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Figuritas de masa

01/10/2006
La temática de esta artesanía tradicional refleja las formas de entretenimiento contemporáneas.

La fabricación de figuritas de masa es uno de los atractivos más populares en los festivales de templo. Los artesanos toman bolas de masa de colores brillantes, las moldean y las unen para crear un loro, un personaje de caricaturas o cualquier objeto que desee el cliente. Pero mientras las multitudes de personas disfrutan de la artesanía, cada vez menos gente sabe hacerla. “Las figuritas de masa solían verse como juguetes o tentempiés en los festivales de los templos”, dice Huang Sing-wu. “Este insignificante entretenimiento folklórico no se estimaba digno de ser preservado”.

Huang, quien enseña la artesanía en escuelas del centro y sur de Taiwan, explica que el origen de la fabricación de las figuritas de masa, conocido como jiangmi ren o gente del río arroz en China, se ha perdido. Pero la leyenda cuenta que cuando Kung Ming, primer ministro del Estado de Shu en la era de los Tres Reinos (220-280), intentó una vez cruzar el río Han, las olas eran tan altas que cruzarlo era imposible. Alguien le dijo a Kung Ming que tenía que sacrificar 49 seres humanos para calmar las aguas. Como no quería que alguien perdiera la vida, él mandó a hacer 49 cabezas de arroz, rellenas de carne de res y caballo. El truco engañó con éxito a los espíritus responsables de las olas, y desde entonces, Kung Ming ha sido respetado como el creador de la artesanía.

Aunque es mejor no creer las leyendas al pie de la letra, las figuritas de masa han salpicado la cultura culinaria china durante un largo tiempo, y aparecieron en las tumbas de la Dinastía Tang (618-907) como ofrendas de sacrificio. Además de servir alimentos para el consumo humano, la tradición de los banquetes chinos incluía una mesa de ofrendas a los dioses, compuesta de flores y figuritas. Después del banquete, las decoraciones se convertían en juguetes para los niños o se tiraban.

Las figuritas de masa llegaron a Taiwan hace siglos con los inmigrantes chinos. Sin embargo, la fabricación de las exquisitas figuritas fue suprimida junto a otras actividades tradicionales durante la ocupación japonesa (1895-1945). Pero las técnicas básicas sobrevivieron en la privacidad de los hogares. Huang recuerda que los solsticios de invierno de su niñez se caracterizaban porque los adultos se sentaban alrededor de la mesa a conversar sobre el año que había pasado, y hacían empanadillas de arroz glutinoso que moldeaban luego en pequeñas figuritas.

Las figuras eran llamadas “gallinas y perros de caza” en taiwanés, se hacían a imitación de comestibles comunes, tales como las gallinas, pescados y verduras. Después de las ceremonias religiosas, las figuritas se daban a los niños quienes, cuando se cansaban de jugar con ellas, las asaban y se las comían. La abuela de Huang era hábil para las “gallinas y perros de caza”, los pegotes de masa fueron más que bocadillos de temporada para el pequeño Huang.

En cinco minutos se puede transformar varios trozos de masa en un loro multicolor.

Después de terminar su servicio militar, Huang comenzó a trabajar con el Grupo de Plásticos Formosa, una de las corporaciones más grandes de Taiwan, en 1988. Tras ocho años en la fábrica de textiles del grupo en Chiayi, fue ascendido a un cargo directivo. Sin embargo, Huang abandonó su carrera por la masa, y volvió a su pueblo natal, Siansi, en el Distrito de Changhua. “No me quejo del trabajo, pero no me sentía nada contento”, dice. “Lo cambié por un recuerdo de la niñez. No fue una decisión muy difícil —No me apego a los bienes materiales”.

Su decisión fue amparada por el llamado incidente del papel maché tóxico de 1995. Se informó que el papel maché usado comúnmente en las clases de arte en las escuelas primarias, contenía pentaclorofenol, un químico tóxico que funciona como un antiséptico. Preocupado por sus propios hijos, Huang recordó la masa completamente natural, y pensó que era un substituto más seguro para que los niños jugaran.

El abandono de un salario fijo no fue bien visto por toda su familia, pero Huang Sing-wu tenía el apoyo total de su hermano mayor, Huang Sing-bin. Once años mayor que Huang Sing-wu, Huang Sing-bin ya había promovido la artesanía por más de una década en ese entonces, y era también un escultor aficionado de masa. Tras haber trabajado como supervisor de control de calidad en una fábrica de goma durante 10 años, él dedicó cierto tiempo y trató de moldear algunos de los bocadillos de su niñez. “Al principio era por diversión, pero de alguna manera, pasó el punto de no volver atrás”, recuerda Huang Sing-bin. “Pensé que bien podría ganarme la vida haciendo algo que me divertía, en lugar de hacer algo que no me interesaba realmente”.

