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Taiwán Hoy

ROMPIENDO LAS REGLAS

01/11/2010
Un jarrón pintado por el artista Gao Yi-huang.

Cerámica Tai-hwa ha encontrado el camino hacia un nuevo mercado a través de técnicas innovadoras y al aprovechamiento del talento de los artesanos de fuera del mercado.

Aunque es pequeño, el pueblo de Yingge en el extremo sur del distrito de Taipei está siempre lleno de visitantes por ser la capital de la industria de la cerámica de Taiwan. Los visitantes pueden echar un vistazo a la historia de la cerámica del pueblo en el Museo de Cerámica de Yingge, que abrió sus puertas al público en 2000. Asimismo, pueden pasear por “la antigua calle de la cerámica” repleta de tiendas de todo tipo de producto de cerámica, así como talleres de artistas, donde pueden encontrar cualquier souvenir que deseen. Sin embargo, para los entusiastas, ningún paseo a Yingge está completo si no explora Cerámica Tai-hwa, que está a pocos minutos en automóvil del museo.

Establecida en 1983, Tai-hwa es una compañía joven en vista de los 200 años de antigüedad de la industria de la cerámica de Yingge, y por la calidad de sus productos se ha ganado el apelativo del “museo del palacio” del pueblo. Su fundador y presidente Lu Chao-hsin recuerda cuando dejó la industria de la construcción para establecer Tai-hwa, era una de las muchas fábricas de Yingge que producía porcelana antigua y productos glaseados para el mercado de exportación. El negocio iba bien, dando pie al dicho local de “mezclando tierra y agua ya se tiene una novena parte de la ganancia”, pero Lu presentía que se avecinaba una crisis. “Teníamos la ventaja de los bajos costos de producción, pero no iba a durar para siempre”, dice. “Cuando los compradores empezaron a dirigirse a los mercados más baratos, tuvimos que encontrar maneras de crear productos de valor agregado para mantener la competitividad”.

Lu pensó que el valor agregado podía crearse a través del desarrollo de productos con sus propias características especiales. En esa época, ese tipo de producto no se producía en Yingge; sin embargo, los ceramistas locales habían imitado las antigüedades por décadas. Con la esperanza de encontrar inspiración, Lu visitó varios centros de cerámica en China continental, tales como Yixing en la provincia de Jiangsu, sólo para regresar desilusionado. “Así como las fábricas en Taiwan, aquellos hornos famosos de China continental también se habían convertido en líneas de producción”, dice Lu. “Lo único que les importaba a estas fábricas en ambos lados del Estrecho de Taiwan era llenar los pedidos de algunos hipermercados europeos o mayoristas estadounidenses”. A mediados de los ochenta, Lu decidió forjarse su propio camino, rechazando una parte de los pedidos de Tai-hwa, para así poder encargar a algunos artesanos de la compañía a investigar nuevas técnicas y desarrollar nuevos productos.

El control del color

En vista de que las cerámicas coloridas son sus favoritas, Lu decidió que la innovación de su compañía se basaría en las áreas de esmaltes de color y técnicas de cocción. Liao Yi-sheng, director de relaciones públicas de Tai-hwa, indica que además del trabajo en las fórmulas de nuevos colores, la clave del éxito en el desarrollo del esmalte de la empresa continua siendo el desarrollo de esmaltes que pueden aplicarse como acuarelas. El explica que el color de un esmalte tradicional cambia después de la cocción, pero los esmaltes del “tipo acuarela” de Tai-hwa se mantienen del mismo tono antes y después de la cocción. “Eso significa que la gente que no tiene conocimiento sobre esmaltes, puede controlar los colores”, dice. “Eso abre muchas posibilidades para el desarrollo de nuevos productos”.

 

Obras como ésta del pintor Kuo Borjou son el resultado de la colaboración entre  Tai-hwa y artistas de otras especialidades fuera de la industria de la cerámica.

Esas posibilidades incluyen la colaboración con los artesanos de fuera de la industria de la cerámica, así como la ampliación de una gama de productos, ya que los esmaltes acuarela de Tai-hwa también tienen un uso más amplio que los esmaltes coloridos convencionales. Liao explica que tradicionalmente, la porcelana con color usa la técnica del glaseado a baja temperatura. Sin embargo, los colores en la superficie se desvanecen con el tiempo, y los productos que utilizan esta técnica no pueden usarse para vajillas o juegos de té ya que el óxido de metal en la pintura puede disolverse al contacto con el calor. La porcelana con color de Tai-hwa usa la técnica de vidriado, en la que el color se aplica a la superficie antes de cocer el artículo. Estos colores son muy duraderos y no se disuelven al entrar en contacto con el calor. En vista de que la cocción de la porcelana esmaltada es a una temperatura muy alta, generalmente a 1.300 grados Celsius, la gama de colores disponibles ha sido tradicionalmente más limitada. Pero con el paso de los años, Tai-hwa ha desarrollado cientos de esmaltes que pueden producirse comercialmente.

