05/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

El pez de madera

01/09/1990
Toc, toc, toc -el sonido de un marti­llejo sobre la madera hueca se mezcla con las nubes de incienso que oculta a una fila de monjes que rezan. Los so­nidos y las sutras van a la par para produ­cir un combinado tono pacífico, medita­tivo y hasta hipnotizante. El acompasado sonido de percusión que es tan familiar entre la muche­ dumbres que acuden a los templos pro­viene del vientre de un "pez de madera" o mu-yu, un tambor de madera ovalado con la forma de un caracol caurí redondo con una ancha y delgada boca en un costado. Al otro lado de la boca está el origen del nombre tan singular que tiene el instrumento: un amplio mango que está exquisitamente tallado en la forma de un pez. Un monje golpea tenazmente sobre el tope del amplio cuerpo del instru­mento con un martillejo de caucho, acen­tuando los versos que entonan los otros fieles que le acompañan. El pez de madera mide unos 60 centímetros de ancho, tiene un cuerpo rojo y un mango negro que tiene relieve resaltados en dorado, un diseño típico. Si bien las pro­porciones de la mayor parte de los peces de madera son muy similares, los mismos pueden varian en tamaño desde pequeños juguetes de mano hasta gigantescos instrumentos de templo con varios metros de diámetro. El origen del pez de madera está en­ vuelto en leyendas. Hace mucho tiempo, dice la historia, un monje bu­dista rompió con su votos y fue casti­gado en su próxima reencarnación para que naciera siendo un pez con un árbol que crecía de su espalda. El peso era más hostigador cuando el viento hacía mecer el árbol de un lado a otro, trayendo un dolor insoportable y desangrando al pobre ser. Lo tiempos de tormenta hi­cieron que la vida del monje reencarnado fuese una angustiosa tortura. En un día de vientos fuertes, el ante­rior maestro del monje caminaba por la playa y vio el sufrimiento de su ex-­discípulo. El viejo monje sintió pena por él y decidió recitar unas oraciones ri­tuales para librar a su ex-discípulo de su doloroso destino. El viejo maestro logró lo que quería al morir el angustiado pez y reencarnar el atormentado discípulo en una vida más feliz. El viejo maestro talló el tronco inerte del árbol, dándole forma de pez y colgándolo en la pared del templo como objeto de escarmiento para los otros monjes que abrigasen ideas de romper los solemnes voto budistas. Otra versión del origen del instru­mento es menos pintoresco. La misma dice que el diseño del pez fue seleccio­nado para los servicios religiosos debido a que el pez nunca cierra sus ojos y está siempre vigilante. Los budistas creen que los fieles estarán más atentos si el ritmo de un servicio religioso es acen­tuado al golpearse un vigilante pez de madera. Con el tiempo, el instrumento tuvo también funciones seculares. Los mú­sicos colocaron peces de madera con di­ferentes tonos en un marco de dos pisos y confeccionaron una especie de xiló­fono. Los pequeños peces de madera se han convertido en populares juguetes para niños, adornos de casa e inclusive colgante de llaveros. Recientemente, un artesano de Taiwan ha comenzado a tallar peces de madera de tamaño extra­ ordinariamente grande para los templos con mucha concurrencia que deseen ex­hibirlos como atracción para fieles y turistas. Chen Ching-chuan (陳鏡泉) es el maestro tallador de esos gigantescos peces de madera. Su hogar y taller se en­cuentran en Tunghsiao, distrito de Miaoli; un poblado en el norte de Taiwan que es muy famoso por sus ta­llados en madera. Cuando era adoles­cente, Chen comenzó a ayudar a su padre en sus faenas de carpinteria. Poste­riormente, él asistió a una escuela voca­cional en Taichung, en el centro de Taiwan, donde pasó dos años concen­trado en el diseño y producción de muebles. Pocos años después de su gra­duación, Chen se hizo cargo de los nego­cios de la familia y los expandió para crear una fábrica de muebles. Aunque los muebles de madera bien hechos están más de moda hoy día, hace 20 años se los consideraba anticuados y muy cos­tosos. Para adaptarse al mercado, él reci­bió órdenes de otros géneros de