06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Quince décadas de fotografía

01/01/1988
El tiempo y la marea no esperan a persona alguna pero esperan por la cámara -apriete el obturador, y el momento ha sido congelado. "Cada foto es como una estación en el túnel del tiempo", dice el fotógrafo local Juan I-chung. "Podemos bajarnos en varios puntos, entrando en el pasado y después retornando al presente." Un siglo y medio de fotografía en China ayudan al "viajero del tiempo" contempóraneo que procura dar un vistazo al pasado chino. Cada cuadro registra un instante especial, pero en el agregado ellos muestran una nación en transformación. El ojo de la cámara ayuda la mente en recordar eventos sociales, políticos, económicos y culturales una y otra vez, frecuentemente en el microcosmo de una sóla cara. Y a medida que el arte de la fotografía en sí madura a través de los años, una interpretación más amplia y profunda es añadida por los fotógrafos mismos, lo cual se convierte a su vez en un objeto de estudio fructífero. Juntos, los fotógrafos y sus temas preservan en cuadros congelados los altibajos de más de quince décadas de historia china. La fotografía fue introducida a China a menos de una década de que su invención fuese anunciada oficialmente en Francia en 1839. La fuente exacta es borrosa, pero posiblemente vino con los misioneros o comerciantes extranjeros que comenzaron a llegar en números crecientes como resultado de la "política de puertas abiertas" que siguió al Tratado de Nankín en 1842. Como en occidente, la fotografía en China fue primeramente usada para retratos. Después que se introdujeron los polvos de flash, fue posible una mayor variedad de cuadros. Muchos fotógrafos se fueron a los campos -cargando con pesados y extraños equipos- dejando la fotografía de los estudios a sus colegas más sedentarios. El fotógrafo errante se convirtió gradualmente en una vista familiar, reconocible por todos los pesados paquetes que colgaban de sus hombros o estaban amarrados en el lomo de una mula. La gente del pueblo se reunía alrededor de él, observando curiosamente mientras él armaba laboriosamente un cuarto oscuro con carpa de cortina negra, su cámara pesada y de forma extraña, y una silla especial con un soporte de metal pegado en su respaldo. Cuando todo estaba listo, el fotógrafo empezaba a anunciar sus servicios -diciendole a todos cómo su "maravillosa caja mágica" podía reproducir la imagen exacta de cualquiera dentro de la muchedumbre y conservarla para siempre. El estaba diciendo la verdad, ya que en un pedazo de placa de cobre con baño de plata llamado daguerrotipo, aún existente a pesar del destenimiento, se ven caras del pasado que miran hacia el extraño ojo mecánico. La "silla mágica" del fotógrafo hizo sus proezas tal como había sido anunciado. A pesar de lo novedoso y del ocasional temor hacia el equipo, cada muchedumbre siempre producía alguien más curioso, más preparado para la aventura, que sacaba dinero de su bolsillo para tener una oportunidad de probar la destreza de esa caja misteriosa. Y, en un fenómeno familiar a los buhoneros en todo el mundo, la primera mordida producía una demanda; todos los que podían pagar la cuota súbitamente deseaba tener sus imágenes familiares registradas para la posteridad. Hacer los daguerrotipos requería de fastidiosos esfuerzos de parte del fotógrafo. Inclusive un día nublado, ni mencionar los días lluviosos, podía echar a perder el proceso. Cada ezposición requería no un centésimo de segundo, ni veinte segundos, sino veinte minutos completos. Aparte de enfrentarse al tiempo caprichoso, el fotógrafo tenía que exhortar a sus sujetos a una estoica resistencia permaneciendo erguidos y sin moverse bajo un sol abrasador. Además de la tortura de veinte minutos, se suma el tiempo preparatorio mientras el fotógrafo armaba su equipo. La paciencia era una virtud. Aun cuando los fotografíados eran ayudados