02/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Fascinante mundo de color y belleza

01/05/1986
FOTO CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DE PALACIO Hibisco y mariposas, es un arreglo de la dinastía Sung. (960-1279).
De los ágiles dedos de las jóvenes de China

La luz de una vela iluminábale el rostro; era una noche oscura, pero la joven dama permanecía sentada frente al bastidor, moviendo los dedos arriba y abajo, cual si fuese una mariposa, dejando en el satín, las bellas huellas a colores de su aguja de bordado.

El trabajo era agotador, pero su corazón estaba abrazado por una inconmensurable felicidad. Dentro de pocos días, todo su delicado trabajo de bordado -los elegantes zapatos, pañuelos, sobrefundas, cubrecama y la ropa, fruto de sus esfuerzos realizados desde niña... toda la laboriosa dedicación de tantos días y noches- sería presentada ante los admirados ojos de parientes y amigos, invitados a su boda.

Sí, admirarían seguramente sus habilidades -una pareja de patos mandarines bordados, ostentando suaves plumas, con espléndidos colores, en una distintiva atmósfera de afecto suave y eterno; el majestuoso dragón y la elegante ave fénix, en hilos plateados sobre la seda dorada, realzando su magnificencia. Los objetos bordados por ella no solamente eran delicados sino que tenían un espíritu vivo, testimonio del buen gusto y de las manos diestras de la futura novia.

Visto desde una perspectiva más amplia, cada puntada realizada por esta joven dama de la antigua China formaba parte de una tradición todavía más antigua, que ha ocupado a las mujeres chinas en el bordado y llevado finalmente las artes del bordado chino a su máxima perfección.

En la China antigua al igual que en muchas otras culturas nacionales, la vida de las mujeres estaba íntimamente ligada al bordado, pero en ninguna otra parte el bordado llegó a ocupar una posición tan importante. Una niña china aprendía a bordar desde los seis o siete años de edad. Tenía que hacerlo: casi cada artículo textil para el hogar, desde una pequeña pantufla hasta un cubrecama, exigía la atención de la bordadora.

El pueblo chino empezó a pintar y bordar modelos más intricados en sus trajes hace por lo menos 43 siglos, una posible extensión artística de los trajes primitivos de las tribus. Una función específica era indicar por medio de una apropiada decoración pintada y bordada, los grados del formal estatus social.

De acuerdo con el Libro de los Ritos Chou, la dinastía Chou (1122-249 a.C.) mantenía en el palacio, artesanos para bordar atuendos formales para la familia real. En la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), el bordado era patrocinado o su­ pervisado directamente por la corte imperial; en ese entonces, las técnicas de bordado eran aplicadas no solamente para la ropa sino que servían también de ornamentación para muchas otras cosas: carruajes, objetos personales, estandartes, etc.

Debido a que los textiles son bastante vulnerables al clima, a las plagas y al tiempo, actualmente son muy raros los ejemplares de obras de bordado antiguo; sin embargo, a juzgar por un número limitado de piezas, las artes de bordado del Período de los Estados Combatientes reflejaban por lo general, un vívido y magnífico espíritu, por medio de una variedad de diseños sencillos, pero poderosos.

Los diseños de la dinastía Han, compuestos principalmente por modelos geométricos con motivos de pájaros y animales y aplicaciones decorativas de cimas cubiertas de nubes, cacerías y juegos salvajes, aunque eran obviamente más elegantes y maravillosos, parecían no obstante, ser menos majestuosos.

Puesto que el bordado fue desde el principio más para uso práctico que para apreciación estética, la mayoría de ellos, desde la dinastía Chou hasta la Han, se realizaban con una sencilla "puntada en cadena". Estrechamente ligadas una con la otra, esta puntada era más durable que la "puntada plana" desarrollada posteriormente.

Las puntadas planas, trabajadas en líneas paralelas, producen un brillo mayor. Fueron desarrolladas primeramente durante la dinastía Han Occidental (206 a.C.-24 d.C.), junto con la puntada ta tzu (打籽), hechas enrollando varias veces el hilo alrededor de la aguja, regresando luego la aguja a través del material desde el punto de donde salió, equivaliendo a un nudo francés; al mismo tiempo, se aplicaba la técnica de emplear telas de seda o plumas con el bordado; sin embargo, la puntada en cadena fue la más usada.