tallados en madera, muchos de ellos para fun­ciones religiosas. Tradicionalmente, los tallados en madera han sido utilizados para hacer templos chinos, imágenes de dioses ca­seros, tablillas ancestrales, palanquines para transportar a los dioses y peces de madera. El distrito de Miaoli es bien co­nocido por su gran número de templos budistas y taoístas, y siempre ha existido allí una permanente demanda por estatuas de dioses y otros tipos de tallados re­ligiosos. Muy pronto, Chen notó que todo caminaría mejor si cambiaba sus es­fuerzos al negocio de tallados en madera en vez de fabricar muebles. La especialidad de Chen para tallar peces de madera vino de pura casualidad. Una compañía musical japonesa deseaba colocar un pedido de peces de madera, pero no podía encontrar artesanos intere­sados en el trabajo. Finalmente se le pre­guntó a Chen si estaba interesado en la tarea. "Nunca había tallado peces de madera", dijo Chen. "Así, cuando recibí la oferta por primera vez, la rechacé. El cliente me pidió que le presentara otro tallador. Pero ninguno de los artesanos de madera que conocía deseaba tomar el trabajo, debido a que tallar un pez de madera requiere de mucho tiempo, causa muchos problemas y la paga que se recibe no compensa en nada". Finalmente, él encontró alguien in­teresado en aceptar el pedido de los japo­neses, pero solamente después de hacer una promesa fatal. "Prometo que termi­naré yo mismo el pedido si por alguna razón el otro tallador no puede terminar con el trabajo", dijo Chen. "Pero este amigo mío se rindió a mitad de la obra. En esos momentos, deseaba haber podido tragarme todas mis palabras". Chen mantuvo su promesa. La orden tomó mucho tiempo en termi­narse, pero afortunadamente cada pez de madera tuvo un acabado exitoso a pesar de ser la primera vez. No era nada fácil. "Para un novato como yo, la verda­dera dificultad estuvo en ahuecar el vientre durante la talladura del pez de madera, debido a que esto determina el tono del instrumento", indica Chen. El principio es sencillo: mientras más grande sea el área hueca, más profundo es el tono. Pero un instrumento en forma de xilófono tiene un número plural de peces de madera del mismo tamaño con cinco, siete u ocho dife­rentes tonos. Se requiere una habilidad y paciencia excepcionales para producir la gama exacta de tonos de componentes que tienen por fuera un mismo tamaño. A esta dificultad se añade el hecho que Chen no tenía aquel tiempo herra­mientas eléctricas. Esto significaba que el vientre de cada pieza debía ser excavado manualmente. Después del dedicado trabajo en su primera orden, Chen esperaba que los clientes japoneses llegaran a golpear su puerta con más pedidos, pero pasaron casi cuatro años antes de que volvieran a buscarlo. Su trabajo seguía basado en otros pedido de tallados en madera y en las venta de muebles, pero ocasional­mente tallaba algún pez de madera para ser vendido localmente. Por un mo­mento, parecía que la línea de produc­ción lateral nunca produciría mayores in­gresos. Pero un encuentro oportuno apresuró otro juego de pedidos. "Le entregué algunas sobras de peces de madera para que sirvieran de juguetes a la pequeña hija de un amigo", indica Chen. "Ella los amarró en una soga y los arrastraba por el suelo para hacer ruido. Cierto día, un empresario que tiene lazos comerciales con Japón visitó la familia. El notó los juguetes y preguntó acerca de quién los hacía. Muy pronto, recibí mi segundo pedido mayor". Aunque Japón tiene muchos buenos talladores de peces de madera, los costos de producción son muy altos. Como re­sultado, los comerciante japoneses colo­can generalmente su pedidos por tales instrumentos en los países vecinos que pueden ofrecer precios más bajos. El segundo cliente japonés envió un técnico a la fábrica de Chen, dándole más con­fianza acerca de las perspectivas para ex­pandir su negocio. El añadió más emple­ados e invirtió en más maquinarias, in­cluyendo un secador a gas para preparar el pez de madera para el pintado. Taiwan tiene un alto grado de humedad durante muchos meses al año y si los peces de madera tienen mucha humedad al ser