03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Fuertes de la isla

01/03/2001
Los holandeses reconstruyeron el Fuerte Santo Domingo a mediados de los años 1640, recubriendo su exterior con emplaste de color bermellón.

“Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana…” Sin embargo, aunque no sea así –para muchos taiwaneses– el período de la ocupación holandesa-española es casi como una fábula de otro planeta. La razón es muy simple. “La historia de Taiwan durante los últimos trescientos años ha sido tan agitada que sólo han logrado sobrevivir algunos vestigios de sus antiguas fortalezas”, dice Lee Chian-lang, profesor asociado de historia de la arquitectura en la Universidad de la Cultura China.

Hung Mao Cheng, el “Fuerte de los Pelirrojos”, en Tamsui, es sin duda uno de los supervivientes –tanto así que hasta en los aburridos días lluviosos, clima típico durante el otoño en el norte de Taiwan, se llena de turistas. “Leí sobre Hung Mao Cheng hace mucho tiempo en un texto de historia, y quería venir aquí para comprender mejor la historia de Taiwan”, dice Lin Shu-ping, visitante y estudiante universitaria. “Me entristece pensar en el pasado desafortunado de Taiwan, colonizada por las potencias marítimas occidentales entre otras cosas”. Ella disfruta de su gira, pero piensa que los administradores del lugar deberían preparar más material informativo que explique cómo se construyó la estructura y con qué fin.

Por fortuna, se encuentra ayuda. Sung Hung-yi, profesor en el Instituto de Tecnología St. John y St. Mary, un colegio universitario en Tamsui, ha realizado una extensa investigación sobre los sitios históricos de la zona, y durante los últimos diez años también se ha dedicado a servir de guía allí. El y Lee Chian-lang saben probablemente más que nadie sobre la historia y funciones del fuerte. Ambos hombres caminan felizmente por el lugar explicando su significado.

“En sus paredes erosionadas por el paso del tiempo podemos leer la historia de los primeros habitantes de Taiwan y la obra de los pioneros”, dice Sung. “El fuerte se construyó hace más de 300 años, durante todo este tiempo ha sido reconstruido y restaurado por los españoles, los holandeses y los leales Ming bajo el mando del héroe guerrero Cheng Cheng-kung y sus descendientes, las autoridades Ching, y los británicos”.

“Su arquitectura posee considerable valor histórico, cultural y artístico, y además ilustra muchos rasgos técnicos sobre los métodos de construcción occidentales del siglo XVII”, añade Lee. “Hoy, las fortificaciones antiguas de este tipo son pocas y se hallan dispersas en diversos lugares del mundo. Es vital que sean protegidas y preservadas”.

Lo primero que hay que notar sobre este fuerte es su posición autoritativa, frente a la desembocadura del río Tamsui, a pocas millas de la actual ciudad de Taipei. En 1629, la fuerza expedicionista española establecida en Keelung eligió esta colina en la ribera norteña como un sitio ideal para el fuerte, construido sobre los restos de una antigua fortaleza edificada por los aborígenes o habitantes chinos. Lo llamaron Fuerte Santo Domingo, igual que el fundador de la Orden Dominicana.

Sung ha estudiado registros contemporáneos, que muestran que los materiales originales usados por los españoles incluían bambú, arcilla, caña, y madera. Era una construcción convencional, bastante tosca. En 1636, una fuerza de aborígenes atacó el fuerte en protesta contra las contribuciones exorbitantes impuestas por el gobernador local. Mataron a algunos españoles y destruyeron el fuerte. Al año siguiente, el comandante de las tropas comenzó las obras de restauración, usando materiales más fuertes, tales como piedra y cal en lugar de arcilla y madera. Las paredes se elevaron a una altura de más de 6 metros.

Una vez reforzada la ciudadela, los españoles continuaron su exploración de las áreas remotas, donde descubrieron muchos asentamientos en la planicie de Taipei. Construyeron un camino hasta su base en Keelung, a lo largo del río del mismo nombre, tras lo cual toda la región de Taipei estuvo rápidamente bajo su control.

Sin embargo, no todo se realizó tranquilamente. Esta rápida expansión de las fuerzas españolas fue una fuente de preocupación para los holandeses, que se hallaban apostados en la región sur de Taiwan, y las dos potencias colonizadoras se prepararon para enfrentarse por los ricos recursos naturales de la isla. También existía fricción por motivo de la religión, los holandeses eran protestantes, y los españoles, católicos romanos. Sung indica que para los holandeses, indudablemente, la expansión española era un tema sensible, ya que los mismos Países Bajos acababan de liberarse del dominio español en 1581.

