04/05/2024

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Luciérnagas de metal

01/05/2001
Wang Mei-jen: “Nunca considero que mis trabajos están completamente terminados. Siempre me parece que queda algo, por ejemplo algunos retoques a la superficie”.

ang Mei-jen está martillando una lámina de metal para hacer un candelabro. El sudor corre por su frente, pero no vacila un instante. Tres o cuatro horas después, cuando su brazo esté demasiado cansado para continuar, parará. Mientras tanto, el martillo sigue moviéndose a un ritmo constante. “La orfebrería es sin duda un trabajo manual”, dice jadeando. “Hay que templar el metal antes de expandirlo y darle forma con el martillo. Las mujeres generalmente no tienen tanta fuerza, y muchas les temen al fuego”.

La artista ha aprendido todo esto con mucha dificultad: años como orfebre le han dañado los ligamentos y sus manos se han vuelto ásperas, pero aún así  ella hace que su trabajo parezca fácil. “Me lastimo con frecuencia las manos, y es una labor ruidosa, pero lo que hago me hace sentir contenta y me brinda un increíble sentido de tranquilidad”, explica. “Es como si mantuviera un diálogo con el metal a través de mi martillo”.

Wang creció rodeada de metal. Su padre administraba una herrería, por eso desde niña no le tenía temor a las maquinarias pesadas. “La mayoría de las mujeres piensan que el metal es duro, extraño y frío”, dice. “Pero para mí, puede ser tan suave como el papel, algo que se puede usar para moldear diferentes formas”.

Después de graduarse del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de la Cultura China, Wang continuó estudios avanzados en la Escuela de Arte e Historia del Arte de la Universidad de Iowa, especializándose en Diseño. Allí también realizó cursos adicionales de orfebrería y diseño de joyas. Estos programas inspiraron sus ideales creativos y la ayudaron a afilar la colección de destrezas que los herreros necesitan. Con un posgrado, Wang decidió regresar a Taiwan y dedicarse a promover la orfebrería. Durante los últimos diecisiete años, ha participado activamente en la demostración y la enseñanza de esta artesanía en escuelas, comunidades, organizaciones privadas y centros de formación vocacional. Wang ha propagado la orfebrería entre la gente que no posee formación ni equipo para dedicarse a ella.

 

Luciérnagas de metal

Dije elaborado con oro, plata de ley y perlas, de Wang Mei-jen.

En 1984, mientras enseñaba en el Departamento de Artes Aplicadas de la Universidad Católica Fu Jen, Wang ideó un curso de orfebrería y diseño de joyas, el primero de su tipo en cualquier universidad de Taiwan. Actualmente, es profesora asociada en el Instituto de Posgrado de Artes Aplicadas, administrado por el Colegio Nacional de Artes de Tainan. El curso se divide en tres áreas: cerámica, metales y textiles.

Entonces, ¿cuál es el gran atractivo de la orfebrería? Según Wang, los metales preciosos comparten varias características. Son duraderos, plásticos, maleables y extensibles. Estas cualidades, junto con una apariencia lustrosa y elegante, los han hecho populares entre los joyeros durante miles de años. “Es una artesanía que evoluciona”, explica Wang. “Siempre se están desarrollando nuevas técnicas. El gran reto es aprender a dominarlas”.

Los estudiantes de orfebrería se inician con los aspectos básicos: doblar, cortar, perforar, rellenar, acabar, martillar y soldar. Entre las técnicas más avanzadas se hallan la incrustación y la pátina, la confección, el enlazamiento y la conexión de cadenas, las decoraciones, y el apilamiento. Los estudiantes también aprenden a crear piezas que combinan otros materiales, tales como vidrio y madera.


Luciérnagas de metal

Candelero hecho con plata de ley y oro, de Wang Mei-jen.

La misma Wang pasa sus vacaciones fuera del país en búsqueda de técnicas nuevas. “La orfebrería requiere de un aprendizaje continuo”, dice. “Nunca considero que mis trabajos están completamente terminados. Siempre me parece que queda algo, por ejemplo algunos retoques a la superficie”. No obstante, para ella todo eso es parte del atractivo.
 

Los artistas tienen a menudo que soportar presión, decepción y soledad. Wang recuerda cómo a principios de su carrera, la orfebrería se hallaba fuera del círculo de las artes principales. “El público no sabía mucho sobre ésto, y las principales compañías de joyería copiaban los productos extranjeros, sin molestarse en invertir dinero en investigación y desarrollo”, indica. “Los orfebres de Taiwan no poseían ninguna formación profesional en ese entonces. Sabían muy poco sobre conceptos de diseño y nueva tecnología”.

 



 

Ensaladera en plata de ley, de Wang Mei-jen.

