01/05/2024

Taiwan Today

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Viaje por Francia tras mucho esfuerzo

01/03/1996
Foto de Ku Chin-tang Inaugurando la exhibición (desde la izquierda): Wang Hsiao-lan, del United Daily News Group; Sylvain Laveissiere, conservador del Louvre; Chin Hsiao­ yi, Director del Museo Nacional del Palacio; Huang Tsung-hung, de Dimension Endowment of Art.
El Museo Nacional del Palacio es el hogar de la mayor colección de arte tradicional chino en el mundo. El museo celebró su septuagésimo aniver­sario el año pasado y organizó veinte exhibiciones especiales para conmemorar la ocasión, una de ellas sobresalió particularmente. Durante cuatro meses, a partir del 17 de septiembre de 1995, cientos de miles de visitantes fueron al museo para admirar las setenta y una pinturas de paisajes generosamente prestadas por el Museo del Louvre de París. Por primera vez, la población local tuvo la oportunidad de mirar de cerca las obras de una de las colecciones de arte más distinguidas del mundo. La exhibición ha sido considerada un evento trascendental no solamente por el Museo Nacional del Palacio y por el Louvre, sino también por los otros museos a través del mundo. Resulta especialmente significativo debido a que esta será la última vez que el Louvre envíe obras de arte fuera de Francia. El Director del Museo Nacional del Palacio, Chin Hsiao-yi, explicó: "Muy pronto, el Louvre habrá completado la expansión de sus salas de exposición. Para ese entonces, tendrá espacio suficiente para mostrar todas sus colecciones al mismo tiempo, y no habrá obras extras para ser prestadas a otros museos". Estos triunfos no fueron por acci­dente. Dada las dificultades a que se enfrentaron los organizadores, es una maravilla que se haya logrado llevar a cabo el evento. Primero, fue necesario sobreponerse a la renuencia de los administradores del Louvre. Chin Hsiao-yi propuso inicialmente la idea de una exhibición del Louvre en Taipei a Michel Laclotte, entonces director del museo francés, durante una visita a París. Laclotte no aceptó la propuesta inme­diatamente. Sin embargo, posteriormente aceptó una invitación para visitar Taipei ofrecida por la Dimension Endowment of Art (DEOA), una organización de arte sin fines de lucro que subsecuentemente se convirtió en coorganizadora de la exhibición del Louvre. Laclotte visitó el Museo Nacional del Palacio y quedó muy impresionado por el trabajo que sus expertos hacen en la preservación de su enorme colección de arte chino. Posteriormente, el Presidente de la DEOA, Huang Tsung-hung, utilizó sus contactos en los círculos artísticos de París para mantener vivo el proyecto. Finalmente, Laclotte aprobó la propuesta y cuando se jubiló el año pasado, el plan fue heredado por el nuevo Director del Louvre, Pierre Rosenberg. Sin embargo, eso sólo era el inicio. ¿Quién aportaría los fondos para la exposición? Siempre resulta difícil recolectar el dinero para una exhibición mundial de esta clase, y el proyecto de Taipei tenía dificultades especiales. Iris Liu, Jefa de la sección de planificación de la DEOA, explica que como la muestra fue preparada especialmente para Taiwan como parte de las celebraciones del septuagésimo aniversario del Museo Nacional del Palacio, la misma no podía seguir el formato usual donde los costos del viaje de una colección de arte de un lugar a otro son compartidos en partes iguales por los museos participantes. "Esta es una exhibición hecha a solicitud del cliente", indica, "y por lo tanto, es mucho más costosa". El precio final fue de US$5 millones, sin incluir el costo de asegurar las setenta y una pinturas por US$212 millones. "Ninguna compañía en el mundo se atrevió a cargar sola con el riesgo", dice Liu. "Finalmente, una gran compañía francesa, Nordstern Assurances, junto con otras quince menores, aceptaron asegurar las pinturas". Después de todo esto, la DEOA tuvo que responsabilizarse por la producción, planificación y asignación de recursos, mientras que el Museo Nacional del Palacio ofreció el sitio y el United Daily News Group, que publica uno de los diarios más influyentes de Taiwan, acordó encargarse