02/05/2024

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DETRAS DE LAS CAMARAS

01/06/2008

Después de que Una ciudad de melancolía fuera galardonada con el Premio León Dorado en el Festival Cinematográfico de Venecia en 1989, el director Hou Hsiao-hsien hizo una osada promesa: En reconocimiento a la contribución realizada por su ingeniero de sonido Tu Duu-chih, con las regalías de las ventas de taquilla en el extranjero, iba a comprarle equipo de sonido avanzado.

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Tu es conocido por haber introducido el sonido sincronizado al cine de Taiwan. (Cortesía de Tu Duu-chih)


Una ciudad de melancolía fue la primera película sin cortes hecha en Taiwan con sonido grabado durante toda la filmación, en lugar del doblaje de las voces de los actores y la adición de efectos de sonido en la post producción. “La introducción de grabaciones de sonido sincronizado es la mayor contribución de Tu al cine de Taiwan”, dice Tang Hsiang-chu, ingeniero de sonido y director de documentales, quien fue aprendiz de Tu.


Aunque la película Una ciudad de melancolía fue un éxito de taquilla, ésta no produjo mucha ganancia como Hou esperaba. Sin embargo, el director pidió un préstamo para cumplir con su promesa. Este gesto especial es su manera de reconocer la importancia de los profesionales que están detrás de las cámaras, tales como Tu y el editor Liao Ching-sung. Tanto Tu como Liao comenzaron sus carreras en los años setenta, y desempeñaron papeles claves en el movimiento del Cine Nueva Ola de Taiwan en los años ochenta.

En control
Aunque Tu, de cincuenta y dos años, ha trabajado hombro a hombro con la crema del cine de Taiwan, no se duerme en los laureles. “Es muy normal que trabaje las 24 horas del día y los fines de semana”, dice. “Pero estoy feliz con mi trabajo. Ajustar controles y trabajar con este equipo es como jugar videojuegos. Todo está bajo mi control. ¿Qué más puedo desear?”


El trabajo junto a genios creativos puede ser difícil para algunas personas, pero Tu lo considera una ventaja. “Cuanta más extraña la personalidad del director, más disfruto mi trabajo”, explica. “Una personalidad única es un factor clave en la brillantez de un director, y por eso es fabuloso trabajar con ellos”.


En 2001, Tu recibió el galardón técnico en el Festival Cinematográfico de Cannes por ingeniería de sonido en las películas ¿Qué hora es allí? y Mambo milenio, dirigidas por Tsai Ming-liang y Hou Hsiao-hsien, respectivamente. Era la primera vez que un ingeniero de sonido ganaba el premio, que antes había sido galardonado a ingenieros en otras áreas, especialmente en fotografía y efectos especiales.


Tu comenzó su carrera como ingeniero asistente de sonido en Central Motion Picture Corp. (CMPC, siglas en inglés), que era propiedad del Kuomintang, partido gobernante durante la segunda mitad del siglo XX y hoy día en Taiwan. En 1982, Tu estuvo a cargo de la producción de sonido en la película experimental En nuestro tiempo, que se divide en cuatro partes. “Tuve la responsabilidad del doblaje y los efectos de sonido”, recuerda Tu. “No se necesitó ningún ingeniero de sonido en el set, porque los sonidos se crearon en la post producción”.

Sincronización
Sin embargo, Tu se sentía muy insatisfecho con la calidad del sonido de las películas taiwanesas. A principios de los años ochenta, decidió comprar su propio equipo para grabar sonido sincronizado para una película corta del Gobierno. El sonido sincronizado es una técnica para sincronizar en la post producción el sonido que se graba en el set con el video, mediante la adaptación de códigos de tiempo. “En la compañía, nadie sabía mucho sobre sonido sincronizado”, recuerda Tu. “No conocían el valor de la nueva técnica y les preocupaba el dinero adicional que la compañía tendría que gastar”.

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Después de establecer su propio estudio en 2004, Tu Duu-chih ya no viaja al exterior para hacer las mezclas de sonido. (Chang Su-ching)


Tu ya tenía los equipos necesarios, entonces CMPC no tuvo que comprar el equipo de sonido sincronizado. Sin embargo, fueron necesarios otros cambios costosos para que la grabación del sonido sincronizado fuera posible, principalmente en cuanto a la reducción del ruido producido por las cámaras filmadoras en esa época. Las cámaras usadas a mediados de los años ochenta en Taiwan eran muy ruidosas, y tenían que cubrirse con mantas durante los experimentos de grabación con sonido sincronizado. Esto producía mucho calor e incomodidad a los camarógrafos, dice Tu.


Pero el ingeniero de sonido pensaba que la calidad del sonido mejorada justificaba la alteración de las operaciones en el set. Empezó a llevar consigo una copia de la película corta y un proyector para mostrársela a directores y productores, con la esperanza de convencerlos del mérito de la técnica.