En 1642 los holandeses iniciaron su avance hacia el norte, dando lugar a una confrontación armada con los españoles. Los invasores atacaron primero Keelung, donde las minoritarias tropas españolas se rindieron rápidamente. Luego, como cosa del destino, tres cuartos de las tropas españolas apostadas en la isla se trasladaron a Filipinas para apaciguar una rebelión de nativos, abriéndole el camino a las fuerzas holandesas para tomar el Fuerte Santo Domingo. Los chinos locales llamaban a los holandeses hung mao, o “pelirrojos”, y el fuerte tomó pronto el apelativo de Hung Mao Cheng.

Los holandeses, conociendo bien la importancia estratégica del sitio decidieron reconstruirlo. Transportaron más de 1.500 sacos de cal y otros materiales de construcción, empleando una fuerza laboral que consistía principalmente de artesanos chinos con alguna ayuda de aborígenes locales. Para finales de diciembre de 1644, dice Sung, los registros muestran que las paredes alcanzaban una altura de 2,4 metros, y ya se había iniciado la construcción de la primera bóveda. A finales del año siguiente el trabajo aún no había concluido, en parte debido a las fuertes lluvias. Se estima que la construcción se culminó alrededor de 1646.

Lee Chian-lang, autor de varios libros sobre los sitios históricos de Taiwan, ha estudiado la historia del lugar con bastante detalle. La fortaleza principal consiste en una torre convencional con una pared exterior de ladrillo rojo, un parapeto con cañoneras en el tope, y dos torres de vigía en las esquinas, equipadas con aberturas para abrir fuego. Sus cielos rasos interiores tienen forma abovedada, una característica que lo diferencia de la mayoría de los edificios chinos.

Las secciones interiores de las paredes fueron construidas principalmente de ladrillo para crear la sensación de bóveda, mientras que las secciones exteriores son en su mayor parte de piedra con un pequeño porcentaje de ladrillo. Según Lee, los ladrillos fueron llevados desde la colonia holandesa de Batavia en Indonesia, y la piedra era de origen local.

Lee también presta atención a las bases del fuerte, que son muy profundas y consisten en capas de ladrillo. Sobre ellas, se elevan las paredes de piedra, de 1,8 metros de grosor, que en épocas pasadas fueron capaces de soportar bombardeos. Zanjas profundas en los lados este y norte fueron cavadas para prevenir la acometida de los enemigos. El fuerte tiene una altura de unos 13 metros, y sólo dos pisos. La planta baja consiste de dos bóvedas paralelas que van de este a oeste, con acceso en ambas extremidades. El primer piso consiste similarmente de dos bóvedas paralelas, pero alineadas en un eje norte-sur. “Pocos de los edificios históricos de Taiwan han tenido tantos matices diferentes, en cuanto a tantos cambios de propiedad, y han podido mantenerse en buen estado de preservación”, comenta Lee Chian-lang.

En 1681, varios años después de que los holandeses fueron expulsados por Cheng Cheng-kung, leal de la dinastía Ming, mejor conocido en el Occidente como Koxinga, el fuerte fue reconstruido y puesto en guarnición. Dos años después, las fuerzas Ching ocuparon Taiwan, tras lo cual el fuerte fue nuevamente restaurado por el jefe de Tamsui. Permaneció en manos de los Ching hasta 1867, cuando los británicos arrendaron la edificación y la renovaron, construyendo el actual pórtico de ladrillo y puesto de vigilancia, y pintaron la estructura principal de color rojo.

Los británicos se retiraron de su consulado en 1972, tras lo cual fue primero ocupado por representantes de Australia y luego de Estados Unidos. El fuerte fue finalmente devuelto a la República de China en junio de 1980. En 1983, después de una valoración por parte del Consejo para los Asuntos Culturales, el Fuerte Santo Domingo fue designado sitio histórico de Grado Uno, ganando así el grado más alto de protección a nivel nacional, y un grupo de expertos fue comisionado para crear un plan de restauración. La obra fue terminada a finales de 1984.

El Fuerte Anping es otro de los supervivientes, aunque no ha resistido muy bien el paso del tiempo. Este fue originalmente parte de una importante ciudad construida por los holandeses en 1624, llamándose en esa época Fuerte Zeelandia. Al igual que el Fuerte Santo Domingo, los restos de este edificio, en la ciudad de Tainan en la costa suroccidental de Taiwan, han sido clasificados por el Ministerio del Interior como uno de los veinticuatro sitios históricos de Grado Uno de la isla.

