04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

La eterna meditación de un pintor

01/09/1987
Un pintor chino trata de expresar el misterio del alma china en medio de sus obras llenas de versos, simbolismo y un toque etéreo.

Cuando la pintura y prosa llegan a combinarse para formar piezas exquisitas con alto valor exploratorio hacia lo nuevo, surge entonces un nuevo exponente del arte que procura expresar la sensibilidad de su visión y la lógica de su prosa. Si a esto se le agrega un permanente entusiasmo por la vida y el artista mismo vive por su arte, el resultado no puede ser menos que sublime.

La naturaleza ha sido siempre fuente inagotable de inspiración para los artistas, tanto los aficionados al realismo, como aquellos que profundizan en lo abstracto. La inspiración naturalista, el refinamiento cromático y una profunda meditación poético-filosófica se combinan para darle un toque especial a las obras de un sobresaliente artista chino contemporáneo: Lin Hsing-yueh.

Creaciones perfectas de la naturaleza, desde las pequeñas piedras de un riachuelo, hasta las enormes formaciones montañosas adquieren un misterioso encanto al entrar a formar parte de la creatividad artística de Lin Hsing-yueh. La gama de su diversidad se proyecta hacia los árboles, aves y cebúes para llegar hasta la naturaleza muerta de ruinas y pequeñas embarcaciones, expresados todos en una vívida combinación de líneas, colores y prosa de un género propio en el mundo artístico de Taiwan.

Sus obras reflejan a primera vista un permanente entusiasmo por la vida, un deseo fervoroso de alguien que vive para su arte. Su estilo, que ha evolucionado a través de múltiples experiencias sensoriales, refleja la identidad que el artista ha encontrado entre su vida y la naturaleza que lo rodea. Ese entusiasmo por la vida es resultado de su lucha contra las amarguras y sinsabores que ha tenido que vencer en el transcurso de la vida misma.

Lin nació en 1939 en Taichung, ciudad situada en la parte central de Taiwan. Ya antes de nacer, le esperaba un verdadero valle de lágrimas. Su padre, el joven escultor Lin Kun-ming, muere a la edad de 26 años, poco antes de nacer Lin Hsing-yueh. Su primera infancia transcurre precisamente en los borrascosos años de la guerra sino­ japonesa. Siendo aún muy niño, vivió momentos angustiosos al tener que refugiarse en la montaña Mukua, en el distrito de Taichung, para escapar de los bombardeos aéreos durante la II Guerra Mundial.

Al terminar la II Guerra Mundial, fallece su madre, quedando Lin huérfano a la edad de cinco años, yendo a vivir con unos parientes. Sin lugar a dudas, su infancia fue azarosa. Tuvo que soportar vejámenes y hacer trabajos que la mayoría de los niños no hacen. Sus primeras penas dejaron en él una profunda impresión. Sus primeros estudios fueron algo incoherentes, habiendo ido a parar en cierta ocasión, a un orfanato.

Tras terminar su educación primaria en la Escuela Kwang Fu, Lin Hsing-yueh se inscribe en la Primera Escuela Secundaria de Taichung, conocida localmente como "escuela de médicos" por la tradición de que sus estudiantes terminan por lo general estudiando medicina.

Ante las extremas condiciones de pobreza y miseria, los parientes y amigos de Lin le habían aconsejado estudiar medicina, que parecía ser la carrera más práctica que le resolvería sus problemas económicos.

En la secundaria, Lin lee la autobiografía de Beethoven y escucha sus famosas obras musicales, quedando impresionado por su genio creador y artístico. Considera que orientándose hacia el arte, podrá escapar de sus presiones emocionales, por lo que decide una trayectoria en las artes que no lo habrá de decepcionar.

En la escuela primaria, Lin se había enterado que su padre había sido un artista, esto indudablemente influyó en su decisión de serlo él también. Su pasión y admiración por Beethoven lo impulsa a cambiar el destino de su vida e ingresa al departamento de arte de la Universidad Nacional Normal de Taiwan al terminar su bachillerato.

En sus años dentro de la universidad, aprovecha su tiempo libre para leer a Russell y Freud, interesándose por las pinturas al óleo de Munch. Todo esto ejerce una innegable influencia en su temperamento art’istico. Sus primeras creaciones surgen en los años de universidad, en donde se le reconoce su talento y sus excentricidades. Era más bien un ser solitario que rara vez participaba en las actividades universitarias, dedicando todo el tiempo a su arte.

