06/05/2024

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Exitos de cartelera revelan alma taiwanesa

26/05/2011
Las dos hermanas en la cafetería donde protagonizan en Intercambios de Taipei. (Foto cortesía de Atom Cinema)
Las películas taiwanesas vienen hace un par de años disfrutando de un renacimiento, dejando de ser un placer secreto y exclusivo de expertos cinéfilos, para convertirse en un deleite popular que cuenta historias con las que se identifica el público local. Más aún, al salir de las fronteras, no sólo representan el arte cinematográfico de la nación en prestigiosos festivales, siendo reconocidas como sus predecesoras por su calidad y sentimiento, sino que también hacen publicidad turística, al ilustrar la vida y mostrar paisajes de la isla. Al mismo tiempo, develan la complejidad de la moderna sociedad taiwanesa; así como sus retos, aspiraciones y gran calor humano.

De hecho, desde que se dio el gran éxito de taquilla de Cabo Nº 7, dos películas taiwanesas han repetido en 2010 y 2011 la hazaña de superar los 100 millones de dólares taiwaneses (o 3,47 millones de dólares estadounidenses) en sus primeros meses en cartelera: Monga y Héroe del mercado nocturno. La ganancia ha sido doble, no sólo en la taquilla, sino también en el ámbito turístico. Los lugares en los que se filmó Cabo Nº 7 se convirtieron en valiosos sitios de peregrinaje turístico, generando una vital entrada económica a los moradores de la pequeña villa de Hengchun, Pingtung, que dependen de los visitantes para subsistir. Dicho éxito se repitió con el renacimiento del sector de Bopiliao, en Taipei, gracias a la película Monga.

Por ello, muchas de las nuevas películas se hacen con el propósito expreso de destacar lugares y costumbres de la isla. No obstante, el escenario, aunque es una parte vital de la historia y llega a ser uno de los personajes, no opaca el mensaje ni permite que se pierda en la superficialidad de una promoción turística. Las historias, si bien cuentan con un rico trasfondo, llevan un profundo mensaje que conmueve y perdura con el público, que tanto local como internacionalmente, ha respondido en forma entusiasta.

 

Un mercado nocturno típicamente taiwanés se plasma en el afiche de Héroe del mercado nocturno. (Foto cortesía de Green Film)

Los más recientes éxitos de taquilla en Taiwan son películas humildes, de producción sencilla y tramas simples, que también reconocen lugares y costumbres típicas de la isla. Estos filmes resultan un descubrimiento fascinante para los extranjeros, mientras que para los taiwaneses evocan sentimientos de nostalgia, orgullo y hasta autoreflexión. Tal es el caso de Héroe del mercado nocturno, Intercambios de Taipei, Siete días en el cielo y Domingo filipino.

En medio de los paisajes tan autóctonos de Taiwan, como lo pueden ser las villas campesinas, las cafeterías de barrio, o los mercados nocturnos; hay temas universales, como la lucha de los jóvenes por alcanzar el éxito en su trabajo; los triunfos y tribulaciones de los trabajadores extranjeros; el choque entre la modernidad y las tradiciones, el campo y la ciudad; y la plaga de la corrupción, todos captados en el celuloide por directores y actores taiwaneses.

La película Intercambios de Taipei (o en mandarín, Las 36 historias) relata la historia de dos hermanas que abren una cafetería, como tantas que pululan en la isla. Sin querer, quedan de pronto como dueñas de una serie de artefactos y antigüedades que no caben con su idea de un café elegante. Para deshacerse de ellos y de paso, atraer más clientela, proponen un sistema de intercambio, en el cual las personas toman un objeto que desean y deben dar algo a cambio.

Una de las partes más emotivas se refiere precisamente a un turista japonés, que al no tener con qué intercambiar un libro de recetas, interpreta dos canciones. Un personaje que desea regalar 36 jabones de diversas partes del mundo cuenta la historia de cada uno de ellos. La película cuestiona el valor que damos al éxito y a las cosas materiales. Escuchar sobre la realización de los sueños de otros motiva a una de las hermanas a dejar el café y seguir la meta de su corazón: viajar por el mundo.

El filme representa el conflicto entre las metas materialistas y el idealismo. En la actual generación de jóvenes taiwaneses, éste es un conflicto interno muy corriente ante la presión de su familia por “alcanzar el éxito”: invertir su dinero en estudios o en viajes. La película también muestra entrevistas con la gente de la calle, como un toque de realismo. La película fue comisionada por el Departamento de Información y Turismo del Gobierno de la Ciudad de Taipei, como una forma de contrarrestar la reputación de la ciudad como una meca del capitalismo, con gente que no piensa sino en cuál es la marca de moda y cómo hacer más dinero. El idealismo de las protagonistas representa una nueva corriente en los jóvenes, que infunde nueva vida a la sociedad. Intercambios de Taipei ganó el galardón a la Mejor Canción Original en los 47º Premios Caballo Dorado.

