05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Canciones del corazón

01/05/2000
Difang Duana (izquierda) y su esposa. Su voz hechizadora fue escuchada por todo el mundo cuando su solo fue incluido en el disco compacto conmemorativo de los Juegos Olímpicos de 1996, dándole a la música aborigen un prestigio internacional sin precedentes.

El año 1994 fue un año de gran éxito para Enigma, que vendió, a nivel mundial, millones de copias de su álbum El cruce de cambios. Una canción, “Vuelta a la inocencia”, cantada por un solista con una voz extraordinaria, conmovió a todo aquel que la escuchó con su combinación casi ideal de orgullo tranquilo y espíritu indominable. De hecho, esta canción causó tanto impacto, que fue incluída en el disco compacto conmemorativo de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Luego, se dio a conocer que la enigmática voz pertenecía a Difang Duana, un aborigen de Taiwan. Su contribución fue seguidamente ensombrecida por una disputa sobre derechos de autor, que finalmente se resolvió a favor del cantante. Aquel fue un momento glorioso para la música aborigen de Taiwan, y durante ese instante fue el centro de la atención tanto en Taiwan como en el exterior.

¿Qué le da ese atractivo universal tan extraordinario a la música aborigen? “Es la experiencia estética quintaesencial”, dice Cheng Chieh-jen, productor musical de Taiwan Color’s Music Co. “Extrae toda la armonía, toda la naturaleza y la totalidad de una cultura particular, enfatizando al mismo tiempo la paz mental. Posee una amplia variedad vocal, sus ritmos son diferentes. Los aborígenes cantan con su corazón. El resultado es una efusión de verdad, bondad, y belleza, que puede tocar rápidamente el corazón del público”.

Cheng se ha especializado en la producción de música aborigen durante más de una década. ¿Qué lo impulsa a continuar? “La música aborigen me hace sentir que producir música no es más que un proceso natural”, explica. “Detrás de ella se puede hallar una gran abundancia de herencia cultural y actitudes tolerantes”. Ha descubierto que los indígenas de la isla logran inspirarse en el ambiente que les rodea, rico en bellezas naturales. Los acontecimientos de su vida cotidiana, importantes o triviales, son temas de sus canciones. Además, su música es extremadamente versátil, virtualmente lo abarca todo: canto monofónico, contrapunto polifónico, además de otros estilos.

Lo que lo hace todo aún más extraordinario es que hasta hace ocho o nueve años, apenas había un solo álbum de música aborigen en el mercado. Cuando Cheng finalmente lo halló, se trataba de un álbum que había sido producido por una compañía francesa. Por fortuna, la situación comenzó a cambiar bastante rápido a partir de allí, y ahora varias compañías de grabación están promocionando álbumes de música aborigen, y además, obteniendo buenas ventas. “‘Regreso a la inocencia’ se ha vuelto una tendencia mundial”, dice Cheng. “Por su autenticidad y naturalidad, la música aborigen está destinada a volverse popular, y no sólo en Taiwan”. Con la extraordinaria actuación de Difang Duana en los juegos Olímpicos de Atlanta, la escéptica industria musical de Taiwan, dominada por el mandarín, comenzó por fin a darse cuenta de que la música indígena podría convertirse en un gran éxito.

De hecho, en los últimos años, las melodías en diversos dialectos aborígenes, además del taiwanés y el hakka, han surgido en el mercado de la música pop de Taiwan, ocupando aproximadamente 40 por ciento del mercado. ¿Cómo logran destacarse estas canciones en medio del competitivo mercado de la música pop?” “En la sociedad liberal de hoy, no existe el concepto de ‘corriente principal’”, afirma Landy Chang, presidente de Magic Stone Music Co. “Cualquier tipo de música, ya sea producida en Taiwan o en el exterior, tiene la oportunidad de tener éxito, siempre y cuando esté bien hecha. Si Ud. me pregunta por qué las canciones en idioma local se vuelven tan populares, por qué se ha transformado cantantes taiwaneses desconocidos en estrellas famosas, mi respuesta es simple: las emociones y los mensajes que transmiten en su música pueden realmente conmover el corazón de la gente”.

Chang ve básicamente el fenómeno en términos de empatía. Muchos autores y cantantes están haciendo un esfuerzo por reflejar la vida cotidiana de la gente taiwanesa en su música, revelando sentimientos, tales como la rabia, la felicidad, la impotencia y el sufrimiento. El público escucha sus canciones y recibe los mensajes ocultos. Quizá, un ejemplo bastante éxitoso sea el duo Kin Men-wang y Lee Bin-hui. Ambos hombres son ciegos y, en 1997, tuvieron un tremendo éxito en la isla con su álbum Deambulando hacia Tamsui, que se ubicó en el cuarto lugar en la lista de los primeros diez álbumes de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, siglas en inglés). Para mucha gente, este álbum tocó el alma de la gente con su sentir taiwanés de finales del siglo XX.

