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Cuentos de espadas y Caballeros

01/11/2002
Las novelas wuhsia fueron desdeñadas por el sector académico hasta que las obras de Chin Yung despertaron el interés en este género literario a partir de 1979.

n aquella buena época cuando la lectura era una actividad recreativa común, la ficción china de caballeros andantes era sin duda el género favorito de la literatura popular en casi todas las sociedades chinas. “Lo que hace especialmente popular a estos libros es que incluyen frecuentemente elementos de muchos otros tipos de novelas”, incluyendo romance, lo sobrenatural, espionaje y eventos históricos, indica Lin Pao-chun, profesor asociado en el Departamento de Literatura China de la Universidad Tamkang. “Los lectores individuales pueden apreciar las historias desde diferentes ángulos, y se interesan en —o se vuelven adictos a— estas novelas por sus propias razones”.

Los cuentos de caballeros andantes o wuhsia contienen dos elementos: wu, las destrezas para luchar, y hsia, la caballería. Yeh Hung-sheng, un periodista retirado que ha estudiado la ficción wushia por más de tres décadas, señala que en China la noción de usar destrezas de combate para realizar hazañas de caballería, comenzó durante la Dinastía Tang (618-907). Sin embargo, en las obras de literatura clásica se combinaban raramente ambos elementos. Wuhsia no se convirtió en un género hasta la segunda década del siglo XX, cuando muchos autores comenzaron a dedicarse a este estilo de escritura.

Estas historias se desarrollan siempre en la China antigua —antes de la introducción de las armas de fuego— cuando los antagonistas luchaban empleando artes marciales y espadas. Las destrezas de combate en las historias de caballeros andantes son aún más complicadas que las artes marciales o el kung fu chino de hoy. Los autores de wushia han inventado un número infinito de diferentes escuelas de combate, cada una especializada en armas o técnicas específicas, y les han dado denominaciones imaginarias a los diferentes movimientos. La imaginación de los lectores se estimula más allá de los poderes de la tecnología cinematográfica moderna.

Al mismo tiempo, las tramas básicas son relatos sencillos de heroísmo, venganza, y justicia eterna. En una historia típica, los padres de un chico son asesinados, pero afortunadamente el muchacho escapa, y entabla amistad con un ermitaño que resulta ser un maestro en artes marciales. El niño aprende esmeradamente las destrezas de combate mientras crece y se convierte en un atractivo joven. Luego, después de buscar durante años a los asesinos de sus padres, y un arduo enfrentamiento final, logra vengarse. A medida que se desarrolla la historia, se incorporan elementos como el romance y la amistad, el engaño y la traición, eventos históricos y leyendas, confucianismo y aspectos de la filosofía china, y muchos otros temas, que sirven para hacer la historia más colorida.

Las únicas reglas que los autores deben seguir son que el personaje malo de la historia debe ser castigado —generalmente con una muerte horriblemente dolorosa— y que el joven héroe debe vivir felizmente con la mujer de sus sueños por el resto de su vida. Los autores que se salen de este patrón pueden recibir una respuesta negativa por parte de los lectores, teniendo que publicar una secuela para corregir sus “errores”.

“Una razón importante de la popularidad de wuhsia es que satisface algunas fantasías que no pueden realizarse en la vida real”, dice Lu Chien-lung, un admirador del género e investigador asociado en el Instituto de Historia y Filología de la Academia Sínica. “Dejar que los personajes malos se escapen o que el héroe o heroína no viva feliz —cosas que comúnmente ocurren en la vida real— le quita simplemente toda la diversión”. Por ello, con descripciones imaginativas y detalladas de artes marciales, un sólido sentido de la justicia y un final feliz, los libros de literatura de caballeros andantes se volvieron ampliamente populares —tan populares, que la gente nunca olvidaba llevarlos consigo.