En Una ciudad de melancolía, Hou Hsiao-hsien usó cámaras insonoras, que facilitaron el empleo de sonido sincronizado. La pericia de Tu fue reconocida con el premio del Festival Cinematográfico de Venecia, y el regalo de Hou fue muy bien recibido. “No tenía suficiente dinero para comprar equipo avanzado”, explica Tu, “Por eso aprecio mucho el apoyo de Hou, quien me pidió que use el nuevo equipo para hacer más películas y formar más gente capaz en esta área”.

El efecto Dolby
La otra contribución importante de Tu a la producción de sonido en Taiwan fue su uso del efecto Dolby para mejorar la calidad del sonido. La primera película hecha en Taiwan que usó sonido Dolby fue Polvo de ángeles (1992). “Al saber que se iba a usar esta nueva tecnología en la película, su emoción fue tal que no pudo dormir la víspera del primer día de filmación”, dice. “Sentí lo mismo cuando trabajé en Una ciudad de melancolía. Gracias al efecto Dolby, cada sonido es suave y genuino. Es como un sueño hecho realidad”.


Tu ha trabajado en muchas películas que han incorporado el sonido Dolby. Es caro, pero vale la pena si los productores cuentan con suficiente dinero. Hasta hace poco Tu tenía que alquilar instalaciones para la última etapa de la mezcla de sonido. En la primera mitad de los noventa, Tu viajaba a Japón para hacer los toques finales del sistema Dolby. En la segunda mitad de la década, encontró instalaciones más asequibles en Australia. Después halló otras aún menos costosas en Tailandia, donde hizo la mezcla final de sonido hasta hace cuatro años cuando abrió su propio estudio avanzado.


Para Tu, la experiencia en Australia fue de particular importancia. Australia es el destino principal para la post producción de las películas de Hollywood. Al codearse con los profesionales de su campo de Hollywood, Tu logró más fácilmente actualizarse con las tendencias internacionales. Tu fue testigo de la transición de la grabación y mezcla análogas a las digitales. El ingeniero dice, “veía que los equipos de sonido se volvían más pequeños cada vez que iba a Australia”. La grabación de sonido análoga emplea el uso de cintas y máquinas de mucho volumen, mientras que el equipo de sonido digital ocupa mucho menos espacio y posibilita la creación de sonidos que antes eran inimaginables.


En 1996, Tu estableció un estudio para realizar la primera etapa del trabajo de post producción. En 2004, finalizó una ampliación importante e instaló algunos de los equipos más sofisticados disponibles para la mezcla de sonidos. La Oficina de Información del Gobierno de Taiwan pagó un tercio de los NT$24 millones (US$700.000) que costó el equipo avanzado como parte de un programa para promover la digitalización de la industria cinematográfica de Taiwan. Hoy, en el estudio se realizan las mezclas de sonido para 20 ó más películas al año, en su mayor parte producciones taiwanesas, y algunos documentales y películas cortas. Se ha convertido también en el centro principal para formar personal en el área de la producción de sonido. Tu tiene 13 aprendices de ingeniería de sonido, que trabajan en el estudio o en el set de filmación.


A Tu le gustaría contratar a más personas, pero cree que no sería prudente enseñar estas destrezas a tanta gente en un campo que no tiene mucha demanda. Su preocupación es comprensible, porque cuando Tu comenzó en este campo, la industria cinematográfica de Taiwan producía alrededor de 85 películas sin cortes al año, más del doble de la cantidad actual.

La edición
Al igual que Tu, Liao Ching-sung, de 57 años, inició su carrera en CMPC a principios de los años setenta. “Una gran parte de la edición se hacía de forma manual”, explica Liao. Dice que a los técnicos les salían espuelas dolorosas en los huesos del hombro, por los movimientos repetitivos que se usaban para cortar y empalmar las películas. “La situación mejoró en la época en que coeditó 800 héroes (1976)”, agrega, cuando la edición se empezó a hacer de forma automatizada. Sin embargo, la edición de películas siguió siendo una tarea que requería mucho tiempo, hasta que aparecieron las técnicas digitales hace aproximadamente una década. Antes, se necesitaban hasta cuatro meses para editar una película de dos horas. “Trabajaba sin parar durante los fines de semana, y algunas veces me deprimía”, recuerda Liao. Ahora, el trabajo se puede hacer en cuatro semanas.