Otro éxito memorable fue alcanzado por Wu Bai y China Blue, cuyo álbum en taiwanés, producido en 1998, Arbol solitario, ave solitaria, logró vender más de 700.000 copias, a pesar de la falta de promoción, y alcanzó el segundo lugar en la escala del IFPI de 1998. Chang advierte que el mercado siempre cambia, y nadie puede determinar cuál será el próximo éxito. A pesar de todo, él confía en que la música que toca los sentimientos y cuyos temas son la vida real y el “hogar”, continuará teniendo éxito por algún tiempo.

También hay cierta connotación política en todo esto. El mandarín ha sido, durante mucho tiempo, el único idioma “oficial” de Taiwan; en cambio, el dialecto taiwanés fue implacablemente suprimido durante el período de la ley marcial. Durante varias décadas, la mayoría de la gente no podía escribir, cantar, y ni siquiera escuchar las canciones que expresaran los sentimientos más íntimos y verdaderos. Con la derogación de la ley marcial en 1987, sin embargo, la liberalización se apoderó de casi todos los aspectos de la vida de la isla –político, económico y social. Tras una larga época de represión, no debe sorprender que la cultura taiwanesa esté experimentando un repentino florecimiento.

Chen Ming-chang, de 44 años, es uno de los autores de canciones taiwanesas más conocidos. Al igual que Cheng Chieh-jen, opina que hay ciertas implicaciones políticas. El recuerda que comenzó a escribir canciones cuando tenía veinticinco años, pero no se atrevía a darlas a conocer. El sabía que sus canciones serían prohibidas y que podía ir a la cárcel por haberlas escrito. “En esa época, me sentía desesperado, porque no podía publicar canciones que tuvieran que ver con la reflexión interna ni la autoexaminación”, dice. “Con frecuencia tomaba licor para olvidar mi frustración y desamparo. Pero gracias a la cooperación entre los movimientos proindenpendentistas y a mi propia perseverancia, he llegado finalmente a donde estoy hoy”.

Durante esos años duros, Chen resistió la tentación de escribir canciones en mandarín, que no era su lengua materna. “En aquellos días, el 99 por ciento de los autores escribían canciones en mandarín”, dice. “Pero pensé que si no continuaba escribiendo en taiwanés, parte de mi cultura desaparecería”. Consciente de esta responsabilidad, dedicó casi todas sus energías a canciones que, probablemente, nunca verían la luz del día.

Para Chen, todo salió bien. En el mundo de la música popular, él es considerado uno de los pioneros de la tendencia que se da en llamar “Nueva música taiwanesa”. Su canción rap de 1989, “Locura”, que según muchos, incluyendo a Landy Chang, de Magic Stone Music, ha cambiado la situación de la música en dialecto taiwanés. No hubo mucha campaña publicitaria, pero ese álbum vendió más de 160.000 copias.

“Las versiones rap de las canciones taiwanesas eran un estilo novedoso en ese entonces, y para los oyentes eran probablemente frescas”, dice Chen. “Tocaban temas tales como la tristeza de conducir un taxi para ganarse la vida. Tenían un sabor cultural local muy intenso porque eran esencialmente narraciones de historias, dramas de la vida real”. Para él, las canciones tienen que llevar al público imágenes de personas de la vida cotidiana, representando las vicisitudes de la vida y la historia taiwanesa.

Hasta hace poco la mayoría de las canciones pop producidas localmente eran una síntesis de las formas musicales occidentales y letras en mandarín. No obstante, las canciones y la música de Chen crecen orgánicamente desde la propia cultura local. El ha creado una mezcla musical moderna, incorporando las melodías de la ópera nankuan fukienesa y la ópera peikuan, la narrativa y los tonos hablados de la ópera taiwanesa y el teatro de títeres, y los estilos rítmicos y armónicos de las canciones tradicionales taiwanesas de la isla. (Nankuan tiene un sonido delicado y tranquilizante, y se cree que apareció por primera vez en Taiwan en el siglo XVI; peikuan tiene un ritmo sonoro y se toca en un tiempo rápido, con frecuencia como acompañamiento para óperas y el teatro de títeres). “La originalidad es un factor importante para que la música sea atractiva y duradera, y tenga la oportunidad de convertirse en un clásico”, dice . “Espero que mi música sobreviva, y que cuando la gente piense en mí, recuerde algunas de las canciones que escribí”.