por un soporte métalico de cabeza en el respaldo de la silla para prevenir que se moviesen, era difícil no pestañar o por lo menos reajustar en algo la postura mientras se permanecía en la situación completamente incómoda. Pero la incomodidad traía resultados. De acuerdo con el fotógrafo profesional de 96 años Long Chin-san, "Generalmente era fácilmente reconocible un hermano o una hermana en una foto de ellos". La "caja mágica" trabajaba. Casi inevitablemente, la nueva "magia" de la fotografía era acosada por algunos paisanos supersticiosos de las aldeas con amenazantes presagios: "¡La imagen irá a capturar el alma misma de la persona fotografíada!" Pero el temor no resistía ante las poderosas emociones engendradas por la vanidad humana. Siguiendo los nuevos desarrollos, especialmente las técnicas fotográficas más convenientes tales como el colotipo que requería solamente una exposición de cinco segundos con apropiada luz solar, la fotografía se volvió cada vez más popularizada y las supersticiones en su entorno desaparecieron gradualmente. Durante el reinado del emperador Tungchih (1862-1874) de la dinastía Ching, la fotografía de retratos gozó de un amplio auge. Aunque la tecnología del momento permitía la impresión repetida de fotografías desde placas negativas, muchos clientes aún preferían una más permanente imagen positiva. La introducción del ambrotipo pudo satisfacer esta demanda. En su propio álbum familiar, el fotógrafo Long Chin-san conserva un atesorado ambrotipo de 116 años de antigüedad de sus padres que fue tomado en el día de su boda. Cuando se mira en contra de un fondo oscuro, la imagen positiva en el vidrio, obtenida por el proceso del colodión, aun permanece claramente discernible. La foto fue tomada en un estudio fotográfico en Huai Yin, aldea natal de Long y ciudad de la provincia de Kiangsu situada a dos días de viaje en barco desde Shanghai curso arriba por el río Yangtze. La relativa lejanía de la ciudad sugiere que algunos fotógrafos deben haber penetrado bien en el interior del territorio chino antes de abrir una tienda, lo cual indica que existía un amplio conocimiento del arte. La Emperatriz viuda de la dinastía Ching, Tzu Hsi (1835-1908) estuvo fascinada con la fotografía, y halló tiempo para sus placeres a pesar de los turbulentos asuntos nacionales. En cierta ocasión, ella se hizo un vestuario exagerado para el papel fotográfico de Kuan Yin, diosa de la Merced, y su devoto eunuco, Li Lien-ying tuvo que vestirse como Shan Tsai Tung Tzu, el joven muchacho tradicionalmente sentado frente al asiento de loto de la diosa. Juntos, en un simulado arreglo de un estanque de lotos, ellos crearon una más bien bizarra "foto de salón". Para fines de la dinastía Ching, los fotógrafos comenzaron a experimentar con nuevas formas, apartándose de ser meros técnicos para convertirse en verdaderos profesionales. El fotomontaje se convirtió en una de las más populares formas de experimentación creativa. Mediante un número de exposiciones separadas en porciones de un mismo negativo, los fotógrafos agruparon imágenes de la misma persona, generalmente en vanas poses, en una sóla foto. Long Chin-san aun se acuerda que la "foto de auto-súplica" se convirtió en un formato favorito de fotomontaje. Aquí un sujeto sentado se enfrentaba a otro parecido de sí arrodillado. Esto sugería una lección moral: "Es preferible rogarse a sí mismo por una ayuda que recurrir a otros por favores" -un tradicional proverbio chino. Antes de 1920, la fotografía era básicamente para profesionales debido al costo de los equipos. Aquellas cámaras que estaban disponibles en China eran ensambladas de partes que pudieran en­ contrarse en el lugar. Las pesadas cajas de madera eran hecha en Shanghai, y se les colocaban lentes que eran importados del ezterior. Para los años 20 y 30, sin embargo, se importaron cámaras ensambladas en grandes cantidades, lo cual condujo a un crecimiento