29/04/2024

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Taiwán Hoy

AGUJA VOLADORA, HILO DE COLORES

01/06/2008

Las técnicas de bordado se desarrollaron a principios de la historia china, junto con la práctica de la cría de gusanos de seda y la fabricación de la seda. Los hallazgos arqueológicos confirman los inicios del bordado en algún momento de la Dinastía Shang (1766 a. de C. —1122 a. de C.), aunque algunos documentos históricos registran el uso del bordado en China ya en 2255 a. de C. Las colecciones de artículos de bordado históricos son bastante diversas e incluyen togas, vestuario teatral, calzado y otros. Una visita a un museo es una buena oportunidad para apreciar los diversos estilos de bordado, y los desarrollos técnicos y artísticos ocurridos con el paso de los siglos. Cada estilo tiene sus propias características especiales, y el bordado chino tradicional más convencional sigue claramente reglas estrictas, tales como “punto y agujero”, (los puntos van lo más juntos posible sin colocar uno sobre otro) y “alinear el hilo” (las puntadas se hacen en la misma dirección).


A principios de este año, alrededor de 80 obras de la artista del bordado Chen Sie-hsueh, de 85 años de edad, y de sus alumnos, se exhibieron en la Galería Shin Kong de Taipei. Aunque comparten el mismo trabajo meticuloso y el refinado colorido del bordado tradicional, son muy diferentes de aquellas en la colección de cualquier museo. La misma Chen prefiere llamar este estilo “bordado aguja voladora”, aunque también se conoce como pintura con aguja, bordado al estilo libre, bordado de puntos al azar, o bordado de punto cruz. Este estilo utiliza capas de puntos que se colocan una sobre la otra, de diferentes longitudes y en muchas direcciones, en lugar de seguir las reglas tradicionales. El resultado es un efecto visual de tono y profundidad. Como no se siguen las reglas del bordado tradicional, esto se traduce en un alejamiento de los diseños tradicionales. Los artistas de pintura con aguja, así como los artistas que trabajan con óleo y tinta, pueden “pintar” sobre cualquier tema que deseen.

Avance importante
El estilo fue creado por Yang Shouyu (1896-1981) a principios de los años treinta. Yang, una artista que trabajaba en los campos del bordado y la pintura occidental, sintió que el bordado tradicional no tenía mucha vida, por eso desarrolló un estilo que combinaba las técnicas de pintura y bordado. “La idea es usar las agujas como plumas, los hilos como pintura, la tela como papel”, dice Chen, quien aprendió la técnica de Yang hace alrededor de 67 años. “Fue un gran avance para el bordado chino en cuanto a que permitió libertad a la creatividad, y de ser una artesanía tradicional se convirtió en un arte”.

AGUJA VOLADORA, HILO DE COLORES

Nuestra maestra
la Sra. Chen Sie-hsueh
Xu Qian-liang
38 x 46 cm


Nació en 1924 en la Provincia Zhejiang, hija del famoso pintor Chen Zhifo (1896-1962), Chen Sie-hsueh comenzó a usar los pinceles de su padre cuando apenas tenía tres o cuatro años. Fue mostrando gran potencial artístico a medida que crecía. “No era exactamente una buena alumna en muchas materias, pero cubría todo el espacio vacío en mis libros de texto con dibujos”, dice ella, recordando que su tema favorito durante la escuela secundaria era Shirley Temple, cuyos dibujos regalaba a sus compañeros de clase. Aunque era una niña con mucho talento, su oportunidad de recibir educación artística formal tuvo que posponerse a causa de la Guerra Sino-japonesa. Durante varios años, la familia se trasladó de un lugar al otro para escapar de la guerra. Finalmente, en 1941, lejos de la zona de guerra, Chen entró en la Escuela Vocacional para Niñas de Zhengze en la Provincia Jiangsu, donde aprendió pintura y tuvo su primer contacto con el bordado.


Bajo la tutela de Yang Shouyu, Chen aprendió las técnicas básicas de la pintura con aguja, pero dejó sus clases de bordado cuando se matriculó en el departamento de arte de la Universidad Nacional Central de Nanking (ahora Universidad de Nanking). Allí aprendió de su padre y otros pintores. Con entrenamiento profesional y el apoyo de su padre, parecía que todo estaba listo para que la joven comenzara su carrera de pintora tras su graduación en 1947. Sin embargo, el destino tenía otros planes.


