06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Los nuevos alquimistas del arte

01/11/1996
Cuando una sociedad y su economía han logrado alcanzar cierto nivel de desarrollo, la gente comienza a buscar el mejoramiento de la calidad de su vida. ¿Cómo se mide ese mejoramiento? Con certeza, la existencia de florecientes museos es un barómetro, y Taipei posee un buen número de ellos. El Museo de Bellas Artes de Taipei (TFAM) fue establecido en 1983 como parte del programa que se llevaba a cabo para enri­quecer la vida cultural de la isla. En sep­tiembre de 1995, el Alcalde de Taipei, Chen Shui-bian, nombró director del museo a Chang Chen-yu, convirtiéndose de este modo en apenas el tercer director en la historia de dicho instituto. Esta fue consi­derada una acción audaz, porque Chang era un artista de buena reputación, consi­derando que los dos directores anteriores habían sido funcionarios públicos. La agen­da de Chang para el museo tenía como prioridad la promoción del intercambio cultural y el entendimiento mutuo entre el Este y el Oeste, y aunque él renunció recien­temente por motivo de una controversia sobre las políticas de adquisición del museo, existen muchas razones para esperar que su sucesor continúe la buena labor que Chang comenzó. El logro cultural de Taiwan no ha ido al mismo ritmo que su crecimiento económico durante las últimas décadas, y en la actualidad, no existe todavía un mi­nisterio de cultura. Chang Chen-yu estaba al tanto del reto que iba a enfrentar, pero aún así continuó optimista, pensando que Taiwan, y en particular el TFAM, lograrían obtener mayor prominencia en el mundo del arte en el próximo siglo. «Tenemos el fuerte respaldo de nuestros patrocinadores comerciales, más de 24.000 metros cua­drados de espacio, buenos directores, y un presupuesto suficiente», dijo él, poco después de su nombramiento. «Lo que necesitamos ahora es educación y coope­ración internacional». En el pasado, el TFAM ha realizado exhibiciones que se han mantenido firmemente dentro del ámbito de las bellas artes. Entre marzo y junio de 1996, sin embargo, rompió con la tradición al asociarse con el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) para presentar una exhibición de diseño industrial. Fue la primera de este tipo que se presentaba en Taiwan y demos­tró que el TFAM está ampliando su enfo­que. La exhibición, titulada «Materiales mutantes en el diseño contemporáneo», fue un ejercicio actualizado de alquimia. Tal como los alquimistas medievales se esme­raron en transmutar metales básicos en oro, de igual modo, los diseñadores contem­poráneos enfocaron primero las estructuras fundamentales del mundo material, para luego experimentar con diversas maneras para crear nuevas substancias. El lenguaje ha cambiado, pero los alquimistas de ayer y los diseñadores de hoy se han inspirado en las mismas metas: la búsqueda específica de la pureza (estética), y hacer montones de oro (éxito comercial). La palabra clave en el nombre de la exhibición es «mutante». La muestra desafió a los visitantes para que aceptaran que las «telas» pueden ser hechas de cerámica, la madera puede ser tan suave como la tapicería, y lo que parece metal es verdade­ramente nilón lleno de vidrio. Los avances tecnológicos en cuanto a la habilidad para analizar y manipular las estructuras molecu­lares han creado un género completamente nuevo de materiales. La exposición fue una muestra de que el nuevo carácter mutable de los materiales ha inspirado un mayor número de diseños experimentales. A pesar de que la exhibición de Taipei fue más pequeña que la realizada en el MoMA durante el verano pasado, se exhi­bieron más de cien objetos y prototipos provenientes de todo el mundo, todos los cuales fueron diseñados durante la última década. Los objetos fueron fabricados con una gran diversidad de materiales: madera, metales, cerámica, vidrio, plástico, fibras y compuestos, goma y espuma, gelatinas y materiales reciclados. Los objetos en exhi­bición iban desde aletas de buceo hechas de resina líquida hasta lámparas moldeables y una silla de ruedas liviana fabricada con titanio. A continuación un breve recorrido por algunos de los modelos más intere­santes. La preocupación por los limitados recursos del mundo, produjo una intensa investigación sobre los componentes de madera moldeables. Uno de los objetos más inventivo de la exhibición fue fabricado por el ingeniero español, Silio Cardona, que descubrió la manera de usar algunas de las 300.000 toneladas de cáscara de almendras que genera España cada año. Convirtiéndolas en polvo fino y, luego mezclándolo con partículas de madera y resina, Cardona produjo Maderón (prove­niente de la palabra madera), que puede moldearse en sillas y pantallas. Maderón tiene una impresionante lista de cualidades: posee un delicado brillo dorado y la malea­bilidad del plástico, puede hacerse resistente al calor, impermeable, y es ambientalmente amistoso. Maderón fue empleado para manufacturar la silla Rothko de Alberto Lievore y para reproducir un juego de muebles Gaudí de Barcelona. Las versiones en Maderón