05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Impulsando la tradición

01/05/2001
Antes de 1987, la Junta de Tabaco y Vino de Taiwan era la única fuente de bebidas alcohólicas en Taiwan. Todos los vendedores de licores debían también ser autorizados por este departamento.

El vino fue uno de los temas favoritos de los artistas y escritores de las dinastías imperiales chinas. Li Po (701-762), uno de los poetas más distinguidos de China, escribió 1.045 poemas, más de 250 de ellos se centran en los placeres del vino. “Levanto mi copa e invito a la luna / con mi sombra formamos un grupo de tres”, escribió en “Solitario bebiendo bajo la luna”. Incluso antes, en el siglo VII, el escritor y poeta Wang Chi (585-644), escribió sobre una tierra ficticia de la embriaguez: “La tierra de la embriaguez está ubicada en algún lugar a las afueras del Reino Central. Su vasto territorio es llano, sin fronteras, y pacífico. No hay división entre la luz y la oscuridad, el verano y el invierno… Sus residentes son bastante serenos, sin ardor, odio, alegría o rabia”.

El entorno de la embriaguez del Taiwan de hoy es un poco menos placentero. La gente bebe mucho, y con frecuencia al final del día conduce bajo la influencia del alcohol –y no es raro que también termine con la vida de motoristas y transeúntes inocentes. Según estadísticas suministradas por la Administración Nacional de Policía, el número de accidentes reportados de automóviles y motocicletas causados por conductores ebrios se elevó de 93.295 en 1997 a 166.024 el año pasado. Durante el primer trimestre del 2000, se reportaron 38.370 casos, 62 de ellos con víctimas. “Para mí, es aún un enigma la manera cómo se desarrolló el hábito de beber alcohol en la isla”, dice Lin Ming-teh, director ejecutivo de la Fundación de Artes Folklóricas Chinas. “Es cierto que hay bebedores moderados aquí, pero cada vez que la gente se reúne, pareciera que debe demostrar sus habilidades de bebedor”.

Cada país tiene sus propios rituales, y Taiwan no es una excepción. Lo que caracteriza el consumo de alcohol en la isla es su extraordinaria capacidad de mezclar y armonizar, no sólo licores sino también estilos. En un restaurante de alta categoría, los expertos se reúnen para degustar y discutir vinos franceses de alto precio. En cualquier restaurante pequeño, las mesas se llenan de vendedores de autos que lo toman a borbotones por miedo a perder su estilo. Lo mismo hacen con el whisky de malta y el coñac. La cerveza se sirve en grandes cantidades y en una inimaginable variedad de maneras: de barril, con hielo, acompañada de bocadillos que no se encuentran en los bares occidentales, tales como ciruelas secas. Muchos taiwaneses afirman que sólo un pequeño porcentaje de la población bebe de manera regular. Sin embargo, cualquier persona que haya participado en un banquete de bodas o ido a un bar con clientes seguramente no pensará así.

Los norteamericanos se han acostumbrado a comprar vino en botellas con etiquetas que llevan advertencias sobre el peligro de beber alcohol en exceso, en especial para las mujeres embarazadas. Pero, ésto aún no es parte de la “cultura” de Taiwan. La palabra en mandarín para “alcohólico” –chiu kuei, o “demonio del vino”– sólo implica desatino, y no vicio. En pocas palabras, los hábitos de beber alcohol de la isla se basan en la tradición, que parece contradecir su transformación en un país moderno con prolongadas horas laborales, autos veloces, y familias de doble ingreso, cuyos miembros necesitan pasar juntos “tiempo de calidad”.

En muchos círculos sociales nocturnos, aún se considera descortés negarse a tomar un trago con los colegas y amigos. Hacer un brindis suele referirse a la variedad de “¡salud y pesetas!” donde el trago se ingiere completamente, y la persona que no participe corre el peligro de ser calificada de aguafiestas. Ninguna cena está completa sin los brindis –copas de Kaoliang (un licor a base de sorgo de sabor fuerte) o, en ocasiones más formales, Shaohsing (una bebida menos potente hecha de arroz glutinoso refinado). Las jarras de cerveza de barril son apropiadas para una comida casual, aún cuando haya que trabajar a las siete de la mañana del día siguiente. Los juegos de manos mientras se consume licor son populares, y no sólo entre estudiantes –se ve gente de todas las edades mostrando sus dedos en una ronda de “Taiwan chuan”, uno de los juegos más populares, que consiste en que los participantes tienen que adivinar el número de dedos que mostrará el contrincante.