Es posible ahora hallar muchas canciones taiwanesas en versiones modernas de rock, grabadas por estrellas locales, tales como Lim Giong, Wu Bai y Chen Sheng. De hecho, las canciones taiwanesas se han desarrollado con el paso del tiempo hasta el punto de abarcar una más amplia variedad de categorías musicales: rock, rap, reggae, y blues.

El aumento del número de personas que hablan taiwanés en Taiwan y en el Sureste de Asia, es beneficioso. Los residentes de la provincia de Fukien en China continental (donde originó el dialecto taiwanés) no tienen ninguna dificultad para entenderlo. Según Chen, es probable que más de 80 millones de personas en esas áreas puedan entender completamente o por lo menos una buena parte de las canciones taiwanesas. Además, las canciones aborígenes gozan de su propio encanto especial y poder sentimental, provocando una respuesta del público que no puede comprender ni una palabra de sus letras. “Muchos de sus álbumes ya son o están destinados a convertirse en clásicos”, señala. “Su cultura única, representada en las canciones acompañadas de música apasionada y danza, les da una gran capacidad de competir”.

Chen está también interesado en el mundo de la música indígena. El menciona que muchos aborígenes disfrutan de un gran sentido de unidad, por haber vivido siempre en crisis. Algunos de ellos han hecho esfuerzos especiales para conservar su propia lengua nativa, y su éxito se revela en el creciente número de cantantes aborígenes que están logrando un gran reconocimiento en el mundo musical.

Chi Hsiao-chun, de 22 años, es un buen ejemplo. Ella es miembro de la tribu Puyuma, asentadas en Taitung en la costa sureste de Taiwan. “La gente suele preguntar por qué no canto canciones en mandarín, añadiendo que así me haría más famosa y vendería más álbumes”, dice. “Pero como miembro de mi tribu, siento que es mi obligación cantar nuestras canciones en nuestra lengua materna y tratar de preservar nuestra cultura”.

Todos los dialectos de las tribus indígenas de la isla han sido transmitidos de generación en generación, de forma oral y no escrita, dificultándose así la conservación de las baladas aborígenes tradicionales, cuyos temas tratan sobre la belleza de sus pueblos natales, los problemas de la vida cotidiana, o los ritos religiosos. Chi, por lo tanto, insiste en cantar las canciones que ella conoce en su dialecto original, y expresa sinceramente que espera que otros cantantes de otras tribus sigan su ejemplo.

El primer álbum de Chi, compuesto por baladas Puyuma, fue puesto a la venta el pasado diciembre, y hasta ahora ha vendido más de 25.000 copias. Su compañía de grabación, Magic Stone Music, está bastante satisfecha, porque en el caso de un nuevo álbum en mandarín, ventas de 30.000 ya son consideradas bastante favorables. “He estado cantando baladas Puyuma desde que era una niña”, dice Chi. “El canto es una parte vital de nuestras vidas. Deseo que la gente disfrute nuestra música, conozca nuestra cultura, y haga amistad con nosotros. Esa es mi meta como cantante”.

Landy Chang, de Magic Stone Music, un admirador entusiasta de todas las cosas indígenas, dice que muchas canciones que ha escuchado le han conmovido profundamente –una razón por la que su compañía está tan interesada en la promoción de la música aborigen. El la describe como un regalo de Dios, el mejor regalo que Dios ha enviado a Taiwan. “Su música instrumental puede trascender las barreras del idioma para mezclarse completamente con el mundo musical”, dice. “Su pura simplicidad les traslada a una época dorada cuando el mundo fue creado, a un tiempo donde la gente estaba más en contacto con elementos naturales –la tierra, el viento y el cielo”.

El deseo de Chang es que la música aborigen saque a la gente de esta época caótica, llena de tantas presiones y ansiedades de la vida diaria, y le lleve de vuelta al mundo de la inocencia tradicional. Una música tan placentera para los sentidos merece ser ampliamente promovida, no sólo en Taiwan sino en todo el mundo, y su compañía hace todo lo posible por hacerlo. “Si hay buena música, nosotros la produciremos y promoveremos”, dice. “Si hay cantantes con talento, los formaremos e introduciremos al público. Esa es la manera en que hacemos las cosas. El idioma es irrelevante”.