A causa de la guerra civil china, Chen, su esposo y su hija de un año de edad se trasladaron a Taiwan en 1949. Chen se ocupaba del cuidado de su familia en un lugar donde tenía que lidiar con las barreras del idioma y otros inconvenientes. La creación artística no era realmente una prioridad y las únicas actividades culturales que realizaba eran algunas visitas ocasionales a exhibiciones de arte. Un día, cuando Chen miraba una exhibición de las obras de arte creadas por militares, vio una pintura con aguja de uno de sus ex compañeros de clase. “De inmediato, volvieron todos los gratos recuerdos de sus días escolares”, dice ella. “En ese momento también pensé que era una lástima abandonar todo aquello que había aprendido y disfrutado”.


Al poco tiempo, Chen decidió recuperar su arte. Muy rápidamente, se decidió por el campo del bordado, y no por la pintura. El motivo fue que ya había muchos pintores, pero muy pocos artistas del bordado, y Chen sintió el deseo de hacer algo para que este arte tradicional no de-sapareciera.

Consideraciones prácticas
También hubo consideraciones prácticas. “Una de las más importantes era el más bajo precio de las agujas y el hilo en comparación con los pinceles y la tinta”, dice. “Taiwan apenas se recuperaba de la guerra, y se contaba cada centavo, en especial las familias militares que dependían de un bajo salario del ejército”. Fue con NT$5 (US$0,12 al cambio de ese entonces) de hilos de diversos colores que Chen comenzó a familiarizarse con el bordado otra vez.


Como ama de casa a tiempo completo, Chen comenzó a crear piezas de bordado como pasatiempo solamente. Tomó en serio su trabajo en 1962 cuando supo del fallecimiento de su padre, quien se había quedado en China después de la guerra civil. “Lo único que tenía en mente era el deseo de hacer algo en su honor, y comencé a bordar y bordar y bordar”, dice ella. En cinco años, Chen terminó 50 piezas y celebró su primera muestra individual en el Museo Provincial de Taiwan (ahora Museo Nacional de Taiwan) en memoria de su padre. Además de exhibir su bordado al estilo “aguja voladora”, muchas piezas exhibieron la admiración que sentía por su padre. Por ejemplo, en la pieza titulada Barreras de la paz, una alambrada bloquea el nido de dos palomas, lo que simboliza su tristeza de no poder regresar a China. Otra pieza, Padre, basada en una fotografía en blanco y negro pequeña, fue llevada a China años más tarde como regalo para la madre de Chen.

Categoría de maestra
El éxito de la exhibición consoló un poco a Chen. Asimismo, le sirvió de estímulo para seguir hacia delante. Chen se consideraba ante todo una ama de casa que disfrutaba del bordado, pero sus extraordinarias obras la convirtieron en una maestra del arte del bordado. Con el transcurso de los años, Chen ha ganado muchos premios, incluyendo el honor más alto de la nación para los artesanos tradicionales, el Premio a la Herencia Artística Folklórica. Ha sido comisionada para hacer los retratos de líderes locales y extranjeros, incluyendo a la Señora Chiang Kai-shek, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, el ex presidente de Corea del Sur Park Chung-hee y otros. Ha celebrado muchas exhibiciones en el país y el extranjero. Una de las exhibiciones más significativas para ella fue realizada en 2004 en el Museo Nanjing en Jiangsu —la primera exhibición individual del museo de una artista del bordado. Fue muy especial para Chen porque China se considera el reino del bordado, y Jiangsu fue el lugar donde se creó la pintura con aguja y donde ella aprendió el arte. Además, las técnicas de pintura con aguja en Jiangsu y Taiwan se han desarrollado de forma diferente, y la exhibición fue una oportunidad para mostrar el “estilo taiwanés”.

AGUJA VOLADORA, HILO DE COLORES

Las cosechadoras
Ren Yue-ming
46 x 61 cm


La hija de Chen, Myshree Tsai, quien acompañó a su madre a Nanjing, explica que la gran diferencia es que el gobierno de China brinda apoyo a la artesanía del bordado, y lo produce en masa para satisfacer las necesidades comerciales del mercado turístico. En cambio, Chen mejoró las técnicas antiguas y creó nuevas, y elevó la artesanía al nivel de arte. Ha seguido esa dirección sin tener que preocuparse por “el mercado”, porque no hay ninguno en Taiwan, dice Tsai.


