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Deidad suprema: el Emperador de Jade

06/12/2012
Imagen del Augusto Emperador de Jade que data de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Su cara y manos están ennegrecidas por el hollín del incienso.

Siguiendo la tradición imperial china, existe una suprema deidad que reina en una majestuosa corte celestial, donde se encuentran todos los dioses importantes. Se trata del Augusto Emperador de Jade (玉皇大帝), considerado como la máxima deidad dentro del Panteón Taoísta.

Esta concepción tiene sus orígenes en la burocracia del sistema imperial que reinó en China hasta la fundación de la República de China en 1912. El modelo de la organización de los seres divinos sigue esencialmente el orden social de los seres humanos en el territorio chino. Por esa razón, el Emperador de Jade se encuentra en la cúspide de la burocracia divina.

En este sentido, a los emperadores se les denominaban como Tien-tzu, que significa “Hijo del Cielo”, o sea descendiente directo del Emperador de Jade y por ende, dotado de la autoridad divina para gobernar.

Según el taoísmo, el Emperador de Jade era el príncipe heredero del Reino de la Dicha Pura y de los Majestuosos Ornamentos y Luces Celestiales. Al nacer, emitió una luz maravillosa que iluminó todo el reino. Desde muy joven, demostró ser amable, inteligente y sabio; mostrando respeto y benevolencia tanto hacia los seres humanos como hacia las demás criaturas.

Tras la muerte de su padre ascendió al trono, asegurándose de que todos en su reino encontraran la paz y la satisfacción. Después de ésto, comunicó a sus ministros que deseaba dedicarse a la búsqueda del Tao en el Acantilado Brillante y Fragante.

Después de 1.550 intentos a través de la meditación y auto-iluminación, cada uno de ellos con una duración de 120.976 años, logró la Inmortalidad Dorada. Después de otros cien millones de años de cultivo personal, se convirtió por fin en el Emperador de Jade. La cantidad de años es simplemente simbólica y adaptada a la estrecha mentalidad de los seres humanos. En realidad, nadie sabe a ciencia cierta cuántos fueron los años que necesitó para alcanzar su perfección divina.

Al Augusto Emperador del Jade se le conoce con varios otros nombres, que varían entre las etnias y regiones de China. Uno de los sinónimos más populares es Tien Kung, y es el nombre suyo de uso más común. Por ejemplo, cuando uno hace una exclamación de asombro, recurre al uso de Tien Kung.

 

Dinero votivo con el semblante imaginario del Emperador de Jade.

Tien Kung, que traducido al español significa “Abuelo Celestial”, denota que es la suprema deidad del panteón taoísta, y gobierna sobre el Cielo y la Tierra del mismo modo que los emperadores terrenales gobernaron en el pasado sobre China.

Los fieles veneran y adoran al Augusto Emperador de Jade en el altar principal de los Templos Tien Kung ($ر$=

Durante el largo período imperial que vivió China, el Emperador de Jade fue venerado como el patrón de la familia imperial. Se conoce de esta devoción por lo menos a partir del siglo IX. Por esa razón, su imagen aparece con frecuencia en los templos oficiales.

Existen muchas leyendas relacionadas con el Emperador de Jade, algunas de ellas de origen oscuro y poco conocido, mientras que otras han sido transmitidas y recordadas por todas las generaciones debido a festivales específicos en su honor.

Una de las leyendas más populares es aquélla del Vaquero y la Tejedora, que narra de un hada que bajó a la Tierra y se enamoró de un humilde vaquero. El Emperador de Jade se sintió enfurecido por ese noviazgo furtivo entre una divinidad y un ser mortal, procediendo a castigarlos. Había que separar a un ser inmortal de su compañía con alguien mortal, debido a que existe una contradicción entre ellos. Sin embargo, al ver el sincero amor entre ambos, permitió que una vez al año, el séptimo día del séptimo mes lunar, la pareja pueda reunirse.

En esa noche, todas las urracas remontan vuelo alto y forman un puente que une la Tierra con la Vía Láctea, donde nuestro humilde vaquero cruza para verse con su amada. En China, ese día es el Día de los Enamorados. Existen varias versiones de la leyenda, pero todas tienen ese fin romántico.