Al terminar sus estudios universitarios conquista sus primeros galardones al participar en varios concursos a nivel provincial. Para 1967, dos de sus pinturas en acuarela son seleccionadas para ser expuestas en Japón.

En su agitada vida de artista -reconoce Lin- las visitas a España fueron de gran contribución inspirativa y educativa. Vive en la Costa del Sol y sueña con materializar un contacto cultural más estrecho y concreto entre España y China. Este sueño lo ve materializado cuando logra organizar con éxito en 1978 una Muestra de Arte Sino-Española, habiéndose expuesto más de 100 piezas de pintores españoles en la Galería de Arte Cathay de la ciudad de Taipei.

Su interés por Europa en general y por España en particular aumenta y es así como al año siguiente efectúa un viaje por ocho países europeos. En este viaje, su punto culminante fue Viena, donde coloca una ofrenda floral en la tumba de Beethoven, su benefactor espiritual. Se apasiona por las obras de Picasso, Miró y Dalí y viaja a Nueva York con el único propósito de admirar la Guernica de Picasso.

Las primeras obras de Lin Hsing­-yueh son más bien melancólicas y etéreas, destacándose principalmente los tonos en azul y verde. La complejidad y misterio que reflejaban estas primeras obras simplemente eran enternecedoras. Al respecto, Lin expresa: "El arte es una llamada misteriosa, sobrepasa los límites de lo ordinario." Con respecto a la meta que persigue en cada una de sus obras, Lin comenta: "Expreso el misterio de la belleza y busco la emoción. Mis pinturas trascienden, por ello, la realidad, no cosas de todos los días". Y no lo son. Por eso, sus obras recientes reflejan un refinamiento elegante, un permanente destello romántico y cálido.

Tales puntos de vista lo expresa Lin en dos publicaciones suyas: "Sombra en el verano" y "Retrato de un artista", que salen a luz en 1980 publicadas por la Editorial Enciclopedia Sínica Inc. de Taipei. Ambos escritos revelan también una natural disposición de escritor en el artista, pero una disposición diferente: escribir en prosa. Esto, naturalmente complementa muy oportunamente su habilidad en los versos.

Al año siguiente es invitado por la Biblioteca del Parlamento de la República Argentina para exponer sus obras por primera vez en el Cono Sur. Esto fue de gran trascendencia en su vida como artista y siente un explicable orgullo al ver sus obras expuestas en el Centro cultural General San Martín de la ciudad de Buenos Aires. Se ha dicho que el arte no tiene lenguaje, que es universal y tal fue la sensación de Lin Hsing-yueh al entrar en contacto con figuras connotadas del arte sudamericano. Tras este primer encuentro formal, Lin siente un intenso deseo por retornar a Sudamérica, deseo que se ve materializado recientemente.

Las obras de Lin tienden a ser principalmente intérpretes de la naturaleza. El artista busca dicha naturaleza tomando como punto de partida ciertos elementos simbólicos y expresivos, generalmente plantas y animales en el paisaje abierto, y los complementa con las conquistas plásticas del arte contemporáneo.

El tema de los árboles ocupa sin lugar a dudas un puesto de predilección dentro de las acuarelas de Lin Hsing­-yueh. Cada vez que se contempla una acuarela suya que tenga dicho tema, el espectador suele quedarse sobrecogido por la belleza que allí encierra. No sólo la belleza conduce a una tal apreciación, sino también el romanticismo que Lin encierra en cada uno de sus árboles. Al respecto, dice: "Creo que un artista es como un árbol. Desde que germinan hasta cuando sus ramas rozan el cielo, los árboles pasan por muchas luchas y penalidades. Continuamente absorben agua y nutrientes, tornándose cada vez más fuertes y desplegando sus raíces y ramas. Con el pasar del tiempo, crecen y se fortalecen". Con los árboles trata de identificarse al asegurar que: "Tengo un profundo sentimiento de comunión con los árboles y creo que son símbolos de mi vida artística".