Según Ho Pei-fu, profesor de historia en la Universidad Nacional Cheng Kung, “el Fuerte Anping refleja una larga historia de crecimiento y desarrollo que se remonta a los primeros años de la civilización de Taiwan. Aunque la estructura ha perdido sus rasgos originales, y sólo quedan unas cuantas ruinas, continúa siendo importante para comprender el desarrollo histórico de Taiwan y la historia de la navegación marítima.”

¿Cuáles son los antecedentes a la construcción del fuerte? A comienzos del siglo XVII, varias potencias marítimas occidentales –Portugal,España y Holanda– enviaron flotas al Lejano Oriente en búsqueda de oportunidades comerciales. Los portugueses fueron los primeros europeos que avistaron Taiwan, y fueron los que le dieron a la isla su perdurable nombre de Ilha Formosa, o “Isla Hermosa”, pero tras establecer un asentamiento en el norte, se marcharon.

Los siguientes europeos que llegaron fueron los españoles y los holandeses, quienes mostraron mayor poder de permanencia. En 1622, la Compañía Holandesa India Oriental estableció una base militar en las Islas Pescadores, un grupo de islas al oeste de Taiwan conocido ahora como Penghu. Cuando al año siguiente fueron expulsados de allí por los chinos, se trasladaron a otra isla más grande, y el consiguiente encuentro entre los primeros habitantes chinos y las flotas comerciales occidentales en lo que se conoce ahora como Tainan, marcó el inicio de la historia moderna de Taiwan.

“Para consolidar su poder, y teniendo en mente la ocupación permanente, se pusieron rápidamente a construir fuertes y otras estructuras enormes para su defensa”, dice Ho. Durante los años 1620 los holandeses y los españoles establecieron bases en el sur y en el norte de Taiwan respectivamente, y por lo tanto todos los habitantes estaban sujetos al gobierno extranjero.

La resultante administración colonial dual fue buena para la isla en muchos aspectos. Dio origen a importantes actividades de comercio internacional, con la plata occidental y a las especias de la India que se trocaban por seda y azúcar de los mercaderes chinos y japoneses. Pero el Estrecho de Taiwan, crucial para el éxito de este negocio, era frecuentado por piratas.

Por ello, los holandeses decidieron construir la primera fortaleza, Fuerte Zeelandia, en Tayuan, cerca de Tainan. Según Ho Pei-fu, la estructura original era de treinta metros de alto y tenía paredes de cuatro metros de grosor. La parte interior del fuerte estaba diseñada en forma cuadrada, mientras que las murallas exteriores formaban un rectángulo.

Lee Chian-lang, de la Universidad de la Cultura China, indica que Holanda es un país bajo a orillas del mar, motivo por el que con el paso de los años los holandeses se han visto obligados a desarrollar excelentes técnicas de construcción de diques, además de sus magníficas destrezas de navegación. También fueron buenos constructores, especializándose en el uso de ladrillos, piedra, y una mezcla un poco extraña de arroz glutinoso, azúcar y conchas de ostras.

Por todo esto, ellos construyeron con confianza el Fuerte Zeelandia, una edificación a gran escala, que incluía viviendas, iglesias, campamentos militares e incluso una área para ajusticiamiento dentro de la ciudad, un arsenal subterráneo, y una fortaleza exterior que se proyecta hacia afuera desde la esquina noroeste, con espacio para quince cañones y cuatro torres de vigía. Los holandeses tardaron más de ocho años para terminarlo, y fue utilizado por ellos como una base administrativa durante sus treinta y ocho años de ocupación colonial. En 1625, viendo la necesidad de un centro comercial, canjearon bienes por una extensión de terreno en el vecino Chihkan, que era propiedad de los aborígenes, donde construyeron el Fuerte Provintia, conocido ahora como la Torre Chihkan.

¿Qué les dio a estas estructuras ese estilo único? “Los fuertes holandeses y españoles del siglo XVII eran generalmente construidos en forma de cuadrado, con proyecciones sobresaliendo de cada una de sus cuatro esquinas”, dice Lee. “Funcionaban como plataformas de armas y estaban equipados con cañones largos. Se observan muchas formas abovedadas, muy diferente a los pilares de madera usados comúnmente en la arquitectura china tradicional”. Muchas fortalezas construidas por los holandeses en Indonesia, y por los españoles en Filipinas emplean este diseño general.

Mientras que los holandeses estaban ocupados en el sur, las fuerzas españolas estacionadas en Filipinas navegaron hacia el norte por la costa este de Taiwan en 1626 y ocuparon Keelung en el extremo norte de la isla. Allí construyeron un fuerte de piedra, que llamaron San Salvador, luego el Fuerte Santo Domingo en Tamsui. “En esos tiempos, estas fortificaciones de estilo occidental fueron los centros del gobierno colonial, y alojaban formidables tropas militares”, dice Lee Chian-lang, añadiendo que los documentos y planes antiguos indican que fueron construidos según el común diseño en forma cuadrada con plataformas de armas.

