05/05/2024

Taiwan Today

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El arte y las hormigas

01/11/1984
El mundo de Wu Ching es un mundo de hormigas: vivas y más grandes que las de la vida real. Como para probar este aserto, al momento de entrar a su hogar, me señaló un nido de hormigas a la izquierda de la puerta. "Observe mi crianza de hormigas", me dijo, tan orgullosamente, como la esposa de un granjero podría decirle a sus parientes: "esta es la camada de cerdos que yo crío". Por eso no me sentí sorprendida cuando me dijo que había nacido de una familia campesina en Chiayi, al centro­ sur de Taiwan. Sin embargo, en su juventud no dio muestras de lo que llegaría a ser posteriormente. Después de graduarse de la escuela secundaria a los 17 años, llegó a ser ayudante de una tienda de artículos al por menor y posteriormente, operario de una fábrica. Un año después abandonó su hogar nativo y se dedicó a aprender tallado en madera en una fábrica de muebles en Neihu, en las afueras de Taipei. Durante los dos años siguientes, aprendió y trabajó en otros tipos de tallado en madera, incluso obras de tallado para los templos y escultura comercial, trabajando en ellas a través de toda la isla. Este entrenamiento satisfizo sus manos, pero no su mente, por lo que se sintió impulsado a trascender las limitaciones de los maestros talladores, convirtiéndose en un artista creativo. Sin embargo, aún no sabía cómo proceder. "La diferencia más notoria entre un artista y un artesano, radica en la creatividad, algo que hasta donde yo sé, no puede aprenderse." "Pero ¿Qué es la creación? En mi opinión, la creación consiste en hacer lo que otros no han hecho, o en hacer lo que los demás son incapaces de hacer", expresó Wu. Pero ¿qué es lo que que otros no han hecho?, Este problema le preocupó durante muchos años. Durante el día trabajaba en una empresa de tallado y por las noches no podía conciliar el sueño, al estar pensando en dicho problema. "En 1975, una noche, me encontraba sentado sobre un dique en Peitou pensando en cómo poder iniciar mi creación artística dentro del campo de la escultura. Sobre un promontorio de tierra que tenía frente a mí pude contemplar a siete pequeñas hormigas, empujando, casi en forma vertical, por sobre la pendiente, un huevo de lagartija. Tanto el peso como el volumen del huevo era varias veces más grande que el de las mismas hormigas; sin embargo, lo empujaban con sus delgadas patas y sus diminutas protuberancias bucales y caminaban rápidamente por encima de la pendiente." Ese día -expreso- no sólo se sintió con­ movido por el fuerte espíritu colectivo de las hormigas, sino que también profundamente impresionado por el tipo de belleza que pudo discernir en la estructura del cuerpo de las hormigas. Así fue cómo se apoderó de su mente una extraña pero irresistible idea: "¿Por qué no usar la respetable hormiga como modelo para mis esculturas?" Desde ese entonces, Wu se volvió un obsesivo observador y estudiante de las hormigas. Empezó a leer libros que hablaran de ellas, empezó la crianza de hormigas y las inspeccionaba con potentes lupas y microscopios, tratando de conocer tanto su ambiente como sus formas de vida y analizando su división del trabajo, que constituye un sistema específico de vida, tomando en cuenta cada detalle. "A través de mi intensa observación, encontré que en verdad apreciaba realmente su estructura social. Dentro de todos los insectos, el sistema de división del trabajo de las hormigas es el más justo, su disciplina social, la más estricta y constituyen el género de insectos más desinteresado", declaró Wu, citando al Dr. Lin Yutang, quien expresó "Dentro de todos los animales de su género, las hormigas son las más racionales." En 1978, Wu llegó finalmente a combinar el ardiente deseo de sus manos con la obsesión de su mente, llegando a realizar, luego de tres intentos, la primera escultura de una hormiga. "Desde el principio yo sabía que esculpir hormigas iba a ser una