01/05/2024

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Taiwán Hoy

En búsqueda de estrellas

01/04/2007
Ong Ko y Liú Ko en gira alrededor de Taiwan (1959) fue un gran éxito seguido por una serie de secuelas.

Hacia finales de 2006, la Oficina de Información del Gobierno (GIO, siglas en inglés) organizó la Exposición Internacional de Cine y Televisión de Taiwan, realizada en la misma época que eventos anuales tales como el Premio Caballo Dorado y el Festival Cinematográfico del Asia-Pacífico, y un proyecto de capital de riesgo. Entre tanto jaleo contemporáneo de celebridades literarias de la región, discursos de aceptación y cotorreo, se realizó un tributo nostálgico más íntimo a la generación más antigua de filmes. Este género se define por el idioma en el que las películas fueron hechas. Holo, o taiwanés, es la lengua materna del principal grupo étnico de Taiwan, y ha sufrido una larga historia de represión.

La sociedad actual de Taiwan, dominada por el mandarín, es resultado de la hegemonía cultural china del gobierno del Kuomintang (KMT, siglas en inglés). La preservación y diseminación de la cultura que trajeron los nacionalistas a Taiwan después de perder la Guerra Civil China, fueron construidas sobre una base de reprimir el idioma y la cultura locales, que se representaba en las películas en holo. Estas películas eran una amalgama de las primeras formas de entretenimiento en holo, tales como música popular, programas dramáticos de radio y kua á hì, u ópera taiwanesa. A finales de los años cincuenta y sesenta, hubo un repentino aumento en la producción de películas en holo, más de 1.000 en total, y éste período constituye la “época dorada” del cine taiwanés. Sin embargo, este período del cine fue luego cancelado del currículo de los estudiantes de cinematografía, y por extensión, de la cultura popular que ellos crean. De hecho, este vacío obvio en la historia cinematográfica de Taiwan fue un intento deliberado de socavar el sentido de integridad y continuidad histórica y cultural de la mayoría holoparlante.

Llenando los vacíos

Liao Gene-fon, directora del Departamento de Cinematografía de la Universidad Nacional de las Artes de Taiwan, indica que los primeros grandes esfuerzos de Taiwan en presentar la vida y la cultura locales en el cine no recibieron atención adecuada hasta hace poco. “Una forma cultural más cercana —si no verdadera­a la experiencia cotidiana de la gente taiwanesa ha sido eliminada de la historia ortodoxa, o por lo menos ha sido muy marginada”, dice. “Las películas en holo fueron víctimas de un paro deliberado de cualquier tipo de convergencia entre la creatividad y la cultura local”. Ahora, con los esfuerzos del Gobierno y los académicos, las películas en holo están comenzando a ocupar la posición en la historia cultural de Taiwan, de la que fueron expulsadas, y están comenzando a crear una conexión entre el pasado y el presente que puede inspirar el futuro.

Lee Yung-chuan, profesor en el Departamento de Radio, Televisión y Cine de la Universidad Shih Hsin, comenzó a trabajar a finales de los años ochenta con el Archivo Cinematográfico Chinos Taipei (CTFA, siglas en inglés), una organización semioficial destinada a convertirse en un centro nacional de cinematografía, para rescatar y restaurar las películas en holo antiguas. Cuando él comenzó a hurgar en el alijo de filmes de CTFA y a realizar entrevistas con sus actores, directores y técnicos, ya todos envejecidos, él supo que su tarea era hercúlea y muy necesaria. El recuerda cuando él y sus alumnos trabajaron con recipientes para filmes corroídos en una antigua planta de revelado, su saliva cambió de color por el óxido. “Fue realmente entristecedor ver perdida una parte de la memoria colectiva de Taiwan”, dice.

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Flor en la lluvia (1969) es la historia de una mujer atormentada por dos amantes.

El vacío de recuerdos se está estrechando a través de la restauración continua de CTFA de alrededor de 170 películas en holo, sin incluir docenas de fragmentos. Winston Lee, el director de CTFA, indica que la GIO está ayudando con fondos para mejorar la calidad de los viejos filmes, haciendo copias estándares —además de reproducciones digitales— y archivándolas en un ambiente controlado. “El producto de muchas destrezas artísticas diferentes, las películas son una importante fuente de educación estética”, dice. “A medida que pasa el tiempo, las películas serán vistas como documentales que presentan el pasado con más precisión y más vitalidad que la palabra escrita”.