Todo esto produce una sensación infantil un poco irritante y pasada de moda. No obstante, se debe en parte a que en Taiwan nunca se ha tenido que lidiar con la prohibición, y el alcohol está libre de cualquier estigma negativo. Durante cincuenta años, la Junta de Tabaco y Vino de Taiwan (TTWB, anteriormente conocida en inglés como el “Buró del Monopolio de Tabaco y Vino de Taiwan”) era el único productor y abastecedor de bebidas alcohólicas de Taiwan. Frente a la ausencia de competencia privada o extranjera, los productos de bajo precio que producía el buró dominaron fácilmente el mercado hasta 1987, cuando las marcas extranjeras fueron admitidas por primera vez para la venta general. La producción local de marcas extranjeras, incluyendo las empresas conjuntas, está aún prohibida.

Así que se observa fácilmente la conexión entre el aumento del consumo de alcohol y la apertura del mercado de licores, junto con la mayor prosperidad de la isla. En 1981, el consumo de alcohol anual per cápita fue de 25,2 litros. En 1991, esta cifra se elevó a 36,6 litros y, según las estadísticas del TTWB, el año antepasado fue de 37,2 litros. En términos monetarios, el consumo per cápita de 1999 alcanzó los NT$3.486 (US$112,45), lo que se traduce en aproximadamente NT$78.400 millones (US$2.500 millones) en total.

El influjo de bebidas alcohólicas exóticas procedentes del extranjero transformó las tradiciones del consumo de alcohol en Taiwan. Casi todas las bebidas se volvieron apropiadas para cualquier ocasión. “Todo lo que sabíamos sobre bebidas alcohólicas lo ‘aprendimos’ de TTWB”, dice Jeff Tseng, importador de licores. “Estos siempre han sido conceptos tediosos y aburridos que realmente nunca inspiraron a la gente a probar y disfrutar. En lugar de ello, simplemente bebían lo que fuera”.

Pero los tiempos han cambiado, y a medida que se acerca el ingreso de la isla a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Junta está reconsiderando sus estrategias de mercadeo. “Antes, simplemente continuábamos produciendo licor para abastecer el enorme mercado, sin pensar mucho en diversificar los productos o ayudar a desarrollar una cultura del licor sofisticada”, dice Huang Chi-fang, quien trabaja como ejecutiva de mercadeo en la sección de comercio de licores de TTWB. “Ahora, nos damos cuenta que nuestro dominio completo de la producción era algo que necesitaba modificarse”.

La cultura está cambiando, pero lentamente. Algunas canciones populares solían celebrar el club de “héroes del vino” de la isla, supuestamente el tipo de hombre “macho” que podía consumir grandes cantidades de alcohol. Sin embargo, hoy día, un anfitrión seguramente invitará a brindar con las palabras “sui yi” (“como Ud. desee”) en lugar de “kan pei”, especialmente en una mesa ocupada tanto por “héroes” como por bebedores sociales moderados.

“Una persona no debería arriesgar su dignidad ni su salud bebiendo en exceso”, dice Grace Liu, crítico de alimentos y gerente de alimentos y bebidas en uno de los mejores hoteles de Taipei. Ella indica que los bebedores prefieren poner cualquier excusa, como por ejemplo, ir al baño o hacer una llamada telefónica urgente, en lugar de humillarse diciendo que ya han bebido lo suficiente. Los bebedores inteligentes saben controlarse y observan cuánto beben sus amigos. “Beber alcohol es como bailar”, dice Liu. “Ambas actividades deben estar en armonía con el cuerpo”.

Algunos de los expertos en vino de la isla se burlan de las costumbres de los bebedores locales. “No es muy difícil aprender sobre vinos refinados, pero todo es muy nuevo aquí”, dice Jeff Tseng. Aunque el importador de vinos está feliz porque la gente está mostrando un interés en las novedades y aceptando las botellas con etiquetas extranjeras, él reprocha la idea de equiparar todas las bebidas alcohólicas. “Muchos taiwaneses no diferencian entre el vino, el brandy y el whisky, y los beben todos de la misma manera”, dice. “Eso no es correcto. No tiene sentido gastar tanto dinero en vino, y luego arruinar la experiencia. La manera de tomar vino es incompatible con los hábitos locales de consumo de alcohol”.