Sin embargo, recientemente, se han observado signos de mejora. Una generación completa de diseñadores creativos y bien educados está revolucionando los círculos académicos, así como el sector industrial. Algunas de las escuelas más prestigiosas de la isla, incluyendo la Universidad Nacional Normal de Taiwan y la Universidad Nacional de Taiwan de Ciencias y Tecnología, ofrecen ahora cursos de orfebrería. Asimismo, muchos estudiantes siguen en contacto una vez terminados sus estudios, contribuyendo a la creación de valiosas redes profesionales.

proximadamente una docena de graduados de la Universidad Católica Fu Jen, quienes se han especializado en diseño de artículos hechos de metal, formaron lo que inicialmente era un grupo de trabajo en red, bajo el liderazgo de Wang Mei-jen. Las miembros, todas mujeres, se comparaban a sí mismas con luciérnagas, que emiten una emanación de creatividad apenas visible, pero inequívoca ­una fantasía que encuentra expresión en el nombre de su grupo, que puede traducirse aproximadamente como “la Cooperativa Luciérnaga”. Ahora ellas funcionan como un equipo que fabrica y exhibe sus obras, luchando constantemente por colocar lo mejor de la orfebrería de hoy en un sitio importante.

En las dos exposiciones que el grupo ha organizado hasta ahora, se exhibieron más de cien piezas, desde joyas hasta utensilios domésticos y servicios de mesa. Habían piezas clásicas, modernas, concretas y prácticas, o abstractas y estéticas. El resultado fue una asombrosa y diversa exhibición de estilos que reflejó la creatividad individual en combinaciones de diferentes técnicas y materiales.

 

Luciérnagas de metal

Sandra Lu ha descubierto que la actividad artística requiere devoción perpetua. “Es necesario el apoyo de sus amigos ­ánimo, intercambio de experiencias, y estímulo en general”.

andra Lu, miembro del grupo, tiene un taller de orfebrería en casa, además de enseñar en una escuela vocacional y dar clases privadas en clubes de artesanías. “La actividad artística requiere devoción perpetua”, dice. “Por ello a veces una se siente cansada y sola, y es necesario el apoyo de los amigos ­ánimo, intercambio de experiencias, y estímulo en general”. Ser parte de un grupo con un interés similar, ayuda a mantener viva la llama de la creatividad. Igualmente se atrae más la atención del público. Ella se siente afortunada de poder hacer lo que más le gusta, algo con lo que muchas personas sólo pueden soñar hasta jubilarse.

Luciérnagas de metal

Tetera elaborada con oro y plata de ley, de Sandra Lu.

Lu se inspira principalmente en la naturaleza y arquitectura. Ella ha diseñado muchas piezas de joyería inspiradas en hojas caídas y criaturas marinas. Por otra parte, sus servicios de mesa ­saleros, pimenteros, y servilleteros­ están elaborados en una amplia variedad de formas geométricas.

De todos los metales diferentes, Lu prefiere la plata. Esta puede moldearse tan fácilmente como el oro, pero cuesta menos y tiene un “toque de clase”, sin ser demasiado lujosa. Hace poco Lu empezó a utilizar un material nuevo, una aleación de plata, compuesta de polvo de plata, agua y carbón. Es maleable, no tóxica y más barata que la plata de ley. Ella la ha incorporado con excelentes resultados a varias de sus nuevas piezas de joyería.

 

 

Luciérnagas de metal

Plato elaborado con plata de ley y oro, de Sandra Lu.

La orfebrería puede ser muy difícil. Con frecuencia, Lu practica un diseño en papel hasta perfeccionarlo, para luego descubrir que es imposible producirlo. Las dificultades técnicas pueden surgir en el proceso mismo, y un mínimo error de soldadura puede arruinarlo todo. Pero ella es firme al decir que toda la práctica y todos los errores no significan nada cuando se completa exitosamente una obra de arte.

 



 

 

Luciérnagas de metal

Chen Kuo-jen: “Lo mejor de la orfebrería es que una misma dirige todo el proceso, desde el principio hasta el final: diseño, elección de técnicas, selección de materiales, etc”.

tra miembro del grupo, Chen Kuo-jen, es profesora en el Departamento de Artes Aplicadas de Fu Jen. “Lo mejor de la artesanía de metales es que una misma dirige todo el proceso, desde el principio hasta el final: diseño, elección de técnicas, selección de materiales, etc”, dice. “Y eso se traduce en un gran sentido de logro. Es la máxima expresión de libertad de la filosofía y perspectivas artísticas de cada uno”. Recientemente, ella llevó a cabo una muestra individual en el distrito de Taipei, llamada “Cielos encima”, que refleja su amor por el cielo: las estrellas, la luz de la luna, el brillo del sol, y el atardecer, que han inspirado gran parte de su trabajo. Con frecuencia, Chen utiliza formas simples para expresar lo que describe como meditaciones tranquilas sobre el universo. Su estilo personal se caracteriza por la aplicación de laca a sus piezas de metal.



