06/05/2024

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El regreso de Shao Lai-cheng

01/11/1983
Sus imagenes Budistas son inspiradas por sus sentimientos

Cuando entran a la espaciosa sala del Museo Provincial de Taiwan, los visitantes son atraídos por las macetas de ganodermas brillantes (unos hongos duros de color café oscuro que supuestamente poseen poderes sobrenaturales). En el segundo piso del museo, dentro de sus estantes de exhibición de vidrio, las imágenes budistas, sentadas o paradas, mirando con sus ojos inquisitivos, transmiten un mensaje misericordioso y generoso.

Con sus miradas fijas, silenciosas y comprensibles, las imágenes, repentinamente, parecen despertar cierta clase de sentimientos, una sensación estética en las mentes de los observadores, librándolos temporalmente de todas sus disputas mundiales, conduciéndolos por medio de la imaginación hacia la profundidad del universo: un magnífico "palacio de las artes."

Según el Profesor Juan Chang-jui de la sección arqueológica del museo, las imágenes de Buda actualmente en exhibición, son obras del gran artista Shao Lai-cheng, exhibidos inicialmente hace medio año, junto con estatuas hechas por otros artistas. Por ser las imágenes de Buda de Shao vaciadas (chi tiao to tai en chino) y distintas del estilo de las imágenes ordinarias de madera, piedra o barro, tan pronto como terminó la exhibición, el Profesor Juan le pidió a Shao que las dejara en el museo para una exhibición permanente.

Shao, de 70 años, es considerado uno de los pocos maestros de habilidad artística única que ha sobrevivido en Taiwan. Hace más de cien años, el padre de Shao llegó a Taiwan desde el Condado de Tungan, en la Provincia de Fukien. Las destrezas que trajo consigo han sido heredadas a su familia de generación en generación.

Antes de la ocupación japonesa en Taiwan, la mayoría de los habitantes de la isla siguió los principios del Budismo y el taller de icono budista de la familia Shao llegó a ser famoso, atrayendo compradores de lugares lejanos al pequeño pueblo de Tamsui en las afueras de Taipei. Crecido en dicho ambiente, Shao Lai-cheng y sus hermanos aprendieron las técnicas de tallado, de su padre. Sin embargo, más tarde, durante la ocupación japonesa, muchos perdieron su orientación budista y el negocio de la familia Shao sufrió una baja desastrosa.

Recordando la primera mitad de su vida, el delgado semblante de Shao revela, como ensombrecido, las tristezas y alegrías del pasado. Por haber declinado la demanda de las estatuas budistas, toda la familia dependió del trabajo del tallado de sellos para su sobrevivencia. Más tarde, cuando Shao tomó a su cargo el negocio de su padre para poder criar a sus siete hijos, también tuvo un estudio fotográfico. Cuando algunos de sus hijos estuvieron en edad de ir al colegio, Shao se trasladó con su familia a Taipei donde tuvo que buscar otro medio para mantener a su familia.

Desde niño, a Shao le gustó pintar. Cuando la familia vivió en Tamsui, además de tallar imágenes budistas con sus hermanos, también fabricó pinturas comerciales -retratos de la Diosa de la Merced, paisajes y figuras humanas en linternas. Durante la ocupación japonesa, los pintores de Taipei siempre iban a Tamsui para "pintar de la naturaleza", y Shao siempre se les unía. De Yang San-lang aprendió la técnica de la pintura al óleo. Luego de trasladarse a Taipei, Shao trabajó en los diseños y carteleras para las compañías cinematográficas. Durante su tiempo libre, Shao continuó tallando imágenes budistas.

La familia prosperó; cuatro de los hijos se fueron a Estados Unidos para realizar estudios avanzados, luego se casaron y allí mismo empezaron sus propias carreras. Shao, incapaz de rehusar las súplicas de sus hijos, finalmente se reunió con ellos en California en 1972. Después de haber trabajado mucho durante tantos años, se suponía que Shao iba a disfrutar de la vida allí, libre de preocupaciones.