en la popularidad de la fotografía aficionada así como el surgir de sociedades fotográficas a lo largo de la nación. Con un interés más amplio vino un posterior desarrollo de la fotografía hacia una genuina forma de arte. La fotografía como arte ganó significante apoyo en los círculos académicos. La Universidad de Pekín se convirtió en un centro de actividad fotográfica bajo la dirección del decano Tsai Yuan-pei (1867-1940), quien defendía el "unir la ciencia y el arte". El decano Tsai estaba particularmente interesado en la educación estética y vío grandes posibilidades en la fotografía para promover este campo entre la población en general. En 1918, nueve profesores y estudiantes de la Universidad de Pekín presentaron la primera exhibición fotográfica en la República de China dentro del campus. Cinco años después, Huang Chien, uno de los estudiantes que participaron en dicha exhibición, organizó la Asociación de estudios de fotografía artística, posteriormente redenominada el Kuang She (光社, Club de Luz). Aparte de promover un interés general en la fotografía, Kuang She estuvo dedicado, a través del estudio planificado, al mejoramiento de las técnicas y el arte de la fotografía. Entre los avances concretos en el campo que sus miembros contribuyeron incluyen el exposímetro de Wu Yu-chou, la ampliadora de Lao Yen-Juo y la cámara panorámica de Chien Ching-hua. A mediados de junio de 1924, Kuang She presentó su primer show fotográfico en las paredes prestadas de la Casa de té Lai Chin Yu Hsuan (來今雨軒) en el Parque Central de Pekín. Esto probó ser inmensamente éxitoso, atrayendo una multitud estimada en cuatro a cinco mil personas, incluyendo altas personalidades del gobierno, artistas y prominentes académicos. La entusiasta respuesta estimuló a Kuang She para que presentase exhibiciones prolongadas de cuatro días en los siguientes tres octubres en el mismo sitio. Cada exhibición atrajo a más de diez mil espectadores. En 1927, al concluir la cuarta exhibición, Kaung She publicó el primer anuario fotográfico de la nación. Editado por Liu Pan-nung, profesor de la Universidad de Pekín y miembros fundador de Kuang She, el anuario incluía cincuenta y seis obras de dieciseis fotógrafos y artículos sobre fotografía escritos por los miembros de Kuang She. Kuang She fue desbandado tras haber publicado tan sólo dos anuarios, ya que la mayoría de sus miembros dejaron Pekín, uno tras otro, para lugares más al sur. Algunos de ellos, incluyendo a Huang Chien y Chien Ching-hua, se unieron posteriormente a la Hua She (華社, la Sociedad fotográfica de China), la primera sociedad fotográfica china regularmente activa con sede en Shanghai. Debido a que muchos miembros de Hua She, incluyendo a Long Chin-san, tenían conexiones con la prensa, la primera exhibición fotográfica del grupo se inauguró en marta de 1928 tras un despliegue periodístico previo en los diarios locales. Más de quince mil personas atestaron el edificio del The Eastern Times para contemplar más de un centenar de fotografías de los miembros de la Hua She. La exhibición pronto obtuvo extensivos comentarios en varias publicaciones. Tres exhibiciones fotográficas subsecuentes fueron celebradas por la Hua She en noviembre de 1928, 1929 y 1930, ayudando a popularizar más la fotografía, y más asociaciones fotográficas fueron establecidas en las provincias de Szechwan, Honan y Kwangsi y seis universidades de Shanghai. En el mercado comenzaron a aparecer libros especiales sobre fotografía tales como Un buen amigo de los fotó­grafos, por Kao Wei-hsiang y Lin Tse-tsang, ayudando a los que se iniciaban en la fotografía en el aprendizaje de las técnicas del arte. La prensa en Shanghai descubrió que las fotos de las exhibiciones publicadas en los períodicos aumentaban la circulación. Y prontos comenzaron a capitalizar este conocimiento dedicando más espacio para las fotos artísticas y periodísticas. Hua She ayudó de esta