Sin embargo, el logro artístico ayuda en cierta forma a la preservación y la promoción de un arte. La mayor parte del tiempo, Chen se sentaba calladamente a bordar. Pero a medida que envejecía, comenzó a preocuparse por la continuidad de su arte. Tsai explica que el bordado siempre fue una expresión artística menor en Taiwan. “Hay pocos artistas, un pequeño público y poco apoyo gubernamental o privado”, dice. “Nadie enseñaba porque nadie quería invertir su tiempo en un arte que quita tiempo y no tiene realmente un mercado”.


Las preocupaciones de Chen sobre la pérdida del arte fueron legítimas hasta hace alrededor de 10 años, cuando Tsai decidió aprender el arte de su madre. Tsai dice que, aunque vio a su madre bordar toda la vida, nunca le había interesado. “Un día, mientras la observaba trabajar, se me ocurrió pensar que mi madre había bordado durante cuatro décadas”, recuerda Tsai. “En ese momento, me di cuenta que estaba envejeciendo y no lo haría por siempre. Tenía que ayudarla”.

Tiempo y paciencia
En ese entonces, Tsai, pintora de acuarela, que nació en Taipei en 1958, había ganado varios premios nacionales desde la secundaria y celebrado varias exhibiciones individuales. Sus destrezas ya estaban maduras. Reemplazar los pinceles y la pintura con agujas e hilo no era demasiado problema en cuanto a técnica, pero la gran inversión en tiempo y paciencia era un reto. Tsai decidió dejar su trabajo como profesora en la Escuela de Artes y Comercio Fu-hsin en el Distrito de Taipei, para poder dedicarle el mayor tiempo posible a crear y promover el arte del bordado.

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Padre e hijos
Chen Sie-hsueh
82 x 50 cm


Tsai aprendió bien las técnicas. Madre e hija bordaron en casa todo el día y realizaron exhibiciones ocasionales, aunque nada de esto ayudaba en la promoción del arte. Tsai pensó en buscar una manera de enseñar el arte a más gente y comenzó a traducir sus conocimientos en un conjunto de materiales de enseñanza. Como egresada de la Universidad Nacional Normal de Taiwan, la tarea no fue demasiado difícil. Cuando llegó la oportunidad, madre e hija ya estaban preparadas, y en 2001 se inauguró la primera clase de pintura con aguja en el Colegio Comunitario Xinyi de Taipei, luego siguieron otras clases en varios colegios comunitarios. Los estudiantes que acuden a estas escuelas comunitarias, según Tsai, tienen diferentes antecedentes y edades. Hay amas de casa, maestros y adolescentes. Actualmente, el mayor de los alumnos tiene 89 años. En 2004, madre e hija establecieron la Asociación de Pintura Bordada al Estilo Libre. Además de enseñar y promover el arte, la asociación ha entrenado alrededor de 20 miembros quienes pueden enseñar el arte.

Nuevas posibilidades
La promoción del arte consume tanto tiempo como el mismo bordado, pero ya se han cosechado frutos. El año pasado, 24 profesores de primaria y secundaria de toda la isla participaron en un campamento de bordado al estilo libre, de dos semanas de duración y organizado por el Centro Nacional para las Artes Tradicionales. “El mayor estímulo fue la gran cantidad de ideas sobre las posibilidades de mezclar el bordado y la enseñanza”, dice Tsai. “Lo que hace que la enseñanza cobre vida y el aprendizaje sea más divertido”.


El bordado al estilo libre formó también parte de un proyecto del Plan para la Revitalización Cultural Comunitaria, del Consejo para los Asuntos Culturales, que pretende usar los recursos culturales para el desarrollo comunitario. Uno de los resultados es una enorme obra de bordado, que mide 4,8 metros de ancho y 1,2 metro de alto en la Galería Shin Kong, titulada Neihu, la tierra de la flor del cerezo. La pieza fue comisionada por LiteOn Technology Corp., con sede en el Parque Científico de Neihu, y muestra paisajes y actividades locales. Fue realizada por 77 personas —incluyendo más de 60 residentes de Neihu— y tardó 8 meses en concluirse. La obra será exhibida en la Estación Gangqian de la Línea Neihu, del MRT en Taipei, que comenzará operaciones en 2009.


Chen Sie-hsueh fue una de las 77 artesanas que participaron en la creación de la pieza. No ha trabajado mucho después de una cirugía de los ojos hace dos años; sin embargo, después de bordar durante más de cuatro décadas, no podía pasar por alto la oportunidad de sentarse junto a la nueva generación de entusiastas y con su aguja voladora dar unas cuantas puntadas más.

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