Visitar la Casa de Huéspedes de Taipei es un raro privilegio, ya que el inmueble está abierto al público apenas una docena de veces al año. No obstante, es una enriquecedora experiencia que nos transporta al pasado con un vistazo a múltiples acontecimientos históricos importantes reflejados en sus recintos. El edifico en sí muestra diversas influencias estéticas y arquitectónicas que reflejan el mosaico de influencias que formaron lo que es Taiwan hoy en día.
Ubicada en el corazón de la ciudad, la Casa de Huéspedes de Taipei pasa casi desapercibida ya que sus imponentes murallas garantizan privacidad absoluta. Desde las concurridas calles vecinas, la vida metropolitana discurre sin perturbar el histórico inmueble. A un lado, se yergue el Parque 228, del otro, la Avenida Zhongshan. Por un costado, la rodea el antiguo edificio del Hospital de la Universidad Nacional de Taiwan, junto con su bulliciosa estación de metro. Al otro lado, se encuentra la Avenida Ketagalán y el vecino Ministerio de Relaciones Exteriores. Desde este punto, se puede ver el majestuoso Palacio Presidencial, construido por la misma época en un estilo similar.
El edificio principal en sí ha sido renovado varias veces. Su construcción se inició en 1899 y concluyó en 1901. El primer edificio, diseñado por los arquitectos japoneses Douguo Hokuda e Ichiro Nomura, tuvo el propósito de fungir como residencia del gobernador general japonés; así como para recibir al Emperador y otros importantes dignatarios en sus giras a Taiwan. No obstante, este edificio no soportó muy bien las inclemencias del clima tropical de Taipei. Además, resultaba algo pequeño para sus múltiples funciones e importantes huéspedes. Para 1911, fue necesaria una renovación, especialmente de las partes construidas en madera, ya que éstas estaban siendo devoradas por las termitas. Asimismo, se hicieron importantes ampliaciones a la edificación principal. Este se conoce como el segundo edificio.
Escalinata barroca con adornos en platina de oro en la pared.
La remodelación se hizo empleando madera de ciprés rojo traída de Japón. Si bien Taiwan llego a ser famoso por su producción de este tipo de madera, en esa época no se había comenzado a plantar tal árbol en el área de Alishan, de donde posteriormente saldría para reconstruir múltiples templos en Japón. Solamente esta madera pudo derrotar las inclemencias del tiempo y el voraz apetito de las termitas.
El arquitecto encargado de la reconstrucción, Matsunosuke Moriyama, también es responsable del diseño del actual Museo de Aguas Termales de Beitou, el Yuan de Control, el Palacio Presidencial y la sede de la Corporación de Tabaco y Licores de Taiwan. Moriyama fue uno de los arquitectos más importantes de Taiwan durante el período bajo el dominio japonés.
Moriyama sustituyó partes de madera dañadas con ciprés rojo o con acero, lo que se aprecia especialmente en las escaleras. También expandió el tamaño de la residencia y organizó el diseño de los jardines. Asimismo, le puso un techo con mansardas a la edificación, un techo de cuatro lados con doble curvatura en cada lado.
Este arquitecto japonés es conocido por preferir el estilo barroco en sus diseños. Tras la Restauración Meiji, los japoneses volcaron su preferencia a copiar diversos estilos occidentales, y la mezcla de dichos estilos se aprecia en la Casa de Huéspedes. No obstante, los aposentos personales llevan la indiscutible marca del estilo japonés. Con esto, la Casa de Huéspedes logra un sincretismo muy interesante.
Dicha “imitación” de los estilos occidentales se aprecia en los pequeños detalles. Puede decirse que el edificio refleja un estilo renacentista, de influencia romántica, con paredes exteriores que simulan piedras sobrepuestas, aunque el inmueble en sí está hecho de ladrillo. Este juego entre la apariencia y la construcción verdadera se expresa de varias maneras. Por ejemplo, las columnas en el primer piso son de estilo grecorromano, pero en realidad, son columnas “falsas”. No están hechas totalmente de mármol, sino que llevan barras de acero al centro, que se unen a las barras del techo, dando una solidez al inmueble. Estas columnas están enmarcadas en piezas de concreto con forma redondeada y grecorromana, completando la ilusión.
Una de las diversas salas de descanso con su elaborada chimenea y magníficos espejos.
Un ejemplo de la atención a los detalles elegantes se aprecia en las delicadas piezas de cerámica que adornan las 17 chimeneas de la edificación. Las mismas son de inspiración victoriana y fueron importadas directamente de Inglaterra. Exhiben diferentes patrones, a colores o monocromáticos, pintados a mano o en alto relieve.
En realidad, el gobernador general japonés no vivía en los lujosos aposentos de los pisos superiores, sino en cuartos más acogedores y privados en el primer piso o una casa estilo japonés separada del inmueble principal. Estos últimos aposentos fueron recientemente restaurados a su gloria anterior, dándonos una idea de la vida cotidiana a principios del siglo XX.
La Casa de Huéspedes no solamente llena un nicho estético, sino que cumple su función de recibir a los visitantes distinguidos y servir de telón para importantes actos protocolarios, tal y como la firma del tratado de paz entre la República de China y Japón, en 1952, entre otros. Esta importante ocasión fue inmortalizada en una escultura de bronce de los signatarios que se encuentra ahora en el segundo piso de la Casa de Huéspedes.
De esta forma, fue a partir de 1950 que comenzó esta segunda etapa de su vida útil, siendo escenario de banquetes de estado, recepciones de dignatarios extranjeros y actividades culturales.
Desde 1964, el inmueble ha estado bajo la administración del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1998, fue designado como sitio cultural de primera clase.
Texto y fotos de Silvia Villalobos
Paisaje de Japón labrado en mueble ceremonial.
Los visitantes pueden aprender más de la historia del tratado de paz entre la República de China y Japón en el salón donde se rubricó tal documento.