03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Tradiciones que tratan de sobrevivir

01/05/1990
El vasto territorio y la sociedad agrícola de China, en la que los ritmos de la vida se fijan de acuerdo con el cambio de las esta­ciones, han proporcionado un ambiente fa­vorable para un desarrollo especialmente rico de un amplio espectro de artes folkló­ricas que están estrechamente ligadas entre sí con las actividades sociales. Las cos­tumbres y artes folklóricas se filtran por todos los lugares y en todas las épocas del año, y constituyen parte esencial de los eventos importantes de la vida, tales como los nacimientos, matrimonios, y defunciones.

Taiwan no es una excepción dentro de esta variada tradición, como lo muestra en el presente artículo, Chiu Kun-liang (邱坤良), profesor asociado del Instituto Nacio­nal de Artes. Pero esta tradición se está en­frentando a retos sin precedentes dentro de la sociedad que rápidamente se moderniza en Taiwan. Los gustos, expectativas, y pre­ferencias para los ratos de ocio están pa­sando por una encrucijada, frecuentemente en detrimento de las artes folklóricas.

En el pasado, el público y el apoyo que tenían las artes folklóricas venían de una so­ciedad rural y básicamente sedentaria. La urbanización y la reestructuración econó­mica que se aparta de la sociedad agrícola ha hecho que sea más difícil conservar las largas tradiciones folklóricas.

Pero no todo está perdido. El Gobierno y pueblo están comenzando a ver la impor­tancia de la preservación y posterior desa­rrollo de las artes folklóricas; y la creciente riqueza social hace que sea más posible el éxito de ambos esfuerzos.

El presente artículo es una adaptación del libro del mismo autor, Preservando las Artes Folklóricas, publicado en 1989 por el Consejo de Planificación y Desarrollo Cultural del Yuan Ejecutivo.

Mayores cambios en la forma de vida han acompañado a la transición que ha tenido Taiwan de una sociedad agrí­cola a una industrial. Como resultado, muchas de las artes folklóricas han co­menzado a desvanecer o incluso desapa­recer. Frente a la amenaza de perder este aspecto de la herencia cultural de China, el Gobierno de la República de China está haciendo esfuerzos especiales para preservar la tradicional herencia china en Taiwan mediante una legislación pro­mulgada para proteger las "artes folkló­ricas nacionales" y las "costumbres folklóricas y reliquias culturales relaciona­das".

Los puntos claves de la política gu­bernamental de preservación cultural son promover las actividades educativas del arte folklórico en los festivales de templo, evaluar y conducir investiga­ciones en las costumbres populares y ar­tefactos culturales relacionados, identifi­car las artes folklóricas más significativas y trabajar para su preservación y desa­rrollo, y orientar a los grupos privados cuando celebran festividades locales que incluyen artes folklóricas.

El Consejo de Planificación y Desa­rrollo Cultural (CPDC), con un pro­grama que coloca igual hincapié en la cul­tura "refinada" como "popular", ha estado trabajando desde su fundación por promover y preservar las actividades de arte folklórico. Anualmente, el Minis­terio de Educación presenta premios a las personas que han hecho contribu­ciones sobresalientes en la preservación y transmisión de las artes folklóricas tradicionales. El ministerio estimula también la continua sobrevivencia de las artes folklóricas al incluirlas en las clases de arte o educación física en el curriculum de las escuelas públicas.

Los festivales artísticos anuales pa­ trocinados conjuntamente por el CPDC y el Gobierno Municipal de Taipei, se ca­ racterizan por las actividades y actua­ ciones de arte folklórico. En 1982, el Go­bierno Municipal de Taipei introdujo por primera vez un popular Festival de Teatro Folklórico de cinco días de dura­ción. El mismo fue celebrado por cinco estaciones, e incluyó actuaciones de música china tradicional, cantos folklóricos, narraciones musicales, acrobacia, demostraciones de kung fu, operetas, teatro de marionetas, ópera y artesanías. Desde 1986, esta actividad ha sido ex­pandida a otras ciudades y áreas, y ahora se lleva a cabo en toda la isla con patroci­nio de los gobiernos locales, centros cul­turales de ciudades y aldeas, e incluso templos.

