09/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

La dinámica del teatro

01/01/2002
A medida que las producciones teatrales se han vuelto más sofisticadas, los aficionados al teatro también. Las obras de teatro ya no son vistas como herramientas educativas, sino como una forma artística de entretenimiento.

El pasado noviembre, equipos de béisbol de dieciséis países se reunieron en Taiwan para competir en la Trigésimo Cuarta Copa Mundial de Béisbol. Al mismo tiempo, el Grupo Teatral Ping Fong, un grupo de drama local popular, presentó su nueva obra, País increíble. Los participantes en ambos eventos no son los mismos; sin embargo, el béisbol tiene algo en común con el teatro moderno: ambos fueron introducidos a Taiwan por los japoneses durante su ocupación de la isla de 1895 a 1945.

Para los japoneses, la relación entre la audiencia y los actores alcanza un nivel más allá del entretenimiento. Fue también una buena herramienta para “educar” a la gente local, particularmente, glorificando el militarismo japonés. La nueva forma de arte teatral basada en el diálogo, muy diferente del tradicional drama chino operático, inspiró a algunos taiwaneses a organizar el primer grupo dramático de la isla. Las obras en japonés y taiwanés ya se presentaban en varias ciudades durante principios de 1900.

La tradición de “drama como ideología” continuó cuando Taiwan fue devuelta al dominio chino en 1945. Al principio los talentos locales aún podían presentar sus trabajos y, antes de que llegaran los Nacionalistas de China en 1949, grupos de teatro de China continental también fueron invitados a actuar. Las obras de teatro llenas de sentimiento antijaponés eran particularmente especiales. Sin embargo, en cuanto los Nacionalistas entraron en la escena, los nuevos “villanos” del escenario dejaron de ser los japoneses y pasaron a ser los chinos comunistas. Un importante desarrollo en el teatro local tradicional surgió a consecuencia del creciente conflicto entre los taiwaneses nativos y los chinos continentales, el resultado de las diferencias de idioma, ideología y cultura.

Las obras teatrales continuaron teniendo un papel “educativo”. El ejército tenía sus propios grupos de teatro, que eran utilizados para animar los sentimientos antijaponeses y anticomunistas entre los soldados y el público. Se declaró la ley marcial, atrasando el verdadero comienzo del dinámico círculo teatral de Taiwan hasta los años sesenta. En esa década ocurrió el surgimiento de lo que se dio a conocer como el Pequeño Movimiento Teatral, emprendido por Li Man-kuei (1907-1975). Los grupos teatrales de los colegios y universidades comenzaron a complementar a las compañías teatrales militares. Como la economía de Taiwan aún no había prosperado hasta el punto donde la gente común podía costear o gastar dinero en esos entretenimientos, la mayoría de las producciones recibían subsidios financieros del Gobierno y eran gratuitas.

En los años siguientes, el ambiente del teatro de Taiwan maduró gradualmente a medida que los académicos regresaban del extranjero, trayendo con ellos ideas y métodos de formación nuevos. Gracias al esfuerzo de dramaturgos entusiastas y los recién graduados, muchos grupos independientes, tales como el Taller de Drama y el Taller de Actuación Lan Ling fueron establecidos en los años setenta y ochenta. Con técnicas de actuación innovadoras e interpretaciones imaginativas tanto de las obras locales como occidentales, estos grupos pusieron nuevo énfasis en la importancia del lenguaje corporal.

De igual manera, los temas también cambiaron. Lejos estaban los días en que las obras anticomunistas llenaban virtualmente todo el repertorio. Las nuevas obras de teatro expresaban ideas y opiniones diferentes sobre varios temas. “El tiempo pasó, las relaciones a través del Estrecho cambiaron y el odio de la generación más vieja se desvaneció lentamente”, dice Hwang Mei-shu, presidente del Departamento de Drama de la Universidad de la Cultura China. “Para las generaciones que nacieron y crecieron en Taiwan, los comunistas nunca fueron parte de la experiencia de vida que inspiraba a menudo obras nuevas”.

