05/05/2024

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Elegancia inmortal en piedra

01/03/1989
FOTO CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DEL PALACIO Una antiquísima hacha ceremonial de jade; dinastía Chou (1122-221 a.C.).
De acuerdo con el clásico chino antiguo Hou Wei Shu (侯魏書), un ardiente amante del jade llamado Li Yu (李預) ansiaba ser inmortal. Cuidadoso de buscar toda ventaja para sí, y convencido por la creencia taoísta de que cualquiera que comiera jade podría vivir para siempre, Li procedió a comprar pedazos de la piedra preciosa, los molió en polvo fino, y diligentemente ingirió una pequeña dosis de la mágica medicina de la inmortalidad todos los días.

Con fe, Li esperó una eternidad con deleite en la compañía de su tataranieto por muchas generaciones a venir. Desgraciadamente, para su pesar, Li se encontró a sí recostado en su lecho de muerte antes que pudiera acabar con el polvo dejade. A medida que se le escapaba la vida y la placentera visión de estar jugando con sus tataranietos se desvanecia, Li se aferró fuertemente a su con vicción.

El exhortó a su mujer a nunca dudar del poder del jade. "¡Estoy destinado a morir", declaró Li, "debido a que rechaze cultivar mis morales suficientemente mientras comía jade!".

Si bien la combinación de jade y rectitud aun no ha dado la bendición de la inmortalidad a persona alguna en la historia escrita, esto no evita que la elegancia misteriosa y hermosura del jade cautive el sentido estético chino con tal fuerza hoy día como milenios atrás.

El alto valor que goza el jade en Asia lo ha exaltado a una posición de duradero respeto como símbolo de moralidad, rango sicial y honor. "Las virtudes de un caballero deben ser tan pulidas y suaves como el jade", sostiene un proverbio chino. Y otro adagio compara el jade con una vida de honor: "Un verdadero caballero prefiere ser una resquebrajada vasija de jade que una pieza intacta de cerámica", significando que es mejor morir por la justicia que vivir en la desgracia.

FOTO CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DEL PALACIO

Una de las piezas más famosas del Museo Nacional del Palacio: un repollo de jadeíta; dinastía Ching.

La reverencia por el jade en Asia se remota a tiempos prehistóricos, cuando los objetos tallados en dicha piedra eran usados como utensilios de adoración y símbolos de rango oficial. Junto con la pasión generada por la belleza de la piedra durante generaciones de chinos, se ha tejido también una variedad de supersticiones con respecto a su uso. Aparte de la creencia taoísta en la capacidad del jade para garantizar la vida perpetua, otra creencia popular sostiente que un pendiente de jade colgado en el cuello ahuyentaría los malos espíritus. También se creía que pedazos de jade colocados en la boca, orejas y nariz de un cadáver retardaría su putrefacción.

A pesar de su larga historia y una imponente acumulación de artes finas con sus correspondientes comentarios académicos, el jade continúa siendo un misterio. Incluso un experto difícilmente puede describir lo que realmente es la piedra. Para muchos conocedores, nada corto de una proclamación del cielo puede arreglar el asunto. Esto queda mejor ilustrado cuando hay que comprar jade, donde la confusión surge inevitablemente cuando el cliente elabora la pregunta: "¿Es el objeto real?"

Aunque queda corto de un dictamen celestial, no existe una definición del jade en el antiguo diccionario de caracteres chinos titulado Shuo Wen Chieh Tzu (說文解字), escrito por Hsu Shen (許慎) durante la dinastía Han posterior. Allí se hace referencia al "jade, la piedra hermosa". Por más razonable que esto pudiera sonar, a medida que van las definiciones, no ayuda mayormente y ofrece poca guía para el coprador del caso.

El jade viene en tonor azul, rojo, violeta y verde, y los compradores deben templar su entusiasmo con juiciosa sos­ pecha: el teñido y pintado de las piedras son comunes actividades de "valor agregado" que hacen los vendedores con sus ojos bien colocados en la línea de fondo. ¿Existe realmente algo denominado "jade azul"?

¿Puede el jade realmente transformarse en rojo después de estar expuesto por mucho tiempo a la sangre humana? Después de todo, el caracter chino de ciertos tipos de jade rojo puede ser traducido como "jade sangre". ¿Y qué decir acerca del elegante "jade violeta"?