de la publicidad. Según Liu, la exhibición fue completamente patrocinada por industrias locales, incluyendo la Cor­poración de la Piña de Taiwan, fundadora de la DEOA, y el United Daily News. Se invitó al gobierno para que contribuyera, pero ambos, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Consejo de Asuntos Culturales, declinaron la solicitud. "No entiendo por qué", dice Liu. "La exhibición hubiera sido una gran oportunidad para promover las relaciones amistosas entre Francia y la República de China. Liu también cree que el gobierno debió jugar un papel más activo para materializar la exhibición. Aparte de la ausencia de fondos gubernamentales, también hubo problemas con la administración de aduanas de Taiwan. Por razones de seguridad, los cuadros vinieron a Taiwan en cinco embarques diferentes y después fueron transportados del aeropuerto al Museo Nacional del Palacio bajo los ojos vigilantes de guardias de seguridad armados en camiones contra­choques y a prueba de humedad. Iris Liu se sintió muy molesta cuando los aduaneros pidieron que los contenedores fuesen abiertos para ser inspeccionados cuando las pinturas llegaron al Aeropuerto Internacional CKS. "Generalmente no se aplican los procedimientos de inspección rutinaria a los tesoros nacionales de otros países", reclama ella. "También, antes de salir de París las pinturas fueron embaladas cuidadosamente para evitar cualquier daño posible. Al exponerlas a variaciones de temperatura y humedad, cuando se abrieron en el aeropuerto, se corrió el riesgo de dañar esos antiguos y delicados cuadros". Normalmente en un caso como éste, los inspectores de aduanas acompañan los contenedores bajo fianza desde el aeropuerto al museo y después llevan a cabo las inspecciones necesarias en un ambiente adecuadamente controlado. Los problemas no terminaron una vez que las pinturas arribaron a Taipei. El Museo Nacional del Palacio continuó sufriendo una serie de fallas. Según Iris Liu, el Louvre impuso condiciones muy estrictas con respecto a la disposición de la sala de exhibición y la forma en que las pinturas serían expuestas. "Tuvimos que hacer todo lo que ellos nos dijeron, incluyendo mantener la temperatura y humedad correctas", dice ella. Fue debido a esta razón que solamente se permitió que seiscientas personas vieran los cuadros al mismo tiempo, causando quejas por parte de la gente que esperaba afuera. "Demasiadas personas hacen que la sala de exhibición se caliente", explica Liu. El Louvre también exigió la instalación de un sistema de iluminación apropiado, que tuvo que ser importado especialmente para la ocasión. Más aun, las paredes de la sala de exhibición fueron pintadas de rosado oscuro para producir un ambiente visual suave y cálido a la vez que permitía una iluminación adecuada. El resultado fue un atractivo cambio en el apagado interior beige y marrón del museo. La exhibición también resaltó las diferencias de hábitos y actitudes entre el personal respectivo del Louvre y el Museo Nacional del Palacio. Un conservador francés y sus colegas llegaron de París dos semanas antes de la inauguración para supervisar el envío de las pinturas y el arreglo de la sala de exhibición. Algunos miembros del Museo Nacional del Palacio quedaron sorprendidos al ver a un miembro del equipo del Louvre utilizar una cinta métrica para determinar el punto preciso en la pared donde se colgaría cada uno de los cuadros. Si bien esto es una práctica corriente en la mayoría de los grandes museos, para los observadores locales esto era prueba de un genuino compromiso y real profesionalismo. Después de tantos esfuerzos, los organizadores podrían ser perdonados por creer que el día de la inauguración sería el fin de sus preocupaciones. Pero no fue del todo así. A pesar de haberse creado un sistema de preventa, la gente prefirió com­prar sus entradas en el museo, obligando a los encargados a apaciguar a quienes se vieron forzados a permanecer en largas filas fuera de la taquilla. También hubo algunos momentos de tensión cuando algunos de los visitantes curiosos parecieron tocar las pinturas, causando pánico entre los guardias de seguridad de las