Hoy día, ya no hay restos del Fuerte San Salvador. En 1661 las tropas holandesas lo abandonaron al saber que Koxinga había bloqueado el Fuerte Provintia en el sur, y antes de marcharse lo hicieron explotar. Todavía quedaban algunas ruinas durante la ocupación japonesa de Taiwan (1895-1945), pero éstas ya han desaparecido.

Un número de pequeños puestos de avanzada fortificados fueron construidos por los holandeses y españoles durante la primera mitad del siglo XVII. Estos solían hallarse en las zonas adyacentes a los fuertes que tenían las guarniciones más importantes, y eran usados para defenderlos. Algunos de ellos son el Fuerte Victoria en Keelung, el Fuerte Utrecht cerca del Fuerte Zeelandia, y el Fuerte Baxemboy cerca del Fuerte Provintia. Los materiales de construcción eran en su mayoría llevados de otras colonias en el Sureste de Asia, y probablemente sólo la piedra se obtenía localmente. Ambos grupos de colonizadores construyeron también varias iglesias, pero éstas desaparecieron ya hace mucho tiempo.

Los manchúes establecieron la dinastía Ching en 1644, y durante los tres siglos siguientes China prácticamente cerró sus puertas a los forasteros. Sin embargo, la primera época de la dinastía fue importante para el futuro de Taiwan, porque en esos días los manchúes tuvieron que enfrentarse a la resistencia encabezada por Koxinga. Este legendario general chino, hijo del pirata Cheng Chih-lung y su concubina japonesa, convirtió a Taiwan en una base para tratar de restaurar la dinastía Ming. En 1661, él condujo a miles de soldados Ming de China continental a Taiwan, y desde allí emprendió su campaña contra los holandeses.

Cheng arribó junto a sus tropas en Luerhmen, en las afueras de Tainan, atacó el Fuerte Provintia, y preparó la invasión del Fuerte Zeelandia durante nueve meses. Los holandeses se rindieron al año siguiente y se retiraron de Taiwan, dejando tropas en las fortalezas del norte, en Keelung y Tamsui, que terminaron retirándose en 1668. Taiwan fue incorporada formalmente al territorio de la dinastía Ching en 1684, cuando se convirtió en una región administrativa de la provincia de Fukien.

Ho Pei-fu, de la Universidad Nacional Cheng Kung, indica que la corte real Ching no parecía muy impresionada por las ventajas estratégicas del Fuerte Zeelandia, aun cuando el centro político de la isla era en ese entonces Tainan. Mareas altas, lluvias y vientos fuertes, tuvieron su inevitable efecto en el fuerte, en mal estado terminó siendo usado principalmente como arsenal. A finales de la dinastía Ching, ya era una ruina. En 1897, la fuerza ocupante japonesa niveló la parte interior del sitio y construyó un dormitorio para oficiales al estilo occidental. Hoy día, sólo se conservan algunas secciones de las paredes exteriores.

El cercano Fuerte Provintia sufrió un destino parecido, destruido por la erosión de los elementos naturales. Pero en 1874, Shen Pao-chen, inspector general imperial, vino a Taiwan para supervisar la consolidación de las defensas de la isla. Todo resultó bien, y Shen construyó un templo en el lugar del fuerte y lo dedicó a Matsu, la Diosa del Mar, por ayudarle a lograr su misión.

Más adelante, en el mismo lugar, el jefe del distrito ordenó la construcción de otros edificios al estilo chino, entre ellos una academia, una sala, un pabellón y un santuario. La Torre Chihkan, antiguamente el Fuerte Provintia, ha desempeñado diferentes funciones a través del tiempo: arsenal, escuela privada, cuartel militar, y escuela para maestros. Así como el Fuerte Anping, también ha sido designada sitio histórico de Grado Uno y actualmente está siendo renovada.

“Hace mucho, mucho tiempo en una galaxia lejana…” Hoy día es difícil imaginar el estruendo de los cañones, o los gritos de los soldados luchando cuerpo a cuerpo con sables y pistolas. En comparación con los campos de batalla de Europa e incluso de Norte América, Taiwan tiene muy pocos objetos de recuerdo para conmemorar el pasado histórico. Además, es muy importante que los pocos que quedan sean protegidos del viento, la lluvia, y de aquéllos que han olvidado el precioso patrimonio cultural de la isla.

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