Durante las dinastías Tsin (265-420 d.C.) y del Norte y del Sur (420-589 d.C), los requisitos para el bordado facial de las imágenes en tela de Bodhisattva, así como la introducción de objetos reales como la flor de loto, la peonía, el pato mandarín, etc., ofrecieron un ambiente favorable para la popularización de las puntadas planas. A partir de la dinastía Tang (618-907 d.C.) las puntadas planas alcanzaron gradualmente un nivel de expresión en el que podían ser utilizadas extensamente dife­rentes formas.

FOTO CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DE PALACIO

Presentación intrínseca de cabras con un niño, de la dinastía Sung.

Sin embargo, no fue sino hasta el desarrollo ulterior de la forma de las puntadas planas durante la dinastía Sung (960-1279 d.C.) cuando se hizo evidente el bordado ornamental "puramente por el arte mismo". El arte chino del bordado se caracterizó por poseer un brillo especial.

En el período de los Tres Reinos (220-265 d.C.), dos damas de la corte llegaron a ser famosas maestras del bordado: Madame Chao (趙夫人, esposa de Sun Chuan, gobernador del Estado de Wu) y Lady Hsueh Ling-yun (薛靈雲). Sus logros les hicieron merecer el título de Chen Chueh (針絕, Maestra en la Aguja) y Hsiu Shen (繡神, Diosa del Bordado), respectivamente. Madame Chao, famosa por sus delicados mapas y conjuntos de batallas bordados, fue la primera "maestra de bordado" individual que registra la historia.

Durante la dinastía Tang se mejoraron las técnicas de bordado. Lu Mei­ niang (盧眉娘), de 14 años de edad, bordó siete volúmenes de las Escrituras Budistas Fa Hua Ching (法華經, traducido al chino durante la dinastía Hsin) en una pieza de seda de siete pies de largo. Aunque cada carácter chino bordado era tan minúsculo como un grano de mijo, no faltaba sin embargo, en cada carácter ni un sólo trazo.

Influenciadas más tarde por la creciente popularidad del budismo, una gran proporción de bordadores de la dinastía Tang, trabajaban motivos religiosos. Para demostrar su devoción, los creyentes trabajaban más de diez años bordando escenas específicas budistas. Algunas de esas asombrosas producciones se encuentran en exhibición actualmente en el museo Shoso-in, en Nara, Japón, que conserva numerosos tesoros artísticos chinos del siglo VIII.

Otras piezas similares de la dinastía Tang fueron encontradas en las Cuevas de los Mil Budas, en Tunhuang. Una notable pieza que actualmente forma parte de la colección Stein del Museo Británico, es una pintura en tamaño natural del Buda Sakyamuni, predicando en la Montaña Grdhrakuta.

En este período, las técnicas del bordado a colores le prestaban especial atención al sombreado, siendo bastante avanzadas y los nuevos estilos ping chin (uniendo hilos dorados o plateados para formar un modelo y llevándolos hacia abajo por medio de pequeñas puntadas a intervalos regulares) creaban efectos tridimensionales.

Durante el reinado del emperador Hsuanho (1119-1125), fueron establecidos oficialmente talleres de bordado en Pienching, capital de la dinastía Sung (actualmente Kaifeng, en la provincia de Honan), así como otros florecientes lugares artísticos como Soochow, en la provincia de Kiangsu y Hangchow, en la provincia de Chekiang. Un sólo taller en la capital empleaba 300 maestros de bordado para producir artículos de uso diario, así como piezas de calidad para coleccionistas.

Bajo el impacto de la popular escuela de pintura yuan ti, de la corte, en la dinastía Sung, se puso de moda la "pintura y caligrafía bordada" usando en lugar de pinceles y pigmentos agujas e hilo. A diferencia de las obras de las dinastías anteriores, la mayoría de obras de la dinastía Sung presentaban fondos no bordados; únicamente los temas presentados eran hechos con puntadas en satín.