Luciérnagas de metal

Los estudiantes deben aprender entre algunas técnicas básicas a doblar, cortar, perforar y martillar, antes de comenzar a aprender técnicas más avanzadas, tales como el apilamiento.

Pero la gente necesita comer, y la comida no cae del cielo. Sandra Lu, al igual que el resto del grupo, admite que es difícil vender sus piezas. Una razón es que mucha gente desprecia la plata, porque la consideran un metal precioso “barato”, que debería llevar una etiqueta de bajo precio. Pero como ella indica, el verdadero valor de cualquier pieza está en su valor artístico y unicidad. Para exponer su trabajo a un público más numeroso, con la esperanza de que sea mejor recibido, ella tiene planeado exhibir algunas de sus piezas en varias tiendas de ropa, especialmente en las zonas frecuentadas por adolescentes en la popular zona de Hsimenting en Taipei.

Beatrice Chiang, otra “luciérnaga”, hace eco de esta preocupación. “La presión financiera es siempre un gran problema para los artistas”, dice. El reconocimiento público de la orfebrería es aún muy bajo. “La mayoría de la gente que aprecia las obras de arte por su valor estético, y no por el material del que están hechas, tiende a tener un alto nivel educativo. Sólo promoviendo este tipo de educación, podemos esperar darle a la orfebrería el valor que se merece, además de animar a los artistas a desarrollar todo su potencial”.

La líder de la Cooperativa, Wang Mei-jen, reconoce que está preocupada por el futuro de sus estudiantes. Generalmente hablando, hay dos tipos de mercado para las obras de metal. Uno busca obras de arte hechas a la medida con altos precios; el otro, mucho mayor, consume artículos producidos en masa y hechos con moldes. Wang anima a los estudiantes a tantear ambos mercados, y a expandir sus líneas de producción para incluir artículos para el hogar, tales como utensilios de cocina y candelabros.

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Dije elaborado con oro, plata de ley y gemas, de Chen Kuo-jen.

Asimismo, Wang coloca mucho énfasis en la practicidad de las obras de arte. “El arte no sólo debe referirse a las bellas artes, el tipo de objeto que la gente cuelga de una pared para apreciarse únicamente”, dice. “El arte debería convertirse en parte de nuestra vida cotidiana”. En otras palabras, los artistas necesitan ver de manera realista el mercado, y tomar en cuenta la funcionalidad y el costo de los materiales.

tro problema es que los artículos importados de marcas famosas dominan actualmente el mercado de la orfebrería. Un buen ejemplo son los artículos de plata producidos por Georg Jensen, con sede en Dinamarca. Esta casa, que incluye de todo, desde broches y collares hasta platos y teteras, es hoy día muy popular en Taiwan. Wang Mei-jen atribuye el éxito de esta marca a la cuidadosa creación de la imagen del producto, los diseños innovadores, la calidad confiable y la amplia gama de productos ­todo lo que ella les recomienda a sus estudiantes que buscan un modelo de negocio.

Chen Kuo-jen, de Fu Jen, está también de acuerdo, y agrega que el servicio después de la venta es igualmente importante. En su opinión, lo que actualmente falta en Taiwan es la habilidad de establecer una marca famosa, además de destrezas innovadoras. Por ello, ella enfatiza la importancia de mantener lazos estrechos con el sector comercial y los círculos académicos y artísticos. “A menudo, invito a joyeros y diseñadores de temporada para que conversen con mis alumnos sobre las últimas tendencias del mercado”, dice. “Cuando vienen, trato de explicarles las valiosas características que poseen los estudiantes ­su creatividad, por ejemplo. Este tipo de comunicación elevará gradualmente el perfil de la orfebrería en la isla”.

Chen también lleva a los estudiantes a las tiendas por departamento, joyerías, y exhibiciones, y les anima a unirse a cualquier organización que les ponga en contacto con otros que tengan experiencias valiosas que compartir.

Un signo alentador, según Chen, es que hoy día muchos estudiantes que viajan al exterior para estudiar, están regresando a Taiwan, trayendo consigo conocimientos y destrezas modernas. Esto ha servido para que el círculo de la orfebrería se vuelva mucho más profesional y menos dependiente de las enseñanzas anticuadas. Chen recibió su título de maestría en diseño de joyas de la Universidad de Inglaterra Central en Birmingham, y continuó estudios de posgrado en el Colegio Real de Artes de Londres.

