/2024

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Literatura: Historia de Ying Ying (II)

16/07/1975
(Viene del Nº anterior) Talvez no era más que un sueño. Pero Ying Ying apareció, apoyada en el brazo de Hung Niang. Sobrecogida por la vergüenza y la pasión, no se atrevía a levantar la cabeza. Toda su antigua dignidad y altanería habían desaparecido. Con su pelo suelto y sus ojos brillando, era una criatura realmente amorosa. La luna que ya se inclinaba brilló brevemente sobre la cama haciendo a Ying Ying aparecer más exquisita y encantadora. Chang la estrechó en sus brazos, creyendose en el paraíso. Nunca se había sentido tan extasiado. La aurora se acercaba y ya podían oir la campana matutina del monasterio. Hung Niang se apresuró a llevar a su señora de regreso. Sollozando apasionadamente, Ying Ying partió apoya en el brazo de su criada. En toda la noche no había dicho una sola palabra. Chang, despierto a medias en la luz de la madrugada, exclamó: "Estoy soñando? " Pero al notar marcas del cosmético de Ying Ying en su brazo, señales de sus lágrimas en las almohadas y su perfume en la manta, comprendió que en realidad había tenido una noche intoxicante. Por más de diez días nada oyó de Ying Ying. Para conmemorar su unión romántica, Chang compuso un poema de treinta y dos líneas titulado "Encuentro con un Hada". Apenas lo había acabado, Hung Niang lo vino a ver, y él le pidió que lo llevara a su señora. Impresionada por la ternura de su amor, Ying Ying lo favoreción con repetidas citas. Desde entonces, cada noche Chang fue a reunirse con Ying Ying saltando el muro junto al árbol de damascos, y cada mañana se fue por el mismo camino. Por casi un mes gozaron juntos de sus noches en la cámara del oeste. Cuando Chang preguntó a Ying Ying qué la había hecho amarlo tan súbita y ardientemente, su única respuesta fue "No pude contenerme". Aunque encantado con ella y enamorado, Chang se preguntaba interiormente si debería pedir formalmente en matrimonio a una jóven que se había conducido tan caprichosamente, mostrando primero tanta virtud y dignidad y después, repentinamente, dando rienda a sus pasiones. Los días felices no se prolongaron mucho. Chang debía ir a Changan, la capital, para su exámen literario. Se lo dijo a Ying Ying, esperando su reacción. Ella nada dijo para detenerlo, pero su rostro mostró tal tristeza que daba pena verla. Chang no la vió la noche antes de su partida. Después de algunos meses, Chang regresó del oeste y se alojó en el mismo monasterio. Mientras estaba allí, continuó sus encuentros nocturnos con Ying Ying. Ella conocía muy bien la literatura y escribía cartas excelentes, pero no quería hacer exhibición de sus talentos, ni siquiera a pedido de Chang. A veces Chang componía un poema con la intención de inspirarla, pero ella no demostraba inclinación a corresponder con sus propios poemas. Se mostraba reservada y se mantenía algo alejada. Cuando había aprendido algo, aunque lo pudiera hacer a la perfección, actuaba como si no supiera nada de eso. Era capaz de hablar con brillo y sabiduría, pero hablaba muy poco. Aunque amaba a Chang con toda su alma y corazón, no permitía que su afecto se transparentara. Era difícil juzgar por su expresión si se encontraba triste o alegre. Una noche Chang la oyó tocando la lira a solas, y se sintió muy conmovido por los acentos obsesionados. Le pidió que repitiera esa música para él, pero ella se nego. Chang no sabía qué pensar de su carácter helado. Nuevamente fue tiempo para Chang de partir al oeste para otro exámen. La noche antes de su partida, él evitó mencionar el penoso tema, aunque su cara triste y sus frecuentes suspiros hablaban por él. Sabiendo de qué se trataba, Ying Ying comenzó a hablarle con expresión respetuosa de rostro y tono tranquilo y alegre. "Se que mañana me dejarás. No me sorprendería si me despreciaras y me abandonaras, aunque fuiste tú quien comenzó nuestras relaciones ilícitas. Qué protesta podría hacer yo sino morir lamentandolo eternamente? Pero si tú, el caballero que primero me amó, me amaras hasta el fin, te lo agradecería toda mi vida. Mientras permanezcamos fieles a nuestro amor, porqué afligirnos por esta separación? Esta noche estás triste y nada puedo hacer para aliviarte, pero voy a tocar la lira para tí. Me lo pediste varias veces pero yo siempre temía no tocar bien. Ahora tocaré para tí." Pidió entonces su lira y tocó el famoso "Canto de las faldas de arco iris y del vestido de plumas". La melodía reveló su tristeza hasta el punto que después de unos pocos acordes, apenas podía dominar los tonos. Las doncellas que la asistían a ambos lados se conmovieron hasta las lágrimas. Interrupiendose, Ying Ying dejó la lira y se retiró llorando al cuarto de su madre. Esa noche no volvió a salir. Chang partió a la mañana siguiente. Fracasó en su exámen y se quedó en la capital, escribiendo una carta amorosa a Ying Ying. Ella le escribió en respuesta: "Tu carta con tus tiernas expresiones me ha alegrado y entristecido al mismo tiempo. Fuiste muy amable en enviarme una caja de broches para el cabello y el largo lápiz para los labios, que usaría con orgullo si estuvieras aquí. Pero estando tu ausente, para quién usaré tales cosas? Viendo tus regalos te echo de menos con más intensidad. Me alegra saber que estás bien y que puedes continuar tus estudios. Lo que me preocupa es que, siendo yo una querida a mucha distancia, me olvides al pasar el tiempo. Si llegara ese día, no tendría más que resignarme, sin decir nada. Desde que me dejaste, el otoño pasado, me siento siempre como perdida. Aunque me obligo a sonreír y conversar cuando estoy en compañía de otros, mis lágrimas corren por la noche, cuando estoy sola. Muchas veces lloro durante el sueño, soñando que has vuelto y que somos felices como antes. Pero antes de dar término a nuestro encuentro me despierto de pronto y sintiendo sólo la mitad de la manta caliente, me lamento pensando que ya no estás a mi lado. El año ya se fue. Changan es una ciudad alegre, llena de atractivos y tentaciones. Qué afortunada soy de que no hayas olvidado a tu humilde amiga! Como expresión de mi gratitud te quiero decir nuevamente que permaneceré fiel a nuestro amor hasta el fin de mi vida. Por medio de mi madre nos convertimos en primos. Más tarde tu pediste a Hung Niang que me trajera tus poemas que me hicieron perder el dominio de mi misma y entregarme a tus deseos. Fuiste como Sz-Ma Shiang-ju, que encendió el corazón de la bella viuda tocando un canto en la lira, pero yo no me porté como la jóven Kao, que rompió los dientes de su pretendiente tirándole el huso. Cuánto me avergoncé yendo yo primero a tí! Cuando recuerdo la ternura y afecto que hemos gozado juntos, no me arrepiento de mis relaciones contigo. Sólo siento que es una pena que queriendonos tanto, no nos podamos casar. Mis acciones, tan contrarias a las de una mujer virtuosa, serán una mancha toda mi vida. Mi esperanza es que permanezcamos fieles a nuestro amor para siempre. Si tu, un perfecto caballero, puedes guardar tu promesa y no desilusionarme, moriré con gratitud y alegría. Pero si crees que nuestra relación dañará tu reputación y arruinará tu carrera y por eso estás dispuesto a olvidarme y abandonarme, mi alma te amará lo mismo y te seguirá en la brisa y en el rocío. Esto es lo que quería decirte en este breve carta. Cuidate bien. Te mando un anillo de jade que he usado desde niña. Espero que lo uses como recuerdo de tu viejo amor. También te mando una madeja de seda enmarañada y un rodillo de bambú para té, que son objetos sin valor. Los he elegido porque espero que tu amor hacia mi sea tan puro como el jade y tan contínuo como el anillo. El rodillo de bambú está manchado por mis lágrimas y la seda enmarañada representa la confusión de mis pensamientos cuando pienso en tí. Te mando esas cosas para expresarte mi amor profundo. Y aunque no podamos encontrarnos más, mi espíritu irá a reunirse contigo. Cuidate bien, porque el viento primaveral a veces es frío. Alimentate bien y descansa mucho. Mantén secreto nuestro asunto y no te preocupes de mí." Chang se sintió muy impresionado por la ardiente carta de Ying Ying, pero no tuvo el valor de contestarla ni de volver a ella, porque había fracasado en el exámen. Ahora se arrepintió de haberse mezclado en un asunto ilícito. Mostró la carta de su amante a muchos de sus conocidos, creando una sensación en los círculos literarios. Yang Chu-tuan, uno de sus amigos íntimos compuso un poema "La Jóven Tsui" conmemorando el asunto. El jade no es tan transparente como el apuesto Pan La nieve se ha derretido; fragante es el césped en el patio El corazón de los románticos está lleno de la dulzura primaveral Se rompe al recibir la carta de su antigua amante (Continuará en el Nº próximo)

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