Sin embargo, en los Estados Unidos, el viejo hombre repentinamente se dió cuenta de que le hacía falta una cosa muy importante en su vida. Quizás fue solamente un símbolo, pero fue lo que hizo que tomara la decisión de regresar a la isla.

Shao descubrió en los museos de Estados Unidos que la mayoría de las estatuas exhibidas de la antigua China estaban dañadas. El pueblo americano, sin embargo, las considera como tesoros y sus museos las exhiben a los visitantes de todo el mundo.

Un día, mientras divagaba en un gran museo, Shao encontró un grupo de estatuas budistas chinas de hace miles de años. Estaban como él, "exiliadas" ahora, en una tierra extraña. No pudo controlarse más. Sus memorias de la infancia, su placer en las destrezas familiares, heredadas de generación a generación; la fragancia de la cultura china, las glorias del arte budista chino... y la auto-estimación, la auto-confianza, las delicias y vergüenzas de ser un chino -la añoranza por el hogar- brotó de su mente. A pesar de las presiones ejercidas por sus hijos para que se quedara, tomó el avión de regreso a Taipei. Luego, cuando el avión aún daba vueltas por encima de la isla, decidió dedicar el resto de sus años a la glorificación de las artes budistas chinas.

Tres años han pasado desde el regreso del viejo maestro. Ahora, vive con uno de sus hijos en la Calle Fuchin en Taipei; la angosta terraza del apartamento es su estudio. Hace frecuentes viajes a los incontables templos de la isla en búsqueda de su pasión interior.

La libertad religiosa de la isla y la prosperidad general han resultado en una extravagancia de templos bellamente decorados, grandes y pequeños. A pesar de esta amplia proliferación, Shao siente que se ha generado un deterioro en los niveles artísticos de la construcción del templo y especialmente en el arte de las imágenes religiosas esculpidas. Las estatus budistas en los almacenes ordinarios, según él, son vulgares, faltándoles belleza artística.

El tallado budista de las épocas de China forma un capítulo muy importante y glorioso en la historia artística del mundo. Desde la introducción del Budismo a China de la India, durante los decadentes años de la Dinastía Han del Este (25-220), la religión, mezclada con la cultura china, ha penetrado en la vida de todos los componentes del pueblo chino. Durante los pasados 2.000 años, los cambios en el tiempo, en las costumbres sociales y en las condiciones de vida del pueblo de los distintos lugares, fueron revelados, por turno, en las artes talladas de las estatuas budistas -ahora, más sutil y algunas veces en estilos notablemente diferentes. La solemne grandeza de las gigantes estatuas de piedra de Suda en Yunkan (de la Dinastía Wei del Norte, 386-543), la agraciada y elegante estatua de piedra de la Dinastía Sui (581-618) y Tang (618-906), los trabajos espléndidos y llenos de color de fines de la Dinastía Tang y el amable porte de las imágenes de la Dinastía Sung (960-1279), todas expresan la filosofía de la vida de la gente de esa época.

Shao comprende intuitivamente la diferencia manifestada entre las estatuas budistas talladas y otros objetos. Para ser un buen escultor en la tradición budista, Shao cree que uno necesita ser un estudiante diligente del budismo -para comprender a fondo los orígenes y cambios de la religión. También debe entender los más profundos mensajes de las sagradas escrituras del budismo: tener fé y ser piadosos. Shao, dice que la belleza de las estatuas budistas difieren de las ordinarias; el "corazón" debe comprender así como las manos tallan la belleza en cada imagen religiosa. Hoy, en una sociedad con énfasis en la producción automatizada, "los finos productos del trabajo lento" son mucho más raros. Por no "tener tiempo" para estudiar el budismo, los aprendices de hoy día, ¿cómo pueden, entonces, crear imágenes budistas?

Así como existen muchas clases de hombres, también existen numerosas variedades de imágenes budistas. Las estatuas budistas, indica Shao, son objetos magnéticos para los ideales y creencias de los hombres. Por lo tanto, cada imagen budista por separado, podría tener un espíritu y significado especial. Los que se dedican a las artes budistas no deben rechazar tan delicadas, complicadas y distintivas variaciones.

