03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

No sólo cosa de niños

01/05/2002
Los libros ilustrados dan a esta niña una temprana introducción al maravilloso mundo de la literatura.

Sam era un niño pequeño. El conoció a Lily debajo de un árbol alto justo cuando el sol comenzaba a ponerse. Su nueva amiga era una paciente de cáncer. Una tarde antes de que regresara al hospital, Lily le mostró un lustroso candado que, según ella, le traería suerte. Sam colgó el candado en el árbol para ella. Se suponía que el día del cumpleaños de ella, ésta regresaría con él al árbol para abrir el candado con su llave, pero Sam no volvió a verla otra vez.

Este cuento es el tema del libro Feliz cumpleaños para tí, ganador del primer Premio por Ilustración de Literatura Infantil en Mandarín del Daily News en 1995. La autora, Fang Su-chen, ha escrito cuentos infantiles por más de veinte años. Fang nació en 1957, y ganó la segunda entrega del Premio de Literatura Infantil Hung Chien-chuan, otro importante reconocimiento literario de Taiwan, cuando tenía apenas dieciocho. “Escribir para los niños era un trabajo solitario cuando comencé”, dice. “Mi padre solía ver con escepticismo mi carrera, pero ahora se enorgullece de su ‘de algún modo’ famosa hija”. Fang indica que aunque la literatura infantil aún está “fuera de la corriente principal de la industria editorial”, se ha convertido en un negocio provechoso debido a los rápidos cambios sociales ocurridos en Taiwan durante las últimas décadas.

Las actuales ventas anuales en Taiwan de libros infantiles —considerando “niños” a los menores de doce años, la edad normal para graduarse de la escuela primaria—han sido calculadas por Hao Kuang-tsai, editor de Grimm Press, en alrededor de NT$5.000 millones (US$143 millones). Eso representa menos de un décimo del total de NT$60.000 millones (US$1.700 millones) del mercado de publicaciones, comparado con aproximadamente un séptimo del total en mercados más desarrollados, tales como Estados Unidos y Japón. “Taiwan ha experimentado bastante progreso en el campo de la literatura infantil durante los últimos quince años, aunque queda mucho espacio para mejorar”, dice Hao, cuya compañía es una importante editorial de libros infantiles ilustrados. “Además de la mayor riqueza en Taiwan, lo que se traduce en que el público general puede comprar ediciones más elaboradas de cuentos ilustrados para niños, el ambiente político más liberado también ha contribuido a elevar el número de lectores jóvenes”.

Aunque la literatura infantil no pareciera tener mucho que ver con los asuntos políticos, Hao observa una relación directa entre la chispa creativa que inspira a los autores y la extensión de la libertad de expresión en una sociedad, lo que es sin dudas, un fenómeno político. “La literatura infantil no existe en sí misma”, observa. “Siempre está conectada a un contexto literario y social más amplio”. Lin Wen-pao, presidente del Instituto de Posgrado de Literatura Infantil (GICL, siglas en inglés) del Colegio Nacional de Profesores de Taitung, es aún más explícito en cuanto a esta conexión social. “Si quiere evaluar el desarrollo económico, técnico, cultural, y educativo de un país”, dice, “una de las maneras más efectivas es observar la calidad y la cantidad de sus publicaciones infantiles”.

En base a la conexión con otras tendencias sociales de más envergadura, Lin divide en cuatro etapas la historia de la literatura infantil en Taiwan. La primera va desde finales del período colonial japonés en 1945 hasta la consolidación del gobierno del Kuomintang (KMT) en los años cincuenta, y la segunda abarca la era del apogeo económico a partir de mediados de los sesenta hasta los setenta. La tercera etapa comienza a principios de los ochenta, cuando se formaron muchas organizaciones cívicas­ entre ellas importantes grupos dedicados a la promoción de libros para lectores jóvenes, incluyendo la Sociedad de Literatura Infantil de la República de China (SCL, siglas en inglés), establecida en 1984. Y la última, la etapa actual que empezó con la derogación de la ley marcial en 1987.

Durante los cincuenta años de ocupación japonesa, las oportunidades educativas para los jóvenes taiwaneses fueron severamente limitadas, e incluso tras el retorno de la isla a la República de China, el gobierno del KMT necesitó de tiempo para construir un sistema educativo sólido. “Si los niños no recibían la educación apropiada”, dice Yang Shou-jung, profesor de sociología en la Universidad Soochow de Taipei y el entonces director de la SCL, de ese período, “¿cómo podían apreciar las obras literarias?” Después que el Gobierno de la República de China se reubicara en Taiwan en 1949, el nivel educativo general comenzó a elevarse rápidamente. En 1951, el Departamento de Educación del Gobierno Provincial de Taiwan comenzó a publicar una revista quincenal para los estudiantes de primaria que ha sido llamada la fuente de la literatura infantil en la isla. Aproximadamente una década después, la misma organización, utilizando fondos de las Naciones Unidas, estableció un grupo de trabajo para compilar materiales de lectura para los niños.

En 1968, época en la que Taiwan ya había entrado a la segunda etapa, según Lin Wen-pao, el Gobierno inauguró un sistema de nueve años de educación obligatoria. “Eso creó una necesidad más urgente de materiales de lectura para niños”, dice Yang. “La traducción de materiales extranjeros y la nueva redacción de las historias clásicas chinas constituyeron las dos fuentes principales para satisfacer la demanda”.