Otra leyenda muy popular tiene que ver con los doce animales del Zodíaco Chino, donde la versión taoísta narra que el Emperador de Jade bajo a la Tierra y quiso ver cómo eran los animales, prometiendo que a los doce primeros en llegar, serían honrados como animal regente durante un año. Se dice que el gato, un tanto perezoso, le pidió a su buena amiga, la rata; que lo despertara cuando llegase el Emperador de Jade. Pero, ésta en vez de hacer eso, se escondió entre los cuernos del buey y fue la primera en llegar ante la deidad suprema. Cuando despertó el gato, se dio cuenta que había sido traicionado y ya habían pasado casi todos los animales. Por esa razón, desde ese día, el gato y la rata son enemigos a muerte.

Además de la miríada de leyendas y mitos relacionados con la deidad que encontramos en las diferentes regiones de China, el Emperador de Jade también se honra o recuerda en muchos ritos taoístas y de las religiones folklóricas.

 

Interior del Templo Fengtien, uno de los pocos dedicados al Augusto Emperador de Jade en la ciudad de Taipei.

El cumpleaños del Emperador de Jade cae en el noveno día del primer mes del calendario lunar. Los templos taoístas en Taiwan y China continental suelen realizar un ritual denominado pai-Tien-Kung, que literalmente significa “adoración al Cielo”. En la ceremonia, los monjes taoístas y fieles se postran ante la imagen de la deidad, presentan diversos tipos de alimentos como ofrendas y queman incienso. 

En las familias más tradicionales en Taiwan, se monta en la mañana del cumpleaños de la deidad una mesa-altar con seis tipos de verduras, fideos, frutas, pasteles, bolitas de arroz glutinoso dulce, arecas y faroles de papel; así como cinco tipos de platos hechos a base de carne (generalmente cerdo, pollo y pescado) y varias copas de licor. Estas copas son en honor de las otras deidades taoístas, que se encuentran bajo el mandato del Emperador de Jade.

Una vez montada la mesa-altar, toda la familia procede a arrodillarse tres veces y hacer nueve kowtows o inclinaciones de la cabeza hasta tocar el piso. Este rito se realiza con el propósito de mostrar la obediencia de los fieles hacia el Emperador de Jade y para desearle longevidad.

Siendo la máxima deidad del Panteón Taoísta, el Emperador de Jade es la “autoridad” que rubrica el papel moneda de curso legal en las ceremonias religiosas. Por esta razón, su semblante aparece en la mayoría de los billetes de diferentes denominaciones que se emiten para propósitos votivos. En muchos de ellos, incluso encontramos la firma “Yu Huang”, su nombre en chino.

También es una de las pocas deidades del mundo que tiene permanentemente emisarios en el mundo de los mortales, que le informan periódicamente acerca del comportamiento de cada uno de los ciudadanos del mundo.

 Los funcionarios locales de la administración celestial son los Dioses de las Murallas y los Fosos, uno de ellos por cada pueblo. Bajo su mando están los Dioses de las Chimeneas (ahora más conocidos como Dioses de la Cocina), uno en cada familia. Estas deidades generan un interminable flujo de informes al Emperador de Jade sobre las personas que se encuentran bajo su jurisdicción. Ellos también tienen una multitud de asistentes, dioses que habitan en nuestro cuerpo, similares al concepto del ángel de la guarda.

En el grado más bajo de las deidades dentro de la burocracia celestial se encuentran los Magistrados del Infierno, quienes se encargan de juzgar a las ánimas de los fallecidos, emitiendo una sentencia para castigar a los que hayan obrado mal o remitir al Cielo a quienes se hayan portado bien. Estos Magistrados también se encargan de administrar las diferentes cámaras de castigo del Inframundo, y suelen recorrer el mundo de los mortales para recoger informaciones acerca del comportamiento de los vivos.

A cada género de estas deidades se le dedica un día al año, donde se le realizan ceremonias en su honor, y se le ofrecen abundante comida y deliciosos postres. Es una especie de “soborno” para despedir a la deidad cuando se dispone a partir hacia el Cielo para rendir cuentas ante el Emperador de Jade. Así, sólo dirá cosas buenas de la familia o persona que le ofreció el festín.

Texto y fotos de Luis M. Chong L.

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