El centro de un proyecto similar, fundado por el Consejo para los Asuntos Culturales, realizado por la Universidad Nacional de las Artes de Tainan, es la restauración de 168 documentales y largometrajes hechos durante la era colonial japonesa (1895-1945) y adquiridos de un coleccionista privado hace tres años por el Buró de Planificación del Museo Nacional de Historia de Taiwan en Tainan. Este proyecto estará listo a finales de este año, para lo que el CTFA necesita más de NT$1000 millones (US$30 millones) para terminar de refinar su colección de filmes en holo.

Antes de que aparecieran los filmes en holo y prosperaran a mediado de los años cincuenta, las películas extranjeras y los filmes propagandísticos anticomunistas eran algo común. De las películas extranjeras, las más populares eran las películas de Hong Kong en el dialecto de Xiamen, una variante del holo, de la Provincia Fujian de China, del otro lado del Estrecho de Taiwan, que se entendía fácilmente en la isla. “La gente taiwanesa podía seguir el idioma de Xiamen”, dice Lee Yung-chuan. “Pero al poco tiempo, ellos se dieron cuenta que la calidad de las películas se deterioraba y era irrelevante para sus propias vidas y emociones”. Pronto, estos filmes locales de poca calidad fueron desplazados por el cine nativo verdadero.

La lengua materna

El primer éxito comercial de las películas en holo fue una película kua á hì de 1956. La película en blanco y negro, basada en una historia clásica china sobre un militar y su esposa fiel, fue financiada y presentada por un grupo femenino kua á hì operado por Chen Cheng-san, un personaje legendario en la historia del entretenimiento y la cultura popular en Taiwan. “A diferencia de los dramas modernos no musicales, que también era un género popular en esa época, los grupos kua á hì tenían más dinero para gastar en nuevas empresas”, dice Xin Qi, de 82 años, un artista de teatro y promotor de drama moderno en Taiwan, entrenado en Japón, antes de convertirse en director de películas en holo. En 1958, la primera película en holo a color fue también producida por el grupo de Chen.

Con los relativamente bajos precios de producción, la mayoría de las películas kua-á-hì podía hacerse en 10 días —los grupos trabajaban en teatros comerciales y durante los descansos iban rápidamente al campo, hacían algunas tomas al aire libre y luego volvían de inmediato a la ciudad para las actuaciones de cada noche.

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Afiches de películas holo.

Dos secuelas y ocho películas más siguieron al gran éxito de taquilla kua á hì de 1956 de Chen. Luego, hubo la aparición repentina de alrededor de 150 filmes en holo durante los tres años siguientes. “Mostró la sed de los taiwaneses por su propio lenguaje y cultura”, dice Yeh Lung-yen, profesor de cultura popular de Taiwan en el Instituto de Postgrado de Historia, de la Universidad Nacional Tsing Hua. “Ellos estaban emocionados de ver su propia cultura en el nuevo mundo de tecnologías visuales”.

Ola tras ola

Después de un breve descenso en la producción de filmes en holo, debido a la inundación catastrófica en el centro de Taiwan el 7 de agosto de 1959, y la reintroducción de películas japonesas, otra oleada de películas en holo apareció en la isla entre 1962 y 1969, lo que creó un promedio de 100 películas por año. El distrito de Nuevo Beitou de Taipei se convirtió en el centro de cinematografía, algo como Hollywood, y los hoteles allí, famosos por sus aguas termales, eran frecuentados por equipos de producción cinematográfica y actores que generalmente tenían que trabajar en más de una película el mismo día. “En esa época, solamente India que era un lugar multilingüe superaba a Taiwan en la demanda por películas locales”, dice Xin Qi, quien escribió en 1956 el guión para la primera película en holo filmada en un plató con vestidos modernos y recibió el Premio Caballo Dorado por su trayectoria en 2000.

En 1963, las películas en holo con plató moderno comenzaron a dominar el mercado y los productores de cine kua á hì expandieron su línea hacia otras formas dramáticas con trajes clásicos, tales como las historias de artes marciales, manteniendo al mismo tiempo la integridad musical del estilo. Las películas en holo continuaron diversificando la temática y el estilo, y abarcaron géneros detectivescos, horror y cómico. Dos películas de marionetas de manos en 1967 y 1968 presagiaron la popularidad de las marionetas en la televisión, dirigidas por el mismo maestro Huang Chun-hsiung a principio de los años setenta.

