02/05/2024

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El calabazo, un fruto con fuertes lazos culturales en Taiwan

06/05/2013
Curioso pesebre sudamericano tallado en un porongo partido por la mitad y vistosamente colorido.

En algunas de las principales ciudades de Taiwan, encontramos sitios cuyos nombres empiezan con hulu, los caracteres chinos para denominar una planta muy usada en China desde tiempos remotos. Se trata de la calabaza, cuya forma ha sido incorporada al arte, las leyendas e incluso en el lenguaje popular.

La calabaza (Lagenaria siceraria [Molina] Standl. 1930) es una planta enredadera o trepadora de la familia de las cucurbitáceas. El fruto de esta planta, que es comestible cuando tierno, ha sido cultivado en Asia principalmente para ser utilizado seco como recipiente. Este fruto se conoce vulgarmente como calabazo.

El calabazo es también conocido en español como porongo, mate, calabaza de peregrino, totumo, guaje, bule o jícara. Algunas de estas designaciones se refieren al uso que se le asigna al fruto seco y posteriormente preparado para alguna finalidad.

 

Conjunto de artesanías chinas hechas de calabazos, incluyendo jaulitas para grillos, botellitas de rapé y figurillas de deidades mitológicas.

Sin embargo, el término calabaza es también usado para denotar varias otras especies de cucurbitáceas, tales como el ayote o auyama (Cucurbita maxima Duchesne, in Lam., 1786). De igual manera, el fruto de esta planta posee una cáscara dura que puede ser tallada; pero no tiene la consistencia y duración del calabazo.

Durante la dinastía Ching (Qing, 1644-1912), estuvo muy de moda tener como mascota a insectos chirriadores, tales como los grillos y esperanzas. Esta costumbre, que se inició entre los estratos más pobres del pueblo, como una diversión gratuita para deleitar el oído en las calurosas noches de verano, finalmente logró penetrar en el Palacio Imperial.

Como resultado, el calabazo adquirió importancia al ser utilizado como diminutas jaulas para los insectos cautivos. Al inicio, el porongo era sencillamente limpiado por dentro y se le perforaban pequeños agujeros para que el insecto pudiese respirar. Pero, con el tiempo y al adquirir cada vez mayor popularidad esta costumbre, los artesanos comenzaron a crear exquisitas obras talladas del fruto seco, con cierres metálicos, de márfil u otro material fino.

El calabazo o porongo era colocado aún siendo un fruto pequeño y verde, en moldes de barro de diferentes formas con diseños de flores o adornos simétricos. Al crecer y endurecer, estos frutos constituían hermosas jaulas para los grillos cautivos, que eran criados no sólo por su hermoso canto, sino también para las peleas de grillos, otra interesante diversión que apareció entre el pueblo.

La contextura del porongo se mezcla bien con el chirrido del insecto, convirtiéndose en una caja sonora natural que aumenta el sonido del grillo al retumbar entre las paredes del fruto seco.

 

Un par de pintorescos instrumentos de percusión hechos con calabazos.

Así, lo que al principio fue una diversión de los pobres, se volvió en un símbolo de la nobleza y los eruditos.

Empero, en China, el calabazo común, en forma de peras o de peras dobles, ha sido un símbolo de salud. El último, en forma de dos peras superpuestas, se le denomina en chino como hulu (葫蘆). Tradicionalmente, se le asocia con los inmortales del taoísmo. Por esa razón, suele aparecer colgado del cinturón en las imágenes de muchos de ellos.

En consecuencia, los médicos chinos de antaño solían colocar sus mejores medicamentos dentro de pequeños recipientes de calabazo debido a sus fabulosas facultades curativas. Se creía que el hulu absorbía la energía negativa (ying) asociada con el elemento tierra y que afecta la salud cuando aumenta su presencia en el cuerpo humano. Por esta misma razón, el fruto seco de la calabaza ha sido usado como recipiente para líquidos, particularmente medicinas o licores.

En términos culturales, la relación entre el porongo con las artes del curandero o del médico, ha tenido una profunda influencia en el pensamiente chino. Lo podemos comprobar con la famosa expresión “¿Qué medicina vendes dentro de tu calabazo?” (葫蘆裡賣什麼藥?); que traducida al español sería equivalente a “¿Qué es lo que llevas bajo la manga?”.

 

Un par de porongos tallados con grullas, simbolizando la longevidad.

Tras el descubrimiento de América, se trajeron al Viejo Mundo muchas nuevas especies de plantas útiles al ser humano; entre ellas, el tabaco. Observando los usos que hacían algunos curanderos y hechiceros de los derivados de esta planta, surgieron nuevas aplicaciones. Muchas de ellas incluso se convirtieron en moda por algún tiempo en Europa.

Uno de los derivados del tabaco usados para este propósito fue el rapé, un preparado de tabaco que es molido y habitualmente aromatizado con el propósito de ser consumido por vía nasal.

Durante la segunda mitad del siglo XIV, se popularizó el consumo del rapé entre la alta sociedad europea, al llegar a creer en las propiedades curativas de este polvo. Tal fue la extensión de su consumo, que en muchas ocasiones hubo serias amenazas contra los usuarios por parte de las autoridades de varios países europeos. Pero, por otro lado, también muchos personajes famosos eran adictos al rapé, incluyendo algunos Papas.

En 1638, se informa por primera vez sobre el uso del rapé en China. Al igual que en Europa, el uso del rapé entre los chinos estuvo principalmente limitado a la alta sociedad, como una forma de diferenciarse del pueblo, que consumía tabaco.

 

Muchas empresas en Taiwan han optado por usar el calabazo como marca para sus productos, especialmente si son medicamentos.

Debido a esta particularidad, el precioso polvo era guardado en recipientes decorados con gran gusto artístico. Entre los materiales usados, los pequeños calabacines secos eran los favoritos de muchos debido a su facilidad para ser moldeados al gusto del cliente. Así, encontramos curiosas botellitas de rapé hechas de porongo elaboradamente talladas, y adornadas con hilos de colores y pendientes de piedras preciosas.

Sin embargo, el número de calabazos o porongos que lograban crecer y adoptar la forma del molde era bajo, ya que la mayoría terminaba deformándose o pudriéndose. Por eso, las botellitas de rapé hechas de este material son escasas y muy cotizadas por los coleccionistas.

Además de los usos descritos arriba, el calabazo también puede ser aprovechado para hacer instrumentos musicales, pequeños adornos y obras de arte.

Finalmente, el número ocho es considerado como símbolo de buena suerte y prosperidad. Tanto por su forma, así como la pronunciación del primer carácter de su nombre en chino, hu, que es parecida a fu, que significa felicidad y buena suerte; el calabazo ha estado muy estrechamente ligado con la cultura china.

Texto y fotos de Luis M. Chong L.

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