Comenzar un grupo de teatro no es muy difícil, y el ser independiente permite libertad de creatividad y habilidad de experimentar. El lado negativo, por supuesto, es que un grupo independiente tiene que hallar dinero para financiarse, que de ninguna manera es algo fácil. Muchos grupos funcionan bajo un sistema “ocasional”. Los miembros se reúnen sólo cuando hay oportunidades de trabajo. Realizan la obra, luego vuelven a su vida cotidiana al cerrarse el telón. “Los dos problemas que encaran los grupos teatrales de Taiwan son la escasez de dinero y la de público”, dice Hwang. “Un grupo sin personal a tiempo completo no tiene que preocuparse de los costos administrativos diarios. Se mantiene con la pasión de sus miembros por el teatro, y se desvanece apenas esa pasión se debilita o los miembros tienen que abandonarlo para hallar otros trabajos”.

Sin embargo, otros grupos tienen como objetivo un mayor grado de permanencia, organizando compañías teatrales. “Hallar el dinero para mantener una compañía produce mucho estrés, pero es éste el que nos hace progresar”, dice Lang Tsu-ming, director del grupo teatral Paper Windmill, un grupo teatral infantil creado en 1992. “Con el fin de cubrir los costos, debe planificar cuidadosamente y producir obras de mejor calidad que atraigan más público y generen ingresos”.

En la actualidad, el dinero procede de tres fuentes: el Gobierno, las empresas privadas, y los ingresos de taquilla. En Taiwan, no es poco común que las empresas patrocinen actividades culturales, pero pocas de ellas han sido atraídas al círculo teatral local. De esas que sí, sus aportes pueden ser diversos. Por ejemplo, una compañía podría contratar un grupo para una representación exclusiva para sus empleados o clientes, mientras una empresa fabricante de calzado podría proporcionar los zapatos para una representación en particular.

El Consejo de Asuntos Culturales (CCA, siglas en inglés) evalúa la calidad y el número de producciones de los grupos cuando está decidiendo a cuál va a patrocinar. Pero el presupuesto del Gobierno es limitado, por ello los subsidios no llegan a cubrir los costos operacionales. Por ejemplo, el grupo teatral Creative Society fue creado en 1997 por un grupo de dramaturgos, directores, intelectuales del arte dramático, actores, docentes, y trabajadores de teatro. Este año recibió NT$1 millón (US$28.987) del CCA, pero esa cantidad no cubre ni siquiera los gastos básicos de alquiler de oficina, servicios, y los salarios de tres empleados administrativos a tiempo completo, mucho menos los costos de producción.

Li Huei-na, directora administrativa de Creative Society, explica que esos costos incluyen el alquiler de salas de ensayo y teatros, luces, trajes, y publicidad. El alquiler de una sala de ensayo es aproximadamente NT$1.000 (US$29) por hora, y un ensayo dura generalmente de tres a cuatro horas. Para la mayoría de los grupos teatrales de Taiwan que no tienen sus propias instalaciones, el costo de los veinte o treinta ensayos necesarios es una pesada carga financiera. “La creatividad es siempre el secreto de un buen drama”, dice Li. “Pero cuando se trata de problemas que la creatividad no puede resolver, el dinero es generalmente la respuesta”. Lang Tsu-ming, de Paper Windmill indica que la asistencia del Gobierno y el sector privado es útil, pero la mayor parte del ingreso procede de la taquilla.

Puede ser que el dinero sea de importancia vital, pero es sólo el primer paso. Para poder montar una producción se hacen necesarios dramaturgos, directores, actores, diseñadores de arte, y una gama diversa de técnicos. Se ha logrado considerable progreso en la mayoría de estas áreas. Grupos teatrales de mayor escala tienen sus propios actores, equipos de técnicos, e incluso personal responsable de hacer los accesorios. Los grupos más pequeños contratan actores cuando los necesitan, y emplean diseñadores de arte profesionales, sastres de teatros, y compañías de accesorios sólo cuando es necesario.