manera a echar los cimientos de la fotografía de prensa en China. Liu Pan-nung, en un prefacio al segundo volumen de los anuarios fotográficos publicados por Kuang She en 1928, dijo que los fotógrafos chinos deberían "tratar de expresar en forma más completa, a través de sus cámaras, las personalidades, sentimientos y cualidades únicas de los chinos", y que deberían desarrollar "un estilo diferente de aquel de los fotógrafos en otras naciones del mundo", de manera que "el dinero que los chinos envian a la Kodak y Agfa no se desperdicie" . Durante los primeros años del siglo veinte, Chang Ho-an, oriundo de la ciudad portuaria de Tientsin en la provincia de Hopei ya había empezado a trabajar la fotografía en conjunto con la pintura china tradicional, en su mayor parte como resultado de la conveniencia. Después de tomar fotos de la flora, él la reproducía con pinceles y pigmentos. Long Chin-san fue más innovador. En vez de producir pinturas basadas en fotos, él buscó imágenes fotográficas que satisfaciera el criterio tradicional del arte chino. Por ende, él aplicó los "seis preceptos de la pintura china" que defendía Hsieh Ho de la dinastía Chi del sur (479-501) al arte de la fotografía. Esos criterios estéticos encerraban las ideas de concepto, apariencia natural, composición, modelado en las pinturas clásicas, creación de la estructura a través del arte del pincel, y el uso de la coloración apropiada. Eventualmente Long se hizo famoso por sus fotografías compuestas que satisfacían los estándares previamente aplicados sólo a la pintura china. Los logros artísticos de los fotógrafos Chinos gradualmente ganaron reconocimiento internacional. En 1928, Fu Ping­-chang, un miembro de la Ching She de Kwangchow (景社), la primera asociación fotográfica en el sur de China, fue invitado a exhibir dos fotos, "Mujer del campo" y "Frutas", en el Salón de fotografía en París. Tres años más tarde, la "pintura" fotográfica de una mujer en un bote bajo un sauce llorón por Long apareció en un salón internacional de fotografía en Japón. Poco después, Long y los fotógrafos Liu Hsu-tsang, Huang Chung-chang y Hsu Tsu-yin formaron un grupo denomi­nado los "Tres amigos", un nombre escogido más debido a la resonancia histórica con un grupo de pintores chinos clásicos que al número real de los fotógrafos. El grupo tomó una actitud organizada para remitir sus obras a los diversos salones internacionales de fotografía. Sus esfuerzos fueron exitosos. En los siguientes veinte años, el grupo logró que más de cinco mil fotos fuesen aceptados y exhibidos en salones fotográficos alrededor del mundo. Sus exhibiciones no sólo presentaron el arte de los fotógrafos chinos ante un público internacional, sino que también ayudaron a presentar la cara de China tal como lo ven los ojos y lentes chinos. Las fotos prestaron un valioso servicio al ofrecer una diferente orientación a la de muchos fotógrafos extranjeros cuyas obras presentaban a la nación como una tierra misteriosa, antigua y esencialmente imposible de conocer. Mientras la fotografía ganó tanto popularidad como aceptación estética en las provincias continentales de China, para los años treinta no era menos floreciente en la Taiwan ocupada por los japoneses. La fotografía fue primeramente monopolizada por los Japoneses en la isla, pero eventualmente numerosos jóvenes chinos partieron hacia Japón u otras ciudades principales en el continente para estudiar las técnicas fotográfícas. Fuentes disponibles indican que Lin Shou-I, Peng Jui-lin y Chang Tsai estaban entre los primeros en estudiar fotografía en Japón. Los tres retornaron para abrir estudios privados: Peng en 1930, Lin en 1938 y Chang en 1939. Y cada uno de ellos ejercieron una excepcional influencia sobre sus colegas fotógrafos. Lin demostró una destreza excepcional al lograr la textura en sus fotos, dándoles una delicadeza especial. Sus retratos fueron obras maestras de composición