05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Rompiendo el molde

01/06/2005
Quitar los cosméticos, piedra y estaño, galardonada con el Premio Selección del Pueblo, Concurso Nacional de Artesanías 2004.

El té es excelente, y la atmósfera es la apropiada, pero el negocio en la Casa de Té Montaña del Tesoro en el pueblo de Wufeng, Distrito de Taichung, no es muy vigoroso. El letrero no llama particularmente la atención a la vista, y su ubicación es verdaderamente fácil de pasar desapercibida, pero al propietario no le importa. La mayoría de los visitantes vienen por sus bandejas de piedra, no por el té. La casa de té funciona también como la galería de Cheng Chieh-ho, un artista de treinta y ocho años. Aunque sólo ha estado tallando bandejas para té en piedra durante cuatro años, Chen ya ha ganado premios artesanales locales y nacionales, el más notable siendo el Premio Selección del Pueblo del Concurso Nacional de Artesanías 2004, el homenaje más importante para las artesanías en Taiwan.

Cheng nació en una familia de una pequeña isla en el Distrito Penghu, y creció rodeado de pescadores. Como la época de pesca dura solamente seis meses del año, la gente no tiene mucho que hacer durante los otros seis meses, excepto sentarse a conversar y beber té. Al joven Cheng le gustaba el té, pero no tenía la intención de embarcarse en el bote de la familia. “Así como muchos jóvenes que no tenían interés en convertirse en pescadores, lo único que tenía en mente era salir de allí y vivir en cualquier lugar de Taiwan”, dice él.

Después de terminar la escuela nocturna en el Departamento de Maquinaria del Bachillerato Nacional Vocacional de Industria y Agricultura de Wufeng, Cheng comenzó el servicio militar obligatorio en Yangmei, Distrito Taoyuan. Cuando fue dado de baja, Cheng y algunos de sus amigos abrieron una casa de té. Parecía un negocio ideal para alguien que siempre le había gustado el té. Sin embargo, con la experiencia, Cheng se dio cuenta de la diferencia entre hacer té para él mismo y servirlo a los clientes. Por una parte, una casa de té necesita estar buin equipada para poder competir. “Cuando se hace negocio, es necesario contar con utensilios decentes -tazas, teteras, el tipo de objetos que los bebedores de té disfrutan”, dice Cheng. “Aquellos que se usan en una villa de pescadores o por los militares no eran los adecuados en un ambiente comercial”.

Rompiendo el molde

Cheng Chieh-ho: “Al trabajar con piedra tengo total control del resultado siempre que yo domine las destrezas”.

Las buenas teteras y tazas no son fáciles de hallar y pueden ser muy caras, por eso Cheng decidió aprender a hacerlas por sí mismo. “En ningún momento tenía inclinación hacia el arte o era bueno en artes cuando era estudiante”, dice Cheng. “Pero supongo que el arte es como el té, ya que se necesita ahondar en él para apreciarlo”. Poco tiempo después, Cheng descubrió que le gustaba tanto la cerámica que no tenía suficiente tiempo para ambas cosas, entonces se retiró de la casa de té y se trasladó a Tsaotun, Distrito Nantou para abrir su propio taller de cerámica. El talento natural de Cheng para la línea, forma y color, atrajo a los clientes y el negocio empezó a prosperar. El horario flexible en el taller le permitía a Cheng dedicarse a otros pasatiempos, y fue entonces cuando tuvo su primer contacto con la piedra.

Después de varios viajes con un amigo en busca de piedras para coleccionar alrededor de los arroyos y cauces de ríos de Taiwan, Chen quedó fascinado por la belleza de las creaciones de la naturaleza. Sin embargo, llevar sus descubrimientos a casa era agotador, y no siempre provechoso porque se encontraban imperfecciones después de la limpieza. Para arreglar esas imperfecciones, Cheng tomó clases de talla en el Instituto Nacional para la Investigación de Artesanías de Taiwan. “Fue un curso corto de verano que tomé por diversión”, dice Cheng. “Pero en retrospectiva, fue un punto decisivo”. Pocas semanas después de las clases, ocurrió el terremoto del 21 de septiembre de 1999. La mayoría de las cerámicas de Cheng quedaron destruidas, por lo que decidió hacer un cambio hacia algo más concreto. Otra vez, por su entusiasmo con el té, Cheng decidió emplear sus recién adquiridas destrezas en la talla de piedra para elaborar bandejas para té.