Según Lin Huan-chang, escritor veterano de poemas para niños y uno de los fundadores de la SCL, la falta de creatividad es típica en las primeras etapas del desarrollo literario. “En ese entonces, hasta las obras extranjeras fueron mal traducidas”, dice Lin. “Pero la habilidad de crear algo auténtico de la cultural local y las raíces históricas emergería en el momento oportuno”. Eso comenzó a ocurrir en la tercera etapa según Lin Wen-pao. En esta época después de la guerra, la generación mejor educada se comenzó a formar. Entre los miembros de esa generación habían escritores y editores de libros infantiles, incluyendo a la autora de Feliz cumpleaños para tí. Sus destrezas y creatividad florecería en el ambiente de auge cultural que se inició en 1987.

En 2001, según GICL, un total de 206 libros infantiles escritos por autores locales y 135 traducidos ­excluyendo los libros ilustrados­ fueron publicados en Taiwan. Sin embargo, a pesar de la poca cantidad, las traducciones tienden a dominar las listas de los mejores libros infantiles del año, tales como las compiladas por el China Daily News y el United Daily News. El “gusto de la clase media urbana” que refleja estas listas de libros es sólo una de las razones para esta tendencia, dice Lin Wen-pao. “Los países occidentales han acumulado cientos de años de experiencia en la redacción de libros infantiles”, dice. “Igualmente, nuestros editores eligen traducir, sin duda, los mejores libros, especialmente los galardonados con premios”. Esa competencia entre las obras extranjeras y las locales se considera ampliamente como un desarrollo positivo. “Me parece bien que nuestros jóvenes lectores puedan palpar una variedad de temas y estilos”, dice Fang Su-chen. “No me asusta eso de la llamada ‘invasión cultural’. Sólo espero que llegue el día en que nuestras obras compitan con las mejores a nivel internacional de manera equitativa”.

Hoy, Taiwan no sólo importa obras extranjeras para niños, sino que también es capaz de exportar sus propias producciones. Un ejemplo es Feliz cumpleaños para tí, la obra de Fang, cuya licencia se ha concedido a una casa editorial estadounidense. En el campo internacional, Grimm Press ha logrado el récord más impresionante. Financiada en la mayor parte por inversionistas extranjeros y utilizando ilustradores de diversas nacionalidades, los editores de Grimm se enorgullecen de que sus libros hayan ganado varios premios internacionales importantes de literatura infantil. “La gente siempre me pregunta por qué no contratamos a más autores taiwaneses, pero es simplemente un asunto de prioridades comerciales”, dice Hao Kuang-tsai. “No tiene importancia si nuestros libros se concentran sólo en temas locales o si están escritos o ilustrados por autores locales. Lo que nos importa es la calidad, porque intentamos convertirnos en el centro de producción líder en el mundo de los libros infantiles”.

Una gran ventaja para el desarrollo de la literatura infantil en Taiwan, de acuerdo con Lin Wen-pao, es que casi todos los maestros de primaria tomaron cursos relevantes durante su época de estudiantes en los colegios pedagógicos. Por esta razón, un movimiento de lectura promovido por el Ministerio de Educación el año pasado entre los alumnos de primaria fue tan exitoso, dice. Además de la buena disposición de los maestros, otro factor positivo citado por Lin es la conciencia literaria que se ha incorporado actualmente a muchos materiales educativos. “Muchos autores de libros infantiles se han convertido también en editores de libros de texto de escuela primaria en los últimos años, desde que el Gobierno eliminó las restricciones sobre la publicación de libros por parte del sector privado”, señala el profesor.

Uno de los movimientos más significativos para promover la literatura infantil es el programa de la Oficina de Información del Gobierno (GIO, siglas en inglés), en efecto desde 1983, para recomendar materiales de lectura extracurricular para los estudiantes de primaria y secundaria. Las listas resultantes se distribuyen a las escuelas, bibliotecas, maestros y padres. En 1996, la GIO estableció el Premio Pequeño Sol para las mejores obras de autores taiwaneses entre los títulos recomendados. Los premios se otorgan al mejor escritor, ilustrador, editor, y diseñador gráfico en una variedad de categorías, y los libros galardonados se promueven en la Exhibición Internacional del Libro que se celebra anualmente en Taipei y en la Feria del Libro Infantil de Bologna.

A pesar de las ganancias, la literatura infantil parece haber quedado marginada por los académicos. “Esta falta de atención puede verse en el hecho de que nuestro primer instituto de posgrado de literatura infantil fue establecido en el este de Taiwan, bastante lejos del centro de la vida económica y política nacional”, dice Lin Wen- pao. Otro problema se refiere a los padres. Según una encuesta del 2000 realizada por el GICL, el número de estudiantes de primaria en Taiwan que leen con sus padres no llega al 20 por ciento. “Los adultos no deberían menospreciar la literatura infantil”, dice Yang Shou-jung. “Los libros infantiles están llenos de perspectivas e inspiración que los adultos pueden también felizmente apreciar”. En la parte final de Feliz cumpleaños para tí, la autora invita a los lectores a pensar si la niña volverá algún día a abrir el candado que trae suerte. De la misma manera, Yang sugiere que los padres tienen la llave mágica que puede abrir el maravilloso mundo de la literatura para sus hijos.

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