03/05/2024

Taiwan Today

Noticias de Taiwán

Conversaciones con Ang Lee en casa

26/06/2013
(Arriba) Ang Lee, renombrado director taiwanés, compartió sus pensamientos con la prensa y admiradores durante su estadía en Taiwan. (Foto de Jimmy Lin)

Ang Lee regresó a Taiwan la víspera del Día de la Madre, poco tiempo después de ganar su segundo Premio Oscar, esta vez por dirigir La Vida de Pi. Lee, quien vino para celebrar el cumpleaños 88 de su madre, fue honrado por el presidente Ma Ying-jeou al ser galardonado con la Orden de la Estrella Brillante. La bienvenida fue calurosa, tanto por la prensa como por sus admiradores. Lee dedicó tiempo a una conferencia de prensa internacional y dos simposios durante su corta estadía en la isla.

El dramático desarrollo de la carrera de Lee, de artista desconocido a galardonado, es una historia que alienta el espíritu. El joven Lee fracasó dos veces en sus exámenes de ingreso a la universidad. Su padre, director de escuela, desaprobó su idea de estudiar teatro. Un joven universitario en uno de los simposios hizo mención a esta etapa y pidió consejo a Lee, ya que está enfrentando un dilema similar donde todo parece ser un fracaso.

“La frustración y el fracaso pueden moldear su carácter, pero no deben ser demasiado. Si sufre muchos fracasos, se puede convertir en un hábito y crear un impulso (negativo). Cambiar su destino depende de las decisiones que tome en momentos críticos”, respondió Lee.

Lee animó al joven a determinar cómo superar su sentimiento de fracaso, y sugirió que cuando se sienta deprimido, debe pensar en cómo tomar la dirección hacia el éxito. Lee hizo hincapié en la importancia de tomar decisiones racionales en momentos cruciales, citando su determinación de trabajar con James Schamus, un productor independiente de Nueva York, en su primera película, llamada Manos que empujan, como ejemplo. La ayuda de Schamus con el presupuesto ayudó a Lee a completar su filme por tan sólo 400 mil dólares estadounidenses.

El padre de Lee nació en una familia acomodada de la provincia de Jiangxi, en China continental. Como educador, fue el director de dos reconocidas escuelas en Tainan y tenía grandes expectativas con respecto a su hijo. Lee sentía el peso de tales ilusiones pero también vio a su padre como un modelo a seguir en todos los aspectos.

 

Tigre digital (Fotos cortesía de Deltamac Co. Ltd. y Central Pictures Corporation)

“Si ve la relación desde un punto de vista freudiano”, explica Lee a su público, “el padre debe caer para que crezca el hijo. Pero yo no quería que mi padre cayera. Porque yo tenía miedo y no quería pelear con él, me escondí de mí mismo alejándome muy, muy lejos”.

Dejar Taiwan liberó la personalidad de Lee de su represión, y le dio rienda suelta a su espíritu aventurero.

Tras completar su trilogía en mandarín que califica de “papá sabe lo que es mejor”, Lee dirigió una adaptación de la obra victoriana de Jane Austin, Sentido y sensibilidad; y posteriormente El Secreto de la montaña, una historia de amor homosexual con el trasfondo del Medio Oeste estadounidense de la década de 1960. Intrigado por esta diversidad, un miembro de la prensa internacional preguntó por qué alguien tan empapado en la cultura confucianista del Este Asiático quería explorar una amplia gama de culturas en sus películas.

“Es fácil hacer películas sobre otras culturas porque estás más separado de ellas”, respondió Lee. “Lujuria, precaución fue muy difícil porque entresaca y examina complicados temas culturales chinos. Fue una película sumamente incómoda para hacer”, afirma.

Lee sobresale en amalgamar las culturas oriental y occidental, una habilidad que atribuye a su formación en Taiwan, que ha estado sujeta a influencias culturales exteriores por siglos. Su niñez en la isla, al igual que su amor temprano por las películas tanto de Hollywood como de Hong Kong, hace de los conflictos culturales una parte integral de sus procesos de pensamiento.