Conforme fue pasando el tiempo, esta nueva moda de bordado, tuvo divergencias más fuertes, de prácticos estilos folklóricos de bordado, ligado más estrechamente a la pintura: los más usados eran los motivos de flores, pájaros, paisajes y figuras humanas. Finalmente la tendencia cambió al bordado directo de bosquejos de pintores, siendo la maestra en bordado responsable de la textura y los colores. Durante algún tiempo, las pinturas de flores y pájaros de Huang Chuan (黃荃, 903-965) y las obras caligráficas de Su Shih (蘇軾, 1036-1101) Y Mi Fei (米芾, 1057-1101) constituyeron temas de bordado particularmente populares.

Puesto que la "pintura bordada" tenía como propósito la imitación exacta de una pintura o aplicaciones de pigmentos de tinta, era necesaria una gran variedad de puntadas e intricados efectos de colores para captar la "vivacidad" del original; en las obras de la dinastía Sung se emplearon 15 ó 16 tipos de puntadas planas.

El surgimiento del Lamaismo Budista durante la dinastía Yuan (1271-1368) volvió nuevamente al bordado de temas religiosos. En este período, el amplio uso de hilos dorados y plateados hizo del bordado algo extremadamente lujoso; sin embargo, se conservan muy pocos ejemplares de las obras de la dinastía Yuan.

FOTO CORTESIA DEL MUSEO NACIONAL DE PALACIO

Exposición de bordado, en el Museo Nacional de Historia.

La dinastía Ming presenció una nueva era para el arte del bordado chino, partiendo del enfoque estrictamente religioso. Aparte de los tradicionales hilos dorados y plateados, los materiales de bordado empleados ahora comprendían perlas, plumas de la cola de gallos siameses de pelea y hasta cabellos humanos. Conforme los materiales llegaron a ser progresiva e imprecedentemente más delicados, la textura de las obras de bordado llegó a ser más exquisita.

Los gustos para el color de la dinastía Ming contrastaban con los tintes "suaves" de la dinastía Sung; en general, los colores llegaron a ser gradualmente más espléndidos y lujosos. Algunas veces, el pincel de un artista era manipulado para agregarle color a un espacio­ vacío, mezclando la pintura y las artes del bordado en una nueva forma.

El estilo más famoso de bordado de la dinastía Ming fue Ku Hsiu de Shanghai (顧繡, bordado de la familia Ku). Una innovación de Madame Miu, concubina de Ku Hui-hai; dicho estilo fue célebre por la aplicación libre de efectos de diferentes agujas, el rico encanto de los grados del color y la nitidez de sus puntadas. La pieza maestra de Madame Miu, "Cuadro de ocho corceles", fue considerada al mismo nivel de la famosa obra de Chao Tzu-ang (趙子昂, 1254-1322), pintor de caballos de la dinastía Yuan. Su sucesor, Han Hsi-meng (韓希孟), esposa de Ku Shou-chien, fue famosa por sus bordados con temas de pájaros y flores. El elegante álbum de bordado de Han, imitando famosas pinturas de las dinastía Sung y Yuan, constituía una obra maestra única.

Estimulado posteriormente por la evidente popularidad de Ku Hsiu, el bordado llegó a estar muy de moda en el mercado. A través de las dinastías Ming y Ching, por todas partes se encontraban talleres de bordado y llegó por cierto a ser más competitivo, estimulándose las innovaciones.

A finales de la dinastía Ching, florecieron los estilos regionales de bordado, cada uno con un distintivo sabor local. Dentro de los más notables estaban los de Soochow, Hunan y Pekín: los estilos Su Hsiu (蘇繡), Hsiang Hsiu (湘繡) y Ching Hsiu (京繡), respectivamente.