tarea muy difícil; sin embargo, eso para mí no tenía demasiada importancia", agregó Wu. Cada proyecto inicial fue completado solamente después de haber fracasado tres ó más veces. Por todo su estudio puede verse abandonada una variedad de obras, aunque para un profano, sus defectos o imperfecciones son casi imperceptibles. Wu considera que el artista no solamente debe buscar la perfección, sino que también reconocer que las obras imperfectan sólo consiguen engañar a quienes las contemplan, aún cuando puedan satisfacer al propio escultor. Cada grupo escultórico de hormigas en madera, incluyendo tanto la base como la obra misma, es esculpida de una sola pieza. De ahí que el control de su escultura es lo más importante y el aspecto más difícil de su creación. A menudo sucede que un corte un poco más fuerte de lo normal puede echar a perder la pata de una hormiga y por lo tanto, tener que abandonar dicha pieza, para así empezar nuevamente otra escultura. "Sentí el fracaso de mi escultura inicial. Los resultados me hicieron sentirme raro. Esto fue debido a que había modelado mis hormigas ampliándolas, de acuerdo con mis propias impresiones visuales, en lugar de tomar las proporciones precisas de las mismas y los volúmenes de las partes de su cuerpo como base para mis esculturas", señaló. Wu Ching empezó a usar instrumentos de precisión para medir todas las partes de las hormigas disecadas. En su estudio, quizás lo que más llama la atención es un diagrama llamado "Ampliación del tamaño de las hormigas de la Montaña Café, 12 veces mayor que sus medidas normales". Este diagrama estipula largos, anchos y diámetros -así como las proporciones ilustradas- de las protuberancias bucales, antenas, frentes, patas delanteras y traseras, parte frontal y posterior de la cabeza, tórax, vientre, etc. de las hormigas; las meticulosas medidas de Wu Ching garantizan que sus hormigas de madera se aproximen bastante a las hormigas vivas en la vida real. El perfeccionismo y la actitud científica hacia el arte de Wu, han limitado sus realizaciones a 20 obras, las cuales ha logrado completar en forma por demás meticulosa durante los siete años que se ha dedicado en forma exclusiva a las hormigas. Una de sus obras de mayor tamaño, Hormigas transportando granos de arroz, mide aproximadamente 10 pies de largo y presenta un grupo compuesto por 24 hormigas. Wu pasó todo un año, trabajando un promedio de 11 horas diarias en sus esculturas; le llevó entre 15 y 20 días completar cada hormiga, mientras que sólo la pata de una de ellas, podría llevarle un día completo de trabajo. Wu suele pedirles a las personas que visitan su estudio que dirijan su atención hacia las antenas, las piernas y protuberancias bucales de las hormigas, puesto que estas tres áreas son las que ofrecen la mayor sensación de "presencia" de una hormiga. Las antenas son los órganos que emplean las hormigas para inspeccionar todo lo que las rodea; sus protuberancias bucales son usadas tanto para poder atacar, para transportar alimentos, como para comer, mientras que es en las patas en donde radica su fuerza motriz, -explica-. Sus grupos de hormigas no sólo parecen estar vivas, sino que incluso parecen estar ocupadas y constituyen también armoniosas composiciones, en las cuales cada movimiento "congelado" es el resultado de las acuciosas observaciones que forman parte del trabajo previo de investigación de Wu en cuanto a las hormigas. El estilo de las esculturas de Wu Ching es claramente "super realista", excepto donde existe un inesperado sentimiento por hacer que sus obras tengan un "super realísmo subjetivo". Como un ejemplo, Wu explicó que en la obra Luchando por ser libres, que tiene aproximadamente 12 pies de altura, usó cinco movimientos sucesivos para mostrar a varias hormigas tratando de liberarse de una capa de suciedad: la hormiga situada en la parte inferior, mostrando su vientre y la pata posterior; otra, el tórax; luego la mitad de otra cabeza, mientras que la