en su representación de ambos los contornos físicos y espíritu interno de sus sujetos. Peng fue sobresaliente por sus contribuciones a la educación fotográfica profesional, especialmente para tiempos de la restauración de Taiwan a la soberanía china en 1945. Nativo de Chutung, distrito de Hsinchu, Taiwan, él se grado en 1930 ocupando el primer puesto en su clase en el Colegio de fotografía de Tokio. Después que Peng retornó a Taipei, él ganó amplia atención al celebrar tres diferentes exhibiciones fotográficas en lo que hoy día es el Museo Provincial de Taiwan. Cada exhibición mostró retratos, paisajes y fotografía comercial. Sus clases de fotografía atrajeron subsecuentemente a muchos estudiantes, y con su entrenamiento y estímulo, otros ciudadanos chinos abrieron estudios fotográficos a través de la isla. Las contribuciones de Chang fueron principalmente en el área de la fotografía de aficionados. Nacido de una familia de medios literarios, él hizo giras fotográficas al Japón y Shanghai en su juventud. Posteriormente él fue afortunado de poder acompañar al arqueólogo Chen Chi-lu a las remotas áreas montañosas de Taiwan, donde tuvo su primera experiencia en la fotografía de campo. Para este tiempo, muchos fotógrafos estaban tratando de adaptar la estética de la pintura a la fotografía. Chang se enfrentó a esta idea defendiendo un estilo realista. El urgió a los fotógrafos a acercarse a la vida y reflejarla fielmente. Sus palabras hallaron campo fértil, especialmente entre los fotógrafos aficionados de Taiwan. En los años cincuenta, Chang Tsai y Teng Nan-kuang, Li Ming-tiao, Huang Tse-hsiu, Chen Yen-ping y otros iniciaron el Salón de fotografía de Taipei. El salón estaba localizado en la famosa galería Mei Erh Lien de la ciudad de Taipei, y sus actividades incluyeron disertaciones en público, exposiciones en pequeña escala y discusiones que cubrían todo el campo del arte, la técnica y la estética de la fotografía. El animado grupo y el lugar atrajo la participación de clubes fotográficos de varias universidades locales, estimulando así a los más jóvenes a experimentar con las formas fotográficas. Un señal de un compromiso cada vez mayor a la forma vino en esta ocasión con la creciente popularidad e influencia de la Photography Journal. La revista, que era originalmente una revista ilustrada fundada por Chen Lu-yin, fue eventualmente adquirida por Chen Yen­-ping, director de la Galería Mei Erh Lien. Chen introdujo ideas innovativas a la publicación, incluyendo un tópico a página completa sobre "arte fotográfico". La idea vino de la efímera Taiwan Photo Art, la primera revista en la isla dedicada especialmente a la fotografía. Fundada por Li Ming-tiao en 1951, sólo vió la luz tres números, pero su columna "Arte fotográfico" siguió en su ambiente transplantado por más de cuatro años. La Journal, editada por Huang Tse-hsiu, incluía fotos de buena calidad así como discusiones sobre sobresalientes obras fotográficas, explicaciones acerca de los conceptos fotográficos y respuestas a las preguntas de los lectores. Ninguna historia de la fotografía sería completa sin mencionar a dos de los más famosos fotógrafos de prensa chinos, el difunto Wong Hsiao-ting y Lawrence Chang. Por muchas décadas, las fotos de Wong fueron usadas por Time, Life y otros medios informativos internacionales. Si bien el mundo era lo que le apasionaba, dos fotos de Wong fueron suficientes para hacer de él una personalidad antologizada hasta el día de hoy. Una fue tomada en la ciudad de Nueva York. En la quieta tarde de un sábado en los años cuarenta, él fue sorprendido por una enorme bola de fuego; instintivamente el levantó la cámara y capturó la foto de un aeroplano estrellándose contra un rascacielo de Nueva York. Aun más famosa es la foto de Wong de un nené cubierto de sangre que llora sentado entre los escombros de la Estación de trenes en Shanghai, inmediatamente después de un bombardeo