La segunda gran oleada de películas en holo se debió parcialmente a la fortaleza de aquellos guiones, y fueron diseñadas como vehículos para las canciones populares. “El argumento estaba basado en las letras, no viceversa”, dice Yeh Lung-yen. “Estas películas a su vez ayudaron a promover el negocio de la música popular”. Con bastante frecuencia, cantantes populares de moda, tales como Hong I-fong y Bun Ha fueron invitados a cantar, en vez de actuar, en las películas.

Aunque los valores de producción de películas en holo nunca maduró, hubo dos señales de una cultura cinemática realmente vigorosa —la celebridad sin precedentes de actores y directores. “Además de buscar super estrellas, el público taiwanés aprendió gradualmente a ver el papel significativo de un director en la producción de una película”, dice Yeh. “Taiwan vio una masa de directores con talento elevarse rápidamente al estrellato en apenas algunos años”. Yeh piensa que en ese momento cuando el desarrollo económico de Taiwan comenzó a despegar, la gran prosperidad de las películas en holo y la cultura popular taiwanesa representaba un renacimiento radical de la cultura local dirigida a la hostilidad del gobierno hacia aquélla.

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La película kua á hì,Doce viudas en batalla en el Occidente.

Aparte de la ausencia de fondos y estímulo ideológico que recibían las películas en mandarín, la represión de la cultura local se mostró principalmente en la prohibición severa de las películas en holo. Una de las películas de Xin Qi, por ejemplo, fue obligada a cortar una escena crucial en la que una carta es llevada por el viento del buzón a la alcantarilla. La escena eliminada fue etiquetada como perjudicial para la imagen de los carteros. “Los estándares inconstantes de censura afectaron profundamente la mentalidad de los cinematógrafos”, dice Lee Yung-chuan. “Ellos no tenían permitido expresar sus ideas”. Xin dice que para pasar todos los obstáculos del proceso de censura, había que ofrecerles “sobres rojos” o sobornos a los censores.

En 1969, la producción de filmes en holo llegó a las 122 películas. “Esto era claramente un número suicida”, recuerda Xin. El cine holo fue consumido por su propia popularidad —los productores avaros inundaron el mercado con muchas películas de mala calidad, y el público veía las de mejor calidad que eran las películas en mandarín financiadas por el gobierno­ y experimentó una caída asombrosa a sólo 19 producciones en 1970. La época dorada del cine holo cayó tan rápidamente como prosperó.

Un mundo diferente

Muchos técnicos, directores y actores con mucha experiencia en el género holo fueron a trabajar en los nuevos filmes en mandarín y ayudaron a construir una de las industrias cinematográficas más productivas de Asia a principio de los años setenta. Sin embargo, el cambio del paradigma del cine fue claro y preciso. “A pesar de estar hecho por casi el mismo grupo de gente, las películas en mandarín reflejaban puntos de vista y perspectivas del mundo totalmente diferentes”, dice Liao Gene-fon. “De la época del holo a la del mandarín, hubo una brecha muy grande en la concepción del idioma, la vida y la cultura”. En el nuevo mundo, era natural que cualquier grupo de gente hablara mandarín en cualquier ambiente. Por ejemplo, los criadores de aves en Patito hermoso (1964) dirigida por Li Hsing, quien trabajaba en cine holo, hablan mandarín todo el tiempo en la comunidad rural. “Ahora uno puede ver lo absurdo de eso”, dice Liao, “pero poca gente pensaba así en ese entonces”. Aparentemente, la política del gobierno de promover el mandarín como el único idioma nacional fue un éxito.

Tanto Liao como Lee Yung-chuan notan que temas comunes en las películas en holo han resurgido en algunos dramas de televisión de hoy, contando nuevamente historias de amores prohibidos, luchas de clase o reuniones familiares anheladas que nunca se hacen realidad. “Estas son simplemente maneras naturales cómo los taiwaneses cuentan sus propias historias, originadas en sus propias vidas aquí”, dice Liao. Si estas historias pueden contarse otra vez en las películas del futuro con la misma confianza como se narraron en la época dorada, entonces quizás los taiwaneses podrán disfrutar de sus propias estrellas del cine.

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