Las actividades de artes folklóricas tradicionales sirven muchas funciones: culto, entretenimiento, promoción de los contactos sociales, así como para esti­mular la economía y ofrecer educación cívica. En la sociedad moderna, la mayor parte de esas funciones ha sido reempla­zadas por otras actividades artísticas y eventos sociales. En el campo del entretenimiento, por ejemplo, varias formas de arte y actividades atléticas han propor­cionado diferentes canales de recreación. Pero algunas de las competencias más fuertes vienen de la TV, el cine, las vide­ograbadoras y las discotecas.

El drama y la música tradicional están caracterizados por su tiempo des­cansado acentuado con fuertes sonidos de gongs y címbalos, pero ha perdido gradualmente su atractivo, especial­mente con la gente joven. Las funciones éticas y económicas de las artes folkló­ricas también desvanecen en la sociedad contemporánea. La educación pública obligatoria está ahora reemplazando el sitio de las funciones edificantes del drama tradicional, que enseña la moral a través de historias, cantos y danzas. En el pasado, contribuir dinero y esfuerzo para promover las artes folklóricas lo­cales le daba a los miembros de la socie­dad un sentido de participación directa en los asuntos locales, y tomar parte en una actuación, aunque sea como un afi­cionado, constituía la mejor forma de ex­hibir los talentos de uno. Este sentido de participación es esencial para el creci­miento de las artes folklóricas tradiciona­les.

Pero en la sociedad moderna, exis­ten otras formas por medio de las cuales la gente puede tener un papel activo, ex­hibir sus talentos y mantener sus con­tactos sociales. Mientras los jóvenes de la aristocracia o familias bien adineradas en la sociedad tradicional se unían a los elencos de artes folklóricas de represen­tación y por lo tanto tomaban parte en los asuntos locales, sus contrapartes en la sociedad moderna prefieren hacer sus contribuciones a la sociedad y subir la es­calera social mediante su participación en el Club Rotario, Club de los Leones, la Cámara de Comercio, y otras organiza­ciones relacionadas con los negocios.

El surgir de la industria y el comercio en los últimos 30 años ha conllevado a la disolución de la sociedad agrícola de Taiwan. La población se ha concentrado en las ciudades y la cultura urbana se ha convertido en la corriente principal de la vida moderna. Las actividades artísticas tradicionales ya no satisfacen las necesi­dades del hombre moderno. Los templos, que eran centros de la creencia, arte y cultura folklóricas, se ven ahora rodeados por edificios altos y factorías y tienen que competir con lujosos restau­rantes y bares que surgen rápidamente como nuevos centros sociales. Las artes folklóricas están perdiendo el ambiente que antiguamente les servía para nutrirse, y también han perdido el margen de eficiencia económica, debido a que las artesanías tradicionales no pueden competir con la producción masiva de las maquinarias. Mientras las artesanías han sufrido mucho como resultado de eso, hasta ahora, el golpe más severo lo han recibido las artes de representación.

El decline de las artes folklóricas también ha sido debido a la falta de adap­tabilidad al nuevo ambiente social. El sitio de las actuaciones folklóricas es un caso a señalar. En la sociedad tradicional, los elencos de artistas eran traídos a las aldeas y pueblos dentro de una atmósfera jovial y festiva, como lo muestra la si­guiente copla enérgica y alegre: Por otro lado, los actores de las artes tradicionales han hecho reajustes inadecuados en su selección de sitios de actuación, instru­mentos musicales y estilos de presenta­ción. Ellos tratan meramente de sobre­ponerse a las distracciones del ambiente que les rodea con crudos altoparlantes. Esto no sólo conduce a más restricciones a la calidad de las actuaciones, tales como serían el cambio de los tonos vo­cales o gestos y posturas debido al uso del micrófono, sino que disturba seriamente a la paz y tranquilidad de los ve­cinos. Muchas personas, particularmente aquellas que han sido expuestas a las artes tradicionales muy pocas veces, se han tornado antagónicas y alienadas.