¿De dónde procede el talento? En la actualidad, cuatro colegios o universidades locales cuentan con departamentos de drama o teatro, y tres de ellos ofrecen programas de posgrado. Un continuo flujo de repatriados con maestrías o doctorados en artes teatrales también contribuye con el círculo dramático. Los graduados de otras asignaturas pueden también participar en clases de formación ofrecidas por grupos de drama establecidos.

La dramaturgia todavía se encuentra muy rezagada en comparación con otras actividades literarias en Taiwan. Hwang Mei-shu explica que poca gente tiene las destrezas lingüísticas necesarias para estudiar en el extranjero. Los alumnos de los departamentos de drama de las universidades locales dedican generalmente un año a la dramaturgia, pero los cursos están diseñados para familiarizarlos sólo con los aspectos básicos. “Esas reglas y destrezas son sólo herramientas para traducir las ideas que están en la mente en una obra de teatro”, dice Hwang. “Pero lo que te convierte en un verdadero dramaturgo es concebir ideas para ser traducidas, y eso es algo que no se aprende en una clase”.

Incluso si alguien tiene el talento y las cualidades mencionadas por Hwang, una carrera en el teatro no necesariamente es una buena opción. El horario es largo e irregular; el pago es irrisorio. “Nadie quiere dejar a su familia a las siete, ocho de la mañana y regresar después de la medianoche, por eso mucha gente lo deja cuando se casa o encuentra un trabajo con un horario normal”, dice Lang Tsu-ming. “Se necesita de mucho tiempo para formar actores, por eso queremos que se queden, y la única manera es ofreciéndoles horas de trabajo más regulares”. Hay veces cuando las cosas se escapan del control, por supuesto, y la solución preferida de Lang es buscar otra persona que comparta su trabajo. “La compañía tiene que ganar suficiente dinero para cubrir el pago de dos sueldos, pero todos pueden irse a casa dos horas más temprano”, agrega. “Creo que así es como debe ser”.

Si los actores están madurando, lo mismo ocurre con el público. “‘Bueno’, ‘malo’, ‘Me gusta’, ‘No me gusta’, era el tipo de comentario que oíamos del público en el pasado”, dice Chang Ling-hsien, una actriz que también se ha dedicado a la administración teatral durante más de diez años. “Pero ahora ellos te dicen por qué piensan que una obra es buena o mala, qué problemas tiene, o qué está tratando de expresar. Eso es muy valioso si el teatro quiere mejorar”.

El número de aficionados al teatro también se ha ido elevando, aunque hay una gran diferencia entre las grandes ciudades y los pueblos pequeños, así como entre el norte y el sur de Taiwan. En los últimos años, varios grupos dramáticos han surgido alrededor de la isla, y los grupos con sede en Taipei también han salido en giras. Pero según Chang Min-yi, director administrativo de Paper Windmill, Taipei es aún el centro de las obras de teatro porque hay más gente dispuesta a gastar dinero para ir al teatro. Las diferentes actitudes hacia el teatro moderno se reflejan en la diversidad de precios de los boletos. Generalmente, un boleto cuesta entre NT$300 y $800 (US$8,70-23,20) en Taipei, entre NT$200 y $500 (US$5,80-14,50) en Taichung y Kaohsiung, y entre NT$100 y $400 (US$2,90-11,60) en la mayoría de los otros lugares.

Pero la flexibilidad en el precio de los boletos, la presencia de un creciente número de directores y actores talentosos, mucho más apoyo de bastidores, y la mayor madurez por parte del público no siempre garantizan el éxito de taquilla. Muchos teatros son demasiado pequeños para generar ingreso suficiente, con quizás sólo un par de cientos de asientos, lo que significa que la producción seguramente perderá dinero aún cuando se vendan todos los boletos.