Sus árboles son dibujados de muchas maneras, empleando ricos colores y escasas líneas para crear obras multiformes con dimensiones poéticas. Prefiere el uso de la acuarela debido a que el aguado le permite expresar la vivacidad que irradia el mundo vegetal. Considera que los acrílicos no logran dicho efecto. Sus árboles pueden ser solitarios, en grupo o complementados con otros seres, pero nunca desnudos ni secos. Algunos están cubiertos de flores, otros apenas sobresalen entre la niebla de la mañana. Pueden también estar complementados con una paloma blanca, una joven meditando, un gato travieso o simplemente algún extraño.

"Mis árboles transmiten la tranquilidad de la naturaleza", manifiesta Lin, agregando que: "Nos llevan más allá de las preocupaciones del mundo ordinario. Ayudan al espectador a entrar en ese 'otro' mundo. Interpretan mis sentimiento y no describen el mundo real".

Esta situación queda mejor reflejada en sus pinturas de flamboyanes, hermosos y majestuosos árboles cuyas flores de rojo intenso dan una fuerte sensación de estar en llamas. Se le suele conocer en algunos países como llamarada o árbol llameante. Los flamboyanes representan para Lin los días de verano y su felicidad de niño cuando contemplaba al árbol con sus brillantes flores rojas procurando llenar al cielo como con llamaradas.

Aparte del flamboyán, otro árbol favorito de Lin es la higuera de Bengala. Este árbol le sugiere la sencillez de la vida del campo. Las cigarras cantando entre sus ramas, parecen llamar a las personas a despertarse. La elegancia clásica de la higuera de Bengala expresa el calor de las relaciones personales en el campo en Taiwan.

En las tranquilas aldeas y villas del Taiwan rural, al atardecer en la plaza del templo, los aldeanos se reunen bajo la fresca sombra de la higuera para conversar, jugar con improvisados tableros de damas chinas, tomarse sendas tazas de té o simplemente esperar la hora de cenar. En su alrededor, los niños juegan y se divierten. Ese es el cuadro que se le viene a la mente de Lin cada vez que pinta dichos árboles.

Lin Hsing-yueh procura imprimirle un carácter y personalidad especiales a todos sus árboles. Por eso, dice: "Quiero dejar una imagen que pueda ser apreciada, una que exprese mis sentimientos". Recalca que sus obras no son informes ni registros, sino expresiones de profundas emociones.

Ese sentimiento singular hacia los árboles lo adquiere Lin estando en gira por Europa. Siendo Taiwan una isla de clima subtropical, la flora es siempre verde durante todo el año y la profusión vegetal es tan exhuberante que invita a un permanente contacto con la naturaleza. En Europa, la llegada del otoño comienza a desnudar los árboles y con el invierno se convierten en representaciones fantasmagóricas que reflejan todo menos vida. Contemplando la desnudez de los árboles en invierno, Lin llega realmente a conocer y apreciar el mensaje de vida que encierra el mundo vegetal en general y los árboles en particular. Los brotes y retoños en primavera inspiran precisamente ese permanente entusiasmo por la vida que tiene el pintor.

Las pinturas de Lin Hsing-yueh, sean acuarelas u óleos, constituyen una ventana abierta a lo imaginario pero sin abandonar lo real. Sus obras están simplemente cargadas con una alta dosis de fantasía y otra tanta de calidad poética. Su armazón la constituyen los temas concretos manejados con la abstracción.

La pintura de Lin Hsing-yueh es una propuesta que surge de las profundidades del alma humana y se proyecta como una solución para el atribulado hombre de hoy. Soledad, amor a la naturaleza, romanticismo, meditación en torno a lo misterioso y búsqueda de un sentido último de la vida son apenas algunos de los ingredientes que conforman esta expresión poética de la naturaleza. □


Contenido poético y la mística del I-ching

El sobresaliente pintor Lin Hsing-yueh está actualmente en una extensa gira por cuatro países sudamericanos: Argentina, Uruguay, Chile y Perú. Allí expondrá sus más recientes obras en óleo y acuarela en las principales galerías de arte de las capitales de dichos países. Las exhibiciones se prolongarán hasta fines del presente año e indudablemente serán una nueva experiencia para el artista. Antes de salir con destino a Sudamérica, Lin Hsing-yueh pudo ser entrevistado por China Libre magazine. A continuación sus declaraciones

¿Ha estado Ud. alguna en América Latina? ¿En cuántos países y qué conoce acerca de América Latina?