Aparte de esos problemas, se teje uno incluso mayor: cómo calcular exactamente la edad de una reliquia de jade. Este es un reto intimidante que puede conducir a un entusiasta sin experiencia a la ruta de la bancarrota. La mejor forma de responder a esa pregunta es recurrir a un genuino experto para una información exacta, y una de las más connotadas autoridades en jade del mundo reside y trabaja en Taipei.

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Lavador de pinceles en la forma de un cangrejo que reposa en una hoja de loto; dinastía Ching.

Si uno tuviera que tallar una cara que ilustre lo mejor posible las pulidas cualidades del jade fino, nada sería mejor que copiar la seblanza del Maestro NA Chih-liang (那志良). Su porte refinado va emparejado con sus ojos vivaces que advierten en forma exacta a sus nuevas amistades de su rico y refrescante sentido del humor. Con un poco de insistencia, Na puede relatar una casi interminable secuencia de historias acerca del jade, y los relatos tienen con frecuencia un giro humorístico expertamente creado por su chino elegantemente cultivado.

Na ha pasado casi toda una vida con el jade. El ha estado trabajando con la colección de jade del Museo Nacional del Palacio desde que era un adolescente, ya hace casi setenta años. Na, que se ve considerablemente más joven, asegura que no existen cosas tales como jade rojo, violeta o azul. El jade rojo, dice, es nada menos que ágata, que fue considerada como jade hasta la dinastía Han (206 a.J.-220 d.C.), cuando se compiló una más exacta clasificación de las joyas. Añade que el "jade violeta es en realidad la amatista, y que el jade azul es el crisoberilo" .

"Los únicos colores verdaderos del jade son blanco, amarillo, verde, gris y negro", nos dice Na. La mejor calidad es la blanca, que se siente como un pedazo de grasa al ser tocado, y de allí su denominativo "jade sebo de cordero". El jade amarillo es raro y muy caro; si es genuino, el color es realmente castaño. La colección del Museo incluye tres piezas que han sido talladas en sellos de la familia del jade amarillo. Los jades en gris y verde son las variedades más counes, y muchas obras especialmente delicadas en esos colores fueron producidas durante la dinastía Ching (1644-1911). El jade negro es excesivamente raro, y muy pocas colecciones poseen piezas representativas.

A pesar de su experiencia, Na califica sus aseveraciones acerca de los colores del jade. Los otros colores no son necesariamente falsos. Cuando se desentierra el jade, éste exhibe con frecuencia un tono creado por los minerales que le han rodeado. Por ejemplo, cientos o miles de años de estar expuesto al hierro puede convertir el jade en escarlata, mientras que el cobre puede transformar un jade blanco o amarillo en verde. Si bien la mayoría de las personas evitan ponerse joyas hechas con esos colores de "mirada sucia", algunos coleccionistas consideran que el "jade feo" ofrece una fascinación única.

Uno de esos coleccionistas es John Lian (連成), un comerciante local que ha estado coleccionando antigüedades en jade por más de una década. Para él, el "jade feo" es tan hermoso como un diamante. "El jade requiere ser 'sobado' después que haya sido desenterrado", nos dice, "y después de más de 10 años de estar sobándolo con la mano, la piedra adquiere una calidad más viva y transparente". La enorme y espléndida colección de antigüedades en jade de Lian parece exhibir este fenómeno. "Es el espíritu humano en sí", sostiene, "lo que hace que el jade viejo recobre su vida".

Na está de acuerdo con la importancia de frotar el jade, diciendo que todos los objetos de jade presentados a los emperadores chinos habían sido bien frotados de antemano. Presentar un objeto tal inmediatamente después que la piedra haya sido desenterrada sería una impertinencia. "No solamente el jade, sino también los bronces debían ser bien cuidados antes de entrar al palacio", dice él.

FOTOS CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DEL PALACIO

El experto mundial en jade: Na Chih-liang ha trabajado en el Museo Nacional del Palacio por casi 70 años.

Los años de experiencia con el jade han hecho de Na un experto en reconocer falsificaciones, incluso aquellas que sean excepcionalmente bellas. A medida que el número de "negociantes de jade" que manufacturan "jade desenterrado" aumente, sube también la calidad de las falsificaciones. Algunas se miran tan reales que incluso los aficionados quedan engañados. Na se recuerda de un caso: "Me recuerdo que un señor me mostró un 'pi' (una pieza de jade redonda y plana con un hoyo en el centro que se usaba para propósitos ceremoniales en la China antigua). El insistía que era real, y que se evaluaba como una pieza producida en la dinastía Chou Occidental (1122-771 a.J.). Pero era una falsificación. Se sentía tosco al tacto. Los granos tallados para darle una textura ruda no apareció en este género de objetos de jade sino hasta el Período de los Estados Guerreros (475-221 a.J.)."

