03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un viaje hacia el pasado

01/05/1985
Construido en 1938 como un club de oficiales japoneses, la Casa de Antigüedades y Artes Folklóricas de Taipei es una estructura que tiene el atractivo estilo de dicho país gracias a las formas arquitectónicas de la dinastía Tang de China, constituyendo un elegante establecimiento para las antigüedades. Oscurecida y empequeñecida por el intenso e intrincado tránsito de la ciudad de Taipei, una pequeña casa de estilo japonés, sobre la avenida Chienkuo norte, atrae a los amantes y admiradores de las cosas bellas, por medio de pinturas, arte foklórico, etc. Una caligrafía en verso colocada en la puerta de entrada dice así: "Sea organizado y determinado y podrá sobreponer toda clase de dificultades. Sea decidido y consciente de su propia estimación y podrá enfrentar cualquier tipo de contratiempos." Un timbre diseñado especialmente -así como un fuerte sonido de gongs y tambores- hasta podría llegar a asustar; sin embargo, al sólo atravesar la puerta, podría penetrar en un mundo especial de encanto chino: una colección privada del arte aborigen de Taiwan y una de las colecciones de antigüedades con los colores más animados que nadie creyó podría llegar a encontrar jamás. Chang Mu-yang -Milo Chang para el mundo artístico de Taipei- es un coleccionista-negociante que ha llenado cada rincón de su galería de madera con esculturas y tallados aborígenes en madera, artefactos, telas y obras de arte folklórico. La obsesión de Milo por el arte aborigen empezó junto con sus propios orígenes en Chiayi, un pueblo al sur de Taiwan, puerta de entrada a Alishan y a la Cordillera de la Montaña de Jade. En esas remotas áreas de la montaña, las tribus aborígenes habían vivido aisladamente durante miles de años. Su abuelo, un practicante de medicina natural, gustaba hacer frecuentes viajes a las aldeas de las montañas, buscando hierbas y aprendiendo las prácticas de la medicina folklórica y Milo durante los mismos solía acompañarlo. Años más tarde, después de graduarse de arquitecto en la Universidad Nacional Cheng Kung, Milo pasó algún tiempo en las áreas de las montañas, ayudando a diseñar y supervisar la construcción de varios hoteles para turistas. "Durante dicho período -señaló­ Taiwan no escatimaba ningún esfuerzo para desarrollar el turismo. Consideraba que además de las bellas atracciones de los lugares de la isla, las originales culturas aborígenes podrían interesar tanto a los turistas locales como extranjeros. Por lo tanto en 1965, empecé a visitar las diferentes tribus en búsqueda de ejemplos de arte aborigen: artefactos que pudieran incorporarse a la decoración de las nuevas instalaciones turísticas." "Al principio, los aborígenes solían rechazarme y se negaban a venderme nada. Cuando me di cuenta que se interesaban principalmente por los artículos comerciales, empecé a llevarles relojes, encendedores y radios. Cuando al final me aceptaron, pude obtener entonces antigüedades como esculturas, trajes bordados, joyería y utensilios tradicionales." "Desafortunadamente, al paso de los años, algunos misioneros cristianos convencieron a muchos aborígenes de que sus tótems y símbolos similares estaban unidos al diablo, por lo que deberían ser destruidos; fue así entonces, como muchas de las antiguas obras de arte fueron desapariendo entre las llamas. Además, a la par de la modernización de las tribus, se iba perdiendo el aprecio por sus propias artesanías tradicionales", comentó. Su propia colección se convirtió en la principal depositaria de las artes folklóricas aborígenes. Empezó entonces a hacer estudios serios y a emprender una amplia investigación en cuanto a la cultura y a los artefactos de las tribus. De arquitecto había llegado a convertirse en arqueólogo. "Mis amigos se burlaban de mí diciéndome que había sido un tonto al haber abandonado una profesión tan bien remunerada como la de arquitecto -agregó- pero había llegado a comprometerme en tal forma con esta actividad, que ya no podía abandonarla." Taiwan, localizada fuera de las masas de tierra del Asia, sirve además, como trampolín para las islas del Pacífico y como tal, ha sido la depositaria de la cultura de ambas áreas durante varios siglos. Durante mucho tiempo, su aislamiento la protegió de la invasión de culturas extranjeras, por lo que las artes aborígenes puras florecieron a través de los siglos decadentes. Debido a los diferentes eventos históricos, los especiales hábitos sociales y los estilos de vida preferidos, los aborígenes de Taiwan se dividieron en 19 tribus, de las montañas y de las planicies. Las actuales tribus de las tierras altas son: Tayal, Saisiyat, Bunun, Sau, Tsou, Rukai, Paiwan, Puyuma, Ami y Yami y las de las tierras bajas: Ketagalan, Luilang, Kavalan, Taokas, Pazeh, Papora, Babuza, Hoanya y Siraya. Su número apenas si llega a los 250.000 en comparación con la población total de la isla de 19 millones. Las tradiciones sociales de las tribus han sido formadas por sus propias creencias religiosas, que comprenden la creencia en un alma eterna y en los tributos rendidos a sus antepasados. Muchos de ellos han sido convenidos al Cristianismo. Debido a que las artes tradicionales de los aborígenes están basadas parcialmente en su religión antigua, cuentan con una fuerza natural y una belleza altamente apreciada a los ojos de los coleccionistas. "Cada tribu tiene sus modelos, colores y símbolos característicos" -comentó- al mismo tiempo que abría uno de sus baúles mostrando una serie de telas. "Las telas tradicionales son tejidas a mano. La tribu Tayal usa hilos café y negro al tejer barras paralelas; la tribu Saisiyat prefiere barras en rojo, negro, amarillo y morado para los bordes; para la tribu Paiwan los colores dominantes son el amarillo, verde y anaranjado. Cuando hacen sus teñidos, emplean únicamente tintes a base de fuentes botánicas y minerales. Dentro de todas las tribus, las Rukai, Bunun y Ami, son las que tejen los modelos más bellos y complicados." "Generalmente, las esculturas en madera de la tribu Paiwan están consideradas como los mejores ejemplos de las artes aborígenes de Taiwan -señaló- agregando: en su mayor parte presentan figuras humanas y serpientes. Los artículos típicos comprenden pipas, ídolos, cuchillos, decoraciones para techos, etc." Los miembros de la tribu Paiwan consideran sus artículos de porcelana como tesoros heredados de sus antepasados, no permitiendo que los forasteros los compren y ni siquiera los dejan tocarlos. De acuerdo con Milo, las piezas que presentan figuras de serpientes, son consideradas como las más valiosas. Asimismo dijo que muchos de las esculturas en piedra tienen un significado religioso, indicando una creencia en la fe y en la presencia de dioses o espíritus. En toda la Cordillera Central de Taiwan, estas tribus construyeron cierta vez altares para rendirle homenaje a sus dioses de piedra, cuyos diseños en sus esculturas incorporaban ritos secretos y símbolos místicos. Además de coleccionar antigüedades aborígenes, Milo posee también una amplia colección de trajes de las dinastías chinas, así como telas: brocados, trajes imperiales, pañuelos bordados, cortinas y pinturas chinas. Su residencia ha sido visitada dos veces por los ladrones, por lo que para proteger sus colecciones, diseñó su propio sistema de seguridad -flechas, jabalinas, ganchos, aterradores efectos de sonido y luces secretas- manejado todo por medio de pesos o movimientos. El reciente establecimiento de la Casa de Antigüedades y Artes Folklóricas de Taiwan en Peitou, en las afueras de Taipei, es un edificio muy apropiado para sus nuevos propósitos. Construido en 1938 como un club de oficiales japonés, la estructura tiene el atractivo estilo de dicho país gracias a las formas arquitectónicas de la dinastía Tang de China, constituyendo un elegante establecimiento para las antigüedades: pisos pulidos, puertas corredizas, largos pasillos y espaciosos salones, mientras que en el exterior se encuentran jardines llenos de árboles, fuentes, formaciones de piedra y una catarata. Antes de entrar al museo, los visitantes deben quitarse los zapatos y ponerse unas sandalias hechas de paja. Un salón completo está dedicado a la exhibición de los artefactos aborígenes más apreciados de Milo. Otros están dedicados a las reliquias de la historia china, comprendiendo pinturas, intricados bordados y muebles antiguos. El área del segundo piso está reservada para exhibiciones o reuniones especiales. Enfrente del edificio principal se encuentra una casa de té, que ofrece té y café, así como un lugar para conversar con los amigos. Milo es un negociante poco dispuesto a vender los artículos de su colección porque, como dice, "forman parte de mí mismo." Sin embargo, disfruta de las ventas, lo cual conduce a una extraña paradoja. "Vendo diferentes artículos porque a veces colecciono demasiados, por lo que necesito más espacio -expresó­ pero mientras más vendo, dispongo de menos espacio, puesto que con el dinero adicional, no puedo resistir la tentación de dejar de comprar nuevas piezas. Mientras más vendo, más compro. Todas las noches, cuando estoy solo, contemplo y acaricio las piezas que he coleccionado sintiéndome satisfecho de mi vida, de mi trabajo y de lo que soy ahora. La vida es muy corta", concluyó. □

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