De Centro y Sudamérica en realidad conozco poco. He estado en Argentina, por tres meses. En dicha ocasión fui invitado por la Biblioteca del Parlamento para hacer una exhibición en el Centro cultural Gen. San Martín. Durante la exhibición tuve oportunidad de conocer muchas personalidades del mundo cultural y artístico de dicho país. Intercambié opiniones con coleccionistas y críticos del arte. Mi pasada impresión es más bien vaga, ya que no es tan fácil comprender bien a una nación. A mi parecer, cuando uno llega por primera vez a un país, uno considera que conoce bastante del mismo cuando ha vivido allí medio año. Al tener un año de vivir allí, uno llega a descubrir que muchos aspectos que uno creía comprender bien están errados. Después del año es que uno realmente comienza a comprender bien poco a poco todo lo que allí transcurre.

En esta ocasión estaré por casi medio año en Sudamérica y espero que a través de los amigos me lleven a conocer mejor dicha región. Aparte de las exhibiciones que haré, tengo sincero interés en conocer a fondo qué representa para el Tercer Mundo dicha región, en fín, toda la situación.

¿Cuál es la motivación de su actual gira por Sudamérica?

Bueno, en primer lugar fui invitado por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Argentina, uno de los más importantes de su género. Naturalmente que accedí a dicha invitación, porque considero que hay algo positivo al realizar una exhibición. Es un magnífica oportunidad para conocer a lo mejor del mundo artístico de un lugar. Puedo observar sus reacciones con respecto a mis obras, también puedo absorber muchas de sus críticas, lo cual ayuda mucho para comprenderme mejor.

Al mismo tiempo, es una actividad de intercambio indirecto. A mi comprender, Argentina y Brasil son países con una alta trayectoria cultural en Sudamérica. En mi experiencia pasada, noté un alto interés por las expresiones artísticas provenientes de nuestro país. A mi anterior exhibición concurrieron altas personalidades de los círculos artísticos, culturales, musicales, etc. Fue bastante exitoso. En Taipei tenemos un Museo de Bellas Artes y se está terminando de construir el Museo Provincial de Bellas Artes. Tenemos los medios para desarrollar un intenso intercambio artístico con los otros países. Nuestro museo es grande, demasiado grande en espacio. Ahora hay que procurar más intercambios para que nuestros ciudadanos tengan un mayor acceso a las corrientes artísticas en el exterior. Y desde el exterior existe una gran disposición en ayudarnos a desarrollar este tipo de actividades. Por otra parte, las actividades de índole cultural y artístico pueden romper con las barreras políticas. Esta exhibición es una presencia nuestra en suelo argentino, a pesar de carecer nuestras dos naciones de relaciones diplomáticas.

Sabemos que en esta ocasión irá a Argentina, Uruguay, Chile y Perú, considera Ud. que sus obras gozarán de aceptación allí?

Claro que no puede opinar al respecto. Pero, puedo comunicarle que tengo plena confianza en mí. Naturalmente, resulta difícil decir si mis obras son buenas o malas, pero tengo confianza plena que les gustaran mis obras. En mi experiencia anterior, hubo una reacción muy buena en torno a mis obras. Por otra parte, mis obras están impregnadas de un sentido poético, de la esencia del I-ching, típicos de un oriental. Ese estilo poético de Oriente, ese sentimiento íntimo, es universalmente aceptado. Por eso, cuando llevamos una pintura china clásica a cualquier parte del mundo y la sujetamos al criterio de sus mejores especialistas en arte, la evaluación es siempre la misma: una verdadera obra de arte.

De allí que no hay posibilidad que alguien diga que no comprenda una obra de arte simplemente porque proceda de Oriente. Cuando el arte alcanza un cierto nivel de refinamiento, su apreciación es universal. Esto es algo muy natural. El arte no tiene limitaciones linguísticas. La vez anterior que estuve allí, tuve la impresión de que allí había bastante aceptación para con mis obras. Por eso, tengo bastante confianza en mí. De lo contrario, ellos no hubieran aceptado que yo exponga en sus galerías de arte, debido a que una actividad de esta naturaleza requiere pasar a través de muchos canales de evaluación antes de ser aprobada.

¿Qué aspira con su actual exhibición?