 

Los codirectores de Siete días en el cielo, Essay Liu (izquierda) y Wang Yu-lin (derecha), regalaron recuerdos de la película al presidente Ma Ying-jeou para agradecer su apoyo. (Foto de CNA)

Domingo filipino habla de las experiencias de dos trabajadores de fábrica filipinos, que, en su día libre en Taipei, se encuentran un sofá rojo y deciden a pesar de las dificultades, llevarlo cargado hasta su dormitorio en la fábrica de bicicletas donde laboran en Taoyuan. Narrado en idioma tagalo, con breves frases en mandarín, la película presenta una perspectiva menos glamorosa de Taipei. La vida de los trabajadores extranjeros, héroes anónimos de la economía, es limitada en muchos sentidos. Por ejemplo, si no están de vuelta a cierta hora en sus dormitorios, pueden ser dejados fuera o despedidos que es lo que ocurre al final.

En el transcurso de la historia, vemos la sociedad taiwanesa desde su punto de vista. De hecho, lo que más deja impresión en el espectador, aparte de la conciencia del aislamiento y las barreras que enfrentan estos trabajadores, especialmente del idioma, es que aunque los personajes taiwaneses parecen ser más ricos, en realidad carecen de muchas cosas, como la amistad puesta a dura prueba entre los protagonistas. El sillón es un símbolo de los compromisos y cargas, los retos que lleva sobre sus hombros cada persona, y los momentos cómicos del filme resaltan que hay que saber cuándo llevar a cuestas el peso, cuánto peso llevar, cuándo descansar y lo valioso de tener en quien apoyarse. Por esta creación, Ho Wi-ding obtuvo el reconocimiento a Mejor Nuevo Director en los 47º Premios Caballo Dorado.

Otro sorpresivo éxito de taquilla fue una película que trata acerca de la muerte y los ritos funerarios tradicionales en la sociedad taiwanesa. Siete días en el cielo, adaptación de una historia corta por Essay Liu, director del filme, cuenta cómo una sofisticada “citadina” regresa a su hogar en una remota villa del campo en Changhua, al centro de Taiwan, para cumplir sus deberes filiales en las ceremonias tradicionales por la muerte de su padre. La película enfrenta la superficialidad de las prácticas tradicionales, que han caído en ritualismos, como las personas que se contratan para llorar en el cortejo, exponiendo con humor negro los detalles de la vigilia de siete días junto al fallecido. Las ceremonias dejan poco tiempo para el proceso de aceptar y digerir la muerte de un ser querido.

Los efectos de la muerte del padre se perciben desde el punto de vista de sus hijos, el sobrino —quien está a cargo de grabar los acontecimientos del funeral en su cámara—, la cuñada y hasta el dueño de la compañía encargada de los ritos funerarios. Llegamos a conocer las historias de los personajes y la complicada red de sentimientos revelados a través del alargado funeral.

 

Ho Wi-ding, de Domingo filipino, recibe el galardón al Mejor Nuevo Director en los 47º Premios Caballo Dorado. (Foto de CNA)

Siete días en el cielo fue la carta de presentación de Taiwan en varios festivales cinematográficos tales como el de Fukuoka, Japón; y Vancouver, Canadá. La película ganó el Premio de Cine de Taipei por el Mejor Libreto, y obtuvo el Premio al Mejor Libreto y Mejor Actor de Reparto, de los siete premios a que fue nominada en los 47º Premios Caballo Dorado. En cartelera, ocupó el segundo lugar en recaudación después de Monga. Muchas otras películas taiwanesas han mostrado el lado supersticioso de la isla —Mi abuela mágica— o las complicadas tradiciones —como Ang Lee con su Banquete de bodas— ya que la isla ha preservado muchos aspectos en forma más conservadora que en China continental.

Héroe del mercado nocturno, primera creación del director Yeh Tien-lun, enfoca en la cultura del mercado nocturno desde el punto de vista del valor de esta comunidad, que se debate entre rivalidades triviales y romances secretos; hasta que deben hacer causa común para enfrentar a compañías constructoras despóticas y burócratas corruptos que desean despojarlos de su forma de vida. Su lucha tiene un final feliz.

Aparte de las comidas típicas de un mercado nocturno, como el famoso pollo frito, otro elemento muy tradicional que juega un papel importante son los títeres, que ayudan a contar la historia. Para los taiwaneses, la película es atractiva porque cuenta con caras conocidas de larga trayectoria en la isla, como la comediante Lotus Wang y el presentador de televisión Chu Ko-liang, aparte de éxitos musicales de antaño. Más que un estereotipo, el filme presenta un viaje al pasado con recuerdos placenteros. El mercado nocturno es una parte vital de la cultura de Taiwan y cada mercado está unido intrínsecamente a su comunidad. La película fue nominada como Mejor Comedia en el 3º Festival Internacional Cinematográfico de Okinawa.

Si bien es algo temprano para declarar un triunfo total, los éxitos recientes dan impulso al renacimiento de la cinematografía taiwanesa. Con más presupuestos e historias cotidianas, se puede mantener la ola de entusiasmo por parte de los cineastas, así como el fervor del público en la taquilla.

Texto adaptado por Silvia Villalobos

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