03/05/2024

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Literatura: Pei Hang (II)

06/10/1975
(Viene del Nº anterior)

Pei Hang le hizo una profunda reverencia y partió con su criado. Aunque se sentía feliz de haber encontrado tal belleza, sentía su corazón oprimido, sabiendo que tenía por delante una tarea muy difícil. Al llegar a la capital no se esforzó por continuar sus estudios en procura del grado superior. Más bien se dió a recorrer los mercados y tiendas de antigüedades y las que vendían objetos raros y curiosidades, en busca del mortero y la maza de jade. Su mirada se hizo fija y como vacía y él mismo andaba tan absorto en su asunto que pasaba junto a sus amigos como si no los conociera. Muchos pensaban que se había vuelto loco.

Así pasaron tres meses. Pei Hang estaba desilusionado y casi dispuesto a abandonar su búsqueda. Entonces conoció a un viejo comerciante en artículos de jade. "Tiene un mortero y maza de jade", le preguntó Pei Hang. "Yo no los tengo", respondió el viejo, "pero el otro día recibí una carta del señor Pien, de la Farmacia Vieja en Kuochow. Me decía que tiene un juego de esos artículos de jade que quiere vender y me pedía que le buscara compradores. Si usted desea comprarlos, puedo escribir a Pien preguntándole si todavía los tiene."

"Hágame el favor de escribirle inmediatamente y procure esos objetos de cualquier modo", le pidió Pei Hang. "Y pregúntele cuánto cuestan".

El viejo le prometió hacerlo y le dijo que volviera después de tres días. Pei Hang le agradeció efusivamente y salió. Volvió después de tres días y se alegró al ver que el viejo había obtenido el mortero y maza de jade. Al preguntar el precio el viejo le respondió que no los vendería por menos de 200 ristras de dinero.

Pei se espantó del precio tan alto pero no tuvo más remedio que pagarlo. Para poder hacerlo, vendió su criado y su caballo. Ahora tenía el juego de jade, pero no le quedaba nada más.

Sólo y a pie, Pei Hang fue al Puente Azul y presentó los objetos de jade a la vieja. Esta se rió y exclamó: "Qué persona tan honesta es usted. Puesto que ha cumplido su promesa tan fielmente, cómo puedo yo faltar a la mía? Ahora tendrá su recompensa."

La jóven también sonrió. "Qué bien se ha portado cumpliendo su promesa", dije sonrojándose. "Pero yo preferiría que machara la medicina durante cien días antes de hacer la boda."

La vieja expresó su acuerdo con su nieta. Aflojando su cinturón sacó un paquete de medicina y se lo dió a Pei Hang.

A Pei Hang no le quedó otra cosa que: obedecer. Día tras día machacó la medicina. Por la noche la vieja se llevaba el mortero y la maza a su cuarto. Una noche en que Pei Hang no podía dormir, oyó un sonido como si la vieja estuviera machacando en su cuarto. Espiando por la ventana se quedó espantado al ver que un conejo blanco estaba haciendo su trabajo. En todo el cuarto resplandecía una luz tan blanca que cada pelo era visible. Pei Hang comprendió que en la vieja había algo sobrenatural y se decidió a trabajar con más ahinco hasta la expiración del plazo.

Por fin concluyó su tarea. Pei Hang entregó la medicina convertida en polvo a la vieja y ella la tragó inmediatamente. Después dijo: "Me voy a la montaña alta a decir a mis parientes que dispongan las cosas para la boda del señor Pei Hang". Cuando salía con Yun-ying se volvió y dijo a Pei Hang: "Espere aquí un momento, por favor."

