05/05/2024

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Todos a bordo, el Expreso del Arte

01/08/2004
Un galpón convertido en estudio de arte en Stock 20 en Taichung.

Las plataformas de ferrocarril y los trenes evocan viajes, llegadas y partidas, comienzos y finales, las escenas de películas. Es sorprendente que artistas que gozan de las ventajas de un programa del Gobierno, y viven en las estaciones de ferrocarril en desuso, están hallando inspiración en el ir y venir del tielu de Taiwan, o las “vías de hierro”.

“Me gusta mirar los trenes a través de la ventana de vez en cuando”, dice Chang Chiao-hao, pintor de veintitantos años, y agrega que disfruta especialmente mirar a la gente, encontrando temas para sus obras en las expresiones que él observa en los rostros de la gente.

Chang es un artista residente en Stock 20, en la Estación de Ferrocarril de Taichung, donde varios galpones vacíos desde hace tiempo han sido convertidos en talleres de arte bajo el auspicio de un programa del Consejo para los Asuntos Culturales (CCA, siglas en inglés) que permite a los artistas usar las instalaciones de manera gratuita.

El programa comenzó en 1997, cuando el CCA comisionó al Departamento de Arquitectura de la Universidad Tunghai para realizar un estudio de factibilidad sobre el reciclaje de lugares públicos abandonados en el centro de Taiwan. El estudio descubrió que muchos galpones del ferrocarril y otros espacios del sistema ferroviario estaban desde hace mucho tiempo en desuso, debido a la disminución del negocio al aparecer nuevos modos de transporte.

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Un galpón renovado en la Zona Especial de Arte y Cultura de Pingtung, que es un lugar para exhibiciones, películas, y musicales y otras actuaciones teatrales.

Pero fueron los galpones dispersos ubicados en las áreas céntricas que lograron el mayor puntaje en el estudio -seguramente podrían ser lugares ideales para el arte, tanto para los artistas como el público. Además, no solamente eso, el estudio encontró también que la red ferroviaria de la isla podía promover también actividades artísticas y culturales alrededor de la isla.

En junio de 2000, Stock 20, de Taichung, se convirtió en el primer galpón que el CCA remodeló en un espacio artístico. Otros siguieron: la Villa Artística Ferroviaria Chiayi en el sudoeste, y la Zona Especial de Arte y Cultura de Pingtung en el sur. Hay más en las etapas de planificación en la Estación de Ferrocarril de Hsinchu en el norte, y en la antigua estación del tren de Taitung en el sudeste.

Según la ex presidenta del CCA, Chen Yu-chiou, el programa surgió cuando el consejo adoptó una política para promover el reciclaje de espacios abandonados por razones ecológicas y de costo.

“La renovación de los lugares abandonados tiene el objetivo de prolongar la vida de las estructuras, así como utilizar lo mejor posible los recursos en nuestro ambiente”, dice. “Además, en vista de las difíciles finanzas del Gobierno, estos proyectos tienen bajo costo porque pueden rápidamente estar listos para su uso”.

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La villa de Pingtung es también el hogar de músicos, así como de artistas visuales.

Hasta ahora, el proyecto de la red de arte es el ejemplo más exitoso del programa en acción, y Chen piensa que esto es una buena noticia tanto para los artistas como el público.

“El arte no debería ser una creación a puertas cerradas, y probablemente, los artistas se beneficiarán realmente al abrir sus mentes, e interactuar más con otros artistas y el público”.

Liu Chung-lun, directora de la Sede de Operaciones de Stock 20, dice que ella espera que el programa anime a los nuevos artistas -pocos de los cuales han recibido estímulo durante los últimos años de problemas económicos- al ofrecer residencias de medio año a los solicitantes que tengan éxito. Hay muchas otras cosas; además de los siete galpones que están siendo transformados en estudios de arte y una galería, otro galpón ha sido transformado en un teatro pequeño con 100 butacas, todo esto pueden usarlo los artistas residentes e individuos o grupos de fuera.

“El teatro es un lugar para las actuaciones artísticas experimentales, y damos la bienvenida a artistas jóvenes”, dice Liu, quien agrega que ella espera que las asociaciones de edificios históricos también inspiren a los artistas y su público.

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Un artista de la Villa Artística del Ferrocarril de Chiayi actúa en la plataforma de la estación del tren para dar la bienvenida a los visitantes.