pintados, la subsecuente expansión y contracción de la madera haría que la pin­tura se raje en un año o dos. Todo resultó no ser la mejor época para expandir su negocio. "Las cosas no ocurren siempre como uno lo espera", manifiesta. El poblado de Tunghsiao en el distrito de Miaoli era el centro de la industria de tallados en madera de Taiwan, y la tienda de su padre era una de las firmas más antiguas en este campo. Pero tan pronto como Chen se hizo cargo del negocio, se intensificó la competencia. Un gran número de aprendices de tallado en madera habían terminado su entrena­miento en aquellos momentos y muchos de ellos abrieron nuevos talleres en Sanyi, otro poblado en el distrito de Miaoli. Muy pronto, ellos estaban lleván­dose los pedidos de la firma de Chen y con el tiempo, Sanyi se convirtió en el centro de los tallados en madera de Taiwan. Chen tenía que escoger entre con­frontar directamente la competencia y tratar de derrotarla, o solamente seguir la "voluntad del cielo" y tomar su trabajo a la ligera. El optó por lo último, deci­diendo no preocuparse por lo que vi­niese. Sin embargo, no deja de sentirse nostálgico a veces cuando observa el ocaso del negocio del tallado de madera en Tunghsiao. "En tiempos más prósperos, mi taller tenía que contratar de 40 a 50 traba­jadores", indica. "Algunos de ellos venían desde el sur de Taiwan para aprender la técnica. Un puesto de comida cercano consumía más de 30 kilos de fideos diarios solamente para ali­mentar a los empleados del vecindario. Actualmente sólo me quedan unos 10 trabajadores, y muchos talleres cercanos han sido cerrados. En estos días, el puesto de comida considera una suerte si llega a usar 5 kilos de fideos al día". Actualmente, el negocio es normal, sin expandirse ni contraerse. El trabajo de Chen es bien conocido, de modo que no necesita hacer mayor publicidad. Los viejos clientes le presentan nuevos clientes, lo cual constituye un tributo a su habilidad y creatividad. El también ha mantenido una distribución equilibrada de sus productos, con 70 por ciento de ellos exportados a Japón, Alemania Fe­deral y los EE.UU., y 30 por ciento desti­nado al mercado local. El mercado occidental para el pez de madera se enfoca exclusivamente a piezas utilizadas en música secular. "Obtuve el primer pedido de Alemania Occidental de un profesor de música alemán que estaba enseñando en la Uni­versidad de Cultura China en Taipei", señala Chen. "El profesor hizo algunos bosquejos acerca de la forma como quería que fuese confeccionado el pez de madera y explicó los tonos que necesi­taba. Fue un pedido muy complicado. El pidió varios juegos de peces de madera de un mismo tamaño pero con diferentes tonos, así como varios juegos de diversos tamaños pero con igual tono". Chen ganó reputación al ser capaz de satisfacer los requerimientos, no importa cuán difí­ciles fueran. Sus clientes japoneses pertenecen a dos categorías: compañías de instru­mentos musicales y templos. Las pri­meras, como sería el caso de Yamaha, piden por lo general los tamaños están­dares y prefieren que el pez de madera se quede sin pintar. Pero los pedidos de los templos japoneses son difíciles de prede­cir. En cierta ocasión, una tienda de re­cuerdos de un templo ordenó peces de madera de tamaño miniatura para ser vendidos como llaveros. El comprador estaba solamente interesado en que el ar­tículo fuese atractivo para los turistas y no le importaba el tono. Chen hizo al­gunas muestras de una pulgada, pero de­cidió rechazar el pedido debido a que sería muy complicado. Lo que más intriga fue un pedido en el otro extremo del tamaño. Hace once años, un comerciante japonés visitó el taller de Chen y colocó un pedido de un gigantesco pez de madera que medía cerca de dos metros de altura. Después de terminar la obra, los expertos de los círculos budistas de Taiwan comentaron que era el pez de madera más grande que jamás se ha hecho. En 1987, otro templo budista de Japón decidió entrar en la ca­rrera de poseer el pez de madera más grande del mundo. Un centenario templo de Japón envió a varios represen­tantes al taller de Chen para hacerle el