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Una valla publicitaria promoviendo el lanzamiento de un nuevo juego de computadora. Para los editores, los juegos de computadora sobre kung fu son más rentables que las novelas de wuhsia.

uando el gobierno nacionalista se trasladó desde China continental en 1949 en un éxodo de más de un millón de personas, algunas de estas novelas lograron llegar a Taiwan. Esas obras eran nuevas para los residentes de Taiwan, pero los lectores locales tuvieron poca oportunidad de familiarizarse con ellas antes de que el Gobierno estableciera en 1950 una prohibición sobre todas las publicaciones y reimpresiones procedentes de China continental. No obstante, poco después, la sólida demanda del mercado de los recién llegados de China continental inspiró a algunos aficionados de wuhsia a escribir sus propias novelas, puesto que ya estaban bastante familiarizados con la fórmula básica. “Nunca tuve ninguna formación en escritura o literatura, no trato de dar discursos sobre filosofías nobles de la vida en mis historias”, dice Chiang Lin, quien ha publicado desde 1963 setenta y cinco novelas bajo el seudónimo de Yun Chung Yueh. “Lo que hago es simplemente contar una historia para que los lectores puedan ‘viajar’ a cierto período de tiempo en la historia, y quizás aprender algo sobre cómo la gente vivía en ese entonces”.

Siendo aún un militar de carrera cuando publicó su primera novela de wuhsia, Yun Chung Yueh, admite que la idea de ganar dinero fue un factor clave que le atrajo a este tipo de trabajo. En el servicio militar, su salario mensual era sólo NT$200 (US$5 al cambio de esa época), mientras que podía ganar NT$1.200 (US$30) semanalmente por un capítulo de wushia de 30.000 palabras. De hecho, casi todos los escritores de wuhsia incursionaron en este campo motivados por las ganancias (y algunos hicieron fortunas haciendo este tipo de trabajo). Aunque no hay estadísticas concretas, Lin Pao-chun estima que más de 300 escritores de wuhsia han creado más de 4.000 obras con el paso de los años.

Muchos de estos escritores se mantuvieron en línea con la fórmula básica, y las historias que escribieron apenas se diferenciaban entre sí. Pero algunos autores tuvieron éxito con sus propios estilos característicos. Algunos ejemplos son Yun Chung Yueh, quien es conocido por presentar ricos detalles geográficos e históricos en sus novelas; Liu Tsan Yang —cuyo nombre real es Kao Chien-chi— afamado por sus minuciosas descripciones de bandas de gánsters; y Hsiung Yao-hua —quien escribió bajo el seudónimo de Ku Lung— famoso por sus tramas complicadas e impredecibles, y descripciones concisas y sencillas de movimientos corporales durante las escenas de lucha.

Una característica notable de las obras de wuhsia es que muchas de ellas aparecieron primero en forma de serie en los periódicos. La razón, explica Lin Pao-chun, es que las novelas de wuhsia son mucho más largas que las de otro tipo. La extensión común es de más de 500.000 caracteres chinos, y algunas alcanzan los varios millones. “Para mí, leer un cuento corto de wuhsia es como rascarse la planta del pie con las botas puestas”, dice. “No es muy satisfactoria”. Debido a la impaciencia de los aficionados que desean leer más, las historias han sido publicadas en entregas en periódicos desde 1947. Los escritores entregan sus copias apenas terminan varios capítulos, y los periódicos se apresuran a imprimirlas.

El público debe seguir leyendo durante meses o años antes del predecible final, pero eso no impide que las piezas atraigan a un fiel grupo de seguidores, no sólo entre los lectores “continentales” en Taiwan sino también entre los taiwaneses nativos. Casi cada periódico importante se siente obligado a publicar una serie de wuhsia para llamar la atención de los lectores. Sin embargo, las condiciones apresuradas en las que se producen las historias, dificultan la posibilidad de una edición cuidadosa antes de su publicación. Como resultado, muchas historias carecen de coherencia. Los personajes pueden desaparecer, las tramas menores se olvidan en ocasiones, y otras inconsistencias e incluso contradicciones se entremeten en la narrativa. Pero, siempre que el final siga la regla dorada, con el castigo de los personajes malos y un final feliz asegurado, no se recibe ninguna queja.