Para Liu, el programa es parte de una necesidad más extensa de interacción entre la comunidad artística y el público, y ella ha tratado de juntar a ambos mediante la organización de eventos abiertos y actividades durante los fines de semana, y ofrece un foro para los artistas residentes que quieran exhibir sus obras de arte, así como educar al público sobre sus obras. Los artistas visitan también las escuelas y comunidades aledañas, donde dictan seminarios, talleres, realizan actuaciones y exhibiciones. Se trata de fomentar la comunicación entre los artistas y la comunidad, dice Liu.

En la actualidad, Stock 20, operado por el Estudio Grace, de Liu, bajo un sistema de construir-operar-transferir (BOT, siglas en inglés), recibe un subsidio anual del CCA de NT$5 millones (US$150.000), que solamente cubre dos tercios del total de los gastos operacionales del sitio. Liu reúne el dinero restante mediante la venta de boletos para las actuaciones teatrales, y las mayores ventas de una cafetería. El futuro, dice ella, está garantizado por la creciente reputación de Stock 20 como un centro para el arte, que atraerá una mayor cantidad de visitantes, junto con más artistas talentosos.

Entre tanto, la Villa Artística del Ferrocarril de Chiayi está también haciendo algo para fusionar la división entre el arte y la vida. El pintor residente Lee Ching-chuan dice que él era un solitario social, que se escondía en su propio mundo artístico, pintando autorretratos monocromos. Al vivir en el galpón, dice él, se siente obligado a interactuar con los visitantes, una situación que al principio le estorbaba, pero ahora le parece interesante e inspiradora.

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En Taichung, Stock 20 también cuenta con un teatro con 100 butacas.

“He descubierto nuevas posibilidades, y ahora estoy pintando los rostros de otras personas, y usando colores variados en mis obras. Esos cambios no son malos del todo”, dice.

Las comodidades son básicas, pero el ambiente espacioso deja que su imaginación se libere, dice Lee, quien agrega que él espera que el Gobierno mantenga un compromiso continuo con el programa.

Wu Tung-lung, otro artista residente, está también inspirado por el sentido de libertad espacial que ofrece el galpón. Por una parte, él puede trabajar con lienzos de gran tamaño, algo que no podía hacer en el apartamento que él llama hogar. Y para aislarse y pintar sólo necesita cerrar su puerta. Luego, nuevamente, cuando él siente que desea dejar de trabajar, él puede abrir la puerta y dejar entrar a los visitantes, escuchar sus historias, responder preguntas e incluso enseñarles algunas destrezas básicas de pintura.

El dice que la experiencia ha mejorado su obra conceptualmente, y ha mejorado también sus relaciones, al tiempo que recibe estímulo de los visitantes quienes le dan más confianza e inspiración para trabajar más arduamente.

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Un artista y su hija presentan al aire libre un espectáculo de títeres en Pingtung.

Quizás lo mejor de todo sea que las villas artísticas de Taiwan tienen como fin ser autosuficientes, y según la alcalde de la ciudad de Chiayi, Chen Li-chen, la Oficina de Asuntos Culturales de la ciudad, que administra la villa artística de Chiayi, está también usando su experiencia para convertir los espacios en desuso del ferrocarril como un precedente legal para futuros experimentos en la división de recursos. La oficina planea entregar la villa artística a una fundación privada en 2005, según los principios del BOT.

Entre tanto, la Zona Especial de Arte y Cultura de Pingtung fue incluida en el proyecto de red de arte en diciembre de 2002. La zona cubre un gran galpón para actividades de exhibición y actuación, y algo más único, algunos 10 estudios de arte en casas individuales, que anteriormente eran los dormitorios de los trabajadores del ferrocarril. Huang Ying-chuan, un artista del recorte de papel, dice que está feliz de vivir en la zona, porque así está en contacto con los residentes locales, turistas y otros artistas que comparten intereses similares.

“Estas casas habían comenzado a dilapidarse después de haber quedado abandonadas por tanto tiempo. Incluso los residentes del área tenían miedo de pasar por el lugar”, dice Huang. “Pero ahora que las hemos renovado, vienen muchos turistas, y las escuelas primarias nos incluyen en los paseos escolares. Nos contenta que hayamos ayudado a regenerar una comunidad y nos hayamos vuelto parte de ésta al mismo tiempo”.

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