aéreo por los japoneses. La foto tocó no sólo los corazones del pueblo que seguía de cerca la guerra en China, sino que ha recordado a las subsecuentes generaciones de los horrores de la guerra, especialmente en los no combatientes. Lawrence Chang comenzó a interesarse en la fotografía en 1918 cuando su padre invitó a un fotógrafo profesional para tomar un retrato formal de la familia. Para 1952, Chang estaba trabajando a tiempo completo con la Alianza Panasiática de periódicos, una agencia noticiosa cooperativa con un equipo de periodistas chinos, estadounidenses y filipinos. Posteriormente, Chang trabajó para el Servicio Noticioso Internacional y la NBC, así como Time y Life. Al igual que Wong, Chang estuvo en campos de batalla, condiciones climáticas terribles y toda la gama de incomodidades personales para procurar fotos con valor noticioso. Chang, quien sigue aún activo en los círculos periodísticos, se ha convertido en una leyenda viviente entre sus colegas en Taiwan. Con el traslado del gobierno de la República de China a Taiwan en 1949, los fotógrafos de renombre de Shanghai, Cantón, Pekín y otros lugares en el continente se gravitaron gradualmente hacia Taipei. La Sociedad fotográfica de China que fue perturbada por la guerra, resumió sus actividades en 1953 en la isla bajo el liderazgo de Long Chin-san. Y en menos de una década se desarrolló en una sociedad fotográfica internacional. La sociedad ha mantenido un rico programa de actividades. Las mismas incluyen reuniones y publicaciones mensuales, exhibiciones anuales de fotos de sus miembros, exámenes de cualificación para los asociados y becarios de la sociedad así como varios talleres de trabajo fotográfico y actividades de intercambio internacional. La organización también ha patrocinado veinticuatro Salones Internacionales de Fotografía desde 1964 con obras provenientes de más de sesenta naciones. Muchos fotógrafos famosos han estado entre el jurado de dichos eventos. Y han habido imitadores, la más alta forma de adulación. Asociaciones fotográficas similares han sido formadas en muchas ciudades más pequeñas de Taiwan. Los años sesenta vieron surgir escuelas realistas y modernistas de la fotografia, que complementaron la corriente artística principal engendrada por la fotografia de salón. Huang Tse-hsiu y Cheng Sang-hsi son dos de los más sobresalientes fotógrafos realistas de este período. La exhibición fotográfica en blanco y negro de Huang, "El Templo de Lungshan", celebrada en la Galería Mei Erh Lien en 1961, incitó amplios intentos en el realismo en los círculos fotográficos de Taipei. "Ya estaba hace tiempo cansado con fotos de pabellones, flores de loto, mujeres hermosas y parques," dijo en aquella ocasión Huang. "Mi propósito de fotografíar el Templo de Lungshan es demostrar que no es una estructura vacia, sino un receptáculo de las creencias populares. La razón del porqué esto no había sido notado anteriormente es debido a que los fotógrafos no prestan atención o les falta espíritu realista." Este espíritu fue cubierto por el fotógrafo Cheng Sang-hsi en una memorable serie de fotos tomadas en 1960 en la isla de las Orquídeas, una pequeña isla primitiva en la costa sudoriental de Taiwan. Su registro fotográfico único de la tribu aborigen Yami de la isla presentó en forma sistemática la vida interna, costumbres y ambiente vital de los Yama a través de una composición fotográfica natural, pero elegante. Tres años después, Cheng levantó delirantes noticias de nuevo con su exhibición "Imágenes de los pollos", donde la forma y espíritu de las aves fueron capturados tan efectivamente como los Yami por sus lentes y ojo observador. Siendo primordialmente un fotógrafo de prensa, Cheng Sang-hsi fue pionero en el fotoperiodismo con su "Historias del Equipo de béisbol Hung Yeh (Hoja Roja),", que apareció en la primera edición de Scooper Monthly. Las fotos y el artículo acompañante expresaron