son más baratas y livianas que las piezas originales Gaudí, que fueron talladas en roble sólido. El plástico de hoy se comporta de formas inesperadas y puede exceder en ilusión. Un juego de copas de Gallery Glass en colores brillantes parece de vidrio, pero en realidad está hecho de plástico trans­parente. Los guías del museo animan al público para que golpeen suavemente los lados de las copas, y escuchen un ruido sordo, en lugar del sonido seco que emite el vidrio normal cuando es golpeado. Los carretes de pesca de Design Ziba parecen de metal, pero verdaderamente fueron hechos con nilón lleno de vidrio moldeado a través de la técnica de inyección. La importancia de la ergonomía en el diseño moderno está reflejada en la atribución de cualidades casi humanas a algunos plásticos. El interior de la bota del patín Rollerblade ha sido recubierto con espuma de poliuretano, para que se moldee a la forma del pie del usuario, logrando así una sensación compacta, pero cómoda. Esta conveniente cualidad se usa con mayor frecuencia en los zapatos deportivos y en el soporte lumbar de las sillas. La habilidad de renejar sus vidas pasadas es una interesante característica del plástico reciclado. Esto se observó más clara­mente en la lámpara diseñada por los australianos Celina Clarke y Simón Chris­topher. La lámpara Madame Ruby, sencilla pero elegante, está entrecruzada con líneas grabadas finamente al aguafuerte que quedaron de su anterior encarnación como luces traseras de algún automóvil. En lugar de retractarse del efecto general, las marcas añaden textura y reflejan la luz en atractivos patrones, lo que hace que la lámpara baile o vibre en su base. La exhibición llevó a la madera mucho más allá de sus límites naturales. Entre los avances recientes en enchapados de madera está el softwood, o madera suave, creada por la industria aeronáutica y usada en los asientos de las sillas. Está compuesta de una delgada capa de madera natural laminada sobre tela y colocada sobre espu­ma. No sólo es suave y cómoda: sino que mantiene sus asociaciones con los materia­les naturales, debido a que retiene la fibra fina de la madera. El sillón Cross Check, diseñado por Frank Gehry en los Estados Unidos, fue el resultado de dos años de experimentaciones. El diseño de la silla sigue el ejemplo de cajones de madera y cestas de frutas. Los lazos estructurales de arce blanco fueron laminados con úrea de alto-enlace (un componente soluble en agua), que contribuye a doblar y maximizar su flexibilidad. La silla acabada es ligera y sorprendentemente elástica, sin tornillos ni clavos que disminuyan su simplicidad y bien definido diseño. Los cambios sufridos por los metales en la exhibición hacen que los sueños de los alquimistas medievales parezcan proféticos. El acero se convierte en superplástico con la adición de fibras de carbón y puede extenderse hasta diez veces su longitud original sin que ocurra ninguna falla es­tructural. El diseñador de muebles Hisanori Masuda ha manipulado este material mutable hasta su punto culminante. Los platos de su elegante vajilla de colección Iquom parecen de mercurio, pero en rea­lidad están hechos de aluminio reprocesado moldeado a la arena. El tema de cambiar las propiedades es la clave de Privacy Glass, fabricado por Viracon. Un emparedado de hojas de vidrio laminadas con una película de cristal líquido que se vuelve opaco para obtener privacidad cuando los cristales se agitan al encender un interruptor de electricidad. El Centro de Investigaciones Figla, de Japón, ha experimentado con vidrio para desarrollar el Sistema Solar Ecológico (ECOSS). El vidrio es mezclado con reves­timientos, películas, y panales de aluminio para formar pantallas más efectivas. ECOSS se basa en la investigación llevada a cabo sobre la reducción de la intensidad del calor solar en los espacios interiores durante el verano y el porcentaje de absorción del calor en el invierno. Los emparedados de paneles de vidrio se encuentran separados por panales y persianas de aluminio. Cuando la luz entra por la ventana, aquélla es redirigida por los rayos de dispersión de las persianas, fragmentándolos uniforme­mente y disminuyendo el resplandor. MyLight de Shozo Toyohisa muestra los avances que se han logrado con las lám­paras, y se usa en lugares difíciles tales como tuneles y bajo agua. Su fibra óptica revestida con cuarzo tiene mejor resistencia térmica y mayor intensidad luminosa que las fibras ópticas tradicionales. Esta lámpara puede que encuentre un lugar permanente en el TFAM, ya que es ideal para las vitrinas de exhibición que son de difícil manteni­miento. Aunque en occidente es algo común, en Taiwan el impulso del valor educativo de las exhibiciones es un avance, tanto para los artistas como para el público. La cultura moderna de los museos que prevalece en Norteamérica y Europa apenas ha emergido aquí durante la última década. Para que el público obtuviera una comprensión más amplia del arte, el museo ofreció una mano colaboradora. La muestra fue suplementada por folletos, tanto en chino como en inglés, que explicaban los antecedentes de algunos de los objetos, además habían guías a la disposición para quien necesitara mayor explicación. La exhibición fue recibida aquí con interés y sorpresa. Lei Yi-ting, uno de los curadores del museo, explicó que en Tai­wan el diseño no se aprecia como a las bellas artes. «Animamos al público a tocar las muestras», dice ella.