La impresión táctil del jade es la primera clave para su autenticidad. "Siéntalo", aconseja Na, "no importa cuán viejo o sucio sea el jade, éste será tal suave como la seda". Una pieza en la colección de Lian demuestra este punto: un jade "pi" de rojo escarlata intenso del Período de los Estados Guerreros se siente tan suave que pareciera ser grasoso al tacto.

Otro criterio para juzgar la autenticidad de un objeto de jade es su diseño. Por ejemplo, la forma de la cabeza de un dragón en una pieza puede ser una clave muy importante para determinar su fecha. "Diferentes formas aparecieron en diferentes dinastías", dice Na. El diferenciar las formas y motivos no es tarea fácil, sin embargo, y Lian aconseja sinceramente al novicio a empezar con un detallado estudio del tema. Hay una rica literatura sobre el jade, y un estudio detallado del mismo siempre paga.

Lian admite lamentablemente que él perdió cientos de miles de dólares norte­ americanos comprando antigüedades falsas en Hong Kong antes de empezar a estudiar seriamente. Obviamente ya no tiene intenciones de ser engañado de nuevo, como lo prueban los cientos de libros sobre jade en su estudio. Una rápida mirada a los títulos nos muestra que muchos de los libros en sus estantes fueron escritos por nadie menos que a Chih-liang, quien ha sido uno de los principales maestros de Lian.

Un éxamen más cercano en la forma cómo fue tallada una pieza de jade puede también exponer una pieza espuria. Usando este método, un evaluador puede hallar cortes no apropiados en la piedra. Tales cortes generalmente vienen de un cincel eléctrico o láser, y si bien sus bordes podrían ser muy nítidos, esos métodos de cortado deja ranuras extras, así como pequeños rasguños accidentales debido a las fuertes vibraciones al ser cortada la piedra.

La colección de jade del Museo Nacional del Palacio en Taipei puede ser considerada como la más fina del mundo. Cuando los comunistas tomaron el continente en 1949, Na y otros miembros del personal del museo ya habían tomado la precaución de empacar 10.000 cajas con diversos tesoros, todas ellas con destino a Taiwan. Los objetos más valiosos fueron empacados primero en 3.000 cajas y embarcadas inmediatamente en caso que la escalada de la guerra civil llegase a bloquear el paso. Na y sus asociados estaban en lo correcto; solamente lograron hacer el primer envio. Na manifiesta orgullosamente, "Cada pieza particular que fue enviada a Taiwan en ese embarque era realmente un tesoro raro".

El embarque incluía el famoso repollo chino en jadeíta, tallado en una sola pieza de jade que tenía dos distintos tonos naturales. El trabajar una tal piedra requiere una destreza excepcional y talento artístico, y esta particular pieza de jade encontró al artista correcto. El repollo de jadeíta es una delicada talla de dos saltamontes que reposan en un repollo verde y blanco. La calidad realista de la obra continúa fascinando a los espectadores.

"El artista usó la parte blanca de la piedra para tallar el tallo del repollo y la parte verde para las hojas y los saltamontes", señala el maestro Na. "Los saltamontes en la China antigua simbolizaba la fertilidad, y la fertilidad en una sociedad agrícola era asunto de vida y muerte. Los saltamontes descansando sobre jade puro en planco y verde significaban una limpia y próspera vida familiar y mucha progenie", nos explica.

Después de siete décadas de trabajo, Na dice que cada día él sigue descubriendo nuevas penetraciones en el universo del jade. "El jade me acompañará toda la vida", dice sonriendo, "y mientras más aprenda acerca del jade, más necesidad siento de conocer acerca del mismo".

Para un amante del jade, Na ha encontrado un ambiente perfecto para una vida feliz. La colección del Museo Nacional del Palacio lo mantiene en medio del más completo reino del jade en el mundo, donde él podrá para siempre darse un festín a sus ojos con esas piezas de arte sútiles, misteriosos y encantadoras -el esplendor de la "piedra hermosa". □

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