 

Isla maravillosa

El director taiwanés contó que se ha sentido casi como un fuereño, viviendo en medio de un conflicto cultural toda su vida, haciendo hincapié en que en Taiwan es un waisheng ren (chinos continentales que emigraron a Taiwan después de 1945) de segunda generación; en Estados Unidos es un extranjero; y en China continental es llamado “compatriota taiwanés”.

Lee también confiesa que debió aprender mucho mientras hacía sus películas en inglés. Por ejemplo, su inglés no era muy bueno cuando filmó Sentido y sensibilidad. Frente a un elenco que incluía artistas como Emma Thompson y Hugh Grant, su deseo de enorgullecer a Taiwan y todo Asia se convirtió en una carga casi imposible.

Por ello, Lee pidió a los actores inspirarse de la naturaleza, lo que resultó en escenas maravillosas, casi poéticas. La película ganó un Oso Dorado en el Festival  Internacional del Cine de Berlín y fue elogiado por la Academia Británica de Cine y Televisión como uno de los mejores ejemplos de adaptación asiática de material occidental en la historia del cine.

Su éxito en esta película lo llevó a su noveno filme, Secreto en la Montaña, en 2006. Solamente cuando éste le generó el Premio de la Academia como mejor director fue que aceptó su propio éxito y su destino para trabajar en la industria cinematográfica. No obstante, al retornar a un entorno cultural más familiar con el fin de enfrentar mayores retos, también volvió su ansiedad.

Lujuria, precaución toca algo de lo que yo temía hablar, un tipo de trauma histórico compartido. A pesar de que no se sentía bien contar esta historia, consideré que debía hacerlo. La película brinda a los jóvenes la oportunidad de experimentar el entorno en esa época, que de otra manera no hubieran tenido”, señala Lee.

 

Manos que empujan

El director taiwanés ha dirigido una amplia variedad de películas a lo largo de su carrera de 22 años, desde películas artísticas a ciencia ficción y artes marciales. Alguien pregunta cómo se encuentra el equilibrio entre las demandas del arte y el comercio.

“No tengo una respuesta para eso. Si existiera una fórmula para hacer películas, nunca perderían dinero”, afirma Lee.

En cuanto al entorno fílmico en la isla, Lee advierte que “la cultura necesita raíces y necesita visión, no es sólo una excusa para apantallar. El mayor problema que enfrenta la industria cinematográfica en Taiwan es la falta de una estrategia a largo plazo. (En este momento) todos están luchando por su lado”.

Citando La Vida de Pi, Lee afirma que la industria cinematográfica ha sido mundial desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, Lee explica que decidió hacer una película en tercera dimensión desde antes de que se terminara Avatar. Dado que Hollywood no contaba con la experiencia necesaria, escogió iniciar el proyecto en tercera dimensión en Taiwan.

Habiendo ganado dos Premios Oscar, dos Osos Dorados, y dos Leones Dorados (del Festival de Venecia), Lee ya tiene un lugar reservado en la historia del cine.

Cuando Lee, que ve sus habilidades creativas como un regalo del Cielo, dio su discurso de aceptación en los Oscar, primero que todo agradeció al “dios del cine”.

“Tengo que creer que hay otro poder, que el destino ha decretado que yo haga este trabajo. Percibo algo desconocido e ignoto, una convicción ilusoria, un tipo de ayuda que no es de este mundo. Yo creo que soy un sirviente de las artes”, confiesa Lee.

El director taiwanés afirma que está rodeado de personas más inteligentes que él mismo, pero que no han hecho tantas películas. Lee añade que cuando se compromete con un proyecto, pierde el miedo y se siente lleno de energía. Con las personas a su lado dando lo mejor de sí para ayudarlo, es casi como si el Cielo mismo le tendiera una mano, declara Lee.

Adaptado de Taiwan Panorama
por Silvia Villalobos


 

Sentido y sensibilidad

 

Tigre agazapado, dragón escondido

Popular

Más reciente