Las actuaciones folldóricas enfatiza­ban tradicionalmente en el arte del actor, y la audiencia se preocupaba menos acerca de la apariencia del actor o el arreglo del escenario. Pero el público moderno se disgusta fácilmente con ma­quillajes o vestuarios que no sean profesionales o por un escenario crudo y sen­cillo. También existen frustraciones en torno al contenido de las actuaciones. El drama tradicional se caracteriza por guiones largos y ligeramente estructu­rados. Algunas obras, especialmente aquellas basadas en novelas populares, toman varios días para terminarse, al mismo tiempo que algunas escenas narran historias incompletas, esperando que el público las llenen con sus propios conocimientos de la obra. Tales obras po­drían haberse ajustado a los gustos de una época en que el pueblo estaba acos­tumbrado a tener actuaciones durante toda la noche, pero estos esquemas bulliciosos por lo general no logran atraer la atención e interés del público moderno acostumbrado a programas de TV más cortos y rápidos.

A medida que la gente se aparta cada vez más de las artes folklóricas y sus fun­ciones, la calidad del género ha comen­zado a marchitarse. Las costumbres folk­lóricas han venido a servir primordial­mente como rituales necesarios que la gente más vieja del campo usa para vene­rar a sus antepasados y deidades. Muchas de esas personas están acostum­bradas a donar dinero para las actua­ciones teatrales como medio de hacer votos por sus dioses, y esto constituye el espinazo que apoya las actuaciones folk­lóricas del día de hoy.

Mirando hacia el lado positivo del cuadro de la preservación de las artes folklóricas, Taiwan tiene actualmente unos 700 elencos de teatro profesionales y cerca de 1.000 elencos aficionados de drama y música. Los registros de tales elencos publicados a fines de los setenta indican que habían 89 elencos profesio­nales en Taipei y 663 elencos en el resto de la provincia de Taiwan (incluyendo Kaohsiung). Los académicos estiman con sus estudios de campo que existen también cerca de 1.000 elencos aficio­nados. Juntos a los muchos otros grupos de actuación artística, esos elencos montan presentaciones en conjunto con las festividades locales. Incluso hoy, el pelearse por darle la bienvenida a los dioses sigue siendo una actividad popu­lar, y en algunos lugares, las actuaciones teatrales se extienden por espacio de varios meses. En el Templo de Pai-hsing Kung (百姓公, Señor del pueblo) en Changhua y el Templo Hsiao Cheng­ huang (小城隍, Pequeño Dios de la Ciudad) en Tainan, los dos lugares más notables de tales actividades, hay teatro en una rutina casi diaria.

Pero el número de grupos folklóricos resulta algo desorientador. Muchos de ellos actúan en forma infrecuente, y la mayoría de ellos tienen serios problemas con calidad, especialmente a medida que sus actores más viejos y experimentados se retiran y son reemplazados por gente con menos preparación y dedicación. El encontrar jóvenes dispuestos a dedicar sus vidas a las artes folklóricas se ha vuelto en algo cada vez más difícil, espe­cialmente cuando el apoyo público a tales actores y practicantes está desvaneciendo.

Aunque las actuaciones de artes folk­lóricos siguen siendo parte de las fre­cuentes ceremonias de sacrificio en los templos de Taiwan, en el pasado las mismas eran solamente una de varias funciones sociales, incluyendo el ser una forma de entretenimiento así como una buena forma de pasar el tiempo. Hoy día, las mismas han sido reemplazadas por otras formas de actividad social, y el público potencial, especialmente la ju­ventud, se ha desplazado hacia otros pasatiempos.

Incluso las conexiones de las actua­ciones folklóricas con las actividades reli­giosas se han debilitado como resultado de los rápidos cambios sociales. Por ejemplo, los emprendedores distribui­dores del cine ya han comenzado a corte­jear los templos y sus creyentes. Durante las ceremonias de "agradecimiento a los dioses" en los templos, resulta común ahora que los templos erijan enormes pantallas móviles de cine en sus patios, en vez de los escenarios prefabricados para las presentaciones de grupos de ópera. Las películas son considerablemente más baratas que costear un grupo teatral, siendo el costo alrededor de un tercio de aquel de contratar un elenco profesional regular de ópera taiwanesa u otra forma de producción dramática. Y la gente cree que las películas pueden servir también la función de entreteni­miento de los dioses. Además, las pelí­culas atraen a una mayor variedad de gente que las antiguas obras folklóricas.

Algunos templos han recurrido incluso a patrocinar encuentros deportivos, caminatas y otras actividades con menos contenido cultural en vez de las ceremo­nias de sacrificio que se distinguen por las actuaciones teatrales. Se considera que esta tendencia se tornará cada vez más fuerte a medida que las generaciones más jóvenes se tornen eventualmente en la nueva capa de líderes y populacho local.