Luciérnagas de metal

Philip Liao: “La industria sólo podrá producir piezas innovadoras, diversas y comerciables, si combina las técnicas tradicionales locales con la tecnología avanzada de Europa”.

hilip Liao lleva en el negocio de la joyería unos treinta años, los últimos dieciséis de ellos en Taiwan. “Taiwan comenzó muy tarde, pero está avanzando mucho ahora”, dice. Originalmente, la joyería de la isla era endeble, simple y falta de inspiración. La situación mejoró cuando en los años 1980, orfebres de Hong Kong comenzaron a llegar a Taiwan. Los joyeros locales preferían tener una persona a cargo de todo, pero los recién llegados operaron un sofisticado sistema de distribuición de mano de obra, que consistía en diseñadores, moldeadores, montadores, lustradores, plateros, acabadores y personal de control de calidad. La calidad del diseño de Taiwan avanzó rápidamente gracias a estos inmigrantes.

Otro factor que se sumó fue que, a partir de finales de los años 1980, se comenzaron a ofrecer cursos de artesanía de metales y diseño de joyas en más universidades. Los primeros graduados fueron a EE UU y Europa para proseguir estudios avanzados, y a su regreso, como indica Chen Kuo-jen, hicieron un gran aporte a esta industria artesanal que se desarrolla velozmente. El mismo Liao obtuvo una maestría en Diseño de Joyas en el Reino Unido, y la mayoría de los miembros de la Asociación de Diseñadores de Joyas y Orfebres, de la cual Liao es presidente, ha estudiado en el extranjero.



Luciérnagas de metal

A estos recién llegados les convendrá centrarse en la exportación, porque el mercado de la joyería en Taiwan ya no tiene potencial de crecimiento.

Hay evidencia del gran entusiasmo por el metal, no sólo en los círculos académicos, sino también en el sector comercial. Liao es definitivamente un admirador de la orfebrería moderna. Pero él indica que, una crisis importante amenaza la industria de la joyería de Taiwan a medida que los orfebres veteranos se retiran o fallecen, y cada vez menos aprendices entran en el negocio. Con la esperanza de mejorar la situación, él planea establecer una escuela privada para adolescentes que no deseen proseguir estudios puramente académicos.

Los estudiantes en su escuela aprenderán en primer lugar las técnicas tradicionales con orfebres de mucha experiencia; luego, en el segundo año estudiarán gemología, estética, y diseño, así como las aplicaciones tecnológicas avanzadas de Europa y EE UU. También se les ofrecerá la oportunidad de adquirir una valiosa experiencia de trabajo junto a orfebres locales. Esto debería ser suficiente para darles una sólida base en técnica, teoría y práctica.

Liao está convencido de que los novicios deberían centrarse en la exportación, porque ya no existe potencial de crecimiento en Taiwan. Hay que tratar de imitar los estilos europeos, en vez de la joyería comercial producida en masa en Hong Kong y los países del Sudeste de Asia, tales como Tailandia y Malasia, que tienen la ventaja de su mano de obra barata. Para él, la diferencia entre estos dos tipos es extrema: el estilo europeo se centra en el diseño, y se concentra en hacer resaltar los ideales artísticos individuales; mientras que el otro tipo enfatiza la producción en masa y las tendencias del mercado.

Luciérnagas de metal

Juego para café con cola de dragón, elaborado con plata de ley y palisandro, de Kung Ying-hui.

El joyero se complace en advertir que pareciera que los colegios y universidades de Taiwan están tomando en cuenta el mensaje. “La industria de la orfebrería de Taiwan podría recibir un impulso si los estudiantes pudieran trabajar junto a artesanos que han recibido el entrenamiento técnico y teórico apropiado”, dice. “Pero la industria sólo podrá producir piezas innovadoras, diversas y comerciables, si combina las técnicas tradicionales locales con la tecnología avanzada de Europa”.










Chen Kuo-jen está de acuerdo con esta opinión optimista. La orfebrería ya es muy popular en EE UU y Europa, así como en algunos países asiáticos, tales como Japón y Corea del Sur, y el mercado está creciendo. Sin embargo, aunque Taiwan tuvo un inicio tardío, “No debemos dejar que eso nos desanime. Pues, es mejor tarde que nunca”.

Este grupo de pioneros de la nueva ola eligió sin duda un nombre apropiado. Esas fulgurantes luciérnagas iluminan la penumbra que las rodea con su enérgica creatividad y, con suerte y persistencia, podrán estar al umbral de darle una pátina totalmente nueva de gracia y buena fortuna a la industria de la orfebrería tradicional de Taiwan.

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