última ha logrado sacar todo el cuerpo. En El ciclo de la existencia, cuatro movimientos continuos expresan el proceso completo de la vida. Tales movimientos estilizados -congelados en un momento determinado- no pueden distinguirse al observar a las hormigas en actividad en la vida real, pero en la concepción del artista, poseen una fuerza enorme. Sus obras, aunque varían en tamaño y en la actividad que presentan, tienen algo en común: la vivacidad y el parecido con las hormigas reales se encuentran "ejerciendo constantemente el más grande esfuerzo por la superación." Wu confesó no estar familiarizado con las escuelas de arte: "Todo lo que he podido lograr no ha sido más que resultado de mis propios esfuerzos, puesto que no he recibido ningún entrenamiento regular en las artes. Cuando sentí que podría llegar a crear algo que pudiera ser poderoso e impresionante, traté de expresarlo." Generalmente las diferencias entre el arte y las artesanías son muy pequeñas y el historial de Wu Ching podría ser un prejuicio a la hora de juzgar la clasificación de sus obras. Por lo tanto, la crítica se ha formado diversas opiniones en cuanto al nivel artístico de las obras de Wu. Pero coinciden en que su habilidad ha llegado a alcanzar la perfección. Puesto que Wu Ching no usa ninguna base de apoyo para sus hormigas y puesto que el trabajo de esculpir las mismas es tan delicado, escogió el boj como la principal materia prima, debido a su firmeza y durabilidad. La dureza del boj hace que los cortes sean más difíciles y por eso, ha construido unas herramientas especiales para que se adecúen a dicho material. Wu ha experimentado también con otros materiales para sus esculturas, entre ellas mármol y cobre, como puede verse en las obras sin terminar que se encuentran en su estudio. Otro experimento es un nuevo proceso de ensamblaje de piezas en su última obra, en donde una hormiga del tamaño de un hombre empuja un cubo. Esta hormiga está hecha de partes esculpidas individualmente, puestas todas juntas. Incluso los vellos de las hormigas fueron esculpidos y luego montados sobre ellas, en lugar de haber sido cince­ lados en una sola pieza, como en sus primeras obras. La hormiga está pintada de negro, formando un fuerte contraste con el cubo -que podría ser un cubo de azúcar- de color blanco. De acuerdo con Wu, esta técnica le permite al escultor la libertad de poder realizar ideas creativas, pero tampoco es fácil. Considera que la futura tendencia de su creación podría ser obras aún más grandes o bien un tema de crítica social. Sin embargo, dice, podría ser que ocurriera algún cambio de estilo, puesto que todavía no tiene nada programado. Para absorberse en la escultura, Wu Ching tuvo que hacer esculturas en serie como una forma de ganarse la vida. "Desde que empecé a esculpir hormigas -excepto por una obra encargada por el Gobierno Provincial de Taiwan durante la primavera- no he percibido ninguna retribución por mi trabajo." Confesó el problema de su pobreza, desde un punto de vista realista, agregando que su familia en Chiayi, suele apoyar su carrera artística sin pedirle nada a cambio. Agregó que su reconocimiento por la escultura debe dirigirse también hacia su familia, puesto que ellos han dedicado los mismos esfuerzos a sus realizaciones artísticas. Luego de un viaje solitario de más de siete años, las esculturas de Wu Ching le han ido ganando gradualmente la admiración y el aplauso del público. Del 20 al 29 de julio del presente año, sus obras fueron exhibidas en el Museo de Bellas Artes de Taipei, en donde fueron apreciadas por miles de visitantes. Posteriormente fue invitado por el Museo Kariya de Nagoya, Japón, para exhibir allí sus obras en noviembre de este año. Esto tiene que ver con una de las obras de Wu, quien refiriéndose a las hormigas dice: "El camino que una hormiga tiene que recorrer, antes de poder trasladar a su nido un sólo grano de arroz, es muy largo." □

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