las connotaciones espirituales de la lucha competitiva del equipo, e inclusive cuando es juzgado por las normas de hoy día, el efecto total es impresionantemente efectivo. En las alas de revistas tales como Theater, Avant-Garde y Modern Literature, el modernismo fotográfico llegó a tener mucha moda en la segunda mitad de los años sesenta. Ko Hsi-chieh fue el precursor de ese movimiento. De su exhibición de 1962 celebrada en Kaohsiung a su exhibición de 1963 en Taipei, Ko usó las características especiales de los lentes granangular y teléfoto, las masas de contrastes en blanco y negro y sencillas líneas de trasfondo para dramatizar sus retratos y paisajes. Su estilo tuvo eco localmente no sólo en la fotografía, sino también en la pintura, anuncios comerciales y diseños. Finalmente, el modernismo llegó a estar tan de moda que en 1973 un grupo de jóvenes formaron el Grupo Visual-10, una fuerza influyente en la comunidad que presentó numerosas exhibiciones antes que fueran absorbidos por la floreciente industria de la TV. La década de los setenta marcó una era de introspección en la República de China. En una reacción predecible en contra de la recién obtenida afluencia -la nueva "civlización material"- las personas vieron con nostalgia la vida sencilla del campo en la "China eterna". Los cantos de los músicos locales se concentraron en tópicos locales, mientras que las obras literarias hacían hincapié en las experiencias y ambiente contemporáneo de la nación. Un movimiento hacia el fotoperiodismo surgió entre los fotógrafos locales en este período. La pionera revista Echo hizo un reportaje del folklore y ambiente como se vive en la nación por medio de un lente que hace hincapié en el ser humano. Sus "instantáneas de la calle" -tan familiares pero tan fácilmente olvidadas- daban un cálido sentimiento de intimidad. Alentado por Echo, muchos jóvenes fotógrafos capturaron en el filme a personas y cosas alrededor de ellos, e hicieron que esas fotos narraran historias de las vicisitudes de la sociedad y la cultura. Sus imágenes esencialmente no sofisticadas iniciaron un furor por esta forma de aproximación en varios medios de comunicación, especialmente revistas locales que ahora estaban desarrollándose a pasos rápidos. Las revistas suplementarias de los periódicos también siguieron la corriente, especialmente en una columna del China Times titulada "Jen Tien" (El Mundo de los mortales). Las exhibiciones de esa época siguieron la orientación del fotoperiodismo -por Wang Hsin, Chen Chuan-hsing, Hsieh Chun-teh, Lin Bor-liang y otros-­ revelando condiciones y costumbres locales en Wushe, Luchou y otras villas pastoriles en la isla. Sus obras atrajeron interesantes comentarios en lo popular y proresional. De acuerdo al crítico-fotógrafo Chang Chao-tang, las fotos son obras de fotógrafos que "piensan, examinan y critican con sus cámaras". Mientras florecía la fotografía realista, la escuela artístico-estética palideció al inicio. Pero hacia fines de los años setenta, Ko Hsi-chieh y Quo Ying-sheng retornaron de viajes al exterior para generar una tendencia de fotografía lírica que los comentaristas locales denominaron "visión mental" -una expresión estética del sentimiento fotográfico. Las composiciones al estilo de pintura de Ko, que usaba colores vívidos y figuras geométricas masivas, proyectaban una belleza fantasmal que atrajo a muchos admiradores. Las obras de Quo Ying-sheng enratizaban lo tenebroso, pero eran simultaneamente refinadas; aunque eran de clave baja, ellas expresaban connotaciones simbólicas a través de un experto control de luz, sombra y color. Había un encanto exótico por detrás de dichas obras que trajo considerable atención popular. Alentada por la popularidad de la "visión mental", la escuela lírica creció en popularidad durante los años ochenta. En Pingtung, al sur de Taiwan, los miembros del nacionalmente célebre Club de Lentes sencillos aplicaron "visión mental" a la fotografía que tenía un sabor regional. Fotógrafos tales como Wu Gia-bao, Seiji Chang y Hsieh Chun­-teh del GV-10 tomaron sus temas de la vida urbana. Un nuevo movimiento completo de jóvenes fotógrafos enfocaron sus lentes en vistas favorecidas de la naturaleza. Mediante la manipulación de figuras en movimiento, ellos "abstractaron" colores e imágenes para expresar la belleza de la velocidad y el ritmo. Más recientemente, los serios problemas de la contaminación ambiental y la nueva consciencia acerca de la importancia de la conservación ecológica han resultado en el surgimiento de la "fotografía ecológica". Los más activos incluyen a Liang Cheng-chu y Lin Bor­-liang. Ellos registran la hermosura de la naturaleza -animales, plantas, ríos y montañas- y las crisis en el medio ambiente de las áreas industrializadas de la isla. Sus obras han alcanzado una amplia audiencia a través de diversos medios de comunicación. Uno de ellos es Nature, un revista trimestral en pro del medio ambiente, que ha ofrecido un excelente medio para fotografía de calidad. El amor de la China eterna -la tierra natal- ha sido un tema duradero para los fotógrafos. En 1984, las fotografías de Li Hsiao-ching acerca del Gran Canal en la China contemporánea, y las tomas de Chuang Ming-ching del Monte Amarillo trajeron profundas nostalgias entre los espectadores. En un modo similar, Chenmg Sang-hsi y otros miembros de Lentes Sencillos organizaron un grupo fotográfico para registrar sistemáticamente sitios y objetos históricos a través de Taiwan. Los fotógrafos han enfocado particularmente en el espíritu de las minorías étnicas, en temas ignorados y olvidados y en una aproximación introspectiva de los fenómenos sociales. Una larga lista de reciente exhibiciones fotográficas han ilustrado esas preocupaciones, y sus títulos representan sus orientaciones: "Gracia humana y perdón" de Chang Chao-tang, "Adiós, Isla de las Orquídeas" de Wang Hsin, "Expectaciones y luchas entre el dos por ciento" de Kuan Hsiao-jung, "Peipu" y "Pachimen" de Juan I-chung y "Leprosario" de Huang Chen-fu. La prensa también ayudó a crear condiciones favorables para la fotografía realista. Fotos aparecen regularmente en columnas tales como "Imagen" en el Commercial Times, y "Taiwan hermosa" del Independence Evening Post. La revistas hacen lo mismo, tal como ocurre en "Fotógrafos locales" de Chang Chao-tang en Artist, y "Maestros de fotografía contemporánea" de Juan I-chung en la Hsiung Shih Art Monthly. Gracias a ambas, la popularidad de la fotografía como arte, y la creciente disponibilidad en el ingreso entre los amantes de los libros, existe un crecimiento en el número de libros sobre fotografía en el mercado. En la última década, los más populares incluyen Imágenes de Taiwan de Quo Ying-sheng, Viaje de escritores de Hsieh Chun-teh, Lin Yuan, Viejo hombre de piedra de Liang Cheng-chu y Selección del obturador, Impacto Visual y Momentos de decisión de Yen Kai-i. En noviembre de 1985 nació una nueva revista fotográfica, Ren Chien, una publicación que enfatiza en las metas de "reportar, descubrir, registrar, evidenciar y comentar con fotos y palabras". Con esta publicación, los fotoperiodistas han obtenido más espacios para satisfacer su sentido de misión: "mejorar la sociedad a través de la presentación fotográfica de sus problemas". "Mejorar la sociedad" -esto representa una meta considerablemente diferente a la de los primeros fotógrafos que luchaban con el peso y forma de sus primitivos equipos en el interior de China. Como las otras formas artísticas, la fotografía encierra una riqueza de orientaciones y técnicas estéticas durante su historia. Y como un arte viviente, se espera que continuará su desarrollo creativo; y a medida que lo hace, también provee un rico registro de las transformaciones que toman lugar en ambos lados del lente. □

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