pedido de un pez de madera con dimen­siones un poco mayores que el anterior. Les tomó tres meses a Chen y dos asis­tentes suyos terminar con el trabajo. En enero de 1988, los administra­dores del Cementerio Chinsan del dis­trito de Taipei decidieron que el pez de madera récord debería estar en Taiwan. Ellos pidieron un instrumento de dos metros por dos metros y medio. Chen tuvo que trabajar durante más de cinco meses en el primer piso de su taller de tres pisos. El tamaño monstruoso del pez de madera obligaba a usar varios pro­cedimientos y el taller de Chen estuvo repleto de una variedad de andamios es­pecialmente diseñados para sostener el instrumento en su lugar durante el pro­ceso de construcción. "Un pez de madera tan enorme no puede ser tallado de la madera de un sólo tronco de árbol", dice Chen. "Tuvo que ser hecho de varios troncos de alcanfor". A pesar de tales adaptaciones, los pasos para la construcción de un instru­mento gigante son esencialmente los mismos de un pez de madera estándar de sesenta centímetros. "Primero decido el tamaño exacto del pez y hago un bosquejo del diseño", explica Chen. "Seguidamente, se pegan los troncos y posteriormente se corta el contorno a grandes rasgos. Todo esto se hace ma­nualmente debido a que las maquinarias no pueden manejar dimensiones tan grandes". Después, dos operarios ahuecan el vientre trabajando en condiciones difí­ciles dentro de espacios muy apretados. Primero, toda la pieza permanece er­guida con la parte del mango hacia arriba. Se corta una sección en el lado opuesto al vientre a fin de hacer espacio para que un trabajador perfore, corte, pique y talle el interior. Eventualmente, el espacio que ha sido ahuecado es lo su­ficientemente grande como para que dos hombres trabajen pegados uno con el otro. Después que se haya terminado este trabajo preciso y tedioso, la apertura en el dorso del instrumento es cubierta y se procede a lijar todo el pez de madera. Los últimos detalles enfocan en la ornamentación. Para un pez de madera gigantesco, Chen dice que el pez dragón es el único diseño apropiado para ser ta­llado en el mango. El instrumento es pin­tado y lijado varias veces, el cuerpo en rojo y el mango en negro, antes de pasar a decorar varias partes del pez con una capa de oro en lámina -oro real-. El pro­ducto final es magnífico e impresionante, tanto por su tamaño como su hermosura. ¿Pero, resulta un negocio lucrativo? Se requiere de una gran inversión para pagarle a tres talladores de madera du­rante más de cinco meses para que traba­jen en un instrumento que pesa casi 70 kilos. "La gente cree que estoy sacando una fortuna de esto, pero para ser sincero, lo que yo gano sólo sirve para pagar la mano de obra", reclama Chen. El comprador pagará unos NT$2.000.000 (aproximadamente US$77.000) por el equipo de pez de madera, que incluye el instrumento, dos sostenedores de madera, un gran martillejo y un ching (instrumento musical chino hecho de una piedra ahuecada, que se usa como acompañamiento en los cánticos reli­giosos). Chen hace el pez de madera y el martillejo, pero tiene que pedir el resto del equipo a otros talleres. A pesar de la falta de grandes ganan­cias, Chen está contento con su trabajo. "Claro está, el dinero es importante, pero me siento más feliz cuando las per­sonas aprecian mi obra", indica. Desa­fortunadamente, sus hijos no están inte­resados en seguir esta profesión. "Siento que este arte está perdiendo su vigor", añade Chen, con un sentimiento de frus­tración e impotencia reflejado en su voz. El cree que las técnicas solamente pueden sobrevivir si el Gobierno o las empresas privadas hacen inversiones para conservar esta artesanía tradicional a través de la preparación de una nueva generación de talladores de madera. En la actualidad, Chen está satis­fecho al saber que sus gigantescos peces de madera están preservados en varios templos y que su técnica es admirada en varios países. "¿Grandeza? Realmente no", manifiesta. "Pero definitivamente hay un poco de mi corazón ofrecido hacia los dioses en cada una de esas piezas".

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