29/04/2024

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El simbólico mundo de la ópera china

01/05/1983
Wang Lan

Wang Lan, presidente de la Sociedad de la Acuarela China y director ejecutivo de la Asociación de Escritores y Artistas Chinos, es uno de los personajes más conocidos en nuestro mundo artístico y en los países extranjeros, ya que también es miembro de la Sociedad Antigua de Acuarela de Inglaterra y miembro honorario de la Sociedad de Acuarela y Serigrafía de Hawaii. Estuvo varias veces fuera del país para dar a conocer la cultura china en tierras lejanas. Su fue como representante de la Misión Cultural China a Latinoamérica en 1978 y al año siguiente estuvo en los Estados Unidos como profesor visitante del Departamento de Arte en la Universidad de Ohio. Durante su carrera artística, Wang ha obtenido numerosos premios y honores entre los cuales se destaca el honor de "Scholar" con residencia, con el título honorífico de "Profesor de Profesores" de la universidad de Hawaii (1971-1972.) Es el único intelectual chino honrado por la universidad; y también ganó la Medalla Congresional premiada por el Comité de Arte y Cultura de la Convención Constitucional de 1971 de Filipinas.

Las acuarelas del pintor Wang Lan resplandecen con un encanto etéreo. La pluma del novelista Wang Lan da rienda suelta a una exhuberancia de afección poética. Donde se entrelazan sus sueños poéticos y gráficos, nace un color fantástico y maravilloso que es especialmente notable en sus pinturas sobre escenas de la ópera china.

Impulsado por las maravillas del color formadas como en un caminar de sonámbulo, sus pinturas saltan de sus impresiones introspectivas del escenario de la ópera a una fantasía agradable. Dondequiera que viaje su pincel, el papel baila con brillantez difusa, lirismo boyante, y sobre todo, crea nuevamente la inolvidable gloria de la infancia retenida. Ciertamente, Wang transmite, sin reserva, el ambiente gracioso, real y brillante que la ópera china trata de proyectar.

Wang es el primero en pintar la ópera china combinando los colores de la acuarela occidental y el pincel chino. Siente el impulso de pintar, con la profundidad policromada, el impacto congelado del drama cuando se suelta en los movimientos estilizados de los actores de la ópera china.

Wang Lan nació en 1922 en Tientsin, una ciudad de China continental. Su padre, Wang Chu-ming, era un prestigioso magnate de la industria textil. La condición financiera de la familia era excelente, y todos gozaban de una vida cómoda y segura. Por eso Wang tuvo una infancia alegre y despreocupada.

Wang, de muchacho, quería ser empresario al igual que su padre, o piloto, o actor de ópera.... pero el ser escritor y pintor nunca entró en sus sueños.

Como era el más pequeño y el favorito de la familia, le regalaron un vestuario completo de la opera de Pekín, con tocados, penachos, banderolas, guardapolvos, espadas, botas y trajes bellamente bordados. Casi todos los días aparecía en la entrada de la calle de su vecindad luciendo como en un ensayo su vestuario. Los aplausos de los vecinos aumentaron su sueño infantil de llegar a ser un actor sobresaliente de la ópera.

Los muchachos de Pekín sabían apreciar la belleza y el encanto de la ópera. Para ellos, al igual que para Wang Lan, representaba todas las aspiraciones fantásticas de la niñez. Sus acuarelas proyectan no sólo actores en acciones y gestos, sino también los sentimientos internos del pueblo que recuerda las alegrías infantiles. Por supuesto, se puede decir que la ópera de Pekín representa más intensamente a China - sus costumbres y música, lenguaje e historias, pensamiento y tradiciones. Por consiguiente, el pintar la ópera equivale a reflejar a China y su cultura. Es también pintar lo que sólo China posee.

Cuando Wang se graduó de la escuela primaria, pidió a sus padres que le enviaran a la escuela de ópera de Pekín, pero fue rechazado rotundamente. Se arrodilló entonces haciendo reverencias para suplicarles, pensando que tal gesto les llamaría la atención. Sin embargo, la vida teatral era despreciada en aquellos tiempos. Sus padres se quedaron asustados ante su petición y le castigaron físicamente, lo cual rompió su sueño caprichoso y sus emociones. No obstante, su padre le aconsejó: "¿Por qué quieres escoger ser actor como profesión para toda la vida? Siempre puedes ser un gran admirador de la ópera y puedes ser un actor aficionado."

Gradualmente, Wang sustituyó su amor hacia la ópera por su pasión por pintar. Cuando iba a la ópera china, llevaba consigo sus pinceles y hacía bosquejos de las figuras de la escena. Se fijaba particularmente en captar el encanto de cada movimiento - al dar vueltas, al vibrar, al voltear o al montar a horcajadas, Todos en sus momentos más auspiciosos. Después de concentrarse por una temporada en las pinturas de la ópera, comenzó a pintar paisajes. Cuando llenaba sus libros de dibujo, pintaba en las paredes, puertas o suelos.

Durante los ochos años de la Guerra de Resistencia contra el Japón, la residencia lujosa de la familia Wang fue reducida a una casa modesta, y todos los tesoros de Wang, sus acuarelas y óleos se convirtieron en cenizas.

Tientsin se perdió. Como despertando de un sueño, el mundo había cambiado por completo. El joven artista no reprimió sus sentimientos de dolor y resentimiento, e ingresó en la banda de guerrilleros chinos en el monte de Taihang. El tiempo había actuado como un gigante, la guerra le sacó de su dulce hogar y la tempestad exterior convirtió a una planta débil en un árbol fuerte y robusto.