Quizás –pero entre mediados y finales de los años 1990, las ventas de vino tinto se mantuvieron en alza. En 1999, Taiwan importó 5,3 millones de litros de vino, y sólo en los primeros siete meses de 2000, la cifra se elevó a más de 4 millones de litros. Las tiendas de vino abrieron por doquier, y todos los supermercados de mejor categoría crearon secciones para vinos. La degustación se volvió popular, y las librerías comenzaron a vender una variedad de libros sobre este tema. Pero como indica Tseng, la cantidad camufla en gran medida la calidad.

“Mucha gente ha sido seducida por las ganancias de este negocio, aún cuando no saben nada sobre él”, dice. “Es divertido comprar vino, aún más lo es beberlo, pero venderlo no es muy fácil”. Trece años después de que se permitiera la importación de vinos extranjeros en Taiwan, Mei Kuei Hung, el vino tinto almibarado producido por TTWB, aún domina con la mitad de todas las ventas de vino. “Sabemos que los bebedores expertos prefieren las marcas extranjeras”, dice Huang, de TTWB. “Pero aún tenemos un fiel séquito de nuestros productos, especialmente de nuestro vino rosado dulce”.

Asimismo existe el lado oscuro de la cultura. Los recién llegados al círculo de bebedores de Taiwan deberían ser cuidadosos con los brindis durante los banquetes, y las invitaciones a unas cuantas rondas de Taiwan chuan deben ser aceptadas con precaución. Grace Liu ha visto a demasiados extranjeros ingenuos caer presa de las tradiciones torpes de los bebedores durante fiestas. “Ellos les muestran a los extranjeros como kan pei”, dice Liu. “Los invitados extranjeros tratan de imitarlos, y poco después están en la sala de emergencias de un hospital con una intoxicación alcohólica aguda”.

Por supuesto, no sólo los extranjeros corren riesgo. Cualquier persona mayor de dieciocho años puede comprar licor, y las cervecerías y bares se hallan en cualquier esquina. Son muy pocas las medidas para mejorar el problema del alcoholismo, que aquí es visto más como un estigma que como una condición médica que requiere de simpatía y tratamiento. Taiwan tiene muy pocas sucursales de Alcohólicos Anónimos. No hay otro equivalente con base comunitaria y gratuito, ni siquiera en Taipei. Aquellos que necesitan ayuda pueden obtener un tratamiento de desintoxicación y ayuda sólo en los hospitales, y a cambio de un pago.

Las estadísticas sobre el número de alcohólicos en Taiwan son difíciles de conseguir, excepto por un sorprendente detalle anecdótico: Lin Shih-ku, jefe del Departamento de Ciencias de la Adicción del Centro Siquiátrico de la Ciudad de Taipei, escuchó una vez de un investigador de la Academia Sínica, la institución académica más importante de la isla, que el número se ha elevado en cientas de veces durante los últimos treinta años.

Según Lin, la adicción alcohólica se ha esparcido igualmente a través de los sectores de los obreros y trabajadores de cuello blanco, y los aborígenes son diez veces más propensos a tener problemas con el alcohol. Los pacientes del sexo masculino en el Centro Siquiátrico de la Ciudad de Taipei sobrepasan en gran medida a los del sexo opuesto. Cada mes, Lin coordina un grupo de apoyo de alrededor de cincuenta alcohólicos, además de ofrecer sesiones de terapia individual. “Con todo el gran desarrollo económico y social que ha ocurrido en Taiwan, los problemas mentales se encuentran en todas las clases sociales”, dice. “El alcohol es una de las muchas rutas de escape que toma la gente agobiada por tantos cambios”.

Lin Ming-teh, sintiendo nostalgia por los días en que brindar era una manera de dar la bienvenida a los nuevos y viejos amigos, y no una reñida competencia, espera que la gente pondere la tradición y se aleje de la decadente cultura de la bebida de hoy. “El licor es algo que ha sido usado por generaciones para reunir a los seres humanos”, dice. “En la China antigua, beber era una tradición pacífica; sin embargo, la actual cultura de esparcimiento de Taiwan se ha vuelto definitivamente poco saludable”.

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