El plan era vender figuras de masa en la calle y enseñar a los que estuviesen interesados. Huang Sing-bin explica que su abuela usaba masa hecha de arroz glutinoso sin cocinar y agua. Para que las figuritas duren más, él agrega harina de trigo al arroz glutinoso y cocina la mezcla con una pizca de sal como antiséptico. Los colorantes de alimentos ampliaron la variedad de colores de los dos a siete tradicionales. Además, para mantenerse a la moda, él incluyó personajes de caricaturas en el reparto de “gallinas y perros de caza”, y comenzó a aceptar los pedidos de los clientes.

El proceso de esculpir es simple. La masa se enrolla en una de cuatro formas básicas, luego se aprieta y se tuerce y combina con otras piezas para formar un personaje. Cada una toma alrededor de cinco minutos, y dependiendo del clima, necesita entre dos y tres horas para endurecer. “Nuestra demostración es el ‘producto’ real —las figuritas son sólo una actividad suplementaria”, dice Huang Sing-bin. “A la gente le gusta pararse y observarnos durante unos minutos hacer las cosas a partir de cero, pero muy raras veces se quedan una hora”.

Huang Sing-wu aprendió todas las técnicas de su hermano. En lugar de centrarse en esculpir, él pensó en dedicarse a enseñar. En la última década, él ha enseñado a niños y maestros, desde jardín de infancia hasta secundaria superior. El ha aprendido que, cuando se trata de niños, la prioridad es hacerlos interesarse en la actividad. El tema de sus demostraciones varía según su público. Los estudiantes de las aldeas pesqueras se entretienen haciendo peces tropicales de masa, mientras que los estudiantes de la ciudad prefieren más los personajes de caricaturas.

Muchas de las obras de sus estudiantes ganaron premios de arte, pero para Huang, ganar premios no es su meta principal. “No todos los que han tomado la clase son buenos para esta artesanía, pero por lo menos casi todos han aprendido a apreciarla”, dice. “Los artesanos talentosos son importantes, pero la artesanía sólo puede preservarse cuando haya suficiente gente que la aprecie”.

Su sobrino, Huang Yuan-yue, el hijo de 29 años de Huang Sing-bin, hace eco de esta creencia. Como creció rodeado por todas estas figuritas, Huang Yuan-yue aprendió todas las técnicas de esculpir cuando estaba en la escuela primaria. El ha ayudado a su padre y tío en la enseñanza o actividades de demostración, y ha realizado algunas exhibiciones él mismo después de dejar la secundaria. Huang Yuan-yue trabajó como ingeniero de investigación y desarrollo para una empresa fabricante de electrónicos durante dos años, luego decidió unirse a su padre y tío. “Hay miles de ingenieros con talento que trabajan duro en electrónica, pero hay muy poca gente que tiene la habilidad de trabajar con una artesanía folklórica”, dice él. “Supongo que soy más útil haciendo esto y dejando la electrónica a otros”.

Huang Yuan-yue ha trabajado a jornada completa con la masa durante ya más de un año. La mayor parte de su tiempo, igual que su tío, lo pasa enseñando. Sus técnicas de esculpir y la fórmula de la masa son las mismas de su padre y tío, pero la temática es muy diferente. “Comencé con animales, plantas y personajes de caricaturas, pero descubrí que los niños de hoy no tienen mucho interés en ellos”, dice. “Si no están interesados, no van a ensuciarse las manos”. De hecho, él ha probado muchas cosas diferentes para llamar la atención de los estudiantes, y se dio cuenta que los personajes de los últimos juegos de video son los más populares —un hombre lobo, un guerrero extraterrestre o ciertas criaturas extrañas que sólo los que juegan esos juegos pueden identificarlos.

Las hermosas creaciones que imitan los Retratos de Cortesanas de la Dinastía Tang.

Con su hermano menor e hijo a cargo de la enseñanza y la promoción, Huang Sing-bin tiene más tiempo para su creatividad. Sin embargo, al pasar más tiempo en diseños más complejos, se presenta la dificultad de la preservación. Huang explica que las figuritas hechas de la fórmula para enseñanza y las exhibiciones callejeras, pueden guardarse durante 10 años, pero los colores se desvanecen en dos o tres. El probó algunos rociadores protectores sin tener éxito, entonces decidió finalmente reemplazar la masa con resina sintética. “No me gustaba para nada al comienzo, pero realmente quería ver que algo en lo que gasté tanto tiempo y energía, durara más”, dice. “La resina puede ciertamente matar el rasgo de ‘bocadillo’ de nuestra artesanía, pero los hace permanecer como nuevos para siempre, y yo creo que se trata de sacrificar algo”.

La mayor parte del tiempo, las dos generaciones de Huang están ocupadas con la enseñanza o esculpiendo de manera individual. Pero cada Año Nuevo Lunar, se reúnen para hacer exhibiciones en los festivales de templo con otros miembros de la familia. Para la familia Huang es más una reunión familiar que una oportunidad de ganar dinero. Deleitar a la gente con su artesanía y ver la sonrisa de un niño al recibir un Pikachu recién elaborado por su abuela son una gratificación adicional.

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