Sus tallados están de acuerdo con el significado esencial de las sagradas escrituras budistas y desde luego, también refleja su propia inspiración de dichas escrituras. Una estatua de pie del Dhanna, aún en exhibición en el Museo Provincial de Taiwan, expresa un espíritu diferente, comparada con los tallados de otros artistas.

Dharma, el fundador de la secta Zen del Budismo, llegó a China para propagar la creencia, venciendo casi lo imposible. Por lo tanto, la mayoría de las estatuas de Dharma son fuertes, con barba y los ojos tienen un destello penetrante, mostrando su solemnidad y fuerte voluntad. El "Dharma hacia la Pared" ha sido el tema favorito de muchos artistas.

De las destrezas del tallado aprendidas de su padre, Shao ha agregado instrucción de la escritura acerca de las artes de las distintas dinastías (que él colecciona). A través de las épocas en China, muchos materiales y técnicas han servido a los fabricantes de imágenes budistas -talladores de madera, talladores de piedra, escultores de barco, forjadores de hierro y bronce, trabajadores de plata, oro y jade y otros más. Dentro de ellos, los artistas de la laca en vacío -totai- son únicos.

El llamado método totai realmente surgió de la técnica del chiachu (en el cual se usa un revestimiento de lino). Las imágenes del totai son livianas en peso y decoradas con brillantes colores y son particularmente admiradas tanto por los conocedores chinos como extranjeros. Chiachu es una manera especial de formar objetos budistas. Los japoneses lo llaman kanchi (laca seca) y los chinos, totai. Es realizado tomando el barro como molde, luego se les agrega aplicaciones de lino y laca. El molde (corazón) puede ser hecho de madera o cáñamo con barro. Después de completarse el molde, se le aplica laca de color en la superficie. La fuerza tensora de la tela y la tenacidad de la laca resultan en una cobertura (lino con laca); después de secarse, se pone tan dura como la concha. Luego, se le quita el molde de barro y la laca se aplica tanto por dentro como por fuera de la pieza vacía. Esta técnica se originó hace miles de años.

De acuerdo con los datos históricos, la artesanía de los objetos chiachu empezó durante la Dinastía Han (206 A.C. - 220 D.C.) Yen Tieh Lun (escrito por Huan Kuan de la Dinastía Han) afirma: "Hoy, la gente rica usa jarras de plata, trípodes de oro y recipientes para vino de oro o jade. La gente de la clase media usa artículos de jade chiachu y copas de oro." Un número de piezas chiachu fabricadas durante la Dinastía Han fueron descubiertas en Corea. En 1916, los arqueólogos japoneses descubrieron tumbas de dicha dinastía en Corea. En 1924, excavaron una tumba que contenía muchos objetos de laca. Catorce años más tarde, Shang Cheng-tso, un arqueólogo chino, fue atraído a excavar artículos de laca en Changsha, Provincia de Hunan, originados en el Estado de Chu (un estado feudal chino que existió en 740-333 a.C.) Publicó el volumen "Acerca de las Reliquias Antiguas de Changsha"; sus comentarios de los objetos de laca constituyen la parte más atractiva de sus descripciones. Durante los 30 años siguientes, continuaron importantes descubrimientos en el mismo sitio.

A pesar de su avanzada edad, Shao aún trabaja duro haciendo imágenes budistas. Cada paso le lleva mucho tiempo; es escrupuloso en cada detalle. Su amor por el arte de tallar las estatuas budistas se refleja a través de la expresión de sus ojos cuando se refiere a todos los detalles de su arte. Actualmente, Shao está trabajando en la campaña por establecer un instituto de investigación en el arte del Budismo.

Luego de contemplar la imagen de la Diosa de la Merced, el observador empieza a ver una rara belleza en su cara piadosa y la expresión de sus ojos. La estatua proyecta la devoción del escultor. ¡Quién podría imaginar que tal estatua, hecha del método tatai, es completamente "vacía"! □

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