El primer paso fue seleccionar la materia prima. Cheng experimentó con diversos tipos de piedra y decidió que shihsin (arcilla compacta) procedente de Puli era lo que él quería. Shihsin es una roca sedimentaria o roca de grano fino. Es de color gris, pero se torna marrón claro después de mojarse con té, y los diferentes acabados le dan diferentes variaciones al color. Un trozo de piedra natural comprada a un mayorista, pesa cientos de kilogramos, y necesita cortarse en tamaños adecuados para trabajar. Cheng dice que la piedra es fácil de hallar, pero la calidad es difícil de determinar. “No se puede juzgar una piedra por su apariencia, ya que su calidad interior y patrón natural no pueden verse antes de ser cortada”, dice él. “La elección de una buena piedra depende en gran medida de la experiencia y la suerte”.

Rompiendo el molde

Fusión, piedra.

Luego, viene el diseño. Cheng dice que las bandejas para té vienen en diversas formas y tamaños, y que hasta una pieza de plástico con un agujero conectado a un tubo, funcionaría. No obstante, lo que él quiere es algo que le guste a aquellos que están dispuestos a gastar más por bandejas con características distintivas, pero prácticas. El decidió que las líneas simples y suaves, y diversos acabados revelarían mejor las características de sus materias. Para no arruinar las líneas, él también oculta la abertura para el desagüe.

Sus herramientas son simples: amoladores eléctricos, lija de papel, cinceles y martillos. Cheng dice que tallar sobre piedra le da un sentimiento mucho más sólido que la cerámica. “No es sólo por el material, sino también porque hay demasiadas incertidumbres en la cerámica”, dice él. “Por otra parte, al trabajar con piedra tengo total control del resultado siempre que yo domine las destrezas”. Las horas de trabajo son irregulares, las herramientas eléctricas ruidosas no le dejan trabajar en las horas diurnas, y su labor depende del clima porque debe trabajar al aire libre por la falta de equipos purificadores del aire apropiados para eliminar el polvo dañino. Entonces, si el tiempo lo permite, Cheng trabaja frente a su casa de té, después de la cena hasta la medianoche.

Cheng necesita alrededor de dos semanas para hacer una bandeja de té, normalmente entre 75 y 90 centímetros de larga, 45 centímetros de ancho, y de 30 kilogramos. Dos meses es el mayor tiempo que ha pasado haciendo una pieza. Su obra Liberación captura el sentimiento tanto de la piedra como del flujo del agua por los diferentes acabados y colores de la superficie, y le hizo acreedor del tercer premio en el Concurso Nacional de Artesanías 2003.

Algunas de las obras más populares de Cheng son sus bandejas de té con textura de madera. Así como la imitación de madera con sus habilidades de la talla, Cheng también disfruta de la combinación de piedra con otros materiales. En varias de sus bandejas más recientes, por ejemplo, ha utilizado estaño como decoración. “La piedra luce dura y fría”, dice Cheng. “Agregar estaño a las piezas les da una apariencia completamente diferente”. El ha experimentado con varios metales y descubrió que el estaño funciona mejor; la piedra puede tolerar su bajo punto de fundición sin romperse.

Rompiendo el molde

Sin título, piedra.

Cheng ha participado en exhibiciones y concursos artesanales desde mediados de 2000. “Soy un don nadie que está tratando de ganarse la vida con la venta de mi trabajo”, dice. “Las exhibiciones y concursos son la manera más rápida de darse a conocer, lo que trae más compradores, y los galardonados con premios venden mejor sus obras”. Una pieza galardonada, según Cheng, puede venderse en por lo menos NT$50.000 (US$1.600), o el doble de las piezas estándares. “Mis precios dependen de cuánto me guste una pieza”, dice. “No sé cuánto vale una pieza hasta que está terminada”.

A pesar de la disponibilidad de bandejas baratas, hechas en fábricas con materiales similares, las obras de Cheng se venden muy bien. El ha vendido el 90 por ciento de las 80 bandejas que ha hecho en los últimos años, y ha observado que muchos clientes vuelven a comprarle. Cheng nunca hace dos piezas iguales, entonces la gente ha comenzado a coleccionar sus piezas exclusivas.

A Cheng le parece una agradable sorpresa que sus bandejas se estén convirtiendo en artículos de colección, y está encantado de poder ganar dinero haciendo lo que le gusta hacer. Pero, en realidad, en medio de toda esta experiencia, su mayor satisfacción es preparar el té, utilizando una de sus propias bandejas.

Popular

Más reciente