Otra razón es que muchas salas tienen que reservarse por lo menos con un año de anticipación, una apuesta gigantesca para un grupo promedio. La economía decayente también ha tenido su efecto, y como consecuencia menos gente puede gastar en entretenimiento, pero aún cuando la época sea más próspera, los ingresos de taquilla no necesariamente son suficientes. “La mitad de nuestro público compra sus boletos la noche anterior a la obra, por eso si hay un tifón la otra mitad de los asientos queda vacía”, dice Li Huei-na. No hay manera de predecir eso cuando se reserva el lugar, por ello sólo podemos tratar de hacer lo mejor con lo que podemos controlar y esperar lo mejor de aquéllo que no podemos”.

La escasez de buenos teatros también es un motivo por el que la mayoría de las producciones se realizan un día o dos, en vez de durante meses o años como ocurre en digamos Londres, Nueva York y París. Pero una razón mucho más importante es la falta de una cultura teatral en Taiwan. “Gente de todo el mundo va a Broadway, pero pocos taiwaneses irían a otra ciudad para ver una obra de teatro”, dice Lang Tsu-ming. “Aunque pueda alquilar el Teatro Nacional por un mes, probablemente se llenaría los primeros diez días”.

Crear una cultura de ese tipo no es algo que puede hacerse rápidamente, pero algunos grupos ya están trabajando en ello. Por ejemplo, muchos de ellos van de gira a campuses universitarios y organizan seminarios con el fin de estimular el interés de los jóvenes en las artes teatrales. Paper Windmill ha establecido un Taller de Creatividad para Niños donde los jovencitos pueden adquirir ciertos conocimientos básicos sobre el teatro. “No estamos tratando de convertir a los niños en actores o estrellas, sólo les brindamos una herramienta para reforzar su creatividad e imaginación”, dice Lang Tsu-ming. “Cuando crezcan, algunos podrían convertirse en dramaturgos o actores, y algunos podrían ser simplemente aficionados al teatro. De cualquier forma, es algo positivo para el teatro”.

Las reseñas son también muy útiles, pero en Taiwan no son muy comunes. Una razón es que la mayoría de las obras se realizan sólo un número limitado de veces. “Ud. ve la obra la primera noche, escribe una reseña al día siguiente en la mañana, y se la da al periódico, que la guarda durante uno o dos días para editarla o por motivo de espacio”, dice Hwang Mei-shu. “Cuando la gente lee la reseña, ya se ha cerrado el telón y la obra ya no se vuelve a presentar”. Pero Lang Tsu-ming cree que las reseñas pueden contribuir a que los grupos teatrales crezcan aún cuando no salgan a tiempo para ayudar en la más reciente producción. “La existencia de más grupos significa que hay más opciones para el público”, dice. “Se puede salir adelante con una única producción de baja calidad, pero será muy difícil vender boletos para una próxima”.

Con el paso del tiempo, muchos grupos de teatro han desaparecido de la escena después de una o dos producciones teatrales, pero algunos se han mantenido y tienen un buen público. ¿Qué los ha hecho continuar? La dedicación al teatro juega obviamente un importante papel, pero los más exitosos tienen fe en la fuerza de las obras teatrales para atraer gente. “Las películas y la televisión son convenientes, pero no pueden reemplazar la experiencia tridimensional de la relación entre los actores y el público”, indica Lang Tsu-ming. Entonces ésto, quizás, es otro punto que el béisbol y el teatro tienen en común. Alejan a la gente de la televisión y del cine, porque ellos quieren ver lo que sucede realmente enfrente de sus ojos. Los aplausos por un jonrón y las lágrimas cuando se baja el telón en un teatro lleno de cadáveres significan lo mismo: la relación en tiempo real entre los jugadores y el público.

En otras palabras, entre personas.

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