– «Tocar el arte es algo nuevo aquí, pero creo que hemos logrado disminuir un poco la brecha entre el objeto y el observador. El mensaje general es que el diseño es un proceso evolutivo, fluído, que combina nuevos materiales con nuevas tecnologías». Aunque es demasiado pronto para medir los efectos que puede haber provocado en los diseñadores locales, el contacto con esta exhibición de diseño industrial provocó tantas preguntas como respuestas. El próximo paso será natural­mente celebrar una exposición, más hacia la corriente central, de pinturas del MoMA y observar el impacto que tendrá en Taiwan. El valor educacional de realizar una gran retrospectiva del arte occidental de la pos­guerra, incluyendo el expresionismo abs­tracto, el arte pop, y el minimalismo, puede ser significativo. Si los artistas taiwaneses tuvieran la oportunidad de ponerse en contacto con este tipo de muestras, les serviría de estímulo y quizás impulsaría el arte contemporáneo taiwanés al escenario internacional. El TFAM es el lugar obvio para llevar a cabo este tipo de exhibición, que luego podría ser llevada alrededor de la isla. Al personal del TFAM le preocupa que las exhibiciones locales, que muestran el rostro cambiante del arte contemporáneo de Taiwan, sean desplazadas a un segundo lugar por las exposiciones extranjeras. El museo intenta enfocar lo que significa ser un artista taiwanés contemporáneo. La política de cambio e incertidumbre social se ha visto poderosamente reflejada en gran parte del arte de Taiwan durante los años noventa, porque muchos artistas han luchado con asuntos culturales y sobre la identidad. Para ejemplificar este punto, en junio de este año, el TFAM estrenó la exposición bienal de Taipei 1996: La identidad del Arte Taiwanés. El museo espera mantener esta muestra durante tres años. Aquí se conjugará el arte proveniente de cuatro fuentes: la cultura tradicional china, la cultura nativa original, los cincuenta años de la ocupación japonesa de Taiwan (1895­-1945), y la cultura local que ha recibido la influencia del Occidente. «El arte tiene que relacionarse con el ambiente», dice Lee Yu-lin, Jefe del Departamento de Exhibiciones del museo. «El paso siguiente será aceptar nuestro pasado y llevar a cabo exhibiciones creativas y originales que atraigan más público a nuestro museo». Lee espera que los artistas encuentren una manera de combinar las cuatro fuentes de su herencia cultural, y así crear una nueva cultura taiwanesa. Con esta finalidad, el TFAM ha solicitado al gobierno de la Ciudad de Taipei que du­plique su presupuesto para la adquisición de arte, de US$5,4 millones en 1996 a $10,8 millones para el próximo año. (El alcalde respalda aparentemente esta propuesta, aunque aún no ha sido aprobada). El dinero se distribuirá entre la compra de arte con­ temporáneo taiwanés y la expansión de la colección de arte occidental post-1945. A pesar de las reservas por parte del gobierno de la ciudad, el personal del museo resolvió destinar parte del presupuesto de este año a la apertura de una nueva librería. La tienda se inauguró en marzo y es una enorme mejora a su predecesora, aunque hay que mencionar que tiene pocos libros en inglés. Este tipo de instalación –incluyendo la disponi­bilidad de publicaciones multilingües– es común en Occidente, y esta deficiencia es prueba de que en algunos aspectos el TFAM aún está en sus inicios. «La educación es un proceso continuo y no debe detenerse una vez que los visitantes hayan salido del museo», dice Lee Yu-lin. «Si la gente está interesada en una exhibición, queremos darle la oportunidad de leer libros, comprar catálogos y participar en nuestras confe­rencias para que aumenten sus conoci­mientos». El TFAM publica una revista bi­mensual sobre arte, y un catálogo ilustrado que acompaña cada edición especial. La investigación sobre el arte moderno chino, especialmente a partir de 1911 (el último año de la China dinástica) es uno de los puntos principales del TFAM, y durante los últimos nueve años ha publicado dieciséis trabajos de investigación. El De­partamento de Educación ofrece una variedad de seminarios, conferencias, y clases en su auditorio, y el museo dispone de una biblioteca que está en constante expansión. La celebración de exhibiciones inter­nacionales como la del MoMA ayuda a elevar los niveles y la conciencia del diseño contemporáneo en Taiwan. Si estas mues­tras logran cambiar la actitud del público, para que valore el arte en la vida diaria, ese beneficio será bienvenido, aún cuando no nos lleve realmente a la legendaria piedra filosofal que puede convertir los metales básicos en oro. ■ Melanie Seligman es una escritora especializada en arte. Actualmente está radicada en el centro de Taiwan.

Popular

Más reciente