CUADERNO FOTOGRAFICO DE NANCY AFO
Fotos de Cheng Mei-ling
Todas ellas tienen un sueño La estudiante de secundaria se ríe a cada rato, con solo ver a sus compañeros que brincan y se caen, y le hacen morisquetas. La chica espera aprobar el examen para estudiar Psicología en la universidad en el futuro cercano.
La adolescente aprovecha su tiempo libre para ayudar en el café administrado por sus padres.
"Muy bonito su cabello", le dije.
Al escuchar mi elogio, sus mejillas se tornaron color rosa, y me contestó: "Yo misma lo teñí."
Me contó también que tocaba el bajo electrónico en un grupo estudiantil de rock, y que en el futuro, le gustaría trabajar en el campo de diseño interior.
Otra jovencita de 16 años, que aprende y actúa desde pequeña con la compañía de ópera taiwanesa de su familia. Siente prematuramente la gran responsabilidad de conservar este arte local decayente, porque para ella, es la tradición más bella de su tierra natal.
Centro de subcultura adolescente Pasando por el callejón con paredes llenas de graffitis, la joven toma la ruta hacia una tienda de bisutería escondida en Hsimending, la zona más popular en la capital que se identifica con la subcultura de la adolescencia. Ella es muy trabajadora, porque tiene el sueño de abrir su propio negocio en el futuro.
Así como en Hsimending, aglomerado con tiendas y objetos de tatuarte, hip hop, disco, música vanguardista...etc, en todos los centros urbanos conviven los ancianos sabios que conocen los detalles y la historia de la gente y las calles.
Siempre para los buenos días de mañana Después de una larga y dura jornada de trabajo, de las cosas buenas y malas de la vida, los fines de semana, la gente se amontona en la ribera del río para disfrutar de un paseo agradable junto a las personas a quienes ama. Y mañana, será siempre otro buen día de prosperidad y felicidad.
La niña ocupada
La niña dice:
Papi, te quiero mucho.
Mami, te quiero mucho.
Abuelitos, los quiero mucho.
Hermanita, te quiero mucho.
Perrito, perrito, te quiero mucho, y mucho...
Ah...Estoy muy ocupada queriendo tanto a tanta gente...
La Rueda de la Fortuna susurra el sueño de la noche Los agricultores recogen las cosechas de la estación.
El vendedor prepara delicias para la clientela con todo el cariño como si fuera para su familia.
La gente toma el metro muy temprano, cada quien con un destino hacia las páginas diarias de sus vidas respectivas.
Y al llegar la noche, se encienden las luces de la Rueda de la Fortuna, así como estrellitas resplandescientes en el fondo aterciopelado del cielo, como si estuvieran susurrando el sueño del pueblo.