Aunque joven, Wang arriesgaba su vida en un mar de peligros. Los años de guerra entraron en su experiencia, maduraron su personalidad y proporcionaron inspiración furiosa a sus pinturas y escritos. "Me enteré de que una pintura podría ser completada sin pincel - miles y miles de chinos estaban pintando el retrato de su país con el sudor, los esfuerzos mentales, la sangre y sus vidas - era un cuadro grandioso, una perspectiva de una China independiente y moderna," añadió Wang.

Cuando tenía 18 años, Wang empezó a escribir lo que había experimentado, y comenzó a producir tanto novelas como cuentos cortos. Una Estrella Eterna, su primera novela, publicada dos años después, ganó el primer premio en el Concurso Nacional de Obras Creativas. Estimulado por su éxito, Wang escribió prolíficamente, publicando a continuación un largo poema narrativo y varias novelas adicionales. El pintar fue puesto a un lado temporalmente.

Cuando los comunistas usurparon la China Continental en 1949, Wang vino a Taiwan, donde continuó su carrera de escritor. Su novela "Azul y Negro", la cual le hizo uno de los escritores más conocidos en Taiwan, fue terminada en 1958 al lado de la máquina de coser de su mujer. Las adaptaciones para película y teatro han cobrado aplausos tanto nacional como internacionalmente. Seguidamente Wang publicó más de diez novelas.

En 1959, estallaron de repente sus pasiones dormidas por la pintura, por fin, había encontrado la paz que necesitaba para empezar de nuevo su afición primitiva. Cogió su pincel y pintaba todas las noches hasta muy tarde.

Durante los últimos 20 años, los caracteres de la ópera china han sido el tema central de sus pinturas. Una reflexión de sus memorias más apreciadas. El pintor los dibuja con una habilidad impresionista, de tal forma que el efecto de la expresión facial y el gesto es uno solo con el movimiento estilizado (pero congelado), el gesto simbólico, la actitud del baile y los vistosos trajes en medio de una verdadera cacofonía, si es que no se puede oir.

Aunque muchos de sus lectores expresan su desesperación por haber dejado de escribir, responde que él escribe sólo por pasatiempo y que la verdadera carrera que está persiguiendo con la dedicación de toda su vida es, en realidad, el pintar.

Cuando era pequeño, pintaba mientras estaba en frente del escenario con­ templando atentamente cada movimiento del actor. Ahora sus impresiones de la ópera son extraídas de su memoria, un depósito de todos los papeles en todas las presentaciones que había visto. Cuando apreciamos las acuarelas de Wang Lan, comprendemos que expresan sólo un instante de los años de afecto por el escenario de la ópera. A través de nuestro propio foco mental en aquel momento, es fácil comprender intuitivamente el espíritu de su trabajo.

El manejo de Wang del color "blanco" puede ser considerado como sin par. Cuenta con la sugestión más que con el detalle de cada minuto para transmitir las formas tradicionales del teatro. Su "espacio blanco" no se limita sólo al cielo y agua, como en las tradicionales pinturas chinas. Aparece en todas partes.

Sobre este aspecto del espacio abstracto, Wang está inspirado por la técnica de la tradicional ópera china. En un escenario casi vacío, el espacio abstracto es con frecuencia de niveles múltiples. Los intérpretes de la ópera de su acuarela expresan este efecto. Aun­ que están en la superficie plana del mismo escenario, sus figuras aparecen frecuentemente como en diferentes niveles. Muy a menudo, Wang muestra sólo la parte superior del cuerpo de una persona, concentrándose en la imaginación.

Las obras artísticas de Wang están en álbumes tan distinguidos como la Colección de David Rockefeller y la colección permanente del Museo Nacional de Historia de la República de China.

A veces Wang presta especial atención a los caracteres que no tienen importancia en una obra. Pintando una escena de Tso Kong (El Maestro Yang y la Princesa), hace que la doncella sea el foco central de su pintura; la princesa se ve indistintamente detrás de la doncella. En su Susan y su padre adoptivo, no incluye la protagonista femenina y hace aparecer a su padre adoptivo y un oficial de más baja categoría.

En Peng Pei (La tragedia en el Monumento de Li Ling), unas simples líneas describen vivamente las complicadas expresiones faciales del General Yang Chi-yen y sus cuatro soldados durante sus últimas horas. Estaban asediados sin provisiones, ni para sí mismos ni para los caballos, en un solitario santuario a la orilla de un camino.

Ante su retrato de Chang Fei, general del período de Los Tres Reinos, parece que estuviéramos oyendo el grito ensordecedor de Chang: "¡Ah! ¡Ya!"

En su pintura de Ta Huang Kai, Wang da un espacio especial a Huang Kai, pinta a Chou Yu preocupado e intranquilo cuando lanza en secreto una mirada a Chuko Liang (181-234 D. C., el sabio primer ministro de aquella época). Chuko Liang, volviendo su cabeza a otro lado y moviendo su famoso abanico de plumas, no muestra ningún sentimiento ni emoción; sabe la trampa que le están jugando. En verdad, en las pinturas de Wang siempre se descubre un cuento.

Wang Lan recuerda casi todos los personajes de la ópera china, sus caras pintadas y sus gestos y sus movimientos. Capta un instante y lo concreta con su pincel y colores múltiples. El escenario permanece en la memoria que conserva desde su infancia; la cortina nunca caerá...

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