Debido a esos cambios, no resulta sorprendente que las artes de representación folklórica están plagadas por serias faltas de talentos. Si bien algunas de dichas actividades, tales como la danza del dragón y la danza del león, siguen bien, muy pocos jóvenes se inclinan a dedicarse a tomar parte en actuaciones tea­trales o musicales. El problema de sub­sistencia de los elencos profesionales pri­vados es el más serio de todos. En el pasado, las dos fuentes primarias de los talentos del escenario solían ser la propia familia del artista y los niños de familias pobres.

Pero en el día de hoy, esos niños son aprendices en otras actividades, bus­cando trabajo como dependientes de tiendas o como operarios en una fábrica. Si bien algunas artes y destrezas siguen atrayendo a la juventud, los jóvenes con­temporáneos están por lo general más impacientes por lograr fama y fortuna. Como resultado, ellos están menos pre­parados que sus antecesores, para resistir la larga y rigurosa disciplina del aprendiz de las artes folklóricas. Esta crea un ciclo vicioso, debido a que el deterioro en las habilidades de actuación reduce más el apoyo social hacia las artes folklóricas.

Un argumento común concluye en que la sociedad moderna es básicamente inadecuada para el desarrollo de las artes folklóricas. Que sea una posición pesi­mista o realista en la República de China, depende de muchos factores, siendo el más importante el grado de compromiso tanto del pueblo como gobierno de preservar la tradición. Si no existe un compromiso en torno a este fin, no habrá acción significante alguna para prevenir que desvanezca y perezca una larga e invalorable tradición. Pero hay señales positivas de que líderes, tanto del sector público como privado, se están dando cuenta que las artes folk­lóricas constituyen una condensación de la experiencia cultural china.

También hay personas que defien­den persuasivamente la preservación de las artes folklóricas por razones tanto prácticas como estéticas, ya que ellos dicen que las artes tradicionales pueden ayudar a desarrollar una más sana cultura moderna. A medida que la gente co­mienza a darse cuenta del significado de la cultura tradicional, ellos han alentado al Gobierno para que forme agencias y promulgue leyes para conservar y desarrollar los recursos culturales que están desapareciendo rápidamente en Taiwan. Igualmente alentador ha sido el creciente interés por las artes folklóricas entre los jóvenes intelectuales, quienes están lle­vando a cabo estudios en las artes folkló­ricas o están tomando parte en la crea­ción de obras o actuaciones artísticas. Si bien resulta temprano para predecir un renacimiento de las artes folklóricas en Taiwan, esos desarrollos constituyen un fuerte rayo de esperanza de que tales artes tradicionales no se extingan.

Esta revalorización de las funciones y valores de las artes folklóricas ha lle­gado en un momento en que Taiwan está experimentando un alto nivel de vida sin precedentes. Irónicamente, el mismo entorno que ha alejado a la gente de las artes folklóricas es suficientemente rico para lograr su preservación y poste­rior desarrollo. Las artesanías están pa­gando bien actualmente, especialmente cuando la gente reconoce su belleza rús­tica, pero las artes de representación están en una situación más difícil. El drama folklórico, la música y otros tipos de actuaciones implican no solamente apoyos, vestidos e instrumentos, sino que más importante aún, un elenco com­pleto de actores. Una completa presenta­ción de cantos, danzas y otras habili­dades, requiere de actores con talentos, y es en esta área donde la falta se hace más severa.

En el pasado, la música, cantos, danzas y escenarios de las actuaciones de artes folklórica seguían los ritmos de la forma de vida tradicional, especialmente durante las celebraciones de festivales. El reto de hoy es claro: a medida que cambia la sociedad, todo el sistema de actuación debe cambiar, o no será capaz de competir con las artes modernas de ac­tuación y otras formas de entreteni­miento popular. Las actuaciones folkló­ricas no necesariamente deben ser vistas totalmente como algo fuera de la vida contemporánea, ellas deben ajustarse a los tiempos al mismo tiempo que retie­nen sus habilidades inherentes. La creati­vidad de los artistas del folklore ha sido tradicionalmente expresada tanto en sus talentos como en su adaptabilidad a las necesidades del público. No resulta menos verdad en el día de hoy, cuando las artes folklóricas tratan de sobrevivir en una sociedad modernizada e industrializada. □

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