Lu observa que, para el negocio, la capacidad de desarrollar los esmaltes que producen colores estables es esencial para la producción comercial. “No es como el taller de un artista, donde el éxito ocasional de un color único puede ocasionar que un producto se venda por una fortuna como una obra de arte”, dice. “Necesitamos que sean lo más estable posible para la producción comercial”. Es relativamente fácil lograr la estabilidad con algunos colores, mientras que otros necesitan de varios experimentos. Lu está especialmente orgulloso de la unicidad del “rojo alegría” que le llevó a la compañía más de 10.000 fracasos durante 13 años hasta lograrlo, lo que aumentó finalmente el índice de éxito de menos del 10 por ciento al 80 por ciento. Según Lu, Tai-hwa es la única compañía que puede producir este color comercialmente. El año pasado, la Corporación de Tabaco y Licores de Taiwan, seleccionó la botella de cerámica de color “rojo alegría” de Tai-hwa, como el contenedor de la edición especial de su  kaoliang, licor de sorgo. Limitada a 1.000 botellas y a un precio de NT$36.000 (US$1.125) cada una, se vendieron en una semana, y muchos consumidores pensaron que el precio era una ganga sólo por el envase. Así como predijo Lu, el mercado de exportación para la industria de la cerámica de Taiwan comenzó a menguar a finales de los ochenta, pero Tai-hwa estaba preparada para cultivar nuevos mercados. Dado que el consumidor taiwanés medio no se dedica realmente a coleccionar o usar la cerámica de alta categoría, Lu se dedicó inicialmente a ofrecer su mercancía a los hoteles de cinco estrellas de Taiwan. Con sus técnicas innovadoras que le han permitido crear muchos nuevos diseños, rápidamente cerró varios contratos. Por ejemplo, el Grand Hyatt Taipei, reemplazó toda su vajilla con diseños de Tai-hwa. Algunos otros hoteles de la cadena de Grand Hyatt, así como la cadena de hoteles Hilton y el Hotel Embajador en Taipei, también encargaron el diseño de sus vajillas a Tai-hwa. En la actualidad, la empresa hace las vajillas para más de 30 hoteles de cinco estrellas en todo el mundo.
         

Cerámica de Estado

Además, Lu también se dedicó a fomentar el mercado gubernamental. Desde 1988, los productos de Tai-hwa han sido seleccionados para el uso de la Presidencia, para los banquetes de estado y como obsequios diplomáticos. El uso de productos de Tai-hwa por el Gobierno es de tal magnitud, que la compañía ha logrado la reputación del “horno oficial” de Taiwan —término que en el pasado se usaba para los hornos que fabricaban la porcelana que empleaba la realeza solamente.

 

Una pieza del pintor de tinta china, Chi Wei-yi, se muestra en la sala de exhibiciones de Tai-hwa. (Cortesía de Cerámicas Tai-hwa)

Con la exposición frecuente de sus productos en los medios de comunicación, y a través de su conexión con los banquetes y otras funciones de Gobierno, Tai-hwa se convirtió también en uno de los destinos obligados para los visitantes extranjeros. Lu cuenta que cuando los turistas llegaban a Yingge, no había ninguna interacción entre ellos y los artesanos de la industria de la cerámica local. Los visitantes generalmente compraban lo que les gustaba y luego se marchaban, ya que muchos hornos no permitían que sus clientes miraran a su alrededor. Lu explica que la restricción del acceso a un taller de cerámica era la regla no escrita, de larga data, de la industria de la cerámica en Taiwan, que tenía por objeto impedir que los competidores tuvieran la oportunidad de robar ideas o técnicas.

Pero Lu utilizó otra estrategia al abrir sus talleres completamente a los visitantes. “Los consumidores están más dispuestos a comprar si conocen la compañía y el proceso de producción”, dice Lu. “Mantener las puertas cerradas no es un buen método de hacer negocio”.

Lu recuerda que a principio de los noventa, el 80 por ciento de los visitantes que venía a su fábrica, eran de extranjeros y el 80 por ciento se iba sin comprar. Pero con el fin de darle la oportunidad a la gente local de aprender más sobre cerámica, así como de cultivar un mercado local, construyó un aula de clases para cerámica donde los turistas, junto con maestros y alumnos en viajes de estudio, pueden tratar de hacer su propia artesanía. Tai-hwa coce el artículo que hace el visitante y envía por correo la pieza a sus creadores. Estas actividades y cursos de bricolaje no son poco comunes hoy día, pero eran bastante nuevos cuando Tai-hwa comenzó el programa hace casi dos décadas.

Igualmente, en Tai-hwa, todos los visitantes pueden inspeccionar cada detalle en el proceso de fabricación. Tienen libertad de tomar fotografías y hacer preguntas –incluso aquellas sobre técnicas de producción y especificaciones también se responden, completamente en contra de la regla no escrita de prevenir el robo de ideas y técnicas. “No tenemos ningún secreto aquí”, dice Liao, quien sirve como guía en algunas giras de estudio por sus fábricas.

