06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Imágenes de la isla desde el aire

01/07/1984
Hace varios años vi una colección de fotos del Continente Chino tomadas desde el aire por el piloto alemán Wulf Dieter Graf zu Castell. Era un logro sin precedentes. Castell prestó sus servicios como piloto en China, desde 1933 hasta 1936 y se dio cuenta que el panorama de China desde el aire difería completamente de panoramas similares de Europa. Lo que pasaba era que estaba enamorado de la fotografía. Tomó su tiempo para registrar cuidadosamente lo que observaba desde las alturas. Para un piloto, solamente volar podría ser un trabajo monótono y tedioso. Sin embargo, siempre existe un beneficio complementario: puede ver el mundo desde una posición única. Un piloto que aprecia el valor de la fotografía y que tiene la oportunidad de tomar fotos desde las alturas, nunca se sentirá aburrido volando. Durante mi experiencia fotográfica de más de diez años, mis lentes han enfocado tanto eventos raros como seres humanos; nunca se me ocurrió que algún día, podría levantarme también de la superficie de la tierra con una cámara. Me pareció que solamente los topógrafos y los satélites hechos por el hombre podrían hacer funcionar sus obturadores para captar desde arriba el panorama de la tierra. Pero me intrigaba una idea: la de hacer uso de un planeador y tomar algunas fotografías en pequeña escala y convertirme en pájaro. Sin embargo, abandoné la idea puesto que físicamente era demasiado peligrosa y en cuanto a su campo de aplicación, éste era demasiado limitado. Un día me llegó la oportunidad esperada: un proyecto de un año para tomar fotos desde el cielo, así como lo había hecho Castell hace 48 años. Nos pidieron fotografiar las bellas planicies de Taiwan -con la única diferencia como parada con la experiencia de Castell- que casi todo el tiempo, volábamos a altitudes bajas, solamente la suficiente para sobrevolar los cables de alta tensión y las tempestuosas corrientes de aire. De vez en cuando, volábamos a la altura "extrema" de 12.000 pies. Durante el transcurso de mis vuelos, tuve muchas experiencias interesantes y atenuantes. Una vez, enfrentamos fuertes corrientes de aire y el avión, luchando desesperadamente, temblaba de la cabeza a la cola: recuerdo muy bien la tensa expresión del piloto, quien se mordía fuertemente los labios; por momentos, parecía que el avión iba a despedazarse. Conforme pasaba el tiempo, aprendí a disfrutar la emoción de volar. Mientras enfocaba mi cámara hacia la tierra, me olvidaba por completo de que estábamos inclinados a 45 grados, de la sensación anormal de desafiar la ley de gravedad y de la posibilidad de un desastre, por estar reclinado sobre la puerta de salida. Para poder tener rapidez y flexibilidad en cuanto a las tomas de las fotos, ni siquiera me ajustaba los cinturones de seguridad. A pesar de todo, no estoy completamente satisfecho con mis diapositivas. Dentro de uno o dos años, sin duda alguna, podré recuperar lo que perdí. Al mostrar las fotos ahora, quiero que sirvan de recuerdo simbólico del piloto alemán, Wulf Dieter Graf zu Castell. □

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