La edición digital trajo cambios en otros aspectos. En el pasado, un editor trabajaba estrechamente con el director cuando terminaba la filmación. El metraje filmado por la mayoría de los directores es entre 10 y 20 veces más largo que el filme final, y tomaba tiempo hacer las revisiones. “Me preocupaba cuando alguien ofrecía una sugerencia sobre la edición al director”, recuerda Liao. “Podía pasar otras seis horas haciendo cambios hechos con base en esas sugerencias, que a veces no eran muy buenas”. Ahora, el editor comienza su trabajo después que el director hace los cortes preliminares con ayuda de una computadora. “Así el director tiene más control sobre su obra”, dice Liao, además que las técnicas digitales facilitan más el intercambio de secuencias con los colaboradores.

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Los editores con experiencia como Liao Ching-sung son muy valiosos por su capacidad de ofrecer a los directores una perspectiva objetiva. (Cortesía de Liao Ching-sung)


Después de una vasta experiencia de trabajo con diversos directores, Liao, quien ha dirigido también dos películas- afirma que existen problemas que el director no ve porque está conectado muy estrechamente con su trabajo. Entonces, además de su papel técnico, la labor del editor es muy valorada porque es éste quien tiene la capacidad de hacer comentarios y sugerencias objetivas para mejorar la continuidad o sensación general de la película.


Así como se dice que el escultor francés Auguste Rodin liberaba el alma de las piedras que tallaba, Liao cree que su trabajo deja ver el alma de una película, aunque enfatiza que es prerrogativa del director tomar las decisiones finales. La búsqueda del alma en la película llegó a su apogeo en Taiwan durante al auge del Cine Nueva Ola en los años ochenta, cuando los directores reconsideraron las convenciones del cine en términos de contenido y estilo.


Liao editó todas las películas de Hou Hsiao-hsien, menos una —Un tiempo para vivir, un tiempo para morir. “Me inspiraron estos directores”, dice refiriéndose a Hou y otros cinematógrafos de la Nueva Ola. “A través de sus trabajos, me di cuenta que las películas sirven para mucho más que entretener al público; son un medio para transmitir un mensaje”. Esta nueva idea presentó un mayor desafío para Liao, porque el director depende de él para crear la atmósfera general de la película. “Desde que empecé a trabajar con estos directores, empecé a leer muchos libros sobre filosofía y literatura”, y añade que la conclusión de cada película le hace experimentar un crecimiento.

La censura
La censura gubernamental fue una parte integral del cine en Taiwan desde los años cincuenta hasta la derogación de la ley marcial en 1987. Como editor, Liao trabajó con los censuradores gubernamentales. Liao dice que le pidieron editar las tomas “inaceptables” —escenas consideradas poco saludables, moral o políticamente incorrectas— sólo unas cuantas veces en su carrera. Los directores generalmente se anticipaban a los censuradores, por lo que la vasta mayoría de las producciones no necesitaban de arreglos adicionales. Una de las películas que amerita especial atención fue Super ciudadano, dirigida por Wan Jen en 1985. Los censuradores hicieron objeciones a la escena filmada en una barriada humilde de Taipei, porque daba vergüenza mostrarla al público extranjero. “Aún recuerdo cómo el director enfurecido pateó repetidamente un basurero en la sala de edición”, dice Liao, y agrega que a menudo desempeñaba el papel de intermediario en estos casos, llegando a un acuerdo entre el director y CMPC, agencia afiliada al Gobierno.
La censura pasó a la historia, así como el Cine Nueva Ola. “La gente del mundo cinematográfico de mi generación reflejaba su preocupación sobre los asuntos sociales en sus trabajos”, dice Liao. “A la nueva generación le interesan más los sentimientos personales, el mundo interior de los individuos”.


Liao y Tu continúan recibiendo galardones al tiempo que se ajustan a los cambios del ambiente cinematográfico. Ambos han sido galardonados con los mayores reconocimientos para los profesionales del cine de Taiwan: el Premio Nacional para las Artes en el cine. El año pasado, Liao recibió un Premio Campana Dorada (el equivalente al Premio Emmy) por la edición de un documental biográfico del ex Presidente Chiang Ching-kuo, dirigido por Tang Hsiang-chu. Entre tanto, Tu recibió un Premio Caballo Dorado (el equivalente al Premio de la Academia) por ingeniería de sonido.


Así como Tu, Liao también es mentor de prometedores técnicos cinematográficos. El también imparte un curso sobre producción cinematográfica en algunas instituciones educativas locales, y dicta conferencias sobre el arte de la edición a solicitud en la Asociación de Cine y Cultura de Taiwan, presidida por Hou Hsiao-hsien. El nombre de Liao encabeza la lista de los conferencistas. Liao y Tu son expertos en la técnica de transiciones o cortinillas en sus respectivas disciplinas cinematográficas. Asimismo, parece que ambos están logrando eficazmente sus propias transiciones, de la participación activa en el cine a su futuro retiro, y con esto en mente, se dedican a preparar bien a los técnicos jóvenes que algún día los reemplazarán detrás de las cámaras.

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