El estilo Su Hsiu prevaleció casi en la misma área que el Ku Hsiu, reemplazándolo, mientras conservaba sus elegantes características. El Hsiang Hsiu es más delicado que el Su Hsiu, caracterizado por su fina textura y gradación de colores incomparablemente más natural y armonioso que el Hsiang Hsiu, ofreciéndole a cada pieza una apariencia más lustrosa como que si fuese pintura. Se considera que el Ching Hsiu tuvo su origen dentro de las damas de los palacios, quienes al contrario de la impresión general, tenían que encontrar la forma de ganar algo de dinero. Bordaban diferentes artículos, desde bolsos hasta cortinas y objetos religiosos.

El bordado fue promovido activamente dentro de la corte. En 1736 el emperador Chienlung estableció un taller en su palacio, empleando tanto a hombres como mujeres, para bordar trajes religiosos y de la corte para los funcionarios imperiales. Los hombres, las mujeres, así como los funcionarios de menor importancia de la corte se vestían suntuosamente, con los diseños decorativos prescritos que indicaban no solamente su rango y estatus sino que también su linaje familiar. El más importante entre todos ellos era el "traje de los nueve dragones" del emperador.

Durante el reinado de Taokuang (1821-1850), el Manual del Bordado (繡譜), de Ting Pei, fue la primera obra china que trataba acerca de las técnicas de bordado; asimismo con el Manual del Bordado Hsueh-huan, de Shen Shou (沈壽), todos tuvieron acceso a las excelentes formas del arte del bordado. Shen Shou aplicaba al bordado chino las técnicas de pintura occidental -claroscuro, perspectiva- agregándole nuevas dimensiones. Se hizo particularmente famosa por su obra en bordado de la imagen de una reina italiana.

Con el crecimiento de las influencias de la pintura occidental en el bordado chino, aproximadamente durante los años 1920-30, Yang Shou-yuh (楊守玉) creó el estilo Luan Chen Hsiu (亂針繡), una forma de bordado que emplea la textura del uso de sobreponer los hilos en diferentes direcciones, dando la impresión al observarla desde cierta distancia, de ser una pintura al óleo.

Actualmente en la República de China en Taiwan, con el amplio uso de los telares para bordado y de las versátiles máquinas de coser, el bordado hecho a mano ha dado lugar a la producción en máquina. Sin embargo, las tradiciones del bordado han sido continuadas por practicantes individuales.

Dentro de los artistas más famosos del bordado en la República de China, Ma Lian-hsuan (馬良宣), es muy conocida por su estilo de bordado/pintura Hsiang Hsiu ; Yang Szu-hsueh (楊嗣雪) y Lee Hsien-shu (李賢淑) por sus obras de Luan Chen Hsiu y Yang Shiu-chih (楊秀治), por su delicado bordado/pintura, hecho a máquina. Sus obras son por lo general bastante originales y creativas.

Existen muchos conocedores y coleccionistas de bordado y tanto el Museo Nacional de Palacio como el Museo Nacional de Historia poseen ambos muchos tesoros de bordado chino de gran significado histórico.

La colección del Museo Nacional de Palacio comprende los logros desde la dinastía Sung en adelante y el total de 179 piezas comprenden estandartes y pergaminos de paisajes (bordado/pintura). Dos piezas notables, atribuidas a la dinastía Sung, han participado en exhibiciones en Europa y Estados Unidos: una águila moteada bordado sobre un fondo azul oscuro y Kuan Yin Bodhisattva de "mil brazos" (la Diosa de la Merced) sentada bajo un palio, sobre un trono de flor de loto.

La colección del Museo Nacional de Historia consiste principalmente de obras de la dinastía Ching, comprendiendo principalmente: trajes con dragones dorados, manteles, con modelos bordados de dragones, aves fénix, gorriones, grullas, figuras humanas y paisajes completos.

Las finas piezas de bordado de diferentes colores son vivaces y armoniosas. La diversidad de colores empleados en el bordado chino es maravillosa; por ejemplo, sólo de color café existen entre 30 y 40 variedades. El Manual del Bordado Hsueh-huan tiene en su lista, 88 colores diferentes con 745 variaciones de sombreado.

Aunque han ido variando las técnicas y los colores, ciertas otras cualidades del bordado chino han mantenido aspectos únicos, conservando no obstante hasta en la actualidad, un sabor distintivo nacional. □

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