compañías de seguro. ¿Se hizo lo suficiente para preparar a la gente para el evento que se avecinaba? Los expertos de arte locales consideraron que esta muestra ofreció a Taiwan una experiencia visual muy diferente a las otras exhibiciones anteriores, tales como la Exhibición de Monet en 1993. Ellos dijeron que la gente de Taiwan conoce sobre todo la pintura occidental que data del período impresionista, a mediados de los años 1860. Como las pinturas del Louvre provienen de un período anterior y los estilos utilizados derivan de la escuela clásica, aquellos que no están familiarizados con la religión y mitología occidental tal vez tendrían dificultad para apreciar la exhibición. "De hecho", dice Liu, "algunas personas se quejaron de que la exhibición era muy académica como para ser comprendida por la gente común". Esta fue la razón del porqué, pocos días después de la inauguración el 17 de septiembre, la venta de guías fue transferida de la tienda de regalos en el interior de la sala de exhibición al lugar donde se vendían los boletos. "Mientras los visitantes esperan su turno para entrar, podrán leer las guías", explica Liu. "De esta forma, ellos tendrán una mejor idea acerca de las pinturas que irán a ver". Aparte de las guías, el público general podía hacer otros preparativos para la exhibición. De julio a noviembre, la DEOA ofreció una serie de programas educativos. Los maestros de escuelas primarias y secun­darias pudieron asistir a uno de los diversos talleres de arte de tres días de duración, donde se impartió un curso acelerado sobre el pasado del Louvre y sus metas, la historia del arte y la civilización occidental, y los estilos de pintura de los maestros cuyas obras fueron traídas desde París. Aunque la exposición estuvo confi­nada a Taipei, sus organizadores esperaron que la gente de todas partes de la isla viniera a compartir este gran evento artístico. La DEOA envió representantes a varias ciudades para promover la exhibición. La EVA Airways Corp., uno de los patrocinadores de dicho evento, ofreció boletos a Taipei con descuentos para las personas que viven en el sur de Taiwan. Hasta noviembre, la Librería Eslite celebró varios seminarios sobre la exhibición, invitando a académicos locales del arte para que presentasen disertaciones acerca de la cultura aristocrática de Europa, las magníficas colecciones del Louvre, así como la arquitectura, literatura y música de Europa del Siglo XVI al XVIII. "Tratamos de preparar al público general en todas las formas que pudimos imaginarnos", dice Liu. Los visitantes que optaron por no consultar las guías o asistir a los diversos cursos y seminarios, pero que estaban dispuestos a pagar el equivalente local a US$3, pudieron disfrutar del itinerario en audio del museo, diseñado por la compañía estadounidense Acoustiguide Corp. El comentario en francés utilizado por el Louvre fue traducido al chino e inglés para la exhibición de Taipei. Chiang Hsun, un académico muy conocido por sus esfuerzos en el campo de la educación artística, grabó la versión en chino del itinerario en audio. Esta fue la primera vez que el museo ofreció tal servicio, aún se piensa usar con más frecuencia en el futuro. A pesar de tantos problemas, la exhibición del Louvre puede ser consi­derada un gran éxito. Atrajo a muchos visitantes de la región de Asia y el Pacífico, y según Iris Liu, un total de seiscientas mil personas visitaron la muestra hasta fines de diciembre, es decir un promedio de cinco mil visitantes por día, pero el número se duplicó durante los domingos y días feriados. Grupos de todas las edades estuvieron presentes. Iris Liu considera esto como una evidencia de que la gente está interesada en aprender sobre otras culturas. "Nos sentimos satisfechos de poder ofrecer otra ventana cultural", dice ella. El Director del museo, Chin Hsiao-yi considera que el museo ha ayudado a lograr un maravilloso intercambio cultural entre la República de China y Francia. "Mi esperanza", dice, "es que un día el Museo Nacional del Palacio tenga el honor de poder exhibir sus propias colecciones en el Louvre" .■

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