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Algunas novelas de wuhsia fueron publicadas alrededor de 1960. Los expertos calculan que más de 4.000 de estas obras han sido creadas por más de 300 escritores.

econociendo la popularidad de las series de periódico, los editores de libros se apresuran también para tomar un porcentaje del mercado. Después que han aparecido 20.000 o 30.000 caracteres chinos en el periódico, los editores de libros publican una versión empastada. Pero como indica Lu Chien-lung, los lectores de wuhsia no suelen comprar libros. “La ficción wuhsia fue considerada por la mayoría de los maestros y padres como una forma inferior de material de lectura, no algo que valía la pena colocar en una biblioteca”, dice. “No veían razón para gastar dinero en esos libros, especialmente cuando eran tan largos y, por lo tanto, tan costosos”. Como resultado, las tiendas de alquiler de libros surgieron para llenar el vacío entre los editores y los lectores. Las tiendas compraron los libros, luego los alquilaron a los lectores por unos pocos días a un precio que generalmente equivalía a un quinceavo o un décimo del precio en la etiqueta del libro. Como estas tiendas operadas por familias no tenían licencia, es difícil decir cuántas habían. Pero juzgando por el número de copias impresas de gran parte de los libros, un cálculo razonable está entre 3.000 y 4.000, que operaban en Taiwan en su mejor época.

Según Lin, la ficción wuhsia gozó de mayor popularidad entre 1950 y 1970. Mientras que las novelas continuaron atrayendo a lectores después de ese período, las historias encontraron también un público nuevo a través de su transformación en dramas de radio, series de televisión, películas y libros de caricaturas. A pesar de la popularidad de wuhsia entre el público general, este género no logró mucho respeto entre los intelectuales. Los cuentos eran despreciados por los eruditos, y rechazados como tema de interés académico. En muy raras ocasiones, los críticos de libros escribían sobre ellos. “Un pequeño grupo de ‘nobles académicos’ tomaba la decisión de qué era y qué no era un tema para investigación”, dice Lu Chien-lung. “Para ellos, la ficción wuhsia ni siquiera valía la pena leerla, mucho menos emplear tiempo para estudiarla”.

La situación comenzó a cambiar después de 1979, cuando se derogó la prohibición sobre las obras de Chin Yung, quien había estado en la lista negra durante décadas debido a sus opiniones políticas radicales. Desde que aparecieron sus libros en las tiendas de alquiler de libros bajo diversos seudónimos, la mayoría de los lectores no tenía idea de quién era Chin Yung. Antes de publicar sus obras, el editor de sus obras en Taiwan llevó a cabo una serie de actividades promocionales, tales como invitar a intelectuales a revisar sus libros, con el fin de generar interés en el mercado.

La estrategia tuvo mucho éxito. Las novelas de Chin Yung no sólo se convirtieron en los libros mejor vendidos, sino también en temas de investigación para estudios de postgrado. Además de la exitosa estrategia de mercadeo del editor, Lu Chien-lung dice, otra razón por la que Chin Yung fue aceptado por la comunidad académica es que él conservaba los derechos de autor de todas sus obras, lo que le permitió revisar y corregir los manuscritos; esto era algo que los autores “de novelas en serie” no podían hacer.

Aunque en princpio, el interés académico y la popularidad en el mercado se limitaron sólo a Chin Yung, algunos intelectuales comenzaron a darse cuenta de que la ficción wuhsia como un todo merecía ser estudiada. Lin Pao-chun, quien inició hace nueve años la investigación formal sobre el tema de wuhsia, y creó el Centro de Investigaciones de Novelas Chinas Populares sobre Caballeros Andantes en la Universidad Tamkang, enfatiza que la popularidad del género es un fenómeno social. “El hecho de que el fenómeno en sí mismo sea bueno o malo es otro asunto”, dice. “Pero cuando el fenómeno existe y tiene influencia social, debe ser estudiado”. Desde la perspectiva de un historiador, Lu Chien-lung sostiene que wuhsia es un objeto legítimo de estudio por ser un reflejo de la cultura popular.

El puñado de intelectuales dedicado a la investigación de las novelas wuhsia ha tenido que limitarse en gran medida a analizar las obras de décadas pasadas. Se ha creado muy poca literatura nueva. Como el público tiene ahora muchas otras opciones en cuanto a actividades recreativas en lugar de la lectura, los editores se están inclinando a empresas más beneficiosas, tales como los juegos de computadora sobre kung fu. Los libros de caricatura han reemplazado la ficción wuhsia en los estantes de las tiendas de alquiler de libros. Y la mayoría de los autores más famosos ya han fallecido o se han retirado. Los que permanecen activos desdeñan la moda actual en la narrativa de cuentos. “Hoy día, se saca un arma de fuego. ¡Bang! Fin de la historia”, dice Yun Chung Yueh. “La época de las palabras, así como el día de las espadas en el mundo de wuhsia, no volverá jamás”.

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