Claro está que lo que más ansio es que a través de estas exhibiciones se despierte el interés de los asistentes hacia nuestras expresiones anísticas. También deseo llevar un mensaje de buena voluntad del pueblo de la República de China. En mi anterior visita les había comunicado que a pesar de ser pequeños en extensión territorial y en población, hemos tenido una sobresaliente actuación económica.

Deseo también que exista una mas sincera amistad entre nuestros países. Sé que muchas personas allá están interesadas en hacer negocios con nosotros. Pero por encima de hacer negocios, creo que es más imponante que haya una amistad duradera entre nosotros. Para eso, deseo sinceramente que las naciones sudamericanas faciliten la emisión de visas para nuestros ciudadanos. Creo que si hay una simplificación de los procedimientos de visas, habrá un beneficio mutuo para todos. Estando en mayor contacto, podremos ofrecerles nuestras experiencias para ayudarles a desarrollarse.

Aparte de los árboles, ¿qué otros temas predilectos tiene Ud.?

Entre mis temas favoritos, además de los árboles, me gustan los grandes paisajes naturales. También me gustan las personas, pero hasta ahora he dibujado pocas obras con temas humanos. Debido a que somos más conservadores en nuestro país y resulta más difícil dibujar personas. En el futuro haré mayor esfuerzo al respecto. Por el momento, los grandes paisajes de la naturaleza son mis favoritos.

Pero, porqué tengo una predilección especial por los árboles. Creo que puedo decirles una razón y muy interesante. Comenzó a interesarme los árboles cuando fui a Europa. Como en Taiwan hay una eterna primavera, los árboles siempre están revestidos de un permanente verdor. No hay mayores cambios, por lo que no me dí cuenta que los árboles eran tan interesantes. Descubrí que los europeos aman mucho a los árboles y los cuidan muy bien. Además en Europa no hay tifones, ni terremotos, por lo que no son mayormente alterados y crecen erguidos. Al mismo tiempo, los árboles en Europa son muy sensitivos a los cambios de las estaciones. Así, están en flor durante la primavera, tienen sus hojas un verdor intenso en verano, se tornan amarillentos en otoño y quedan totalmente desnudos en invierno. Esa sensibilidad hace que los árboles de­ muestren muy sobresalientemente su personalidad.

De esta manera, se despertó en mí un interés especial por los árboles. He estado observando árboles dentro y fuera del país. Pero en Taiwan descubrí una especie de árbol que me atrae de manera muy especial. El flamboyán o llamarada.

También creo que para dibujar bien un árbol es menester recurrir a la acuarela. Hay una razón detrás de esto. Los pintores chinos han sido reconocidos como aquellos que más bien han logrado expresar los árboles. Y la clave de su éxito ha sido utilizar la tinta china aguada. Por eso, para poder expresar su sentimiento es necesario recurrir a la pintura aguada. Con la acuarela logro expresar el sentimiento chino del I-ching, del sentimiento poético. Y así lo he estado haciendo hasta ahora.

¿A qué corriente o escuela artística considera Ud. pertenecer?

Me aproximó más al surrealismo. Sin embargo, es un surrealismo oriental. Al estilo chino. En Occidente, el surrealismo tiende a adoptar formas un tanto extrañas. Yo no trato de hacer obras tan extrañas, sino que adopto un surrealismo un tanto cargado de esa moderación característica de los chinos. En el extranjero, dichas obras son más extrañas y de impacto más fuerte. En Oriente, somos más recatados.

Ud. ha estado en España y Argentina, como artista ¿qué impresión le ha causado ambos países?

Claro está que la impresión que Argentina ha dejado en mí es más profunda que España. Debido a que Argentina tiene mayor extensión territorial. Se vive con mayor soltura allí. Pero España tiene más contenido, he descubierto que España tiene mucho de común con China. Por ejemplo, en su historia contemporánea, España ha pasado por muchas penurias y dificultades, lo cual ha hecho que ese pueblo luche hasta su final para lograr sus objetivos. Esto es algo que ocurre igualmente en China. En China, desde la Guerra del Opio hasta ahora, hemos atravesado por muchas dificultades y retos. Los pueblos que luchan en medio de adversidades, generalmente tienen una buena tradición y una rica historia de la que pueden sentirse orgullosos. En España, existe una excelente tradición propia y profundas raíces históricas, esto se expresa adecuadamente en sus manifestaciones culturales y de otra índole. Al contemplar muchos aspectos de España, me siento familiar debido a que pienso en mi propia patria y hay muchas similitudes entre ambas.