Un área especial de interés y preocupación tanto para Landy Chang como para Chen Ming-chang, es la situación actual de las canciones hakka, que no han disfrutado del mismo éxito. “En el presente, la comunidad hakka de Taiwan sigue siendo aún un grupo desfavorecido”, dice Chang. “La conservación de su cultura tradicional se halla en un nivel inferior en la lista de prioridades, y cada vez menos gente, en particular jóvenes, hablan el dialecto hakka. En cuanto a la música hakka, no hay muchos cantantes con talento. La música hakka se halla en una crisis verdadera”.

Huang Lien-yu es uno de los pocos hakka que se ha destacado como autor y cantante en el círculo de la música pop de Taiwan. Su primer álbum junto con el cantante taiwanés Chen Sheng, salió a la venta en 1992, y contaba con canciones en taiwanés y hakka. Vendió más de 70.000 copias. “Estaba muy emocionado”, confiesa. “No era nadie, nunca me atreví a pensar que nuestro éxito sería suficiente como para sacar otro álbum. Pero las ventas inesperadas, nos dieron, a mí y a la compañía de grabación [Rock Records & Tapes Co.], confianza. Siempre que las canciones en hakka tengan buena melodía y letra, atraerán al público”.

Huang y Chen han puesto a la venta cinco álbumes en total, con letras impresas en caracteres chinos, dándole a la música hakka una presencia más sólida en el mapa de la música pop. ¿Cuál es el secreto? “Nuestras canciones hablan sobre temas comunes que ocurren a nuestro alrededor: asuntos familiares, trabajo”, explica Huang. “Luego, la combinación de diferentes idiomas locales, taiwanés y hakka, es algo innovador e interesante para la gente. Y, es muy fácil vincularse a nuestra música, pues, hace que la gente se sienta relajada y feliz”. Sin embargo, el éxito se ha logrado tras mucho esfuerzo. Cada vez que Huang y Chen sacan a la venta un nuevo álbum, recorren la isla para presentarse en escuelas, visitando más de 100 instituciones educativas al año. Este contacto directo con el público ha contribuido mucho a nuestra popularidad.

“Como hakka, siento que tengo la misión de ayudar a preservar y promover la cultura hakka, así como cambiar ciertos conceptos equivocados sobre mi gente, y lo hago cuando escribo y canto canciones”, dice Huang. “Quiero dejar saber a los demás que soy hakka, y quiero que la gente nos comprenda y acepte”. Agrega que algunas veces le molesta cuando ve que ciertos hakkas no desean conocer sus orígenes. El también quiere corregir el concepto errado generalizado de que su gente es tacaña y egoísta.

En un esfuerzo por hacer sus canciones más aceptables, Huang ha tratado de simplificar las letras, combinándolas con melodías animadas para atraer a la gente que no esté familiarizada con el idioma. Sin embargo, esto no es nada fácil. Un problema que actualmente confronta Huang es que la floreciente producción pone cierta presión en su vocabulario.

Otro conjunto de problemas tiene su origen en la fama. Huang ha notado que sus admiradores esperan mucho de él, y su apoyo lo ha estimulado a continuar. A pesar de los obstáculos, Huang confía en que la popularidad de las canciones hakka aumentará en esta sociedad pluralista de Taiwan. Entretanto, él está complacido de ver que más y más jóvenes con talento, están comenzando a escribir canciones que representan las ideas y la cultura hakka.

Huang indica que la isla se ha convertido en una genuina mezcla de grupos étnicos, incluyendo al gran número de extranjeros establecidos aquí por razones laborales o personales. Siguiendo esta tendencia, él tiene planeado incorporar diferentes idiomas –taiwanés, inglés, japonés– en sus futuros trabajos. “La música debería ser universal, y no estar sujeta a fórmulas de expresión concretas”, dice. “Como autor de canciones, no sólo escribo para los hakkas, lo hago para la gente en general, tanto de aquí como del exterior”.

Una generación de norteamericanos que quedaron sorprendidos con la voz de Edith Piaf, o los británicos amantes de las óperas de Verdi, estarían seguramente de acuerdo en que el idioma no tiene gran importancia cuando se trata de buena música. Mucha música trasciende exitosamente las barreras de la cultura, el idioma y de los patrones de pensamiento, y parece que Taiwan ha comenzado a sacar provecho de este rico campo. “Lo más hermoso de Taiwan es que tiene todos estos dialectos y diferentes ambientes”, dice el autor de canciones Chen Ming-chang. “En un contexto social tan diversificado, las canciones en idioma local están destinadas a acaparar una gran parte del mercado, a medida que más gente aprenda a buscar sus raíces a través de la música”.

Popular

Más reciente