Una razón importante por la que Tai-hwa no teme compartir sus detalles de fabricación es que siempre está desarrollando nuevas técnicas, nuevos colores y nuevos productos. Sin embargo, depender de su propia fuerza de trabajo en todos sus proyectos de desarrollo tiene también sus inconvenientes. “En realidad, ésta no es una industria que atrae a muchas mentes creativas así como la industria de la alta tecnología”, comenta Lu. “Lo que podemos hacer es ser creativos mediante la formación de alianzas con gente talentosa de otras industrias”. Las “alianzas” se forman de dos maneras. Una es trabajando con diseñadores de otros campos. Con el paso de los años, Tai-hwa ha colaborado con arquitectos, calígrafos, diseñadores gráficos y tallistas de sellos con mucho éxito. Por ejemplo, la colección Tierra Cuadrada, Cielo Redondo —un juego de vajilla con forma redondeada en el exterior, y decorado con un cuadrado en el interior— fue desarrollado por Tai-hwa y el diseñador gráfico Chen Jun-liang. Este juego no sólo fue seleccionado para banquetes de Estado, sino que también fue galardonado con el premio más importante en la competencia de Diseño de Asia 2005, celebrada en Hong Kong, así como con otros ocho premios internacionales. Según Lu, decenas de miles de juegos de esta colección han sido vendidos, y las ventas continúan fuertes.

En producción

Para los diseñadores sin experiencia previa en cerámica, puede ser difícil trabajar con las limitaciones que presenta este medio completamente. Por lo tanto, uno de los problemas de trabajar con gente de fuera de la industria, es que los diseños resultantes son a veces difíciles de reproducir en masa, debido a consideraciones técnicas o de costo. Pero Lu piensa que esos retos le ayudan a su compañía a progresar. “Las discusiones  —e incluso debates sobre los nuevos productos—ayudan a nuestros artesanos a entender mejor la idea detrás de estos, y promueven su sentido de diseño”, explica. “Eso los lleva a resolver problemas y encontrar soluciones que pueden satisfacer al diseñador y al mismo tiempo se pueden producir en masa”.

 

Los visitantes tienen libertad de pasear por cualquier parte de la fábrica, incluyendo el departamento de esmaltado, mostrado en esta foto.

El otro tipo de “alianza” se forma a través de un taller de artistas en el tercer piso de la fábrica de Tai-hwa. Aquí, los artistas son invitados a jugar con patrones y experimentar con nuevas ideas, mientras que Tai-hwa suministra piezas sin esmalte y los artesanos de la compañía cuecen las obras resultantes. Desde su inauguración en 1993, el taller ha transformado las obras de cientos de artistas famosos en porcelana, incluyendo aquellas de Cheng Shan-hsi, Kuo Borjou, Hsiao Chin-hsing,y Hong Chung-yi, para mencionar algunos.

Chi Wei-yi, un conocido pintor de tinta china tradicional, que ha sido habitual en el taller durante 10 años, piensa que los esmaltes de acuarela y la técnica de cocción de Tai-hwa son los principales factores de la relación duradera. “El cambio de trabajar sobre papel a algo dimensional requiere de un poco de tiempo para acostumbrarse al principio. Pero aparte de eso, todo está bien aquí”, dice Chi. “Yo pinto, Tai-hwa hace todo lo demás, y todo sale como debería ser”.

Otra posible razón de la buena  relación es que no hay contratos entre Tai-hwa y los artistas, que van y vienen libremente, se llevan sus trabajos después de pagar la materia prima, o dejan sus obras para que Tai-hwa las venda. “No hay presión aquí porque yo pinto lo que quiero y no hay fechas de entrega”, dice Chi. “Dejo las cosas cuando las haya terminado, y recolecto el dinero al final de cada mes”.

En 1999, Lu construyó el Centro de Arte Tai-hwa al lado de su fábrica para exhibir y vender las obras producidas por los esfuerzos cooperativos entre Tai-hwa y los artistas. Estas obras se venden rápido, porque cada una de ella es una pieza única de un artista consagrado. “No es necesario un argumento de venta para vender obras de arte, porque se venden solas”, dice Lu. “Además, para nosotros, tener tantas obras de tantos artistas consagrados en un mismo lugar de exhibición, es más efectivo que cualquier publicidad para atraer gente hasta aquí”.

El centro de arte también funciona como un lugar para que los turistas que han paseado por la fábrica, tomen un descanso con una taza de café en una de las tazas únicas creadas por uno de los artistas que acaban de conocer. Lu también disfruta conversando un rato con los visitantes sobre cerámica o las artes.  Ahora, Lu encuentra felizmente que el 80 por ciento de sus visitantes son locales, y el 80 por ciento de ellos no sale con las manos vacías de Tai-hwa.

 

Arriba a la izquierda: La colección Tierra Cuadrada, Cielo Redondo de 2005 ganó muchos premios internacionales de diseño y todavía es una de las mejor vendidas en Taiwan.


 

Las técnicas innovadoras y el modelo comercial de Tai-hwa le han ayudado a desarrollar una amplia variedad de productos para diferentes mercados.


 

Tai-hwa invirtió 13 años en el desarrollo de este esmalte “rojo alegría” y es la única compañía que puede producirlo comercialmente.

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