Pronto llegó un carruaje con espléndidos caballos, seguido por guías y servidores enviados a dar la bienvenida a Pei Hang. Cuando el carruaje finalmente se detuvo, Pei Hang vió un castillo magnífico, tan alto sobre la montaña que su torre parecía tocar las nubes. Las portones de perlas resplandecían bajo la luz del sol. Dentro de la sala había tapices, cortinas, biombos, alfombras y también perlas, esmeraldas y otras piedras preciosas. La casa parecía ser una rica y noble mansión. Pei Hang fue conducido al interior por chicos angelicales y lindas doncellas quienes lo invitaron a sentarse bajo un dosel, como era la costumbre. La ceremonia de la boda tuvo lugar y Pei Hang se arrodillo ante la vieja en señal de respeto. La vieja estaba tan contenta que en sus ojos sonrientes se veían lágrimas. "Descubrí el otro día que usted es descendiente de Pei, el Espíritu" le dijo. No es de extrañar que se muestre usted sereno y lleno de sabiduría. Usted está destinado a ser un Espíritu. Dándole mi nieta en matrimonio no me es una humillación."

La vieja presentó entonces a Pei Hang a todos sus parientes que eran todos espíritus y hadas. Una de ellas que vestía unas faldas como un arco iris y llevaba un alfiler de jade en su cabello, fue presentada como hermana mayor de la novia. Pei Hang se inclinó cortésmente ante ella, según lo pedía la etiqueta.

El hada le preguntó: "El señor Pei no me recuerda? "

Algo confundido, Pei Hang le respondió: "No creo haber tenido el placer de conocerla. Antes no éramos parientes".

"Se ha olvidado del barco en el que viajamos por los ríos Hsiang y Han?"

Pei Hang se quedó estupefacto. Recordó ahora el pasado y la reconoció, pues no era otra que la Señora Fan, a quien había admirado tanto en el barco. Se excusó por su mala memoria y después preguntó a una de las criadas el verdadero nombre de la Señora Fan." Aquí es la Señora Yun-chiao, hermana mayor de la Señora Yun-ying y esposa del Espíritu Liu Kang". Ahora ya ha llegado a ser un espíritu superior y es secretaria del Señor del Cielo".

La vieja indicó entonces a Pei Hang que llevara a su esposa a la Montaña de Jade y viviera allí en un lugar solitario pero muy hermoso. Su alimento diario era nieve roja y pimpollos blancos, que gradualmente hicieron a sus cuerpos claros y a su cabello más negro. Se convirtieron en espíritus del mundo divino.

Pasaron varios años; ya era el período de Tai Ho. Un día Lu Hou, un amigo de Pei Hang encontró a este en el extremo occidental del Puente Azul. Pei Hang contó entonces a Lu cómo se había convertido en un espíritu, y le dió diez libras de jade refinado producido en la Granja Azul y una píldora medicinal de la Cueva Púrpura. Los dos amigos conversaron todo el día y, al separarse, Pei Hang pidió a Lu Hou que saludara a todos sus conocidos en el mundo de los hombres.

Lu Hou agradeció a Pei Hang con una inclinación. "Puesto que te has convertido en un espíritu", le dijo, "tendrías la bondad de darme algunas instrucciones?"

Pei Hang devolvió la inclinación y le dijo: "Si recuerdas lo que dice Laotze "Vacía tu mente y llena tu estómago" comprenderás porqué en el mundo de los hombres no es posible vivir una larga vida. Preocupándose excesivamente por las cosas mundanas se desgastan. Cómo pueden encontrar tiempo para considerar teorías espirituales y filosóficas? ".

Lu Hou no entendió enteramente esa idea. Antes que pudiera responder, Pei Hang continuó: "Cuando la mente de un hombre está llena de deseos y preocupaciones, mal­ gasta la nutrición que obtiene de su alimento; su mente está llena pero su estómago se vacía. Eso es contrario a la forma de obtener una larga vida. Todos pueden llegar a ser inmortales y siempre hay alguna medicina para hacer a los hombres nuevamente jóvenes. Pero no has llegado al punto de poder entender esto. Te lo explicaré algún otro día.

Lu Hou comprendió que sería inútil hacerle más preguntas. Terminó su almuerzo y agradeciendo a su amigo por su amabilidad, se despidió de él. Nadie volvió a encontrar a Pei Hang.

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