Los colores que usa, ¿tienen alguna relación con su temperamento artístico?

Lo hay, claro que hay relación. En términos generales, me gusta el verde y las tonalidades que se derivan del verde. ¿Porqué? Creo que puedo decir una cierta razón del porqué. A medida que avanzó en edad, me doy cuenta que el verde me trae una sensación de relajamiento, no visual, sino más bien espiritual. Una sensación de tranquilidad. Por ejemplo, cuando uno está muy agobiado por el trabajo y ve el verde de las plantas, ¿qué siente uno? Precisamente, uno logra una satisfacción en medio del verde, un descanso en lo espiritual. Por eso, el mundo del verde tiene muchas tonalidades que se adaptan a cada estado de ánimo. Claro está, no quiere decir que sólo pinto en verde. Lo que quiero decir es que uso el verde como un color básico.

El estado de ánimo afecta, a veces al tener un estado diferente, uso el rojo o el amarillo. Pero en general, tengo más predilección por el verde. En el entrenamiento de un artista, se aprende a utilizar cada uno de los colores. Sin embargo, a la hora de utilizarlos, uno procura expresar sus propios sentimientos a través del color preferido.

He visto varias pinturas suyas de ganado vacuno, y veo que todas son vacas cebú, ¿hay alguna razón?

He dibujado vacas, pero tengo una predilección por este tipo de ganado. Tengo una explicación. El ganado vacuno ha ocupado un sitio de importancia dentro de la historia cultural del ser humano. Su posición y relación con el hombre varía de región a región. En Asia, el ganado vacuno es visto como representación del trabajo. Ha sido el compañero fiel en las faenas del campesino, sirviéndole para arar, cultivar la tierra, como bestia de tiro, etc. En otras partes su significado se aproxima más al campo gastronómico, en Argentina, por ejemplo, se cria el ganado para aprovechar su carne. En otras partes representa el arte. En España, por ejemplo, las corridas de toros constituyen una alta forma de arte y allí el toro juega un papel fundamental. Aparte, hay otra especie de vaca con un rol muy especial. Hablamos de India, donde la vaca juega un papel sagrado. Esa variedad de vaca que en India tiene relación con la religión crea en mí una impresión más profunda. ¿Porqué? Porque la vaca tiene en sí un porte elegante, con sus dos cuernos en perfecta simetría, dando la impresión de los dos pilares en un altar. Esa cornamenta tan especial sólo la hallamos en el ganado cebú, en las otras razas sus cuernos están orientados hacia afuera. Eh el cebú, aparte de su cornamenta, la configuración misma de su cuerpo da un aire austero de religiosidad. El cebú no es tan excitable, por el contrario es manso y apacible. Por eso, me gusta.

En uno de mis cuadros, he representado al cebú junto con las ruinas greco-romanas. Intento representar el sentido religioso y sacro de la obra. Y el cebú es el animal adecuado en esta ocasión. Si colocaramos un búfalo de agua, sería discordante. El búfalo de agua es para que esté en un campo de cultivo. Por eso, hay una razón de ser en todo esto.

He visto que ha escrito un artículo bastante profundo sobre Salvador Dalí, ¿qué opina acerca de él?

Es un artista muy excelente. Pero su apariencia y su forma de ser generalmente hace que uno tenga una impresión errada de su persona. Si bien a veces es algo excéntrico, su arte es algo insuperable. Es uno de los pintores que más puede representar a España. El, Picasso y Miró son los que realmente plasman el sentir del pueblo español en sus obras. Los tres se sienten orgullosos de ser españoles, bajo cualquier circunstancia.

¿Cree que ha sido en algo influenciado por Dalí?

De alguna manera, sí. La fantasía que encontramos en sus obras nos puede excitar fácilmente. Sin embargo, si bien me gusta su estilo, no seguiré ese camino. La razón es simple, su estilo es occidental y soy un oriental. Tenemos nuestro estilo propio, somos más modestos en la expresividad. Los orientales sabemos apreciar muy bien la modestia. □

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